En 30 Bocas

Entre mis letras amarillas
hago un llamamiento al orden
y limpio la casa de tantos cubos de basura que
gotean tu ausencia.
Te me fuiste entre los dedos
como el vino que en la garganta
me hace volar,
girar un ramo de violetas
frente a tu nariz amartillada
y decirte, una vez más,
que necesito tu presencia.
Entre estos peldaños escritos
acribillando folletos de antigua sal robados
en un almacén, desguace sin cerebro

rompo a llorar…
rompo a llorar y siento
que no siento mis manos sudorosas
que no siento mi estómago estragado
que no siento mis párpados vencidos
si no es a través
de la escritura.

Inspiración

Hay días que la duda es
si vomitar o
lavarme los dientes.
Intentar alejarme de mí mismo
huyendo de mis versos
con palabras laberínticas
para que no me encuentres.
Pero esta segunda persona es mi derrota
y esa derrota, tu victoria
que aclama al cielo que mi lucha
está perdida.
Sigo pensando qué hacer;
sigo esperando un rayo divino que me inspire
y me ponga a escribir,
a sembrar letras en el espacio tiempo
y otras cuantas dimensiones
a porrazos sobre cartulinas negras,
una tiza en las manos:
las nubes se van nublando
el cielo celando
y yo, irremediablemente,
yoyeando.

Tu divino pensamiento

Has decidido matarme porque te da la gana
y no cuentas para nada conmigo
porque sí, porque te da la gana
has decidido matarme
a golpes de tus besos
a rabietas feroces de tus senos
que se abandonan
locos como una manada de cerdos piafando
un abanico de loros amalgamados
en los que tu pensamiento
se convierte en divino
y das por sentado que puedes
que puedes matarme porque sí,
porque tú lo dices y no hay más que hablar.

Travesía

entre tus ojos y los míos,
una nube de polvo se cernía
y nos acabó por descubrir
que nos queríamos cual ciegos
a los que el verbo ha hecho personas
y descubierto la vereda de la dicha
en una mirada que surca
una nube de polvo que se cierne
entre tu soledad y la mía
enamorándonos,
haciéndonos pequeños cosquilleos
en los párpados
interrumpidos por un despertador que levantará
tus lágrimas mis lágrimas
el intento feroz de ser felices
objetivamente y llenos de misterio
que las frases del miedo hacen miseria
antes de que las matrículas se borren
de nuestros anillos de saturno

alba de la noche,
tu llanto me seduce con
lágrimas de seda que saben a sal,
lágrimas de azúcar que beso enloquecido
hasta tu despertar

alba de la noche:
travesía de encantos en la ciudad de mi vida.

Para Carmen

91/6742552

“Qué extraño desvarío”
Lope de Vega

un saco 3 en la calle.
ella no está y sí está.
las palas pasan portando palés
de venezuela y sueño,
abrelatas de tierra
que alquila su espaciotiempo
en el universo.
el problema de la convivencia es
quien saca la basura
que se va pudriendo
desde hace tantos años
que acabamos en las calles
junto restos náufragos de una mudanza
gritándonos al oído
¡esto no es justo!
los dos estamos sufriendo.
sin embargo, el saco 3
tiene un número de teléfono
¿porqué miras al suelo?
¿huyes de mí?
no quiero llorar en tu presencia
y que me digas, como ayer,
que desvarío.

El Jubilado y más

Lo consiguió.
Al fin llegó a la meta
con una casa con jardín
una playa en la cocina
un perro negro y gris
varios televisores
y otros electrodomésticos
que demuestran
que el tiempo lo cura todo,
el tiempo de sudor,
sangre en las manos
un llanto convertido en piedra
para llegar.

No me puedo concentrar
porque estás lejos
y tenemos una conversación pendiente
que el saldo inferior a 500 pts
me impide continuar.
Soplo el aire ante mis ojos
que en el frío te recuerdan
morena y añil
como de barro
amasando el verso en tu piel
abrazando mi recuerdo
tu recuerdo
en una ausencia
que nos envenena
porque estás lejos
a pesar de tanta tecnología
que los astronautas llevan a la luna
para prostituir la poesía
que se libera y gime
¡soy la más puta!
Rompiendo la mierda de la encrucijada
en la que se escupen
las ánimas borrachas
a la luz de cada amanecer
cuando el frío ronco
apisona cadáveres
que tienen la osadía de llamarse hombres.

El Jubilado

Pasé por delante de su oficina
hace tan poco tiempo
que casi uso el presente
y quise llamarle
no sé para qué,
supongo que para decirle
que está presente en mi vida,
en la vida que me dio
donde hace una semana
volaban versos
hechos de seda negra.

En otro tiempo,
yo no entendía a mi padre
y aún hoy
no le entiendo
pero ahora da igual
porque quise llamarle
no sabiendo para qué
desde la puerta del edificio
de una oficina
que ya
no es su oficina.

Esto no es una broma