piedras de noche

las campanas suenan – hoy también –
el policía corre con una porra en la mano
casi tropieza conmigo
las campanas
un silbido indica al policía por donde ir
un borracho imita a julio iglesias
y una prostituta que es nueva en la calle
no sabe qué pasa
y mira
mientras suenan
repican
alegres las campanas

toda la plaza mira al policía que corre
con una porra
negra y maciza
en la mano derecha y
hay silencio.

los coches se detienen
las campanas se callan – hoy también –
el policía desaparece
y el borracho
vuelve a cantar
algo sobre las mujeres
y la pared y
palabras que no se pueden
entender
piedras de noche.

Para sobrevivir en este mundo hay que perder el corazón

sangrar menos
llorar menos
vivir menos

para durar más
más duro
más frío
más seco
más y más

hasta que el corazón se estabilice en hebras rojas
que fluyen calientes
llamando la atención
detrás de cada mirada que pide auxilio
que pide insoledad
que pide vida

pero es tan tarde que yo
voy a dejar que el viento azote de vida mi cara
que la vida me robe todos mis instantes
y los lleve
tan lejos como el mar
el cielo
los árboles frutales
los olivos de jaén
mujeres andaluzas
un ramo de pestañas que endulzan ficheros
en los que me pierdo para no morir.

Esto no es una broma