¿De verdad será el FIN?
Signo encontrado en la calle Alcalá de Madrid, que fotografié hace unos pocos días, publicada en el grupo de Facebook Mensajes ocultos en el suelo de la ciudad.
Diario
¿De verdad será el FIN?
Signo encontrado en la calle Alcalá de Madrid, que fotografié hace unos pocos días, publicada en el grupo de Facebook Mensajes ocultos en el suelo de la ciudad.
Es decir, aquellas fotografías en las que se activa la cámara especial para fotografiar objetos a distancias entre 2 y 5 centímetros del objetivo.
Pero no necesariamente para fotografiar aquello para lo que se supone que están pensadas estas cámaras, sino para obtener, como en la foto que acompaña esta entrada de mi diario, un borroso resultado con nitidez donde no se supone que debe estar.
Esta subversión de su función la convierte en un verdadero capricho para realizar tomas sin más intención que la de jugar a descubrir una visión diferente a la esperable, una mirada distinta sobre lo que, en ocasiones, llamamos realidad.
Hacer fotografías de un monedero roto
sobre una mesa de disección
a modo de cirugía de Lautreamont
hace sangrar los ojos
del marco con el que se tomaron.
Las hojas secas
mojadas por la lluvia
de la mañana.
Otoño duro
con sus brazos de barro
cubre mi frente.
Cada invierno (aún es otoño) comienza con el kit contra el frío que coloco en la sala donde coordino los Talleres de Poesía de Clave 53 para que la gente desee venir a un espacio agradable, cuidado, cuidadoso, con un poquito de té para calentar el interior, con una mantita para calentar la superficie y con una pequeña estufa de «infrarrojos» para calentar el aire.
El entrecomillado de «infrarrojos» es tan sólo un detalle: casi cualquier estufa que emita calor (para un cuerpo humano) incluso un cuerpo humano, emite radiación infrarroja. Pero esta tiene el rojo a la vista para que la remisión a esa «rojez» aporte otro cariz calefactor, más psicológico que físico o, mejor dicho, antes psicológico que físico.
Es curioso, pero incluso sin el apoyo de Junts (los 7 disputados votos), Pedro Sánchez podría haber sido investido Presidente del Gobierno de España por mayoría simple como lo fue la pasada convocatoria de elecciones, allá por el 2019/2020.
No noto grietas bajo mis pies…
Usando ese «enmarcando la nada» que tanta gracia me hace en mi pared, he hecho este chiste tonto sobre las «coaching-nadas» que me parecen determinadas pseudoterapias.
Y espero que nadie se dé por ofendido.
El 3 de julio a las 22:00 caminaba por Madrid cuando me encontré esta sorprendente imagen o composición de una monarca por los suelos. Me acordé de un grupo de Facebook en el que estoy «metido», sin que sepa muy bien por qué, llamado Mensajes ocultos en el suelo de la ciudad, que va justo de eso, de buscar mensajes que vemos en los suelos y que nos llaman la atención. Es un bonito ejercicio de activación de la mirada, pero no suelo publicar nada. Lo que no es un buen síntoma.
Así que estaba orgulloso de este encuentro con esa Q de queen en mitad de Madrid y de saber que en algún momento subiría esta imagen a ese grupo curioso. He tardado más de 2 meses, pero es debido a la ausencia de aplicaciones de redes sociales instaladas en mi teléfono móvil.
Especialmente simpática esa composición que tiene el Himno de Riego (o su boca) tan cercano a un símbolo de la monarquía.
Ya iba siendo hora… y luego archivarla y olvidarla.
No suelo perder el tiempo en estas cosas de intentar averiguar un reto mental en una red social, pero el otro día no pude substraerme a esta pequeña prueba de memoria, para saber si aún podía encontrar soluciones a problemas «básicos» de ajedrez, a lo que fui muy aficionado en mi adolescencia (que duró hasta casi los 30 años).
Tras un ratito, di con una solución (aún no sé si hay más, pero creo que no), que consiste en adelantar el peón obligando a las negras a mover el caballo (el rey está atrapado) y cualquiera de sus movimientos conduce a mate:
De esas, la que más me gusta es la de dar un Mate con un peón defendiendo una Torre.
Hay algo épico en ese peón que me cautiva.