Trenzas de oro y una red de tergal

cosida en la pernera de su pantalón
no se si soy la víctima
o un hacker escaneando
su vulnerabilidad.

No estoy acostumbrado a ser sorprendido por una mirada
pero tropecé con sus ojos sin querer
buscando unas botellas de vino
que eran demasiado caras.
Subí los ojos para no chocarme
y allí estaban los suyos como voces
que me gritaban: ¡míranos!
y no quise evitarlo.
Sus pantalones se han perdido en el horizonte sin mar de corredera
mientras yo sacaba este cuaderno
para no dejar escapar entre mis dedos
el silencio sorprendente de su encanto.

Le he escrito un poema

Le he escrito un poema
y no se lo he dado
y ahora pienso
que lo habría hecho sino la fuese a volver a ver
que lo habría hecho si este no fuese mi café preferido
pero no se lo di.

Le he escrito un poema
y lo he pasado a limpio
con algún que otro cambio
para creer que fijo el ritmo
y en una hoja separada
lo he guardado en la contraportada
de Pista de despegue
pero no se lo di.

Y estoy tragándome este café intomable
este vaso de agua sabe a rayos
o detergente con limón
y mientras dibujo un perfil de mil fronteras
hecho de lana palabras y aficiones
me acuerdo de su pelo rosa
sus pesqueros azules
su camiseta blanca
su risa de colores
que no he querido escribir en el poema
porque no me he atrevido
porque no me atrevería a volver a este café
si se lo diera
¡pero no se lo he dado!.

Para una camarera del Café Galache.

De la palabra al acto

Déjame
dibujarte con palabras
rodear tu cintura de azulejos
versos pobres que te acaricien los pechos
latidos hechos letra besando tu nostalgia

Déjame
perfilar tu silueta
a golpe de machete y portaminas
rajar tu vestido de temores
con la navaja viril de mis caprichos
con el estigma de una preposición
con la grieta adjetivada que te erige
frágil
ahora que vas
azul y roja
tan llena de colores
tan de vida
más allá de todos mis deseos
miserables e intelectuales
que no rodean tu cintura
ni tocan tus pechos
ni laten ni besan ni perfilan
ni rayan
ni casi me dejan escribir(te)

Gracias por ser valiente

Apostar café con leche
vaso de agua, hielo,
saludo lleno de sonrisa,
ápices de destellos de un paraíso rosa
que hacen creer
por momentos
que la comunicación humana aún es posible.
Gracias por arriesgarte
equi
evocarte
perdonar mi tristeza-torpeza
y mi cansancio
después de haber soñado
con locos que vivían encerrados en salas de reuniones
y no me dejaban salir
y no perdonaban mi torpeza-tristeza
y me obligaban a creer en comunicación cifrada
donde lo humano
no es posible.
Gracias.

Estoy triste

llueve.
el cielo está gris.
no tengo ganas.
de duele el alma.
este mundo a veces se hace imposible.
el café está bueno
y una voz
aguda
en el fondo, en el rincón
no me deja evadirme.

Estoy triste hoy.
Sirenas de policía.
móviles.
palabras alegoría
en el fondo
desde donde una voz me llega

pero sigo triste aun dando una vuelta a la hoja
porque tropieza el boli con las arrugas de la contra
portada.

No lloro.
llueve.
el cielo es gris. Siempre.
Los chubasqueros amarillos
también son grises
los autobuses rojos
también son grises
la tumba de mi boli
también es gris
mi sangre
tu recuerdo
también. Grises.

Estoy triste.
el gris es un estereotipo
y la lluvia
y yo.
Todo es gris y lluvioso.
Ayer vi una película gris
maravillosa
y hacían ruido en la butaca
delante de mí
y me cabreaba gris
grisoscurocasinegro
pero no hice nada.
Eso era ayer.
Hoy llueve. estoy triste.
Empiezo otro cuaderno pero
no tengo ilusión.
Tengo la libertad de no tener rayitas
y un café con leche
móviles
el vaso de agua
lleno, como la lluvia, de tristeza
y quiero algo
que no sé identificar
¿Por qué estoy triste?
He dormido poco
Me hago viejo
Llueve gris.
Humo gris
mujeres grises se sientan
no me importa
el camarero es una monada
y el cuaderno que estreno tiene tapas duras moradas con brillantina
la música gris está triste en el aire.
Un culo triste negro
devuelve
el café con leche
se enfría en la taza gris
sobre la losa mesa mármol
lluviosa
nublada
mi cabeza
duele.

no sé

No sé si escribo a la poesía
o a la muerte.
No sé si escribo a una mujer
o a la soledad.
No sé, la verdad, no sé si escribo
o si no escribo
aunque me gusta pensar
que soy, que vivo
que arriesgo sufro sudo lucho
hago digo expreso callo
caigo vuelo follo ronco limpio
cocino añoro araño fluyo
rumio duelo critico veo huelo
olfateo verbeo…
no sé acabar.

Esto no es una broma