Yo solo escribo

Escribo como si trabajase en una factoría. No tengo imaginación. No. Tengo ganas. Ganas de narrar mi visión, mi sueño, mi sensación, mi luz, mi sombra, mi silencio que lleno de palabra.
Escribo porque no puedo evitarlo, no sé hacerlo. Quiero parar y reflexionar pero ya lo he escrito, lo he impreso por no esperar a que sea impreso.
Preso sin fin de mi escritura, soy un diamante, un cristal frío, un segador de análisis que rompe el tiempo. Antes, después.
Soy todo eso y sigo adelante, en una progresión sin aniversario, un tiempo de notiempo, cafés en el Jamaica, cafés en el Galache, cafés y cafés, poemas, poemas, poemas…
no dejo que el ruido me penetre y oralle mi soledad que cuesta reconocer tras el frío de su máscara.
Temperatura con rayos infrarrojos para capturar las vibraciones electromagnéticas de tu pantalla.
Gira hacia mis ojos los tuyos
y seamos uno
seamos una mirada ininterrumpida
siempre
eterna
como dios y el color de tu pelo
informe craneal de tu paraguas
sea la luz
y se hizo,
se hizo en tu misterio
a la sombra del luminoso
de la farmacia donde lograste
el último empujón
de adrenalina
y hoy, ante tu muerte, yo…
yo sólo
escribo.

Niño en el Galache

un niño ha entrado por la puerta.
estaba abierta.
no ha dicho nada y ha caminado
despacio
hasta el fondo del local marrón.
ha bajado al subsuelo.
no ha levantado la vista del suelo,
no ha dicho nada y ha caminado
despacio
de vuelta desde el fondo hasta la puerta
que aún estaba abierta.
ha salido sin levantar su vista
solitaria del suelo,
miserable suelo que le aguanta.

en la calle le esperaba
un gato.
ha vuelto a entrar sin reparar en nada.
sus brazos oscilando cabizbajos.
su mirada sombría
apagada en los adoquines
que le aguantan.

del fondo ha llegado su grito,
su ansia de futuro,
necesidad impía de limosna
pero no ha dicho nada
y ha vuelto a la calle
en donde el gato
cocido de aspirinas
aún
le está esperando.

Caí en tus manos

Yo volaba y volaba
por nubes de estambreras
que nunca conocí,
agitaba las alas de una libertad triste
despegando en vertical
del portasoledades
que entonces yo habitaba.

Volaba y volaba
por campos de jazmines,
racimos de uvas tintas
como sangre de Francia,
por vías llenas de aortas
al pie de una mirada.
Volaba…
Volaba…
en el aire sublime cargado de tu esencia
y caí.

Caí
feliz en tu sustancia,
en la materialización de las mil flores,
en la calma abigarrada de tus besos,
en la dicha infinita de tu compañía
que vive en cada sueño de pasión que te dedico,
en cada estrella que brilla en mi universo,
en tus manos que ya no son tus manos,
en tus senos que ya no son tus senos,
en tu sexo,
en tu sexo que siempre será mío.

Poema al 2001

Me inyecto en las neuronas
un microchip
con conexión a Internet y otras pavadas.
Me clono en cada uno de
mis semejantes
y mi información genética baila
en tus bases de datos.
He hallado la forma de disolverme
en ondas de satélite
por siempre ineludibles,
fibras que te sustentan
aire que te vibra.
Toda esta ubicuidad por perseguirte
estar siempre a tu lado
estar dentro de ti
horadarte y sin embargo
algo desconocido
en mi sistema
no acaba de funcionar.

2001

Te huyo
como otros tiempos y otros espacios
para encontrarme
lejos cambiado feliz
y me cabreo
si me piden que piense en ti.
Te huyo
hasta dejar mi casa hueca
sin sentido
abierto azul crispado
a punto de morir entre tus labios
a punto de vivir.
Te huyo
en el silencio, la palabra
queriendo construirme
forzándote
en un ir y venir de dedos de labor
en una cosa de plumas
sin aves y sin huevos
naranja ornitorrinco de sartenes
viendo caer un rizo por tu pelo
recortar la calma con cartabón de pituitarias
que me abrace y me deslinda
de tu pilar,
tu palabra
y reinen letras en surcos de trincheras
y reinen bienes de ilusión
de sueños
nervios
pena
sol
visitando mi huida
perseguido
acosado
raudo
solo
sin saber, todavía, porqué te asesiné.

un poema de amor

llegué tarde porque estaba borracho
y no encontraba
la maldita cerradura.
no sé muy bien cómo
conseguí meterme en tu cama,
abrazarte…
pero el calor
y tu olor
tu buen olor a sudor y cariño
terminaron de marearme
y vomité.
te despertaste para llevarme al baño
donde seguí vomitando
lo que ya no creía posible,
mientras tu mano acariciaba mi cuello
húmeda, para despejarme.
me dolían los ojos y los espasmos
de mi estómago
sólo se sofocaban con tu abrazo desnudo
y tu buen olor a sudor y cariño.
tu olor,
tu calor
terminaron por calmarme,
dormirme
a tu lado,
a tu lado
donde hoy he despertado para vomitar
este puñado de palabras mal escritas
abrazado a ti y desnudo
besándote la nuca
y preguntándome
cómo has aprendido a recogerte el pelo
y si todavía
me quieres.

Esto no es una broma