Y por buscarlo
no encuentro
ni un pedazo de sexo
entre tú y yo.
- Algo me separa de tu nombre
tan sólo de tu nombre.
Diario
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Y por buscarlo
no encuentro
ni un pedazo de sexo
entre tú y yo.
tan sólo de tu nombre.
Extintor mesa cuatro sillas
adoquines de lomo aborergado
ceniceros vacío cafetera
ahínco esdrújulo y sereno
mendigo rumano en el silencio
ruido calefactor y mil papeles
tu espalda sus miradas
viga que sustenta el edificio…
son tantas las cosas que me separa de ti
que aunque el silencio me separe de tu nombre
no me importa.
Y no eres tú
soy yo,
quien no sabe
mirar
en tu mirada.
Algo me separa de tu nombre
de tu alma
de tu esencia
de tu encanto
de tus ojos
de tus sueños
de tu vida.
Algo me separa de tu nombre.
para vincularme, por siempre
a tu sonrisa.
Es la última palabra
antes de obedecer los pasos que me alejan
a la plaza de lágrimas vivientes
en la ausencia
que habrá de tener otra llamada
pues llena mi silencio con las olas que rompen con violencia entre sus dientes
se convierten en luz y me iluminan
un rostro que quiere volar a tus entrañas
como alfajor de nieves uruguayas
y un niño en el alféizar
colando una manzana para poder vivir
tan sólo una mañana.
En el azul azul de una mañana
que crista en la palabra
un rayo verde
de hoces y de lástima
asterisco que rima con albricias
de azúcar y villenas,
sí,
sin un oculto
hábito de noche, habito en tu recuerdo
al roce inmortal de cascabeles
puntas de estrella azul
dolor de ausencia.
Volar en la llamada un eco sin palabras
que llegue a su destino
de vos
de vos
de vos
de voz enamorada.
Una manzana
con cuatro taxis locos zurdos
esa esquina de mal humor
que ha roto una expresión
y cántaros de fuego
trenzados al destino
de mi huida
de mí mismo.
Te llamas Paloma y no puedo evitarlo,
no sé cómo evitar recuerdo de poemas cursis a tus alas
muestras de poder en pleno vuelo
olvidando
(porque lo olvidaba)
que querías follarme y no quise
que querías comer y me ausenté.
No entendí nunca
que de tu nombre
me separa, tan sólo, una palabra.
En lo profundo de tus lagos cubiertos de montaña
en tu inocencia ciega
en tus mañanas
como ladrón del tiempo de muñecas,
hábil conocedor de tus encantos.
En filamentos de miel
hebras de sol
enarbolado ensayo de dios
reconociéndose dueño del destino
que nos separará
barco de vela henchida de misterio
en el océano profundo de tus ojos
en la fosa abisal de mi tristeza.
Entre tus tetas, montañas trasnversales
un canto de sirena con la guitarra de cuerdas hecha vientre
agua de mar, azul de Bariloche
en la pesadez oculta de la crisis,
austeridad añil, cruz de la guerra
sin sexo y sin misterio
de luz láser porcelana
que me sale ante la gris cabalgadura
de un incierto moreno por su canto
en la noche
en la noche.
Siendo antena de móvil
sin cobertura
siendo sirena de ambulancia
cargada de muerte
… grito de miseria
irremisible
armando poesías sin sentido
como toda mi vida
y tu mirada
otra palabra que no tiene cobertura
en mis oídos.
Pequeño trama de protocolos
que arman la nave de los sueños
para poder volar,
volar hasta tu sexo
y poseerte,
tenderte en esta pobre
estancia sucia y mugrienta
que tu pelo lo barra con líquidos fluorados
lavando mi aspiración
a poseerte.
Haciéndote libre una mañana
que abres más botellas
que piensas que conoces
el fondo de tu alma tan barata
como el café, la luna y tres facturas.
Hoy, quiero volar entre tus tetas
escalando sin tocarte
la trenza de fuego que te agarra
y desprenderme
despacio
hasta tu cama.