alimentado de tu recuerdo
húmedo en mis dedos.
Libros
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Un hombre atravesó el desierto
Venía de lejos,
más allá del desierto
y llegó aquí
donde todos creemos estar en un oasis
que es otro desierto
más allá del cual…
Un hombre atravesó el desierto
la plaza infinita se extendía hacia los lados
donde unos ríos vertían su flujo de miseria.
intentó atravesar la inmensidad.
reventó el caballo en sus rodillas
y tropezó
en el epitafio de su propia tumba
atado al carro del sol
sin más ayuda
que sus piernas
demasiado finitas, concretas.
la plaza infinita se extiende hacia los lados
y sigue definiendo el universo.
un hemisferio azul de luces rojas
vuela sin perdón
Un hombre atravesó el desierto
con hielo
estaba borracho
la baba en la comisura
con un reproche olvidado de su mujer
que le espetó un idiota
tan agrietante
que el corazón cuarteado
ya no puede albergar vida.
Un hombre atravesó el desierto
Dejó su corazón atrás
para que las hienas no lo devorasen
y ahora, en pleno oasis,
no logra salir de su silencio.
Dejó su sueño atrás
para aprovechar el frío de las noches
y ahora, en plena calle,
no logra huir de su silencio.
Un hombre atravesó el desierto
de tu ausencia.
Hoy
es capaz de vivir en soledad.
Un hombre atravesó el desierto
Llegó al vergel salado de tu sexo
y se bañó.
Humano bautismo de sangre
que hace del desierto
nuestra cama.
Un hombre atravesó el desierto
Era un hombre negro
con una moto que no avanzaba.
La luz fluía sin cesar sobre sus cejas
y no avanzaba
porque la silenciosa mosca
había devorado su alma
y voló
por encima de mí,
más allá del desierto trascendente
para encontrar gasolina
y darse cuenta
de que le habían robado
ni más ni menos
la vida.
A Malena
Un día me desperté
y allí estaba
como si yo no hubiese hecho nada,
ella no hubiese roto nunca un himen,
ambos no hubiésemos
amado
aquel destino por venir,
aquella mano pequeñita
que allí estaba
como si me mirase
aún, que no miraba
y me sentí nacer
con ella
que nacía
como si nada
como si todo
al mundo que ya, sin conocerla,
la quiere, se enamora
como yo como ella
y nuestras palabras se vierten
se divierten
se convierten
en un nombre eterno
de tristeza
de alegría
de vida y de futuro
junto a nuestra cama de estrellas
ha nacido un milagro
y ya puedo creer en Dios.
A Malena
Aún no has llegado y ya
me cuelgo de tu risa
que será su risa,
de tus ojos
que serán mis ojos
de tus labios
de cada uno de tus poros
en tus codos
en el eje de tu ser
que aún no es
y ya lo añoro.
Aún no has llegado y ya
vivo entre tus suspiros
entre tus dedos
al lado de tu llanto
bajo las angustias de tu cama,
en las alcantarillas del ático
que te alumbra
que te alumbrará
que te ha alumbrado.