Manuscrito

Enciendo el monitor y tecleo
una frase larga
sin pensar
pero, al leerla,
me doy cuenta de que no me gusta
y me enfado conmigo mismo
gratuitamente
para venir a escribir estas líneas
cortas
sin pensar
enfurecido-cansado
deseando
abrazar su ausencia silenciosa
alma compañera solitaria
en nuestra cama
donde un poema manuscrito
cada noche
borda su sonrisa.

La puerta abierta

Bajo la mesa azul
lloraba un niño,
lloraba triste siempre
solo, un quejido.

En la cama pequeña
murió su infancia
creció su adolescencia
bajo una cama.

Triste de tanatorio
se abrió a la vida
un niño que lloraba
mientras reía.

Al alba abrió los ojos
de verde claro
llenando de silencios
papel mojado.

Y un grito en la distancia
le hirió en el alma,
arrancó sus orejas,
mientras lloraba.

El paso de los siglos
sobre la cama
tiñó de sangre negra
tinta del alma

una herida profunda
de tanatorio
que quemó su esperanza,
cerró sus ojos.

Pero un golpe de luz
le abrió la puerta
lo encontró allí, dormido
bajo la mesa

aullando rimas tristes
por sus heridas.
Quedaba algo que hacer:
La Poesía.

Esto no es una broma