Variaciones sobre la escritura

Variaciones sobre la lecturaHoy por la mañana me he despertado antes (a las 5:45) y como no sabía qué hacer, he acabado de terminarme (era un largo proceso) el libro de Barthes que incluía una variedad de artículos sobre gramática, lingüística y reflexiones del semiólogo estructuralista.

Del clásico libro de Roland Barthes, como dije en su día con Lo Neutro, una lectura maravillosa, que hace pensar, que hace recordar, que da ganas de escribir.

Vuelco a vuela pluma y sin contexto algunas frases que me han resultado sugerentes. (Insisto: sin contexto)

«crítica al etnocentrismo» que, en este caso, él llama alfabeto-centrismo:

Todo ocurre como si fuese indiscutible que el ideograma constituye un progreso respecto al pictograma y el alfabeto vocálico respecto al consonántico: por lo tanto, nuestro alfabeto, es el término glorioso de esa ascensión de la razón: somos los mejores.

Modelos más matemáticos:

El concepto de «discurso» excede al de «género» y ha de permitir deshacer los límites institucionales de la literatura.

La escritura (en vías de oponerse en adelante a la literatura) implica lógicas nuevas, adecuadas para dar cuenta a la vez de sus rupturas y de su espacio, puesto que, en ciertos casos, ya no es «encadenamiento» ni «línea», con lo cual el modelo lingüístico se aleja, reclamando en su lugar modelos más matemáticos.

¿Qué trabaja el texto?

La lengua. Deconstruye la lengua de comunicación, de representación o de expresión (donde el sujeto, individual o colectivo, puede tener la ilusión de que imita o se expresa), y reconstruye otra lengua, voluminosa, sin fondo ni superficie, pues su espacio no es el de la figura, el del cuadro, el del marco, sino el espacio esterográfico del juego combinatorio, infinito en cuanto salimos de los límites de la comunicación corriente (sometida a la opinión, a la doxa) y de la verosimilitud narrativa o discursiva. La productividad se desencadena, la redistribución se produce, el texto sobreviene, en cuanto, por ejemplo, el escriptor y/o lector se ponen a jugar con el significante, ya (si se trata del autor) produciendo sin cesar «juegos de palabras», ya (si se trata del lector) inventando sentidos lúdicos, aun cuando el autor del texto no los hubiese previsto, y aunque fuese históricamente imposible preverlos: el significante pertenece a todo el mundo; quien, en verdad, trabaja incansablemente es el texto, y no el artista o el consumidor.

El texto y la obra

La lectura plena es aquella en la que el lector es nada menos que el que quiere escribir.

La civilización actual tiende a achatar la lectura al hacer de ella una simple consumición. […] la escuela se vanagloria de enseñar a leer, y ya no como antaño de enseñar a escribir.

La escritura confinada en una casta de técnicos: Las condiciones económicas, sociales e institucionales ya no permiten reconocer, ni en arte ni en literatura, a ese practicante particular que era – y que podría ser en una sociedad liberada – el aficionado.

El ser humano es absolutamente consustancial al lenguaje.

El lenguaje no es una especie de instrumento, de apéndice, que el hombre tenga «además», para poder comunicarse con su vecino, para pedirle que le pase la sal o que le abra la puerta. No se trata de ningún modo de eso. En realidad, es el lenguaje el que hace al sujeto humano, el hombre no existe fuera del lenguaje que lo constituye.

Y termino aquí, acordándome de palabras que me resuenan al estimado Wittgenstein.

La Central

Entrar en La Central, la librería de Callao en Madrid, no la de Barcelona, es una especie de sueño. Pero es tanta la información que me abotarga, que me hace sentir incapaz de asimilarla toda, me acompleja… pero no tanto como para no enfrentarla, poco a poco… cuando mis bolsillos puedan.

Me encantan sus laberínticas salas y la especialización de muchas de ellas, dedicadas a la teoría de la literatura, o la obra de OuLIPO en francés… jo, ¡pero es que no puedo leerlo todo! ¿Querría? Bueno, hay secciones que no me interesan lo más mínimo, no sé porqué, pero de repente paseando por ella, con mis padres, esta tarde, me he encontrado con una sección de libros de cocina de lo más insulsos, así como otra, junto a un futbolín, de libros de deportes. Ninguna de ellas me ha atraído ni mínimamente, salvo para comprar algún regalo a alguien o valorar el hecho de que estén luchando con uñas y dientes por mantener un negocio difícil como una librería.

Tengo en mi móvil, en mi flamante smartphone, una lista de libros pendientes de adquirir, y más de la mitad están en La Central… pero no puedo. ¡Ay, qué dolor!

Hoy he disfrutado y alguno de estos días me acercaré a leerme alguno de sus pequeños libritos que cuestan más de 15 euros y que puedo leer en un ratín. ¿Será tramposo? No creo. No me siento mal por hacerlo… supongo que es una moral muy relajada, pero es que aún está de vacaciones mi censor.

Presentación de Verso Cero

PRESENTACIÓN
del poemario
VERSO CERO
Miércoles 3 de Julio a las 20:00
Café Comercial
Glorieta de Bilbao
(Madrid)

Este poemario ha sido recolectado a lo largo de los meses de abril y mayo de 2013 a partir de poemas de los asistentes a los Talleres de Poesía y Escritura Creativa de la Asociación Cultural Clave 53 coordinados por Giusseppe Domínguez.

Autores: Carmen Cruz, Carmen Garrido, Dolores Vallejo, Eduardo Manzaneque, Ernesto Pentón, Eva Obregón, Jorge Piñero, Juan Carlos Orella, Juan Carlos Ortega, Angelines Cuenca, Paloma Hernández, Sara Valverde, Susana Recover, Vanessa Ventresca, Vicente Navarro-Abad.

La palabra «cero» proviene de la traducción de su nombre en sánscrito ??nya (vacío), en devanagari (????), al árabe sifr (??????) Del árabe clásico migró al árabe hispano (?ífr) y, de allí, al italiano (zero) a través del bajo latín zephyrum. La voz española «cifra» también tiene su origen en sifr.

Talleres de Poesía y Escritura Creativa
Asociación Cultural Clave 53
poesia@clave53.org
www.clave53.org

Te adjuntamos invitación para que asistas a este encuentro con la poesía en lo que puede ser una de las más poéticas despedidas de la larga primavera que te brindamos.

Cartel_presentación_verso_cero

Recuerda:
¡Cuéntaselo a quien creas que le puede interesar!

Volatilidad de los trabajadores

Bubok_portadaEstoy editando un libro colectivo con mis alumnos de talleres, como suelo hacer al final de cada curso. Este año también lo hicimos. Aprovecho para vincularles con el proceso de selección de textos, de maquetación (de edición) y un ejercicio de colectividad, digamos, asamblearia pero con mi veto de por medio. Procuro ejercerlo poco, no obstante.

Después de terminado el material, que maqueto y les entrego para su revisión y aprobación, contacto con una editorial de las que hacen libros online bajo demanda (www.bubok.es) y procedo a subir el libro y darle el formato que requieren para su procesado.

Este año, el libro se titula Verso Cero, tiene una bonita portada de unas salinas de las Islas Afortunadas, y está en proceso de envío.

Cuando pedí el primer ejemplar de prueba, se puso en contacto conmigo un asesor comercial de la empresa para aconsejarme y ofrecerme un buen presupuesto y buen precio por ejemplar para la primera tirada de centenar y medio de unidades.

El viernes 14 procedí a aceptar el presupuesto que me había presentado este asesor y solicitar los libros. Quedamos en hablar un día de esta semana pasada… pero no me llamaba.

El jueves 20, algo inquieto por su silencio, le llamé para saber en qué estado estaba el pedido y me contestó una asesora que me confirmó que todo va según lo previsto. Bromeando, le dije que Rafael no habría dejado la empresa… y me contestó que sí. Le dije, siempre asumiendo que era en broma, si había sido despedido… y su silencio me dio a entender una respuesta afirmativa… Jo. ¡Qué tremendo! En menos de una semana yo me había quedado sin interlocutor, había encontrado una nueva interlocutora y seguía como si nada hubiese pasado.

Pero me dio por pensar en la volatilidad de los trabajadores, que no de los puestos de trabajo: el empleo sigue, pero el empleado cambia. Sí, es obvio, es tontería, casi, pero me parece algo «deshumanizado», aunque, también, cabe decir que terriblemente eficaz, mecánicamente eficaz, casi como automatizable.

No era mi propósito hablar de la naturaleza del mercado laboral, ni de el tipo de trabajo que llevamos a cabo en esta era de superación de la revolución industrial hasta la tecnológica, pero se acaba pensando en ello, de alguna manera. ¿O no?

Hace más de 15 años leí por primera vez a Bukowski

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En una edición pequeña, de un libro minúsculo que, como tantos otros, perdí prestándolo, contenía 20 poemas y me cambió la forma de entender la poesía.

Después mi amigo Jose Eugenio Vicente Torres me habló de su narrativa, de sus novelas y cuentos. Leí voraz La máquina de follar (que también he perdido) y fui recolectando todos y cada uno de los libros que publicaba en España, principalmente, Anagrama. Sobre todo novelas y relatos.

Leí un maravilloso libro que ahora tengo en PDF, de Neely Cherkovski, titulado Hank, sobre la biografía de este personaje tan singular… y fui queriéndolo, idolatrándolo hasta límites insospechados. Quise escribir como él, pero cometí el error de no darme cuenta de que eso era la superficie, de que en el fondo no vivía como él y no quería vivir como él. Que lo que tenía que hacer para escribir como él era escribir como yo, siendo yo y viviendo como yo.

monografico_poesia_bukowskiPero me enseñó tanto…

De cuando en cuando, cuando me parece complejo escribir poesía, abro un libro suyo y leo alguno al azar, algún poemita, alguno de los maravillosos como los dedicados a su hija Marina, o a Jane, o los de su más tardía edad. Y me doy cuenta de que me voy acercando… su autenticidad, más o menos mítica, es un objetivo de mi vida. Es algo que, en ocasiones, podríamos denominar coherencia.

En aquel entonces, hace 15 años, apenas había gente que conociese a este autor en España, así que cuando unos amigos me pidieron un poco de información sobre su biografía y obra, tuve el gusto de preparar algo así como un curso adaptado para lo que requerían: el montaje de un trabajo parateatral llamado Zoo Bukowski.

Desde entonces, había fantaseado con la idea de realizar un taller sobre su obra poética, pero siempre lo postergaba por la dificultad de hablar sobre un hombre/mito, sobre la extensión de su obra, por muchos motivos… pero al final, hoy, comienzo un curso monográfico sobre la poesía de Charles Bukowski y el realismo sucio (porque de Carver no quiero hablar ahora, pero es tan sorprendente como el amigo Henri).

El programa del curso incluye uno de mis poemas favoritos que tengo en grande enmarcado en las paredes donde imparto mis talleres de poesía desde hace más de 10 años. Es de referencia.

Taller Monográfico: Charles Bukowski y el Realismo Sucio norteamericano

Dirigido a Cualquier persona con ganas de escribir desde un lugar poco habitual, pero sin necesidad de experiencia previa en talleres literarios.

Sobre Bukowski se ha dicho tanto bueno como malo, se le ha puesto en pedestales de los que él mismo huiría y se ha convertido su figura en un mito, en el mito casi romántico del último escritor maldito.

Más allá de eso, más allá de mitologías, Bukowski tiene una escritura desgarrada, sencilla y tierna, con una liberada vena narrativa y una poesía más cuidada de lo que aparenta en una primera ojeada. Merece la pena acercarse a conocer a este escritor poderoso, valiente, digno de haber sido comparado con un Walt Whitman de nuestros días, que apasiona y genera polémicas allá por donde se le menciona.

Además de este autor, nos acercaremos a la espectacular obra de otros escritores adscritos al Realismo Sucio Norteamericano, como Raymond Carver o John Fante.

    aire y luz y tiempo y espacio

    ya sabes, la familia, el trabajo,
    siempre ha habido algo
    en mi camino
    pero ahora
    he vendido mi casa, he encontrado este
    sitio, un estudio grande, tienes que ver qué espacio y
    qué luz.
    por primera vez en mi vida voy a tener un sitio y tiempo para
    crear.

    no, hijo, si vas a crear
    crearás aunque trabajes
    16 horas diarias en una mina de carbón
    o
    crearás en un cuarto pequeño con 3 niños
    mientras no cobras más que
    el paro.
    crearás como parte de tu mente y de tu
    cuerpo
    destrozados.
    crearás ciego
    mutilado
    demente,
    crearás con un gato subiéndote por la
    espalda mientras
    la ciudad entera se estremece ante un terremoto, un bombardeo,
    una inundación, un incendio.

    hijo, aire y luz y tiempo y espacio
    no tiene nada que ver con la creación
    y no crean nada
    salvo, quizás, una vida más larga para
    encontrar nuevas
    excusas para no hacerlo.

    Charles Bukowski

M/T y la historia de las maravillas del bosque

365paginasEmpecé a leer el libro M/T y la historia de las maravillas del bosque, de Kenzaburo Oe el mismo día que lo tuve entre mis manos. Ansioso, el mismo día 1 de enero de este año, di comienzo a la lectura de esta maravilla de Oe, que, como tantas otras que ya he leído suyas, me cautiva desde el principio por una sensibilidad con la que empatizo desde el primer momento. Su lectura es amable, pero intensa y, en ocasiones, dura. Pero no me desanima. Este libro es quizá el más infantil de los que haya leído suyos, aunque me quedé pensando si la palabra infantil hacía honor a esta forma de escribir, como de cuentos, como de antaño, como de historias de una abuela que guarda leyendas que deben ser escritas para poder ser leídas.

Es obvia la semejanza semántica, la proximidad de las palabras leyendas y lecturas y sin embargo resulta extraño pensar que las leyendas, durante mucho, mucho tiempo, fueron orales, es decir, no para ser leídas.

Paréntesis filológico aparte, este librito contenía aproximadamente 365 páginas y lo comencé el 1 de enero del 2013. Tal como suponía, no lo leí a página por día, que era una bonita propuesta, sino que lo he leído devorándolo algunos días y otros dándome asueto, para tomar distancia, para albergar otras cosas en mi mente… no sé, el caso es que no he tardado ni 12 días, con lo que el ritmo de lectura ha sido de un promedio de unas 365/11=33 páginas/día.

No tengo en cuenta el tamaño del libro, y sin embargo, en ese cálculo tan tonto habría de tomarlo en consideración pues no es lo mismo páginas de DinA4 que estas cuartillas, de unos 12.5cm x 19cm, así como desprecio la información de que cada uno de los márgenes laterales y el inferior eran de 2cm mientras que el superior era de 1.2cm.

Tampoco considero el tamaño de letra (entre 2 y 3 mmm de altura), ni el interlineado, sencillo.

Por supuesto, ignoro las páginas en blanco o los retales entre capítulos, como si fuesen huecos llenos de nada.

En conclusión, no hay forma más estúpida de leer un libro que contando letras, sílabas, palabras… e ignorando imágenes, repercusiones, metáforas…

Psicométrico

Más Platón y menos Prozac

Ayer comencé a leer con interés un libro que había recomendado una alumna del taller de poesía. Es una alumna dulce, tierna, más poética de lo que ella misma cree y que está a punto de dar un salto cualitativo hacia una nueva forma de entender la vida. Ella lo ve, lo siente, lo está paladeando, pero aún está perdida. Un poco como todos lo estamos, pero un poco más. Quizá porque ha vivido más.

Recomendó este libro de un tal Lou Marinoff cuyo título contiene toda la sabiduría del mismo: la psicología es mala y la filosofía es buena. Es así, simple, simplista, reducido a un slogan vacío y sin más profundidad que la aparente.

Puedo estar de acuerdo en algunos de los análisis que hace sobre las falacias de las psico-pseudo-ciencias que han terapeutizado el mundo. Por supuesto que estoy de acuerdo con la observación que se hace hacia el tercer capítulo sobre que la sociedad está perdida, sintiendo un vacío permanente de valores que antes satisfacía la religión o, después, algunos ismos políticos que desencadenaron guerras de crueldad no vista anteriormente… ni, sobre todo, su tremendo grado de eficacia destructiva.

El subtítulo (Filosofía para la vida cotidiana) ya debía de haberme hecho sospechar que iba a tratarse de un libro sin la profundidad que es requerida en cualquier amante de la sabiduría, pretendiendo comparar la filosofía con el «saber» cotidiano que podríamos denominar sentido común.

Pero si eso no era suficiente, ya estuve a punto de cerrarlo y no continuar con el epígrafe que atraviesa la siguiente página:

Para quienes supieron que la filosofía
era buena para algo, pero nunca supieron
decir exactamente para qué.

Esto estaba excluyéndome de ser un lector potencial del libro, pues yo no sé si la filosofía es buena, pero quizá me planteaba si tenía que serlo, antes de seguir. Por ende, en más de una ocasión, he defendido que la bondad no reside en la utilidad, en si sirve o no para algo. Por último y no por ello menos importante: en caso de saberlo o sospecharlo, cómo suponer que no sé decirlo. ¡Ay, mi querido Gorgias!

En resumen: el libro no es para mí.

Y sigo.

Durante el primer capítulo el libro se centra en sí mismo tanto como puede hacerlo, de manera casi obsesiva, inculcándonos la idea, por repetición, de que ese libro tiene respuestas, tiene todas las respuestas a todas las preguntas que hasta ahora podamos habernos hecho. Ese libro es lo que necesitaba y no lo sabía, porque claro, yo no podía saberlo: no soy filósofo, aunque, por otro lado, afirman, todos somos filósofos. No sabe a qué atenerse y continúa insultando a la posible inteligencia o formación del lector, asumiendo que no sabe de historia de filosofía, del método científico, de sociología, ni de otras muchas cosas.

La filosofía está volviendo a la luz del día, donde las personas «corrientes» (sic) pueden entenderla y aplicarla.

Y esta es la siguiente cuestión que me hizo huir del libro al cabo de un par de horas, su intento de convertir una disciplina o una vocación de amor por la sabiduría en una herramienta a modo de prozac, para resolver problemillas cotidianos. ¿No sería más interesante ser capaz de visualizar problemas que aún no hemos imaginado?

El capítulo segundo arremete contra las terapias que, con la falsa creencia de ser científicas, tienden a dar respuesta a las distintas situaciones por las que atraviesa un humano, y ataca, con simpleza y energía, los eslóganes facilones de la New Age, además del consumo masivo e irreflexivo de antidepresores químicos, como el mencionado en el título, sobre todo, mediante el apunte al mercado que esconde y que, posiblemente, tiene motivos sobrados para intencionadamente incitarnos a ese consumo.

No puedo sino estar de acuerdo con este capítulo perogrullero, pero es lo que es: verdad verdadera, de esa que no dice más que lo que dicta el, llamémosle, sentido común.

Y desde entonces, se comienza a dejar de denominar filósofo para llamarse consejero filosófico, asesor mental, o similares apelativos que, por supuesto, le enaltecen y le convierten en un mesías con una, como afirma en el libro, misión por cumplir.

No sé cómo aún leí un poco más, aunque ya era evidente que no tenía ningún interés profundizar… porque no habría nada profundo, sino una sarta de simplezas aderezadas de lugares comunes, para hacernos creer que lo que decía el libro ya lo habíamos pensado nosotros, que somos tan, pero tan, listos, como ese filósofo que nos estaba ayudando a ver la luz al final del túnel de nuestra vida ignorante y presuntamente inconsciente.

Las varias referencias a filósofos como William James ya me tendrían que haber acabado por hartar, un señor que tiene como filosofía que lo bueno es bueno en tanto que es útil. Jo, qué bien… qué fácil… ¿Cómo no lo había pensado antes?

No quise ni siquiera pensar en lo absurdo de la contradicción que establecía que, ante la gravedad de que el mundo estuviese siendo terapeutizado, no propusiese otra alternativa sino otra terapia. De hecho, el capítulo segundo se titula «Terapias, terapias por todas partes, y ni pensar en pensar«. Pero pensar para curarse… ¡es una terapia! Me acordaba tanto de mis terapias

Las técnicas de marketing puestas al servicio de una nueva terapia, esta vez a través de la lectura de un libro que va a ser «la solución», la gran solución a nuestros problemas, resulta tan ridículo que impulsa a tirar el libro por la ventana.

Pero no es el único libro: hay tantos libros de autoayuda, que no son solo de autoayuda, sino en muchos casos publicidad directa de gurús más o menos bienintencionados que saben, ellos saben, sí, lo que nunca seremos capaces de comprender los seres humanos corrientes.

Intenté, de verdad, seguir leyendo. Sentí que se lo debía a mi alumna que, con todo su cariño, quiso compartir este libro con nosotros. Por ello le estoy agradecido, no obstante, pues lo importante no era el libro, sino su cariño, su intención de hacernos vivir mejor.

Pero el tercer capítulo ya era demasiado para pasar al cuarto. Se titula «El proceso PEACE: cinco pasos para enfrentarse a los problemas con filosofía» y lleva epígrafes oportunos de Epicuro y Wittgenstein, por supuesto, completamente fuera de contexto, situados como plidoritas, como pastillas de sabiduría válidas para todo momento.

PEACE, por supuesto, es un acrónimo que contiene, en cinco palabras, en solo cinco palabras, la clave para todo, la llave maestra del universo. Él lo ha descubierto. Claro. Aquí vuelvo al mesianismo que apunté párrafos arriba, y no fabrica un acrónimo cualquiera, no, sino PEACE. ¡Qué bonito! ¿Cómo no lo habíamos visto?

Ni me voy a molestar en poner las palabras que corresponden a esa sigla. No merece la pena. En realidad, casi cualquier combinación de cinco palabras podría servir, porque en realidad se reinterpretan como lo que le da la real gana al psudo-filósofo autor de este tomo infumable.

Ah, no, pero aquí va otra de las maravillas de este, me atrevo a decirlo, estafador: el libro es fácil de leer. Claro, no va a ser un ensayo aburrido, tedioso, que requiera poner mucha atención para procesar, que requiera de mí el llevar a cabo una investigación paralela para contrastar o completar la información presentada, no. Se trata de un libro que, siendo voluminoso, pueda ser leído y «comprendido» por una persona «corriente», como recuerda innumerables veces, para que no lo olvidemos mientras seguimos leyéndolo.

Tentado por seguir destrozándolo, comencé el cuarto capítulo, repaso en 30 páginas de toda la historia de la filosofía occidental y que viene a titularse «Lo que olvidó de las clases de filosofía del colegio y que ahora puede serle útil«. Donde, de nuevo, asume varias cosas en una sola frase, así, como si nada, a saber: que lo olvidamos, que lo estudiamos, que ahora y no antes, que pueda serme útil y que desee que lo sea. Vuelvo a un resumen expuesto: El libro no es para mí.

No me molesto en continuar. Sigue una descripción de casuística en la que desgrana las ventajas de esa terapia de filosofía aplicada sobre una serie de «pacientes» que le consultaron para resolver sus vidas y cómo, gracias a él, pudieron hacerlo.

No sigo empleando mi tiempo en criticar algo tan absolutamente fácil de desmontar.

Aún así, volveré a agradecer a mi alumna que me tendiera su mano, que me prestara este libro, que intentara hacerme partícipe de su utilidad, de su bondad: La intención, la intención y solo la intención.

Y los hipopótamos se cocieron en sus tanques

Acabo de terminarme otra novela sobre la Beat Generation, en este caso sobre el acontecimiento que les marcó desde el comienzo: el asesinato de David Kammerer por parte de Lucien Carr.

Ninguno de los protagonistas pasaron a ser conocidos por sus méritos literarios, que no tuvieron. David murió a finales del 44. Lucien pasó su vida siendo otro diferente de quien había soñado ser, tras pasar tan solo 2 años en prisión. Fue reconocido en su trabajo en prensa, pero no viene al caso.

Jack Kerouac, William S. Burroughs y Allen Ginsberg pasaron a la posteridad como los fundadores del movimiento literario más importante de la literatura norteamericana hasta la fecha.

¿Qué hicieron a parte de ser unos aprovechados de estar en el lugar adecuado en el momento adecuado y tener los contactos adecuados para no acabar, entonces, también en prisión?

Escribir un libro.

Luego otro y otro y otro… algunos de gran valor literario, atrevidos, valientes, rompedores, creando una forma de entender la escritura en la línea de los sueños ambiciosos de Rimbaud o Verlaine.

He de reconocer que a pesar de que procuro no dejarme llevar por lo que conozco como personas a los autores de estos libros, poco a poco se va metiendo en mi cabeza la imagen de su incoherencia haciéndome odiar sus creaciones como frutos perversos rellenos de falsedades.

Pero no he de ser su amigo para apreciarlos, me digo. Sé claramente que no querría estar sentado a la misma mesa que Jack, ni Bill, ni, desde luego, el hipócrita Lucien. A Allen le perdono un poco más… como si mi perdón tuviese algún valor.

No obstante, su escritura ha contribuido a hacerme más libre, de una manera que no alcanzo a ver, pero sé que es así… quizá a través de la inspiración que supuso para el movimiento hippie, la influencia que este movimiento pudo haber tenido en la civilización occidental del último cuarto del SXX, a la herencia más o menos descafeinada que se recibió de ello… no sé, no lo alcanzo a ver pero sé que es así.

Por ello, quizá, solo por ello, puedo apreciar un trabajo como este libro de 1945, con su amigo en prisión, que escribieron a dos manos (cuatro, en realidad) Burroughs y Kerouac, a pesar de ver en los intentos desesperados de Jack de conseguir la fama y el reconocimiento con este episodio, aprovechando hasta el límite una anécdota de su juventud que quiso convertir en episodio casi trascendente.

Sin embargo, leo en esa desesperación, en la del yonki BB y quizá un poco ayudando a la de Ginsberg, la desesperación de la sociedad y la cultura occidental que, tras la 2ª Guerra Mundial, acabó por perder completamente el norte de su brújula, dejándose llevar por impulsos parcialmente hedonistas mezclados con un sadomasoquismo avergonzado, con sentimiento de culpa y huida hacia delante, como si el pasado no existiese y, por otra parte, como si solo pudiese pensar en el pasado.

Como dice el epílogo de la edición de bolsillo que compré recientemente, el existencialismo aún estaba por llegar a EEUU cuando se escribió esta novela. Hay que reconocer esa capacidad de anticipo. Llegaría también un rebelde sin causa, el extranjero, etc, etc, etc… que nos harían darnos cuenta de lo mal que estábamos y de la falta de explicación o de ayuda para nuestros problemas…

Pero no dejo de pensar que son problemas de niños pijos, problemas de burgueses ociosos que no hemos de trabajar para vivir. Se anticiparon a esta crisis en más de 60 años.

Y, por reconocerles algún mérito: sacaron partido volcándose a crear cuando otros podrían haberse dedicado exclusivamente a la autocompasión o el disfrute superficial de una vida colmada. Escribieron su dolor, dándole forma, una forma que no se conocía, una forma alocada y brutal, salvaje, desoladora, sin esperanzas, sin futuro… dándole forma a la expresión de la sensibilidad de nuestra alma postmoderna.

Algo les debo, después de todo.

Q

Hoy he terminado un libro que me prestó Hilario Álvarez. Uno de esos libros que dejan huella. No creo que pueda olvidarlo. Lo más terrible es que tendré que devolvérselo. Y no es un libro que me vaya a comprar… pero me gustaría tenerlo.

Lo acabo de descargar, como no podía ser menos, de su propia web, la del colectivo ahora denominado Wi Ming Fundation, y antes Luther Blisset que hace de Autor de esta novela formidable.

Por si te apetece descargarlo a ti también, te dejo el enlace desde el que lo hice.

Reproduzco un texto mecanografiado de este maravilloso volumen:

«Una Europa en que los banqueros alemanes dictan las opciones políticas; en que se lleva la fe religiosa en las banderas de los ejércitos mercenarios; en que poblaciones enteras son sometidas a la ley marcial. Una Europa recorrida por columnas de prófugos, en que la rebelión de los desesperados recibe la firme reacción de los linajes más rancios y de los poderes mercantiles incipientes. La misma asquerosa reacción de siempre: cañones y genocidios, y más hierro y fuego…»

Escrito en un texto que, como afirman en su página web: Transcurre en el Siglo XVI. Dos personajes principales. Uno quiere subvertir el orden establecido y el otro es un espía al servicio de los poderes que lo protegen. Q es un espía contratado por el cardenal Carafa, personaje ultra-conservador y de creciente influencia en la jerarquía de la Iglesia. Una novela épica desde las entrañas de la historia, ambientada en Europa central e Italia septentrional. Algunos han definido a este libro como «un western teológico».

Hay quien lo compara con El Nombre de la Rosa, de Umberto Eco, pero en mi humilde opinión hay algo más revolucionario y rompedor en este libro. Empezando por la declarada lucha antimercado, nuestra religión actual, que se lleva a cabo haciendo disponible el libro de forma completamente gratuita, con una licencia mucho más abierta que las famosas Creative Commons.

Tienen la declaración de guerra en toda forma, la llamada a la lucha a los creativos, a los que generan cultura, lanzándoles la primera piedra:

Desde 1996, por contrato todos nuestros libros llevan este anuncio: Está permitida la reproducción total o parcial de esta obra y su difusión telemática, siempre y cuando sea para uso personal de los lectores y no con fines comerciales; y con la condición de que se reproduzca este enunciado. Para conocer nuestras posiciones sobre copyright, copyleft, cc, uso legítimo-razonable y propiedad intelectual, visitad la sección OMNIA SUNT COMMUNIA de este sitio. Como nuestros libros están traducidos en muchos idiomas que no conocemos y han sido publicados en diversas partes del mundo, es muy difícil tener todo bajo control. Si la edición de vuestro país no contiene susodicho anuncio, significa que ¡habéis sido engañados! ¡Os han timado! ¡Estafado! ¡Os han tomado el pelo! ¡Embaucado! Rogamos presentar una reclamación al grupo editor y enviarnos una copia (con traducción, si es posible).

Y así, es, así nos ponen contra la espada y la pared de la supervivencia económica a partir de la creación, que ya he tratado en otras entradas de este diario que, por supuesto, es tan público y gratuito que no necesita ni siquiera una nota reconociendo su uso.

De su historia, de la de Luther Blisset Project, decir que merece más la pena pasar un buen rato leyendo la página web que esta triste reseña, pero me gusta la síntesis de este párrafo con el que prologan su presentación:

En 1994 cientos de artistas, activistas y bromistas de toda Europa deciden adoptar la misma identidad.

Apodándose Luther Blissett se preparan para desencadenar el infierno en la industria cultural con un plan quinquenal. Trabajaran juntos para contar al mundo una gran historia, crear una leyenda, dar vida a un nuevo tipo de héroe popular.

En enero de 2000, al finalizar el Plan, algunos de ellos se congregan bajo un nuevo nombre, Wu Ming. Este último proyecto, a pesar de estar más enfocado hacia la literatura y la narrativa en el sentido estricto, no es menos radical que el anterior.

Pero que su autor sea tan peculiar, tan único en su género como imposible de ser único, no merma en absoluto todo lo brillante que esta obra Q es.

Creo que, junto con «La Vida, Instrucciones de Uso», ha sido la más formidable novela que haya leído nunca. De múltiples niveles, puede ser leída en clave de actualidad, como si se tratase de un llamamiento a alzamientos del tipo 15M, pero puede ser leída como una novela histórica (he verificado hasta lo posible todos los acontecimientos y personajes que aparecen en la ficción), como un relato de aventuras y desventuras, una lucha contra el fanatismo, un alegato en defensa de la lucha contra el sistema, una lucidísima recreación de un periodo convulso del nacimiento de Europa, de los países como tal, como los conocemos, con la ascensión de la ortodoxia católica y protestante, esa ascensión cuya escisión seguimos viviendo, imposibilitando el nacimiento de una nueva Europa de pueblos, de gentes, que sigue siendo un patio de bandas dirigidas por príncipes y banqueros.

Tiene lecturas que estoy seguro que no aprecio, lo presiento, creo que referencias a movimientos políticos italianos, a pseudonacionalismos locales, pero que sé que se me escapan.

Habría de leerla otra vez, ¡habría de aprendérmela de memoria!

No, no es eso. Pero sí recomendar su adquisición, su difusión, la adquisición de información mediante esta antigua técnica llamada lectura, lectura de información y no sobreestímulo derivado de consumo mediático.

Novela formidable. Colectivo interesantísimo. Generan reflexiones: creemos un colectivo paralelo, en el que el ego se disuelva, que tenga un nombre, una poética. Escribamos la novela. Tenemos la obligación de hacerlo. Vivimos tiempos que nos requieren. Requieren nuestro compromiso. Hagámoslo.

Un texto de hace años que encontré en la arqueología de la preparación de mis talleres de este año o curso escolar…

Texto de un ejercicio de uno de mis talleres de escritura.

En el 147, desde Glorieta de Bilbao a Barrio del Pilar
Madrid, 22 de septiembre de 2010
Viajamos: Giusseppe Domínguez, Sara Valverde y Jorge Cabello

Después de tanto plan, me encuentro con que en realidad la realidad hace o no realidad mis planes. De nada ha servido pensar en el 21 y todo lo que podía ver desde él. Al final, el 147. Me gusta más este número aunque ¡qué curioso! Ambos son múltiplos de 3. Hoy viajamos 3 en 1 autobús, en 1 múltiplo de 3. Si dividimos el 147 tocamos a 49 -> ¡Un cuadrado perfecto!
¡Qué maravilla! Las matemáticas me rodean y hacen de mi mente un efervescente zumo gris.
Ha oscurecido casi sin pensar. Mientras, otra mujer no tan mayor, toma al asalto el asiento dejado por su antecesora. Su antecesora temblaba al salir.
Pasamos bajo los cristales donde di clases a Luis, el niño rico que espero que no me requiera más.
Se ha cerrado la noche en Martínez Campos como un látigo dejando de latir y se funden soltando una r y un go.
Estamos entre sandalias y abrigos, bufandas con minifalda y un velo musulmán (en realidad, siempre en realidad) era un pañuelo azul como la tinta de este bic con el que cubrirse el pelo.
Son las 20 horas y 30 minutos. Noche negra en Castelar.
Me gustan los amarillos y verdes y azules parchís de este bus moderno que habla con voz fraccionada como gritos sordos.
Sara en primera fila, Jorge al final. Yo en mitad del autobús oyendo los pitidos de los vehículos, los crujidos de la arquitectura rodante que nos traslada y las voces… siempre las voces que me recuerdan que la humanidad se esfuerza por comunicarse.
Hay fuentes en la ciudad con llanto en crisis. Palabra mítica que convoca debates.
Cuento 5 personas hablando con móviles y siempre imagino que hablan entre ellos sin saberlo, sin haberse visto nunca. Son como las voces del ordenador central de la EMT.
Voy teniendo menos espacio desde que entramos en la Castellana (que no es un anís).
Cada cierto tiempo salgo a la calle y encuentro bellezas en cada mirada, en cada sonrisa hallo empatías y la gente (yo soy gente) sonríe poco. Hay que sonreír más. No vivir más, vivir mejor; no ganas más, gastar mejor.
Mis pensamientos dispersos son presentidos por la mujer de ojos inquietos que se está bajando del autobús.
Cuzco tiene paradas con mujeres peruanas. Suben y bajan en la arteria S N.
¿Cómo pueden, tantos ojos, no encontrarse?
Veo la Plaza Castilla y no puedo evitar recordar a mis padres.
¡Qué bellos los semáforos en esta fiesta de colores y luz! Madrid tiene una luz que no deja de rosprenderme. Hace años que no veía la parte exterior del intercambiador.
El reloj analógico de este anciano me ha regalado información.
Sara se volvió preocupada por si el chico con muletas no tenía asiento. No sé si es él o su amigo quien tiene un olor a sudor insoportable, casi petroquímico.
Este es el A, pero el otro el B1. ¡Joder! Próxima parada, Moforte de Lemos.
El perro de luz verde de CajaMadrid flota en el lienzo negro de la noche.
Estreno en Disney Channel. Cam Rock 2.
Y otro analógico de otro anciano me dice que son las 9 menos diez. (que no son las menos uno, claro, claro)
Ha desaparecido la ciudad!! Sólo los coches y algunos árboles miran nuestro viaje. ¡Estamos cerca de Finisterre! Las paradas tienen unos nombres tan sugerentes que pienso en lo bellas que son las palabras y unos ojos azul claro tras unos cristales ligeros dicen estar tristes o cansados. Quizá solo cansados.
Nuestro viaje está siendo bien largo pero tan intenso e interesante como suele serlo todo viaje cuando se tienen los ojos abiertos y siempre hay que recordar que los ojos están en el cerebro y no en la cara.
Bajamos en la próxima parada: Bañeza con Ponferrada. Les rescato de su estado absorto. Bajamos.

Esto no es una broma