Innumerables
perlas de besos que engarzas en mi vida
para que haga un camino de pavimento fino
extendiendo en tu lluvia
el manto
de mi corazón.
Poesía con aspirinas
Libro de Poesía con Aspirinas
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Un cansancio sospechoso
El café.
El segundo café.
Suenan campanas.
Vienen rubias que se sientan,
se sientan frente a mí,
miro bajo sus faldas buscando una respuesta
y sólo encuentro carne,
rosada dinamita
de padres europeos
que guarda entre sus piernas
mi agotamiento.
Un cansancio sospechoso
Quiso leerme pero no pudo
porque pasó la noche
prendida de la botella.
El alcohol abría en sus venas
ríos de soledad,
muerte en la vida,
miseria.
Quiso leerme y yo ya era poesía
que sus ojos nublados
no deseaban.
Un llanto en sus mejillas
crispaba su agonía
lenta
cansada y lenta.
Un cansancio sospechoso
mis manos sudan
pero no es como siempre.
mis ojos dudan
de forma diferente.
tiemblo.
no sé cómo seguir.
no sé salir de aquí,
de esta vivienda muerta,
tumba voluntaria que convertí en luz.
mis de dos ya no hablan
de ti.
ya no dicen te amo.
ya sólo desean
deshacerse de tu cuerpo
pero no sé qué hacer para
no parecer cansado,
que registren mi coche,
abran la vida muerta
y descubran
toda la falsedad
de este poema.
Un hombre atravesó el desierto
estoy casada, ¿lo entiendes?
y la policía no es tonta y lo saben todo.
no quiero criar al niño sola
y no dices nada
¡no dices nada!.
sólo con tus amigos o con mujeres malas
y no voy a estar en casa siempre
para que llegues y me pegues
¿lo entiendes?
ya no aguanto este silencio tuyo
que es como un viaje en el desierto
mientras las facturas se acumulan en la casa
pero tú no haces nada
y yo quiero otra cosa.
quiero ser una mujer
que sienta en su pecho una mano limpia
¿lo entiendes?
voy a gritar que ya no me quieres
que ya no me quieres
y lo he vivido todo, ¿lo entiendes?
y puedo volver, siempre puedo volver
a casa de mis padres
a decirles
que ya nunca
te levantas
de la tumba.
Un cansancio sospechoso
Una espalda camina en la resignación
bajo la luna de lino de la noche
en la que hollé el violín suculento de tu cuerpo
cuya música
me abrió
guitarra que de ilusión se hizo cerebro
amaneciendo a la desconfianza
de un hércules que devora sus hijos
los escupe
lanza gritos de
amenaza
como luz sin horario al filo del paso del mal.
Un cansancio sospechoso
alimentado de tu recuerdo
húmedo en mis dedos.
Un hombre atravesó el desierto
Venía de lejos,
más allá del desierto
y llegó aquí
donde todos creemos estar en un oasis
que es otro desierto
más allá del cual…
Un hombre atravesó el desierto
la plaza infinita se extendía hacia los lados
donde unos ríos vertían su flujo de miseria.
intentó atravesar la inmensidad.
reventó el caballo en sus rodillas
y tropezó
en el epitafio de su propia tumba
atado al carro del sol
sin más ayuda
que sus piernas
demasiado finitas, concretas.
la plaza infinita se extiende hacia los lados
y sigue definiendo el universo.
un hemisferio azul de luces rojas
vuela sin perdón
Un hombre atravesó el desierto
con hielo
estaba borracho
la baba en la comisura
con un reproche olvidado de su mujer
que le espetó un idiota
tan agrietante
que el corazón cuarteado
ya no puede albergar vida.