Miedo
de pensarte y quererte
en medio de mí
llorando
llorando
sin poder parar
llorando
y con un panal de nervios
que esculpe
mi soledad
aquí,
en medio de mil almas.
Diario
Colección de libros publicados mediante blog. Más información en la sección Libros de la web www.giusseppe.net
Miedo
de pensarte y quererte
en medio de mí
llorando
llorando
sin poder parar
llorando
y con un panal de nervios
que esculpe
mi soledad
aquí,
en medio de mil almas.
Millones de teléfonos suenan
alrededor.
Tú no me miras
no me oyes
ni siquiera me lees
porque estás ocupada
mirándote, oyéndote y leyéndote
pues hazte un dedo
y olvídame.
Poetas que temblando abrazan una droga.
Mario Trejo.
Están en mi calle, en mi misma esquina
con una sensibilidad
de sombra y miedo
una mañana de hielo y muerte
sangre quebrada en venas sin futuro
y mierda bajo su gabán
¡Sí!, sus propios excrementos
oliendo
Paso a su lado y cruzo de acera
tiemblo
¡Sí!, tiemblo de miedo y de dolor
Están en mi calle
en mi misma calle
bajo mi ventana cálida y serena
abrazándose.
La muerte les espera.
Dedicado a El tiempo de los asesinos, de Henry Miller.
Hoy cumplí 33 años
pasó el pasado
y me morí;
me morí
para caer caín en la divina comedia
abrazado a tu recuerdo
tictaqueante
de tránsito encancerbado
sin saber nadar.
Hoy cumplí 33 años
soy dios a punto de palmar
para quemar el mundo
rajar ratas con mi palabra
mi verbo
reloj de silencio para cubrir el cielo
y caer caín
entre tu sexo.
Hoy, que cumplí 33 años,
sé que moriré
sin conquistarte
Hoy presente
muy presente y sin futuro
me rindo
caín
al ritmo nuevo
me rindo
caín
al tiempo de los asesinos.
“El verbo que se escapó de la palabra”
Miguel Oscar Menassa.
Huyó delgado
al fin del mundo
y se cagó
Diarrea infinita abrió su vientre
sin nombre
artúrico con luciferinos
de sor y punto.
Pero parece la sirena de la policía
parece la guerra callejera.
La ciudad arde
mis arterias se llenan de poemas
y gritan entre el asfalto y los semáforos
un alarido
vándalo
casi gutural
para pedirle a dios que acabe con el hambre.
esta mañana,
cuando iba a trabajar,
tropecé.
una masa torpe
se movió entre harapos
y mi corazón dio un vuelco.
sin embargo, era una mañana más
un día normal,
cualquiera,
como yo
como la masa triste bajo los harapos
y tres policías salieron del furgón,
lo ataron
lo encadenaron
ante mis ojos
silentes
y cobardes
que bajaron la mirada
y huí,
despacio
a mis quehaceres.
Filamento
14
pulmones de palabras
asco de reciedumbre
desde adentro
me dictan
un dictado
con dictamen
mortal
“Poema con palabra dada”: encadenado
albor de sed
sed de dolor
olor a mar zarzaquemada
a la orilla de tu vientre
entrelazado al alma
matutino
y no.
no estoy tan viejo
para temblar de muerte,
sí para vibrar de miedo
miedo a la muerte.