Yo volaba y volaba
por nubes de estambreras
que nunca conocí,
agitaba las alas de una libertad triste
despegando en vertical
del portasoledades
que entonces yo habitaba.
Volaba y volaba
por campos de jazmines,
racimos de uvas tintas
como sangre de Francia,
por vías llenas de aortas
al pie de una mirada.
Volaba…
Volaba…
en el aire sublime cargado de tu esencia
y caí.
Caí
feliz en tu sustancia,
en la materialización de las mil flores,
en la calma abigarrada de tus besos,
en la dicha infinita de tu compañía
que vive en cada sueño de pasión que te dedico,
en cada estrella que brilla en mi universo,
en tus manos que ya no son tus manos,
en tus senos que ya no son tus senos,
en tu sexo,
en tu sexo que siempre será mío.