y estoy tirado en el suelo
entre una caja de pizzas y
un cubo de basura.
mi estómago hace ruidos del averno
las piernas duelen
la boca tiene la mucosidad jugosa del averno
y yo sueño
contigo y conmigo
con el viento que dibuja
caracolas
en los túneles del metro
que viene y no me deja
seguir escribiendo.
Libros
Colección de libros publicados mediante blog. Más información en la sección Libros de la web www.giusseppe.net
un día gris
después de escribir
abro los ojos
y el mundo toma, de nuevo,
mil colores
(y sonidos)
aunque el cielo esté gris
o justo eso:
el gris del cielo
asalta la cuna de mis ojos.
Pensar
Antes bebía
para no pensar
después fui a psicoanálisis
para no pensar
ahora digo tonterías
para no pensar
recuerdos
simplezas
hago dibujos y no paro
(a veces sí)
para pensar
eau de Mijaki
me acerqué por detrás
sutil—
algunas partes de mi cuerpo anhelaban estar
más cerca
de algunas partes de tu cuerpo:
mi boca junto a tu oído izquierdo
para decirte terciopelo
(mascando las palabras)
echaré
de menos
tu fragancia.
otra presentación
mañana tengo que hacer
una presentación.
no sé de qué
no lo recuerdo
pero de alguna manera
noto
falta de simetría en mi vida
incoherencia
y me da miedo querer
llegar a ser tan coherente
como para suicidarme
Esponja
Hay que “dejarse” escribir
igual que absorber la lectura.
Soy una esponja rara
absorbo
pero no escurro
en la misma medida
¿Dónde queda, entonces, la diferencia?
He comenzado la comunión
Me como un bombón de chocolate
en lámina cuadrada
depositándolo en la lengua
húmeda
que deshace en mi boca el cacao
llenándome de gracias
(las de ella)
metáforas absurdas
croar de monedas cayendo
entre mis músculos
dorados
de azul anaranjado
con la fuerza de su olor que
sincero
cae.
piedras de noche
las campanas suenan – hoy también –
el policía corre con una porra en la mano
casi tropieza conmigo
las campanas
un silbido indica al policía por donde ir
un borracho imita a julio iglesias
y una prostituta que es nueva en la calle
no sabe qué pasa
y mira
mientras suenan
repican
alegres las campanas
toda la plaza mira al policía que corre
con una porra
negra y maciza
en la mano derecha y
hay silencio.
los coches se detienen
las campanas se callan – hoy también –
el policía desaparece
y el borracho
vuelve a cantar
algo sobre las mujeres
y la pared y
palabras que no se pueden
entender
piedras de noche.
Para sobrevivir en este mundo hay que perder el corazón
sangrar menos
llorar menos
vivir menos
para durar más
más duro
más frío
más seco
más y más
hasta que el corazón se estabilice en hebras rojas
que fluyen calientes
llamando la atención
detrás de cada mirada que pide auxilio
que pide insoledad
que pide vida
pero es tan tarde que yo
voy a dejar que el viento azote de vida mi cara
que la vida me robe todos mis instantes
y los lleve
tan lejos como el mar
el cielo
los árboles frutales
los olivos de jaén
mujeres andaluzas
un ramo de pestañas que endulzan ficheros
en los que me pierdo para no morir.
¡qué nítido es todo ahí fuera!
contornos
luz cayendo lago de los cisnes
rayo mortal
suicidio ciego
nítido y rojo-jo-rojo
se vierte
ahí fuera
luz campa en su elemento rompiendo siluetas
(soledades)
¡qué nítido es todo en la calle!
bañera de cuchillas de afeitar.