Caja para libro objeto de cianotipias

Estoy en proceso de hacer varias cajas para libros de cianotipias, todas ellas con las mismas medidas: 14x17cm, así que las cajas-libros tienen una medida manejable y cómoda de la que esta es una primera versión, para ver si funcionaba.

Hecha con tableros de madera de haya de 7 centímetros, la caja tiene unas dimensiones exteriores de 20x17x10 (teniendo en cuenta en los 10cm de altura, la tapa y la base de 1,5cm cada una). Dimensiones interiores de 18x15x7cm que dejan un mísero centímetro a cada lado de la cianotipia introducida, pero que será ayudado para su extracción con una cinta de tela negra (o azul, o roja) de un centímetro de grosor y un mínimo de 30cm de longitud que recorrerá las cianotipias interiores a modo de cinturón y hebilla para extracción de las mismas.

Este prototipo ha sido realizado cortando las maderas a medida a partir de listones adquiridos en la Calle Madera, 31, pero las siguientes cajas han sido cortadas también en el comercio de madera, para mejorar el acabado de los cortes.

Luna a destiempo

Ahí estaba la luna
sobre el capitol de la capital
sobre los precipitados adornos navideños
a mitad de mañana
a destiempo
enjambre de verdades sobre publicidad
blanqueando un pedacito de cielo
como si no fuese con ella
dejando en ridículo
la terrible necesidad de crecer del hormigón
la terrible necesidad de crecer del comercio
la terrible necesidad de crecer del silencio.

Ahí estaba la luna
y yo
perdido en su mirada.

¡Qué antigualla!

Pues sí que parece ser antigua la casa de la difunta princesa para que los neandertales dejasen en la misma (no en el terreno que esta ocupa) unas cuantas conchas talladas. ¿No será fruto de un viaje en el tiempo instigado por civilizaciones extraterrestres que quieren despistar nuestro conocimiento de la prehistoria? ¿quizá sea verdad que la humanidad comenzó sólo hace 6000 años? y la tierra plana, ¿es redonda, cuadrada, heptagonal…?

Es tan divertido encontrar estas redacciones aceleradas que ya ni siquiera me sorprende, tan solo es una más de las muestras del deterioro laboral. Pero eso es otra historia. Pre-historia.

banderitas

Debajo de mi casa vive un señor que dice en su balcón ser republicano y además hace gala de su (presunto) respeto por el colectivo LGTBQI+…

En la otra vivienda del tercer piso vive su amiga, la única que le soporta en todo el portal, que es quien decidió poner una banderita de apoyo, no a España, aunque ella así lo crea (pero yo la conozco) sino al partido que acaba de ganar las elecciones del 4M en esta comunidad o, incluso, a los homófobos, racistas, machistas de sus socios de gobierno.

Me alegra ver que puede que se acaben enemistando por tal profusión de banderitas, pues a río revuelto ganancia de pescadores. O lo que es lo mismo, divide y vencerás.

Es posible que así pueda encontrar algo más de comprensión en la de la banderita bicolor cuando el irrespetuoso de las bibanderas multicolores decida que él lo vale y los demás tenemos que aguantar sus decibelios infernales, sus ruidos, sus insultos, su falta de respeto por cualquiera que no sea él.

Con republicanos así, me haría monárquico, pero con españolistas como su amiga, me haría republicano… y quizá al final no tiene nada que ver con la política tal como se suele entender.

Más allá de la visión, habitamos Carmen y yo en un ático en perfecta sintonía con las estrellas, la luna, el sol y todo el resto del vecindario.

1960

Ayer caminaba por Daimiel y tenía la tentación de hacer una fotografía (con un móvil, claro está) y llevarla a blanco y negro.

Me daba la impresión de que si la veía en sepia o sin color vería el alma de lo que estaba ante mis ojos:

Una estampa de 1960 en una ciudad de provincias.

No había muchas cosas que denotasen que habíamos entrado en el tercer milenio o que había muerto Franco.

No hice la fotografía, que me parecía demasiado intrusiva por aquello de robar sus almas o sus derechos a la intimidad (lo que hoy también me parece algo decimonónico) y sólo me queda este recuerdo que me ha hecho venir hoy al estudio observando cuántas de las cosas que veía habitualmente parecerían del siglo pasado… y sorpendentemente hay pocas imágenes (excluyendo los teléfonos móviles omnipresentes en Madrid) que me pareciesen actuales.

Esto no es una broma