Esta semana camino por este diario como coches por la calle, con órganos visuales abiertos pero más que mirando, dejándose ver.
No sé si mis ojos dejan tras ellos estas preciosas estelas.
Diario
Podría pensarse perfectamente que se trata de una performance.
Es más, podría afirmar que lo fue, que fue una performance realizada en Hamburgo, Alemania, y engrosar así mi curriculum como artista de acción, pero la verdad (la mía) es que no lo fue.
Fue una acción (una serie de acciones) que hice con un poco de descontexto, pero sin intención de reclamar para ella la entidad de objeto artístico. Así que no lo fue, no fue una pieza de arte de acción, aunque hubiera habido acción, descontexto e incluso algún público parcialmente participativo.
Pero podría venderla como lo contrario… y hasta me la comprarían como tal, porque hay quienes me quieren mucho y me comprarían cosas tan distantes que me darían mucho mayor prestigio como artista.
Pero no, yo sé que no lo era. Sé que no. Sé que quise hacer otra y no me llevé el material que me hacía falta (un texto maravilloso de Jaime Vallaure escrito en ocasión a la convocatoria de la Chamalle 10).
Podría pensarse que se trata de una performance, pero lo que la diferencia de una performance real es que yo sé lo que sé… ¿se entiende?
Pues eso.
Sí, sí, así como suena lo anuncia un anuncio en una red social. Sabemos que es demencial esto de la publicidad, pero esto ya se lleva el gato al agua.
¿Quién puede aprender a programar (aprender algo en general) en 2 horas?
A eso súmale la mirada de la modelo del anuncio. ¿De verdad que se trata de aprender a programar? ¿en HTML? ¿Es eso programar?
Menos mal que si me apunto hoy es gratis. Eso significa que en otras ocasiones no es gratis. Esto es terrible. Terrible porque quien pincha en el anuncio es idiota o tan ambicioso como vago. O se le ha ido la mano detrás de esos senos insinuantes.
No acabo de entenderlo… Repito: ¿alguien puede creerse que puede aprender algo digno de ser aprendido en 2 horas?
Pero sabiendo, según el anuncio, que esa es la profesión del futuro (¿de qué futuro? ¿dónde? ¿En España no era la hostelería o el toreo?) cómo no lanzarse raudo y veloz (tan veloz como eyaculador precoz) a pinchar sobre esa imagen… El deseo…
Y se habla de publicidad subliminal, pero esto es mucho menos sutil que todo eso: esto es carnaza de la vulgaris vulgaris para consumo inmediato (¡¡¡de 2 horas!!!).
Sobre si podría haberse hecho esa misma imagen con un gallardo muchacho mostrando abdominales, por supuesto, pero lo curioso/machista no está en la objetivización del cuerpo femenino, tanto como en la suposición de que el público objetivo de esa publicidad (programación, tecnología) son hombres y, preferiblemente, heterosexuales. Está en el hecho de asumir que las mujeres no están hechas para programar… para fregar suelos sí, para procrear, también… ¿pero programar?
O quizá esa utilización (voy a ser naïf y bienpensado) sexista y superficial de modelos femeninos en anuncios de aprender a programar en 2 horas se deba a que ninguna mujer (de las que conozco) es tan sumamente tonta como para haber caído en una publicidad, digamos, simétricamente tratada.
Dicho esto, la modelo me parece bellísima. Y puede que además sepa programar algo más serio que HTML. (O quizá el HTML5)
No es un ejercicio de recuperación de la memoria histórica, pero en parte sí. Jugar a la Guerra Civil Española es recordarla, es afrontar que existió un enfrentamiento que podríamos llamar golpista.
Es un juego de mesa, antiguo, creado por la empresa NAC, de estrategia, derivado, como todos ellos, del Ajedrez, en el que están representadas con detalle la mayoría de las unidades de combate que participaron en aquel abyecto episodio de nuestra historia.
Por supuesto, las fuerzas «grises» de los «nacionales» (esta denominación es odiosa pues simplemente deberían haberse llamado insurrectos, golpistas o algo «peor») son los que comienzan el juego y suelen ser quienes ganan. Se le enfrentan los Republicano de verde (no sé si por el verde esperanza).
En esta ocasión, yo lideré las fuerzas republicanas, aunque suelo jugar con las fuerzas franquistas porque nadie las quiere o porque comienzan perdiendo; hay que tener paciencia ya que en 1937 entran en liza los refuerzos italo-alemanes y una invencible aviación que arrasará cualquier combate (y eso que no se representan los civiles muertos).
En esta partida, tuve el acierto de defender con éxito Huesca y Vitoria, expulsando a las fuerzas enemigas del norte del Ebro y cerrando así un frente que resulta extenuante para la recepción de refuerzos. Cataluña y Euskadi estuvieron tranquilas hasta el final de la contienda. También gané la batalla de Belchite, pero luchándola en el 36, haciendo caer Zaragoza y Teruel. Este cambio de acontecimientos con respecto a lo que fue la Ofensiva de Zaragoza fue crucial pues desplazaba los aeropuertos disponibles en territorio controlado por los golpistas hasta más allá de Soria, dejando a sus tropas indefensas ante la mucho menor presencia aérea republicana.
Para esto, tuve que sacrificar la defensa de Andalucía, salvo las regiones montañosas de Sierra Nevada, pero estaban lejos del centro del tablero, lo que hacía que él tuviese que dispersarse, teniendo más frentes abiertos mientras mis tropas republicanas resistían hasta poder comenzar un tímido contraataque en 1938.
Se perdió Asturias, pero se mantuvo Santander, socorrido por una flota de Acorazados. Madrid estuvo reñido hasta el final de la contienda, pues la sierra, como ocurrió en la realidad, ejerció un fuerte efecto tampón que no permitía a ninguno de los dos avanzar contra el otro.
Cuando llegó la hora de recibir refuerzos, sus aviones no pudieron organizar un frente unificado, así que tuvieron que enfrentarse de manera aislada a las fuerzas aéreas republicanas… que vencieron y, con ello, desequilibraron la batalla. A partir de este momento, solo quedaba ir, poco a poco, cediendo terreno. La guerra estaba perdida para las tropas de Franco y sus aliados nazi-fascistas.
Una tremenda batalla naval en el Estrecho de Gibraltar llegó tarde a evitar que las tropas africanas (la legión, los regulares, etc) acabasen su desembarco en tierras gaditanas y tampoco consiguieron atravesarlo. Los destructores se bombardeaban sin avances significativos en las posiciones.
Este juego siempre me recordará a las infinitas noches que mi amigo Xabi y yo nos retábamos para reconstruir el pasado de aquella infamia, él siempre con los republicanos, pero casi siempre se repetía el patrón: España parecía estar condenada a vivir una dictadura de 40 años.
¿Qué habría pasado en caso contrario? Con un par de victorias estratégicas importantes, el curso de la historia de este país podría haber sido muy diferente.
¿Desunión? ¿Falta de buenos estrategas? ¿Falta de recursos, de ayuda exterior? ¿Falta de motivación?
No sé, pero ahora es tiempo de mirar hacia adelante y decidir cómo queremos que sea este país, aunque sigamos jugando al pasado durante una jornada de visita familiar. Me alegra saber que a mi sobrino, en algún lugar de su mente, le gustó que ganase yo, por el hecho de ver vencedores a los vencidos, a los legítimos representantes de la voluntad popular.
Cuentan que hay un chiste sobre
un portaviones
que
en su avance prepotente
encontró una luz
y se dirigió a ella advirtiendo en unos términos poco amistosos
que se apartase.
Desde la luz contestaron que no
que mejor cambiase el rumbo el portaviones
pero éste insistió
identificándose como de la armada de los Estados Unidos de América
para hacer temblar al más valiente.
Desde la luz
impasible
insistieron en que tomasen en serio lo que les decían
y que no continuasen manteniendo el rumbo hacia ella.
Volvió
el portaviones de los EEUU
a incidir en el hecho de su potencia
a informar de que venían acompañados de varias corbetas
algunas fragatas
y
(¿por qué no?)
una docena de destructores
así que no tenían la más mínima intención de apartarse
y seguirían su vector dirección inamovible
incluso si tenían que impactar con la luz y su portador.
Así que
con presumible humildad
pero cierta sorna
desde la luz
(y ya era hora)
contestaron que su autoridad provenía de la diosa Gea
y que estaban hablando
con un faro de una costa escarpada a la que
si continuaban por ese camino
se verían abocados los demenciales altivos marineros.
Hay días en que me siento faro.
Otros
me siento delfín.
(Esta fotografía no es mía, está tomada de una búsqueda en Internet)
Me encanta esto de poder capturar instantáneas de la pantalla del móvil y poder, así, compartir lo que veo, exactamente lo que veo en mi pantalla.
Así que es otra de esas formas de saltarse las ridículas medidas de «seguridad» para impedir que lo que se escriba en un grupo privado sea privado, o para impedir que se copie y pegue un libro de google, o una web que pretenda evitar su «replicación».
Absurdos, todos.
La tecnología es tan avanzada que si no se cambia la forma de pensar, se habrá quedado obsoleta en menos de … ¡Ayer!
Estoy entre sequía y podredumbre
muerte y abandono
vacío y olvido.
Las macetas de la casa
han dejado caer los brazos
que sustentaban la vida.
Estoy entre sequía y abandono
muerte y olvido
podredumbre y vacío.
Claro, claro, ¡qué ignorante!
He estado a punto de compartir un pensamiento que habría denotado mi ignorancia: ¿se habrá alguien disfrazado de «ébola» este Halloween?.
Pero he refrenado el impulso y me ha dado por mirar en google a ver si había alguien que se había disfrazado… y ¡claro! Había hasta un disfraz de ébola que había batido records de venta en EEUU.
Pero hay tantas otras cosas que dan miedo que disfrazarse este año creo que habría sido especialmente fácil. Pablo Iglesias ante Rajoy, la portada del ABC, etc, etc, etc… ¿Le tenemos miedo a muchas cosas o es que hay muchas que dan miedo? ¿es lo mismo?
Bueno, a mí me da más miedo que el disfraz sexy de enfermera el del grupillo de «médicos» con enfermo incluido que creo que ganó un premio en Segovia. Lo que más miedo me da no es tanto el virus como el tratamiento, el incumplimiento de protocolos o la imagen de degradación que deja de una sanidad pública que va quedando en pañales ante recortes y recortes…
No puedo luchar en todos los frentes abiertos
de una enorme guerra
me resisto a combatir por batallones
quiero ser capaz de aguantar mi posición
hasta el final
y
si no hay más remedio
morir con las botas puestas
pero sin pisar
con ellas
a nadie.