Voy viviendo al ritmo de mi sombra

me he tropezado
dando una patada a un cubo de basura
sin intención
cuando la sombra que lo habitaba
ha calado mis huesos
hasta lo más hondo
de tu corazón.

no sé qué ocurrió,
si algo se ha roto,
si los verbos me vuelven loco
o tú.

no sé, sinceramente,
cómo he llegado a ser parte de ti
a no ser más que sombra
a no ser más
que una sombra
que vive al ritmo de ella misma.

quizás sea el principio
de mi independencia.

Una inmensa sombra

He visto sangre de carne macilenta vomitar un llanto de miseria frente a mí
olido orines de hiel vertidos contra las rocas de iglesias convertidas en impúdicos urinarios públicos
pero grito
lloro
no hago nada
no sé qué hago
cuando recuerdo que
entre dos coches
un pantalón desaparecía
para que su culo
pudiese cagar,
apenas sus rodillas escapaban
del hedor y
unos pedazos de mierda
adornaban la calle
que
entre dos coches
vestía una inmensa sombra
para cubrir la vergüenza
de no tener Dios.

se acabó

tenía anillos dorados.
él la miraba intimidándola y la tensión
se podía cortar
entre los dos.
la mujer frente a ellos
respiraba
muy fuerte.
tenía pendientes dorados de aros enormes,
él un pendiente pequeño en su oreja
izquierda.
su gesto rudo no se escondía en la falsa sonrisa
y ella sabía que él quería matarla.
la mujer frente a ellos
miraba hacia mí.
yo veía en su rostro duro las huellas de la carcel.
tenía el pelo teñido de un rubio dorado,
él, pelo corto, casi a cepillo
y los dientes muy sucios.
quería escaparse por la ventana pero no era posible
y hablaba.
no paraba de hablar y yo no podía oírlo.
la mujer frente a ellos
no podía escapar.
– no quiero saber nada de ti.
a él no podía oírle.
– no creo ya en tus negocios
un teléfono móvil sonó en el fondo
y ella intentó levantarse.
él intentó besarla.
sus uñas marcaron una distancia prudencial
y la mujer de enfrente
se tragó un grito.
pasó un brazo detrás de ella
y ella no aguantó más.
se escabulló de su lado al pasillo
y olí su perfume
de aroma dorado
su olor a sudor siguiéndola
y la expresión de alivio
de la mujer que había estado
frente a ellos.
no pasó nada más
que yo sepa
cuando bajaron del autobús.

Primer beso de amantes incipientes

Globos aerostáticos lo constataron:
fronteras transgredidas
ejércitos de laca campaban por mi estepa
y la estrategia envolvente
cortaba toda huida.
El enfrentamiento inevitable respiraba a dos palmos
zafarrancho inminente
naves quemadas
sensores epidérmicos en DEFCON4.
Los tratados de Ginebra fueron vulnerados
con armas nucleares
gases venenosos acariciaban el aire
amenaza química global.

Se declara la guerra abiertamente.
Bombardeo de párpados violentos
rasga la resistencia en las trincheras
la vanguardia peligra y se repliega
tenazas en mi cuello cohíben la retirada.
Se lanza contraofensiva
frontal
como una bala,
dos misiles detienen un primer contraataque
fallido contra encanto de su red de espionaje
avisada evasiva cargada de misterio.
Todos sus tanques cercan
mi asedio apasionado,
despliega en abanico
un punto débil trampa
por donde un portaviones
de besos se abalanza,
Harriet que despega
choca F14 femenino en sus labios
alma licuada de pilotos muertos
sangre incolora en la cima del miedo
preámbulo de nuevos frentes
antiaéreo busca bunker en el sotobosque
de su monte minado de raviolis,
la batalla se abre
se encuentran dos sirenas
que sellan para siempre
la guerra de la carne
en el campo del sexo.

se acabó

miraba desde el otro lado del cristal
un cristal que llegaba desde el techo
un cristal en el que ella apoyaba sus lágrimas
aquella
sus enorme tetas
envueltas en el jersey de cuello ancho
su pelo era rojo
y su compañera miraba
desde este lado del cristal
un cristal que llegaba hasta el suelo
las enormes tetas de su compañera

desde el otro lado,
él,
descarado
sacó sus manos de la gabardina
y encendió un cigarrillo.
escupió su asco con todas sus ganas
contra la perfecta transparencia

sus tetas no dejaron nunca de titilar
y sus labios articulaban
palabras
demasiadas palabras
cuando bajo la mesa volaba una bandera
hecha con el rojo de su piel.

Ahora me sale nada

Te me has ido
y no te hablé
no te dirigí la palabra
y nos mirábamos,
sabíamos que queríamos follarnos
y te dejé ir
sin mover un dedo
cuando pasaste a mi lado
tranquila
como si no hubiese pasado lo que pasó
anhelo salvaje de cuerpos antropófagos
devorando soledades con salsa de pasión
más allá del frío de tus ojos
clavándome a lo lejos la sangre de tus uñas
pero ahora,
ahora te me has ido
y no te hablé,
nos mordió el silencio bajo la lluvia
el olvido se alimentó de todo nuestro anhelo
que no defendió mi cobardía
que no defendí
por eso
ahora
ahora salgo frustrado
como si no hubiese pasado nada.

Esto no es una broma