Quizá sea esta la razón por la que poca gente cree ya en utopías:
Son algo baratas para ser verdad.
Detalles
menos que 3
< 3 para mí siempre será menos que 3.
Así que no es que valgas mucho, en números naturales, claro.
Pequeña tontería matemática observando una tontería en una red social tonta…
(¿Así paso mis días?)
Mi huella no es de carbono. O sí.
Esta es mi huella digital (y seguro que es un riesgo inimaginable desde el punto de vista de seguridad compartirla en internet).
Está arrugada, como corresponde a la edad. La deshidratación y la oxidación se dan la mano en este dedo.
Surcos espirales que no van a ningún lugar. Recorrer esos surcos (o acaso es un único surco espiral) podría generar un concierto sorprendente.
El colmo de mirarse el ombligo sea, quizá, mirarse la huella digital.
La huella digital es paradójicamente analógica.
Esta fotografía de la huella digital es digital.
Esta huella no es una huella. (Podríamos concluir)
¿Es huella de carbono?
Pues en parte sí: el carbono de la química orgánica que me compone.
La huella digital de almacenar esta fotografía de la huella es difícil de calcular y, además, variable.
Todo mi cuerpo es una huella digital de mí mismo. Mi yo conmigo a todas partes.
Los pliegues de la superficie del dedo son dunas de un desierto en miniatura.
Surcos de una era de otra era, que dejan en el asombro versos de células muertas.
La sombra de la huella no tiene dudas sobre su forma o color.
El dedo sí.
No señalo la ausencia.
Pero ahí está: ausente.
Todas mis miradas acaban en el foco de la yema del índice.
Desde ahí parece emerger un rayo de tinieblas.
Se acabó.
No está permitido…
Aseos Públicos está corregido. Es un cartel que había puesto seguramente alguien del centro sanitario donde he fotografiado este pequeño detalle. Alguien, seguramente, infrapagado.
No esta (!!) permitido… Es un cartel que les envía la Comunidad de Madrid a todos los centros sanitarios.
Sí. La ortografía está suspensa en las administraciones públicas o publicas o publicás o, casi diría, impúdicas, por no decir púbicas.
Post-Paraguas
A punto de recibir la edición del libro Paraguas de fotografías y haikus que surgió como proyecto allá por el lejano 2010, sin tener idea de cómo iba a terminar, me encuentro con este paraguas «volador» y no puedo dejar escapar el momento, la fotografía, incluso a sabiendas de que ya no formará parte de un proyecto cerrado.
¿Qué hacer en el futuro con proyectos abandonados? ¿Se puede seguir trabajando sobre el abandono, no ya de los paraguas, sino de los propios proyectos abandonados sobre paraguas abandonados? ¿Es lo mismo un proyecto abandonado que terminado? ¿No será un proyecto terminado uno que ha sido muerto y enterrado?
hummmm…
Aprendiendo a sobreimprimir con Scribus
En la edición del libro Paraguas, que estoy a punto de recibir de la imprenta, he tenido nuevos retos editoriales que voy aprendiendo a solventar como buenamente puedo, siempre teniendo en cuenta que trabajar con Scribus (software libre) sobre Linux, es más complejo que con las herramientas con las que habitualmente se hacen estas tareas, que son parte del mundo Mac(OS).
Esta vez, para que quedase el texto negro sobre una capa de color gris cálido de fondo, hube de conseguir que quedase en «sobreimpresión», que parece ser que se consigue con una capa a la que se aplica un modo de fusión que he deducido que es «multiplicar».
Tengo ganas de tener el libro en mis manos y ver cómo han quedado los colores de las fotografías al convertirlas en CMYK. Es un libro complejo, pero tengo que seguir aprendiendo. Siempre aprendiendo. Nunca sabiendo. Ains…
El capitalismo es fotogénico
Quizá por ello desconfío de la fotografía, de la belleza visual, como artificio superficial que esconde un holocausto en su raíz.
Se yerguen las torres sobre la especulación inmobiliaria más salvaje que ha vivido esta ciudad.
Desafían viento y marea y hacen sentir que quienes adquieren propiedades allende las nubes han ascendido a un cielo inexpugnable.
Los dioses indestronables del Olimpo se ríen de nosotros y de nosotras. También las diosas ríen.
En la niebla se funden paralelas en una fuga ruidosa de silencio asesino.
Generosidad holográfica
Mi muy apreciado Pepe Buitrago tiene siempre el detalle de enviar holografrías postales a un puñado de personas seleccionadas. Me hace ilusión ser una de las selectas.
Hoy he recibido su poema visual holográfico titulado La escala del tiempo, que ha sido hecho en 2 idiomas con 2 colores diferentes que se ponen de manifiesto cuando el ángulo de inclinación con el que la luz incide cambia.
Un gran regalo que te llega al correo postal y te hace sentir especial. Siempre de agradecer para quienes, de cuando en cuando, lo olvidamos.
Del revés
Hay días que te levantas así, del revés. No hay mucho más que decir, salvo esperar que el día siguiente, mucho más impar, sea mejor.