Sydney’ko Gure Txoko

A esta camiseta le tendré siempre un cariño especial. Cuando llegué a Australia, allá por principios de los 90, aquel fue el lugar más amable que encontré y donde recibí más cariñosa acogida. Amén de comidas inolvidables, caseras, sin temor a la contaminación de una cocinera malaya que se mezclaba con las más tradicionales recetas vascas.

Aún conservo amistades de aquel lugar tan maravilloso al final de Liverpool Street llamado Gure Txoko que en euskera significa «nuestro rincón».

Acogedor como un rincón, cobijo de viajeros que respeten la idiosincrasia identitaria vasca, allí conocí a un grupo de personas con las que pasé unas navidades algo desoladas, vistiendo una chaqueta amarilla que dejó nota, queriendo besar a una muchacha de quienes todos estábamos enamorados, acabando por hacerme amigo de mi querida Elena A. Fraser (Ishwar gyani), que en aquella época era la persona más «desbocada» que yo había conocido nunca y hoy es masajista ayurvédica en Valencia.

La he usado menos de lo que habría querido, al menos fuera de la intimidad, pues en Madrid ya recibí improperios en el metro en cuanto vieron la bandera de la izquierda (la de la derecha no la veía nadie). Pero aún así, han sido 5 lustros acompañándome la vida.

En el último periodo la he usado hasta la extenuación, entre otras cosas porque su tela me encantaba y la altura de su cuello, pero se ha ido desgastando y empieza a ser imposible seguir usándola sin parecer un desarrapado… incluso para casa, donde Carmen demanda cierta vestimenta de respeto a la pareja (y yo también).

Y por ello ha llegado el momento de cantar una canción triste y dejarla ir, pero me quedarán las fotos y el recuerdo de una camiseta que comprime y contiene el calor y la gentileza con la que siempre he sido tratado en Euskadi y en ese rincón en un rincón del mundo.

Cambiar el tamaño del lienzo de una imagen sin alterar la imagen

mogrify -gravity center -background white -extent 5000x5000 *.png

Con este comando linux puedo cambiar automáticamente el tamaño de todos los archivos PNG en una carpeta dada, pero específicamente cambiar el tamaño del lienzo (de ahí la opción «extent») del mismo, sin tocar la proporción de la imagen.

Con la opción «-gravity center», mantengo la imagen a transformar en el centro del mismo y con la opción «background white» le añado un conveniente fondo blanco, ideal para subir archivos a Instagram, por ejemplo, que no se lleva muy bien con las transparencias de los PNG.

Esto ha transformado esta imagen original (transparente) de 2044×513 pixels:

En esta imagen de 5000×5000 pixels con fondo blanco:

Uberificación Vintage

Llamamos a un uber
para ir a cenar con una amiga de Carmen.

No queríamos tocar la calle
por si un ramillete de ARN se colaba en nuestras entrañas.

Bajé al portal antes de recibir mensaje alguno
pero por si acaso me asomé a la calle
miré a ambos lados
y vi un vehículo extravagante
en mitad de la calzada.

Supuse que se apartaría
en cuanto llegase nuestro carruaje
que ya parecía tener algo de retraso.

Claro:
Las imágenes me delatan.
Este poema no tiene ningún misterio.

Distinguí el distintivo que indica que es un vehículo
autorizado por la comunidad de madrid
para transporte de personas.

Y verifiqué que la matrícula del mismo
coincidía con la matrícula del coche previsto
para recogernos.

Carmen no lo podía creer.
Quería fotografiarlo sin parar.
Yo me sentía algo avergonzado
no sólo por contribuir a la uberificación
de la economía
sino por ser el centro de atención
de una ciudad dormida.

Conversaciones con el conductor
como si yo entendiese de coches
dando por supuesto que ella no entendía
como si me interesase
aunque sí me apetecía saber
si ese curioso artefacto podía conducirlo
siempre que eligiese
y si eso le repercutía en una mejora salarial
intentado no sentirme mal
por contribuir a la uberificación
de la economía.

Al salir
nos permitió tomar una fotografía (4)
que presumían de una especie de episodio vacacional
en mitad de una ciudad
vencida
que llora miseria disfrazada de opulencia.

Enviamos las fotografías
contribuyendo a la difusión (intencionada)
de la apuesta por el postinaje
de la mentada compañía.

Nueva Normalidad

Tal como suponía, está siendo más complicado volver a una «nueva» «normalidad» que confinar a la mitad de la población mundial por una pandemia global. O sea, «bastante» complicado.

Teorías anticientíficas campando a sus anchas, dificultades para ponerse de acuerdo administraciones, ausencia de criterios unificados, hacen que aquella época durante la que no pudimos salir de nuestras casas casi resulte atractiva en cuanto a sencilla.

Espero que no tengamos que volver a la simple cuarentena, pero parece poco probable que no acabe por suceder, especialmente en lo tocante al ámbito estudiantil donde los contactos son altos y el número de individuos en espacios cerrados durante largos periodos de tiempo es enorme.

Galería de fotos de Amapolas desde el balcón

Si ayer escribía sobre la maravillosa recepción que me dio el tener los 430 ejemplares de la edición del libro de poesía colectivo Amapolas desde el balcón, hoy he comenzado a preparar los repartos para las personas que han participado en el mismo.

He apilado 420 ejemplares en 3 filas de 7 columnas de 20 ejemplares cada una, para poder contar sin contar, como quien dice.

Una vez agrupado el material, lo he fotografiado desde distintos ángulos (los libros son algo muy fotogénico) para enviarles el álbum así obtenido a cada poeta de la antología.

Además de un álbum en la página de Facebook de Clave 53, he subido, tras prepararlas, las fotografías a la galería de mi página web, en un nuevo apartado dedicado a ello denominado Clave 53. Por si había dudas. 😉

Elecciones Personales

Pequeña Vídeo-Acción a partir de 27 sobres intervenidos de propaganda electoral no solicitada a lo largo de una serie de días de los meses de abril y mayo de 2019. Cada uno de ellos contiene una elección pequeña más o menos insignificante, pero sí muy personal realizada ese día.

[youtube_sc url=»https://youtu.be/wXyod-jHzvo»]

Es un bonito proyecto del que también hice un trabajo «fotográfico-performativo», publicando una fotografía diaria comentada (qué tipo de elección era) en la historia de una red social. Además, cada día, introducía ese sobre con una elección apuntada dentro del sobre en una urna de plástico que ha quedado como resto de la acción, al tiempo que como objeto artístico.

Esto no es una broma