Las hojas secas
mojadas por la lluvia
de la mañana.
Otoño duro
con sus brazos de barro
cubre mi frente.
Diario
Las hojas secas
mojadas por la lluvia
de la mañana.
Otoño duro
con sus brazos de barro
cubre mi frente.
Cada invierno (aún es otoño) comienza con el kit contra el frío que coloco en la sala donde coordino los Talleres de Poesía de Clave 53 para que la gente desee venir a un espacio agradable, cuidado, cuidadoso, con un poquito de té para calentar el interior, con una mantita para calentar la superficie y con una pequeña estufa de «infrarrojos» para calentar el aire.
El entrecomillado de «infrarrojos» es tan sólo un detalle: casi cualquier estufa que emita calor (para un cuerpo humano) incluso un cuerpo humano, emite radiación infrarroja. Pero esta tiene el rojo a la vista para que la remisión a esa «rojez» aporte otro cariz calefactor, más psicológico que físico o, mejor dicho, antes psicológico que físico.
Es curioso, pero incluso sin el apoyo de Junts (los 7 disputados votos), Pedro Sánchez podría haber sido investido Presidente del Gobierno de España por mayoría simple como lo fue la pasada convocatoria de elecciones, allá por el 2019/2020.
No noto grietas bajo mis pies…
Usando ese «enmarcando la nada» que tanta gracia me hace en mi pared, he hecho este chiste tonto sobre las «coaching-nadas» que me parecen determinadas pseudoterapias.
Y espero que nadie se dé por ofendido.
El 3 de julio a las 22:00 caminaba por Madrid cuando me encontré esta sorprendente imagen o composición de una monarca por los suelos. Me acordé de un grupo de Facebook en el que estoy «metido», sin que sepa muy bien por qué, llamado Mensajes ocultos en el suelo de la ciudad, que va justo de eso, de buscar mensajes que vemos en los suelos y que nos llaman la atención. Es un bonito ejercicio de activación de la mirada, pero no suelo publicar nada. Lo que no es un buen síntoma.
Así que estaba orgulloso de este encuentro con esa Q de queen en mitad de Madrid y de saber que en algún momento subiría esta imagen a ese grupo curioso. He tardado más de 2 meses, pero es debido a la ausencia de aplicaciones de redes sociales instaladas en mi teléfono móvil.
Especialmente simpática esa composición que tiene el Himno de Riego (o su boca) tan cercano a un símbolo de la monarquía.
Ya iba siendo hora… y luego archivarla y olvidarla.
No suelo perder el tiempo en estas cosas de intentar averiguar un reto mental en una red social, pero el otro día no pude substraerme a esta pequeña prueba de memoria, para saber si aún podía encontrar soluciones a problemas «básicos» de ajedrez, a lo que fui muy aficionado en mi adolescencia (que duró hasta casi los 30 años).
Tras un ratito, di con una solución (aún no sé si hay más, pero creo que no), que consiste en adelantar el peón obligando a las negras a mover el caballo (el rey está atrapado) y cualquiera de sus movimientos conduce a mate:
De esas, la que más me gusta es la de dar un Mate con un peón defendiendo una Torre.
Hay algo épico en ese peón que me cautiva.
Estoy entre ambas órdenes de las teclas de mi ordenador que están siendo limpiadas concienzudamente para dejar de rebosar de mi sudor grasiento.
Me fijo poco en detalles fascinantes como este que tengo delante de mí cada día.
¿Funcionarían estos botoncitos o teclas si me los insertara en el cerebro? ¿Dónde podrían funcionar?
Corría el año 2007 cuando había colaborado con Nieves Correa e Hilario Álvarez en un par de Acción!MAD cuando un colectivo de artistas llegaron a Madrid (creo que desde China o Japón, ahora no recuerdo) y propusieron «ocupar» con permiso municipal el espacio del Depósito del Canal de Ysabel II que se levanta en la calle de Santa Engracia y está delimitado por las calles Ríos Rosas, Bravo Murillo y José Abascal.
Por supuesto, es un depósito que no había sido utilizado en años y ese colectivo había decorado y preparado el interior para, a su vez, proponer a colectivos de artistas que «ocupasen» su espacio-tiempo y realizasen propuestas para llevar a cabo allí.
Les propuse quedar a cenar a casa y fue una noche bonita, de la que guardo poco pero lindo recuerdo.
A partir de ahí comenzamos a organizarnos, pero terminó siendo una propuesta que el ayuntamiento de entonces decidió cancelar unilateralmente después de haber consentido el permiso inicial. Así que lo único que tenía hasta ahora guardado en mi ordenador eran unas cuantas fotografías del interior que realicé con una vieja cámara digital Canon Digital Ixus i5, con la que durante muchos años estuve haciendo trabajos fotográficos varios.
Ya sé que un corazón rojo sobre fondo rosa puede ser el epítome de la cursilería «barbie», pero también sé que este corazón está ajado, está roto, está desgarrado por un innumerable número de veces que ha sido estrujado para arrebatar una mejoría muscular a mi hombro izquierdo.
El corazón está a la izquierda.
Este corazón rojo es más duro de lo que parece y resiste mis embates y mis envites con un órdago de valentía, de coraje, de corazón (sin obvia referencia a Benedetti).