Navíos junto a tu boca

Desde lejos
se acercan tumbas de pueblos enteros
holocaustos a medida de última generación
recital de muerte y hiel.

Desde lejos
buques insignia en la antesala del fin del mundo
donde no quiero ir
sin tomarme antes contigo una cerveza
en ese bar que han abierto nuevo en la calle del pez
que piensa y respira
junto a tu boca
donde los navíos
encallan en la sonrisa más salada del mar.

Innumerables

vienen en pateras refugiándose de la miseria en la miseria que produce reproduce su miseria.
trabajan sin salario por el pan aceite y sal la tinta de su sangre consigue contratos contra actuales conseguidos en la miseria descuadrada que produce reproduce hambre guerra tifus y demás jinetes cabalgando hacia el sur.
matan vidas por un pedazo de vida en el paraíso cruel hasta convertirse en dioses y producir reproducir su propia muerte.

Innumerables

Apenas tenía fuerzas
para alzar la mirada,
sus pasos,
sus tres pasos
le acercaron a mí,
a mi mesa de estrella
de estrella de cerveza
con un café con leche.

me pidió cinco duros
y casi no le oí
porque no quise oírle
o sabía
anticipadamente qué
le iba a contestar.
él también lo sabía.

nuestros ojos trenzaron
el silencio de siempre,
un humo marihuana
venía de la otra mesa
donde una mujer morena
desparramaba encantos.

una mosca en su labio levantaba su vuelo
pero él no se inmutaba.

el tiempo se detuvo.

los párpados cayeron
los párpados
mis ojos no moraban
desde mi corazón
sangrante
entre los labios
de moscas
innumerables moscas
que devoraban su cadáver
antes de ser cadáver.
su ropa olía a miseria
su ropa
y con dos o tres pasos,
sus pasos,
se alejó.

Un cansancio sospechoso

Después de verte
me masturbaré
recordando
el pliegue de tu vestido malva
cayendo, cediendo
al peso de tus pechos liberados.
Dibujaré el flequillo
más rubio, más salvaje;
subiré cinco dedos
los bajos de tu falda,
cinco dedos
explorarán tu sexo
tras unas bragas
que quiero que sean negras.
Entre tus piernas
perderé la memoria
bañándome en la sangre
de tu similitud.
Humana entre las divas
ni siquiera sonríes
ni gimes
ni me hablas.
El poema se pierde,
me vence el sueño
y caigo en tu vientre
como en bandoneón
plegándose
plegándose
respira una sentencia
hasta hacerla infinita
y nuestros pies se engarzan
en la lucha sin fin
vertical y solemne
que agota el pensamiento
hasta llegar al fin.

Esto no es una broma