Día Global

Hoy sido un día global:

Amanecí en un fiordo,
comí en una nube,
merendé en el Mediterráneo
y dormiré en la meseta castellana.

El mundo es lugar diverso y bello.

(Escrito el 28 de agosto de 2023)

Sangre de mi sangre

Sangre de mi sangre
estampada en la pared.

Mancha
negra y roja
negra y rota
recordando un insomnio.

Vampiridad
asesinada.

Sangre de mi sangre
que será derramada por siempre
para el perdón de mis pecados.

Eran las cinco,
eran las cinco en punto
de la noche
y la bestia seguía matando
mi endeble
tranquilidad.

Sangre de mi sangre
nueva y eterna
células ocres de vida muerta
contra el cerúleo recubrimiento
de la obra de albañilería vertical
que limita mi sueño
de alas infinitas.

No creo en el pecado.
No creo en el sueño eterno.
No creo en la eternidad.
No creo en la verticalidad.
No creo en el infinito.

Pero la bestia,
minuto a minuto,
con su abuso de certidumbre
inyectaba
dolor
en mi incredulidad.

La caída del Imperio Romano fue la vejez

No las invasiones bárbaras.
No Atila.
No las guerras sasánidas.
No los pueblos godos.
No los númidas.
No el cristianismo.
No el arrianismo.
No la guerra.
No una batalla puntual.

La caída del Imperio Romano
fue la vejez:
ese deterioro paulatino
minúsculo.

Un grano aquí.
Un callo allá.
Una verruga creciente.
Un exceso de grasa.
Una corrupción in crescendo de toda célula.
Un cansancio deslocalizado y general.
Una agitación mental por falta de concentración.
Unas cataratas.
Un dolor lumbar.
Una uña enquistada.
Una fisura anal.
Una hemorroide.
Una presbicia galopante.
Un cuello con propensión a tortículis.
Un manguito rotador que ya no rota.
Una cuerda vocal paralizada.
Un catarro mal curado.
Una capacidad pulmonar en retroceso.
Un edema óseo en el astrágalo.
Un corte en el dedo gordo mientras fregaba un cristal fino.
Una rotura de menisco.
Una fascitis plantar.
Una hemorragia nasal.
Una pertinaz alergia estacional.
Un hongo incomestible.
Una muela picada.
Un diente roto.
Una encía sangrante.
Una endodoncia mal acabada.
Un tobillo mal doblado.
Una tontería más o menos menor acumulada.

La caída del Imperio Romano
fue la vejez:
ese deterioro paulatino
minúsculo.

Llegó
la decadencia,
el cáncer,
las malas decisiones,
la escisión,
las operaciones a corazón abierto,
el olvido (alzheimer),
la degeneración,
el eclipse,
la autodestrucción,
el fin.

Atila
fue sólo un símbolo
para no afrontar
que la caída
estaba implícita:

todo imperio surge
para terminar consigo mismo.

(toda vida nace
con la promesa de la muerte.)

[Estos 2 versos sobran, añadida la última estrofa, y sin embargo me gustan]

La vejez
es el recordatorio
de que se tienen deudas
con la vida
que se pagan
con la muerte.

Qué orgulloso estoy de una simpleza

4×7 es mayor que 5×5.

Sí, es una simpleza, lo sé.

Y sin embargo no era tan evidente ver que para obtener pedazos de papel de dimensiones en números enteros de centímetros a partir de un pliego de 70cm x 1m, la mejor opción era la de cortarlos en trozos de 14×17 siendo así que dividía 70/17 y obtengo 4 tiras de 100 centímetros que luego divido en 7 unidades de 14cm, sobrándome algunos trozos, inevitablemente con la restricción de los cortes en pedazos de lóngitud de números enteros de centímetros.

Podría haberlo resuelto con un sistema de esos de «programación lineal» que le llaman, pero cuyo nombre me horripila.

Así que decidí hacer las cuentas por tanteo hasta encontrar «la solución».

Habría que añadir un par de restricciones más, como que quería que se aproximase a los marcos que estoy usando para realizar tipografías y que, por ello, me daba una solución aproximada, además de querer que dos de esos rectángulos cupiesen cómodamente (con márgenes holgados) en un DinA4, para imprimir 2 negativos cada vez.

Así que estábamos por debajo de los 15cm y los 21cm… pero lo más grandes posibles.

Esto no es una broma