Paradoja o Contradicción

Cómo no pensar si hay una contradicción entre la solución evacuante necesaria para realizar una preparación a una colonoscopia y, al mismo tiempo, beber de agua guardada en una botella que dice «Relájate y tómate tu tiempo».

Hube de tomarme el tiempo de unas 5 horas seguidas para beber 16 sobres que había que ingerir disueltos a 15 minutos cada uno, lo que habría dado un tiempo ideal de 4 horas (16 x 1/4). No fue relajante. O sí. Quizá más de lo esperable. ¿Se lo deberé al mensaje de la botella?

Somos cerdos

En una parada técnica volviendo de la playa, nos detuvimos en un restaurante en el que una mesa albergaba a cuatro personas que comieron unas cuantas raciones (3 o cuatro) y dejaron el lugar de esta guisa. El suelo decía mucho de sus hábitos… y no pude por menos que preguntarme si sería frecuente que sus casas estuviesen así de sucias.

Pero bueno, quizá todos relajamos un poco (o no tan poco) en el espacio público, que habría que recordar que es un espacio de todos y, como tal, compartido.

Miniacción: una A abanadonada

El domingo 18 de febrero de 2018 fuimos invitados a un encuentro de Teatro y Poesía que organizaba Residui Teatro. La Asociación Cultural Clave 53 y con ella Carmen de la Rosa que imparte clases de Tango en la escuela vinculada a esta compañía teatral fue representada por un par de alumnos avanzados que bailaron un bello Tango en la estupenda Sala de Terneras del Matadero de Madrid.

En un lateral había una instalación poco atendida que pretendía hacer un llamamiento para que dejase quien quisiese una pequeña intervención poética bajo un par de paraguas de los que colgaban diversas cosas.

Era momento de librarme de mi querida bufanda de colores. Casi 2 metros de bufanda de pasteles longitudinales con los que compuse una letra A. La construí en el suelo.

Ahí se quedó cuando nos fuimos.

mobiliario-urbano-antipersonas, de Natalia Auffray

Me encantó la forma en que Natalia Auffray tejió estas cuatro imágenes de este «sillón» urbano que, como ella, considero antipersonas. Si bien es cierto que con frecuencia es utilizado por marginales de esta sociedad de consumo.

Está situado en una calle por la que transito prácticamente todos los días, conectando la plaza Soledad Torres Acosta (lo que venía siendo «la de los Luna») con la plaza de Callao.

Ayer, volviendo de casa, no evité hacerme un autorretrato, de esos que ahora se llaman selfie, sentado en ella y enviárselo por mensajería telefónica, de esa que ahora se llama whatsapp.

Palimpsesto de Doris Salcedo en Palacio de Cristal

Al fin visité esta exposición de la artista colombiana Doris Salcedo creada ex-profeso para el Palacio de Cristal perteneciente al Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía. Lo hice acompañado de Pablo, el hijo de mi querida amiga María, a través de cuyos ojos pude apreciar otra mirada, la del niño, a quien lo que más le sorprendía y atraía era pasear entre las letras, entre los textos… o subrayar que eran letras de hielo.

A mí me pareció interesante, pero demasiado ruido para tan pocas nueces. Las fotos dan fe de una instalación cuidada y estética, pero algo «demasiado museística» a falta de una expresión mejor que no encuentro. Sabiendo que proviene de la escultura quizá que me resulta más sugerente, pues parece, efectivamente, una expansión de la misma hacia el campo de la poesía, del texto… un texto que se hace tridimensional, casi como la poesía transitable del grandísimo Joan Brossa.

Por momentos, habría preferido una instalación «menor» en un lugar menos grandioso y festivo como el Palacio de Cristal en mitad del Parque del Buen Retiro. Quizá eso mismo habría eliminado la necesidad de las colas de espera y se habría, incluso, podido exigir el caminar descalzo. Pero se habría perdido, lo sé, el efecto del cristal, de esa luz tan indescriptiblemente bella que tiene el edificio acristalado.

Esto no es una broma