Cuando escribir se vuelve un puro acto absurdo

Hace tiempo que se viene hablando de la capacidad «creativa» de las Inteligencias Artificiales, IA, para simplificar, porque siempre hay que simplificar, así que he decidido que la presentación del libro del viernes pasado puede que la haga mejor que yo una de estas IA.

Próximamente dedicaré un texto (escrito por mí, que soy una inteligencia no artificial, lo que podríamos denominar INA) sobre esa presunta creatividad de las IA, que implican un repensado de a qué le llamamos creación. Lo que siempre viene bien: repensar.

Este es el texto generado por una Inteligencia Artificial a modo de ensayo argumentativo dado el título del libro:

Lo concreto son las nubes

Las nubes son una fuente de debate constante. Algunas personas creen que las nubes son solo vapor de agua, mientras que otras piensan que juegan un papel importante en el mundo. Las nubes son una forma de precipitación que se puede ver en el cielo. Las nubes están formadas por vapor de agua y una variedad de otros gases. La gente a menudo encuentra que las nubes son hermosas, pero algunos no están de acuerdo. Las nubes bloquean el sol y pueden hacer que las temperaturas disminuyan. También crean patrones meteorológicos y afectan el clima de nuestro planeta.

Párrafos del cuerpo: Las nubes son parte de la atmósfera y forman parte del cielo. La atmósfera es la capa de gases que rodea la tierra y es crucial para la vida en la tierra. Gran parte de la atmósfera está bajo tierra, por lo que no podemos verla con nuestros ojos. Sin embargo, podemos detectarlo con nuestros sentidos y usarlo para comprender el mundo. La atmósfera es fundamental para la vida tal y como la conocemos, ya que nos protege de la radiación solar y nos proporciona el oxígeno necesario. Las nubes son esenciales para protegernos de la radiación solar, ya que bloquean algunos de los rayos nocivos del sol. Nuestro planeta sería muy diferente sin nubes; habría demasiada luz solar y el mundo se volvería inhabitable.

Las nubes también ayudan a protegernos del exceso de luz solar y mantienen fresco el planeta. Las nubes ayudan a reflejar la luz del sol hacia el espacio, creando lo que se conoce como efecto invernadero. Esto ayuda a mantener el planeta a una temperatura agradable para nosotros. Sin nubes, habría demasiada luz solar y el mundo se volvería inhabitable. Las nubes también son útiles para crear lluvia, lo que ayuda a mantener la vida en la tierra. Cuando miras hacia el cielo por la noche, en realidad estás mirando el vapor de agua creado por las plantas durante el día. Estas nubes retienen suficiente agua para crear precipitaciones cuando pasan a través de nuestra atmósfera, creando la lluvia que sostiene la vida en la tierra.

Aunque las nubes pueden ayudar a protegernos de la dañina radiación solar y crear precipitaciones, también pueden afectarnos negativamente. Sin nubes, habría demasiada luz solar y el mundo se volvería inhabitable. Las nubes también crean patrones climáticos que pueden causar problemas a los habitantes de nuestro planeta. Por ejemplo, cuando los ciclones tropicales ocurren en áreas donde no hay nubes que bloqueen la luz del sol, pueden devastar regiones enteras y causar muerte y destrucción a gran escala.

Por otro lado, algunas personas piensan que las nubes son solo agua. vapores en el aire y no tienen ningún efecto sobre el clima de nuestro planeta. Otros no están de acuerdo y piensan que las nubes juegan un papel vital en el clima del mundo. Las nubes mantienen el mundo fresco al reflejar la energía del sol hacia el espacio. Si no hubiera nubes en nuestra atmósfera, estaríamos expuestos a demasiada luz solar y, como resultado, nos recalentaríamos muy rápidamente.

En general, las nubes son una parte vital del ecosistema de nuestro planeta y juegan un papel importante en la protección de la radiación solar y la creación de precipitaciones. Sin embargo, pueden afectarnos negativamente al bloquear demasiada luz solar o causar problemas de lluvia al crear tormentas eléctricas o huracanes. Sin embargo, a pesar de estos problemas, todavía tienen un papel esencial en la protección de la radiación solar dañina y la creación de precipitaciones, por lo que debemos respetarlos como una parte esencial del ecosistema de nuestro planeta a pesar de sus efectos negativos sobre nosotros.

Presentación de un lingote de poesía

Recital y Presentación del libro

Lo concreto son las nubes

Habrá francachela y también comilona.

Será divertido y sorprendente, pero no podemos ni queremos hacer spoiler. Tendrás que venir a verlo.

La Asociación Cultural Clave 53 tiene el honor de poder invitarte a la presentación del libro colectivo editado por Giusseppe Domínguez a partir de los Talleres de Poesía y Escritura Creativa.

Ha sido escrito por Javier Jiménez, Sara Mansouri Bellido, Ester Morales García, Anita Ges, Pablo Velado Pulido, Ernesto Pentón Cuza, Isabel Jiménez Moreno, Grace Chacón, Raquel Gómez, Andrea Vidal Escabí, Susana Olalla Serra, Yolanda Jiménez, Mónica Rubio Jara, Eva Obregón Blasco, Javier Villa, María Jesús Orella, Armando Silles McLaney, Sofía Kosenko, Wilfredo Puignau, JMariano Velázquez, Vanessa López, Francisco Domínguez Agudelo, Carmen Lucía Noriega Montoya, Tanja Ulbrich e Inmaculada Sánchez Costa.

La presentación tendrá lugar en la Carpa del Circo Carampa, en Madrid, el sábado 1 de octubre de 2022 a las 19:00.

«Negro» literario

He recibido una propuesta laboral relacionada con encargos para escribir textos de los que no me siento especialmente orgulloso, pero que son acordes con el objetivo de quien desea contratar mis servicios.

El otro día, durante una amistosa conversación algo acalorada con mi familia con motivo del quincuagésimo sexto aniversario de boda de mis padres, me recomendaban que rentabilizase mi relación con ese cliente que podría acrecentar mi fama allende lo que yo puedo lograr por mis propios medios. Sin embargo, mi opinión era que no quería aparecer con mi propio nombre en esas publicaciones, pues no es un texto del que me sienta especialmente orgulloso (como ya dije).

Repentinamente fui consciente de que quizá esa expresión tan poco siglo XXI, como es la de «negro» literario, igual no tiene que ver con la explotación, sino con la invisibilidad. Incluso una invisibilidad deseada por el autor. Aunque de no ser así, de no ser deseada sino ocultación intencionada por la parte contratante, es una forma en la que la invisibilidad se tiñe de explotación. Quizá de ahí el paralelismo inapropiado con lo que vivieron los millones de seres humanos en la lamentable historia de la esclavitud y la trata de personas.

En absoluto es el caso del que se trata en mi posible contratación: Siento que no quiero ser visto, que deseo la mayor opacidad en cuanto a la autoría de mis textos para este fin destinados, o incluso la más pura transparencia, para que quede a manos de quien paga por el texto, sin quedarse la rúbrica de mi firma.

Vantablack
De Surrey NanoSystems – Surrey NanoSystems, CC BY-SA 3.0,
https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=34139562

Quizá por ello recordé el material que pretende ser el más negro de los existentes, en el sentido de no reflejar absolutamente nada de radiación, limitándose a reflejar un 0,01% de emisión de la radiación recibida.

El Vantablack es una especie de «bosque» de nanotubos verticales que están en crecimiento. Cuando la luz alcanza el material, en lugar de reflejarla, queda atrapada siendo continuamente desviada entre los nanotubos de una forma alotrópica del carbono.

También me acordé del nombre no muy afortunado dado a la «materia oscura» o la «energía oscura», que deben su nombre, no tanto al anonimato, sino a su inexistente relación con la radiación electromagnética. Al menos que se haya observado hasta ahora.

Algunos recuerdos de la presentación del proyecto Paraguas

El domingo pasado presenté el proyecto Paraguas, tal y como estaba previsto, en uno de los más bellos y delicados espacios de Madrid.

Escribí una breve y muy merecida reseña del lugar en Google, para ayudar a la difusión de uno de los mejores lugares que conozco en esta ciudad:

Madrid Music Hall es dirigido con talento, dedicación, esfuerzo, pero sobre todo con ilusión y amor, por Marta Aranda, quien ha logrado en menos de 2 años convertir una antigua oficina bancaria en una maravillosa escuela de música que además de enriquecer a la población local con cultura, ofrece la oportunidad (muy escasa en esta ciudad) de seguir sus eventos, de organizar eventos artísticos, literarios, musicales… en un Auditorio perfectamente equipado (con piano de cola incluido en el escenario) y diligentemente atendido.

No puedo imaginar un lugar mejor que nace con la voluntad de hacer del mundo un lugar mejor.

Gracias a la organización por su trabajo y auguro felices años venideros llenos de poesía, música, artes y belleza, platónica belleza, de la de «bueno/bello/vero».

No perderse su programación de eventos y cursos. ¡De lo mejor!

Algunas de las fotografías que se hicieron el domingo pasado muestran lo agradable que resulta una presentación en este espacio:

Presentación La Piel del Ciruelo

Hoy presento el libro de Raquel G. Figueiras que ha editado la librería/editorial de Pepe Olona, Arrebato Libros, que lleva siendo un gestor cultural desde hace casi dos décadas.

La portada del libro es una ilustración/collage de mi querida Tanja Ulbrich.

Se presenta en la Galería Covington, en Madrid, a las 19:30 horas del viernes 20 de mayo de 2022.

Hay muchas personas «implicadas» en la presentación.

Yo no lo he escrito.
Yo no lo he editado.
Yo no lo he prologado.
Yo no lo he diseñado.
Yo no lo he organizado.

¿Qué pinto yo allí?

Hoy lo sabremos.

Cartel de presentación de Paraguas

El proyecto ya tiene fecha y lugar de presentación: el 5 de junio del 2022 a las 19:00 en el auditorio de la escuela de música Madrid Music Hall, que dirige Marta Aranda Roig.

He realizado este primer cartel que no acaba de convencerme. Desde luego, es cualquier cosa menos minimalista, como sí que es el libro.

Algo me dice que no será el último y definitivo.

Este es el texto del prólogo del libro, que describe a la perfección en qué consiste, pero no habla demasiado en detalle de las metáforas que me evoca el pensar en paraguas rotos.

Hace más de una década comencé a realizar fotografías de paraguas abandonados por la calle sin la más mínima intervención. Ni los manipulaba, ni editaba las fotografías, ni tan siquiera corregía una posición de los mismos o los rescataba del olvido, del injusto trato con el que alguna persona se había deshecho de ellos.

Ahí estaban, tirados, como llorando en mitad de la calle, en un entorno mayoritariamente urbano, en las proximidades de cubos de basura desbordados por un intento vano de introducir estos elementos en unas papeleras no pensadas para tal fin.

Me acercaba, me detenía, hacía una fotografía, en alguna ocasión más de una, para dejar huella, para dejar constancia del paso por la vida, por la utilidad, de esos enseres rotos, arrancados de su función por una varilla doblada, por una batalla perdida contra el viento, por una repentina mejora del clima.

Ahí quedaban, tras mi retrato, en el velatorio de la calle, en el cementerio de cemento, en la ignominiosa nada, en la desmemoria, tras un fugaz encuentro con una mirada ansiosa de metáforas.

Paraguas rotos.
Tan sólo son paraguas.
Paraguas rotos.

Algo más simple puede que se acabe imponiendo…

Twittersía

En el día internacional de la poesía se reciben sin parar felicitaciones más o menos simplonas y de lugar común, que abundan en la idea de que la poesía es melosa, meliflua y empalagosa, como tres adjetivos sinonímicos

Quizá por ello es más importante que nunca reivindicar que la poesía no es tendencia, que lo que la poesía implica es el riesgo, el no-lugar, lo disconforme, la lucha (que no la defensa de las causas, por loables que sean), la pelea a la contra, que diría Bukowski…

Y una juguetona manera de hacerlo fue la de lanzarnos a escribir esta parodia de la poesía que gana concursos por tener muchos seguidores de redes sociales.

El texto advierte que no nos lo vamos a tomar en serio desde la primera página, para que nadie se llame a engaño:

Este poemario es una gamberrada titulada
twittersía
o
20 no-poemas (que no son veinte) y una basura equivalente.

Pero tras esa página viene la verdadera miga:

o una seria reflexión sobre ¿a qué le llamamos poesía?

Ernesto Pentón y Eva Obregón Blasco fueron los encargados de generar el contenido, lo más «rápido» y banal posible, mientra Tanja Ulbrich diseñaba la portada y Giusseppe Domínguez la edición del libro, como si mereciese la pena.

Elegir una fuente tipográfica «handwriting» tan sumamente hortera, con un centrado insoportable, hace que cada página, sobre papel estucado blanco brillante, parezca una invitación a una boda del siglo pasado.

Hemos intentado ser horteras
como poema de twitter.
No sabemos si lo hemos logrado.

A pesar de la advertencia final, o justo como nos temíamos, no hemos conseguido que quedase tan «mal», tan simplona, como queríamos. Especialmente en lo tocante a la cubierta, realizada sobre la cara cruda de una cartulina gráfica con un collage alterado y volteado de Tanja Ulbrich.

El final lo dice todo (o lo pretende):

Aprendiendo a sobreimprimir con Scribus

En la edición del libro Paraguas, que estoy a punto de recibir de la imprenta, he tenido nuevos retos editoriales que voy aprendiendo a solventar como buenamente puedo, siempre teniendo en cuenta que trabajar con Scribus (software libre) sobre Linux, es más complejo que con las herramientas con las que habitualmente se hacen estas tareas, que son parte del mundo Mac(OS).

Esta vez, para que quedase el texto negro sobre una capa de color gris cálido de fondo, hube de conseguir que quedase en «sobreimpresión», que parece ser que se consigue con una capa a la que se aplica un modo de fusión que he deducido que es «multiplicar».

Tengo ganas de tener el libro en mis manos y ver cómo han quedado los colores de las fotografías al convertirlas en CMYK. Es un libro complejo, pero tengo que seguir aprendiendo. Siempre aprendiendo. Nunca sabiendo. Ains…

Maravillas del error

¿Por qué no se me ocurrirán cosas así sin que sea el error el que las descubra?

Me temo que tengo un problema con el intento de controlar todo lo que hago hasta la más mínima ausencia de error… y eso es un error.

El viernes pasado, abriendo un documento para verlo con un programa inadecuado, se produjo esta visualización de una cubierta de un libro sobre la que había estado trabajando y me sorprendió el bello juego que hacen esos caracteres «no encontrados» en la herramienta inapropiada. Así que ese bello juego fue completamente apropiado… con la herramienta inapropiada. Paradojas de la creatividad…

Esto no es una broma