mañana tengo que hacer
una presentación.
no sé de qué
no lo recuerdo
pero de alguna manera
noto
falta de simetría en mi vida
incoherencia
y me da miedo querer
llegar a ser tan coherente
como para suicidarme
Poesía con aspirinas
Libro de Poesía con Aspirinas
Más información en la sección Libros de la página web www.giusseppe.net
Esponja
Hay que “dejarse” escribir
igual que absorber la lectura.
Soy una esponja rara
absorbo
pero no escurro
en la misma medida
¿Dónde queda, entonces, la diferencia?
He comenzado la comunión
Me como un bombón de chocolate
en lámina cuadrada
depositándolo en la lengua
húmeda
que deshace en mi boca el cacao
llenándome de gracias
(las de ella)
metáforas absurdas
croar de monedas cayendo
entre mis músculos
dorados
de azul anaranjado
con la fuerza de su olor que
sincero
cae.
piedras de noche
las campanas suenan – hoy también –
el policía corre con una porra en la mano
casi tropieza conmigo
las campanas
un silbido indica al policía por donde ir
un borracho imita a julio iglesias
y una prostituta que es nueva en la calle
no sabe qué pasa
y mira
mientras suenan
repican
alegres las campanas
toda la plaza mira al policía que corre
con una porra
negra y maciza
en la mano derecha y
hay silencio.
los coches se detienen
las campanas se callan – hoy también –
el policía desaparece
y el borracho
vuelve a cantar
algo sobre las mujeres
y la pared y
palabras que no se pueden
entender
piedras de noche.
Para sobrevivir en este mundo hay que perder el corazón
sangrar menos
llorar menos
vivir menos
para durar más
más duro
más frío
más seco
más y más
hasta que el corazón se estabilice en hebras rojas
que fluyen calientes
llamando la atención
detrás de cada mirada que pide auxilio
que pide insoledad
que pide vida
pero es tan tarde que yo
voy a dejar que el viento azote de vida mi cara
que la vida me robe todos mis instantes
y los lleve
tan lejos como el mar
el cielo
los árboles frutales
los olivos de jaén
mujeres andaluzas
un ramo de pestañas que endulzan ficheros
en los que me pierdo para no morir.
¡qué nítido es todo ahí fuera!
contornos
luz cayendo lago de los cisnes
rayo mortal
suicidio ciego
nítido y rojo-jo-rojo
se vierte
ahí fuera
luz campa en su elemento rompiendo siluetas
(soledades)
¡qué nítido es todo en la calle!
bañera de cuchillas de afeitar.
la voz no sale de mí
se encierra y quiere vivir
siendo adivinada
pero no puede ser
y escribo
para decir que estas malditas brujas
no paran de mirarme
que así está perfecto de café
que no tengo más fuerzas
que quiero estrangular un fichero de un giga
que nada tiene sentido
que no viví la guerra de vietnam
que nos seguimos matando
que me da miedo la policía de mi calle
que me da miedo entrar en una tienda que vende kebabs
que todo y nada y eso…
que sí y no
que puede
que no sé, sobre todo, no sé
(si siquiera escribir)
y estoy encerrado porque salir al mundo
supondrá asumir que no estoy solo
(y será duro
como la tiniebla
en la que
la ducha de piedras construye carreteras)
encerrado
(musgo que no se permite libertad)
cuánta frustración cabe en un verso
cuánta pena en un escalón del metro
donde suben
borrachos asesinos
suben a ritmo de caballos trotando
(yo también subo)
(aunque no quiera asumirlo)
yo también subo
y no escribo.
No me detengo unos segundos a escribir
aunque llevo como siempre el block de notas
y un bolígrafo bic
para no desperdiciar ese momento
en el que salen (imos) del metro
sin humor ni amor
y suben imos la escalera
borrachos asesinos
pisando vida
robando tiempo
frustrando futuro
inactuando devenires
… seguimos (igo) sin gritar.
la gente no para de pasar al otro lado del cristal
y yo estoy muy cómodo
a este lado
al lado de mi café (con leche
el vaso de agua
el libro de otro
que no soy yo
porque no me atrevo a estar expuesto
al otro lado del cristal
por donde pasa la gente con sus rostros de piedra
su tristeza sin fin
su soledad
– incomunicación –
al contrario que en esta ficción a este lado
del cristal
cálido y sereno
como este poema
que no se atreve a gritar.
Aliviar el dolor de vivir
ya que estoy aquí haré el trabajo –
¿y cuál es el trabajo?
Aliviar el dolor de vivir.
Allen Ginsberg
De plástico. Sabroso.
De carne fresca. Bien en su punto con un poquitito de
salsa roquefort
cortada con mantequilla
sabor a sal
a azulcantes canciones
que traen de vez en cuando
un ruido (melodía y todo lo demás)
hasta mí
que reposo el café
a punto de quedarme dormido
a punto de quedarme dormido
y otras escaseces
que da la vida.