Fotografía
curvas rectangulares
En época de Franco
las curvas
eran rectangulares.
Puede transformarse muy bien en este otro que satisface la innecesaria «versificación» de 5-7-5 sílabas:
Las curvas eran
en época de Franco
rectangulares.
Transformer
Esto es un Transformer: desde una figura icónica del cine más palomitero, es decir, capitalista, a un mendigo en la calle Gran Vía, que ha destronado el Cine de su función.
¡Qué pena!
Canción disparatada
Con el paso de los años le he ido perdiendo el respeto a Neruda, quizá por revisionismo, quizá por cambio de gustos… no lo sé, pero el caso es que para un certamen de poesía algo disparatado he decidido hacer esta pequeña intervención sobre esta portada de un viejo librito de Pablo Neruda.
Rombo
No sé si este rombo que habito
es un cuadrado en perspectiva.
Vergüenza
Fun Games. Publicidad. A Stunning Fantasy Role-Playing Game. It Is So Beautiful It’s Worth Installing Just To See.
De un tiempo a esta parte me aparece recurrentemente en la publicidad de una red social esta «fotografía» de una mujer muy bella (absurdamente carente de ropa apropiada para luchar en los juegos que invita a participar) que me hace sospechar que es una fabricación pseudo-tridimensional a modo de personaje de vídeo-juego creado artificialmente.
Más allá de lo vergonzoso que pueda ser utilizar ese gancho (sexo obvio) para que se pinche en el subsiguiente enlace independientemente de lo que «se venda», reconozco que la vergüenza es más debida a mi propio comportamiento pues soy consciente de que me detengo mucho más de lo razonable en la imagen. No sé evitarlo. No pincho el enlace, por supuesto, pero no puedo levantar los ojos de su mirada (sí, de su mirada). Me quedo algo extasiado durante, pongamos, 10 segundos, y luego sigo navegando por la infinita muralla de tonterías que abundan en la red social en cuestión.
Algún día dejará de aparecer esta imagen y lo habré olvidado, pero por unos días habré estado sintiendo una punzada de deseo y, también, de vergüenza por ese deseo.
El paraguas de la vaca
Que a una vaca le pongan un paraguas
es de una ternura
que no de una ternera
muy humana.
Esa vaca es la imagen de una conocida
tienda de souvenirs
o tienda de recuerdos
y objetos inútiles
que se pueden adquirir
para cualquier regalo
en una de las múltiples ocasiones
en las que adquirir algo innecesario
para alguien a quien queremos.
Esa vaca está
protegida
por un paraguas
que
además
estaba debajo de un toldo
que protegía el paraguas.
Ese toldo estaba
completamente desprotegido
de una lluvia
que apenas tocaba el suelo.
Jugando a diseñador
Carmen es una fantástica diseñadora intrusa que es capaz de hacer un cartel estupendo a partir de una simple fotografía. De hecho, cada vez que estamos de vacaciones rescata paredes, detalles, playas… que luego usa para sus publicidades, que siempre son originales y mucho más creativas de lo que ella misma es consciente.
Pero tiende a usar apps de móvil que la mayoría de los casos no permiten tener un control total sobre lo que quieres hacer (aunque son muy muy potentes) y, sobre todo, si se trata de diseños que se quieran reutilizar es bastante complicado porque los formatos en los que los almacena son difíciles de manejar con libertad (tecnológicamente hablando).
Así que, como de costumbre, hacemos un buen tándem, pues es ahí, en la parte tecnológica, donde yo puedo echarle una mano, como en esta ocasión que ella había compuesto la izquierda de este díptico que he llevado a vectorial con Inkscape (salvo la fotografía de fondo) para poder modificarlo siempre que queramos, como en esta simple bandera lateral derecha negra sobre la que escribir «Práctica de la Rosa» con la tipografía que utiliza su propia web, además de añadir un SVG de licencia creative commons que ha sido sencillo colorear con el color que usa el logo de la Milonga Romántica, por ejemplo.
Cabezudo
Insignificante acción sin público. Sin convocatoria. Sin mayor transcendencia que la de una fotografía que no divulgaré masivamente. Casi sin nada. Casi nada. Otra pequeña reflexión en el límite de la performance.
Cash only
Muy sorprendente: Alemania, tierra de gran prosperidad y modernez, sorprendió con la dificultad de abonar casi cualquier cosa con tarjeta de crédito o débito. No es que me molestase, pero sí que fue algo incómodo por no haberlo previsto.
Posiblemente no sea ni siquiera una mala práctica el acostumbrarse a pagar en efectivo para controlar mejor el gasto privado (como una teoría sostiene que tiene por finalidad esta práctica alemana), o reducir comisiones o dependencias bancarias, disminuir los incidentes técnicos o telemáticos, mantener accesible las modalidades de pago para las generaciones que no están acostumbradas a manejar un dinero mucho más virtual que unos billetes (que son también algo virtuales, aunque menos gente sea consciente de ello)… o cualquiera que sea la razón para mantener esta política.
Durante nuestras vacaciones hubimos de hacernos con efectivo estando en aquellas latitudes pues habíamos dado por hecho (mal de males) que funcionaría como en Madrid, donde casi cualquier cantidad de dinero en cualquier lugar imaginable acepta pagos con tarjeta, hasta el punto de que en muchísimas ocasiones no suelo llevar en mi poder más de 5€ de efectivo sin sentir que puede hacerme falta otra cosa.
Por cierto, menos mal que el cartel estaba en inglés, pues no encontramos mucha gente que lo hablase con la fluidez suficiente como para explicarnos por qué.