Disfraz de Ébola

Claro, claro, ¡qué ignorante!

He estado a punto de compartir un pensamiento que habría denotado mi ignorancia: ¿se habrá alguien disfrazado de «ébola» este Halloween?.

Pero he refrenado el impulso y me ha dado por mirar en google a ver si había alguien que se había disfrazado… y ¡claro! Había hasta un disfraz de ébola que había batido records de venta en EEUU.

Pero hay tantas otras cosas que dan miedo que disfrazarse este año creo que habría sido especialmente fácil. Pablo Iglesias ante Rajoy, la portada del ABC, etc, etc, etc… ¿Le tenemos miedo a muchas cosas o es que hay muchas que dan miedo? ¿es lo mismo?

Bueno, a mí me da más miedo que el disfraz sexy de enfermera el del grupillo de «médicos» con enfermo incluido que creo que ganó un premio en Segovia. Lo que más miedo me da no es tanto el virus como el tratamiento, el incumplimiento de protocolos o la imagen de degradación que deja de una sanidad pública que va quedando en pañales ante recortes y recortes…

Los avatares históricos del rumano

Revista, de Filología Románica, ni 14, vol. 1, 1997, págs 575-582. Servicio de Publicaciones.
Universidad Complutense. Madrid, 1997576
Eugenia Popeanga Chelaru

Hablar de la historia de una lengua implica a menudo atravesar un terreno lleno de obstáculos, entrar en áreas de penumbra y, en un momento dado, detenerse ante zonas de sombra. Sc trata, sin ninguna duda, de una aventura de conocimiento, de descubrimiento e iniciación por parte del investigador que realiza un viaje a través del tiempo, adentrándose en un espacio que aúna lo libresco, lo histórico y lo geográfico. Este tipo de viaje presenta casi siempre sorpresas: la de una hipótesis confirmada en unos textos, o la duda suscitada en otros, cosa que nos obliga a recorrer a su vez otros muchos, comparar, hallar respuestas no siempre del todo satisfactorias… Es la tarea que desempeña día a día el filólogo, tarea y figura cada vez más olvidadas a favor de los flamantes lingüistas que manejan la lengua desde múltiples puntos de vista, aunque casi nunca desde la perspectiva histórica.

Por eso, pues, quisiéramos hablar aquí del rumano como de una lengua en su historia, detectar los momentos clave de su expansión o de su opresión, presentarlo como una lengua románica importante, situada en la encrucijada de dos espacios: el oriental y el occidental, ubicada en el cruce de dos comunidades lingúisticas: la románica y la balcánica (esta última con sus peculiaridades y su amalgama de idiomas), enclavada en las fronteras trazadas por el «infiel» en su conquista bajo cl verde estandarte de la media luna. Todo esto convierte el rumano en una lengua cuyo pasado problemático, y a veces hasta oscuro, provoca en los especialistas dos actitudes: la de seguir los caminos trillados y marcar unos cuantos momentos bien conocidos en la historia de la lengua y el pueblo rumanos, o la de rastrear, con espíritu aventurero, los «avatares» de su evolución.

Es inevitable incidir una vez más en los momentos iniciales de contacto entre los colonizadores romanos y la población conquistada; es inevitable, pues, volver hacia una de las etapas más importantes en la historia de nuestro espacio románico, cual es la de su romanización. El emperador Trajano, entre los años 1O5-106 consigue vencer la resistencia de las poblaciones daco-tracias, y convertir el estado de Decebal en una provincia romana. Las peripecias de esta conquista son accesibles a cualquier curioso que hoy día se pasee por Roma, ya que están esculpidas en piedra, en la famosa columna de Trajano. Como en todas las provincias del Imperio, se establece aquí un sistema administrativo, jurídico y religioso romano; la capital de los dacios, situada en un cerrado valle, es trasladada a un espacio menos agreste; sin embargo, mantiene el mismo nombre: Sarmisegetuza. Los romanos, por lo que nos cuentan los historiadores, establecen su núcleo de expansión del latín en Transilvania fundamentalmente, así como al norte y sur del Danubio. La zona es amplia; sin embargo. no abarca el espacio geográfico situado al este, más allá de los Cárpatos, las actuales Moldavia y Besarabia. Eran éstas unas zonas de población daco-tracia flotante, sin asentamiento estable y apenas organizada en formaciones fijas a pesar de encontrarse dentro de los límites de una organización estatal floreciente en torno a la Sarmisegetuza dacia. Si bien en Transilvania, «Tara Ha~egului>~, Oltenia, Dobrodgea y al sur del Danubio hay huellas y testimonios de un proceso de colonización bastante fuerte, poco se puede decir de las zonas arriba mencionadas. En comparación con el resto de la Romania, «Dacia Felix» se mantiene escaso tiempo dentro del Imperio: apenas unos 150 años, puesto que es la primera provincia romana abandonada por sus tropas ante el implacable avance de las poblaciones barbaras: los godos en este caso.

El latín danubiano, peculiar en determinados aspectos de su estructura fonética, morfosintáctica y léxica, apenas asentado como nuevo vehículo de comunicación, se ha de enfrentar, por una parte, a las lenguas de los godos y. por otra, al abandono de la zona a merced de nuevas formaciones organizativas de origen no latino. La realidad histórica y la lingüística nos ponen ante un movimiento de resistencia; hay escasos elementos germánicos del siglo III que se puedan identificar en rumano.

La siguiente oleada de pueblos migratorios es mucho más fuerte, y determina las características de todo el espacio lingüístico de la zona. Los eslavos se asientan tanto al norte como nl sur del Danubio, dispuestos a constituir formaciones estatales. El momento en que se consolida la convivencia entre una población fuertemente romanizada y las tribus eslavas, se plasma en el nacimiento de una lengua nueva: el rumano, en el espacio situado al norte del Danubio. En cambio, la antigua Moesia, fuertemente romanizada, sigue manteniendo bastante más tiempo la organización estatal romana y participa de la organización inicial del Imperio Romano de Oriente, si bien no resiste ante los embates migratorios.

Los eslavos se expanden por la Península Balcaníca, aislando los núcleos de población que hubieran podido desarrollar una lengua románica. En la historia más temprana del rumano encontramos un primer momento de opresión, similar, sin duda, a otros de la Romania. El sur del Danubio olvida su pasado latino: se funda el Reino Búlgaro en el siglo VII y la lengua incipiente de origen latino queda relegada a zonas muy concretas y limitadas dentro del espacio de los Balcanes.

Son conocidos los «arrumanos» denominados «vlacos» por muchos textos medievales que atestiguan su presencia en la Península. Así como de las poblaciones del norte del Danubio poseemos pocos datos (lo cual concierne a la época de formación de la lengua y del pueblo rumanos), para las del sur hay suficientes documentos que atestiguan su presencia. Pese a la descripción que se da del protorrumano, o rumano común con sus cuatro dialectos históricos, situamos en el espacio geográfico y lingüístico de su formación, es una tarea ardua y nada fácil. Apenas hay contactos entre los cuatro dialectos, y la realidad histórico-lingüística indica que el dacorrumano se ha constituido durante el proceso de rumanización de los eslavos, mientras que los tres restantes dialectos han sufrido un fuerte acoso por parte de la mezcla de etnias y lenguas que configuran la Península Balcanica en la Alta Edad Media. Este hecho viene a establecer una fuerza centrípeta con respecto a la expansión del rumano en general.

Causas históricas y políticas provocan, durante el desarrollo de la lengua, un cuadro poco estable. El rumano pasa de una lengua en expansión a una lengua oprimida. Si bien siempre se ha dado una tendencia a la integración, un deseo de unión con el núcleo originario. Este movimiento centrípeto empieza precisamente con los arrumanos, que, a pesar de mantener cierta independencia y peculiaridades lingüísticas y literarias con respecto al daco-rumano, acusa el aislamiento y su difícil situación entre el elemento búlgaro, griego, serbio y albanés, y promueve el seguimiento del dacorrumano como meta y modelo lingüístico-literario.

Como es natural en la época, el desarrollo de una nueva lengua se ve frenado y entorpecido por las repetidas invasiones; bien sean los hunos, los avaros, los tártaros, los cumanos o finalmente los húngaros. Desde sus inicios se trata de una lengua si no perseguida, por lo menos, en un continuo estado de acoso. Es difícil para nosotros siquiera plantear los problemas fundamentales del dacorrumano en la Edad Media. Así como hay suficiente información para poder hablar de la creación de los primeros estados rumanos tanto en Valaquia como en Moldavia —hay muy poca para seguir precisamente los «avatares de la lengua».

Los historiadores occidentales consideran bastante arriesgado definir las formaciones estatales y Las relaciones económicas y sociales de los primeros estados rumanos como «feudales». La historiografía de la «época comunista» afirma sin sombra de duda el carácter feudal de la época comprendida entre los siglos XIV-XVII. La verdad, poco a poco está aflorando y creemos oportuno mencionar, en este sentido, al historiador Víad Georgescu en su Historia de los rumanos.

Aparte de lo que pueda ser la red de códigos sociales y económicos nos interesa destacar que, si bien se conoce cierto grado de penetración de la religión cristiana en las poblaciones del norte del Danubio, en la época romana y en la inmediatamente posterior al abandono de la Provincia, se puede hablar de una evangelización sistemática que coincide con la actividad de Cirilo y Metodio. La lengua de culto es, por lo tanto, el eslavo medio que, desde su posición privilegiada impone cierto silencio a la lengua vulgar: al rumano.

A la lengua rumana que era, de hecho, el único vehículo de comunicación válido se la relega a realizarse fundamentalmente en su aspecto oral. Se escribía en eslavo (slavon), en griego y en latín; se hablaba en rumano pero los testimonios que tenemos de la realidad lingüística de la época anterior al siglo XV son escasos, esporádicos y poco relevantes. El análisis del rumano escrito a partir de finales del siglo XV indica una lengua consolidada, evolucionada desde el punto de vista fonético, morfosintáctico y léxico y capaz de servir como instrumento en los registros más variados. Todo esto supone también cierta práctica de la escritura y de la traducción al rumano —por desgracia no hay documentos, ni textos que apoyen las hipótesis formuladas por historiadores y lingüistas. Estamos ante un segundo período de opresión del rumano por parte, principalmente, del eslavo medio que desempeña no sólo el papel de lengua de culto y cancillería sino, es de suponer, el de la realización textual, en general.

Solamente a partir del siglo XVI el rumano empieza a afirmarse también en su realización escrita relegándose el eslavo rápidamente al uso restringido de una lengua de culto religioso. Incluso la promoción de la traducción de los textos sagrados al rumano, así como el desarrollo de una actividad más continuado de la enseñanza del mismo consolidan la lengua en todos sus aspectos, colocándola en una posición privilegiada frente al eslavo.

En cambio, la situación del rumano en Transilvania es bien distinta. La presencia húngara en esta zona se limita, en principio, a la clase dirigente pero observa un proceso de hungarización paulatina de los nobles rumanos, de los príncipes de Hreg y de los voevodas de Maramure que, según Víad Georgescu, pierden su etnia a lo largo de los siglos, hasta el siglo XV. Este fenómeno tiene como consecuencia el apartamiento de los rumanos de la vida política del espacio en que habitan por derecho propio; en la vida pública se admiten cuatro religiones: la católica, la luterana, la calvinista y la unitaria ya a finales del siglo XVIII. El ortodoxismo es declarado sólo religión tolerada. Incluso después de la victoria de los turcos y el paso de Transilvania a depender del Imperio Otomano, el régimen de los rumanos sigue igual. Los rumanos de «Ardeal» carecen de un estatus político al igual que los pueblos cristianos de los Balcanes. La única institución a través de la cual se les puede identificar es la iglesia ortodoxa que, sin embargo, no podía proporcionar a sus feligreses un cuadro institucional para manifestarse como etnia y emplear su propio idioma.

La incorporación de Transilvania a los dominios de los Habsburgo facilita el fortalecimiento de la iglesia católica y ayuda a los intentos de ampliación de la iglesia greco-romana. Muchos de los rumanos o bien se pasan al catolicismo o se adhieren a la Reforma o bien se integran en la iglesia uniata, lo que les proporciona un reconocimiento social y ciertos privilegios a la hora de emprender los estudios. La situación de la población rumana de Transilvania no llega a mejorar bajo el dominio de la corte de Viena.

A pesar de que, a mediados del siglo XVIII, los rumanos representaban el 65% de la población, frente al 24% de húngaros y el 12,4% representando la población de origen germánico, seguían siendo considerados como etnia tolerada. A pesar de los problemas sociales y políticos y de las dificultades de la utilización del rumano como vehículo cultural y de enseñanza, los rumanos de Transilvania, más próximos al espíritu europeo y de la Ilustración, logran, por intermedio del latín, dar a conocer las características y la trayectoria de la lengua y de la historia de los rumanos.

La así llamada «Scoala Ardeleaná» desarrolla una importante actividad que pone de relieve la situación en que se encontraba el rumano frente al húngaro y al alemán, situación perpetuada a través del sistema de enseñanza de Transilvania hasta comienzos de nuestro siglo.

En 1842 el Consistorio de Blaj protesta violentamente ante el decreto que otorgaba a la lengua húngara carácter de lengua oficial, acción que se ha reflejado en las publicaciones periódicas importantes, en rumano, que configuraban el panorama cultural del momento. Sin embargo, los húngaros piden la unión del Principado de Transilvania con Hungría, lo que da lugar a fuertes protestas por parte de los rumanos. En la histórica reunión de Blaj (3/16-5/18 de mayo de 1848) se pide la igualdad de la nación rumana con las demás del principado, el reconocimiento de los derechos de la iglesia rumana, la utilización de la lengua rumana en la administración y a nivel legislativo, etc. Ninguna de las reivindicaciones de los rumanos tiene posibilidades de salir adelante, el gobierno de Budapest instaura la represión y el Comité Nacional Rumano es obligado a exiliarse allende las montañas.

La anexión de Transilvania a Hungría (después de un periodo de cierta vacilación en la política imperial) significa la continuación de una activa política de hungarización del Principado; la ley de las Nacionalidades reconoce sólo a la nación húngara; el derecho de voto lo tenían sólo los hablantes del húngaro, y en la enseñanza, de forma paulatina, se pretende imponer de manera absoluta el húngaro. Evidentemente se registra una larga serie de protestas ante una situación objetiva con graves consecuencias.

Así, en 1851, en Transilvania, de un total de 2.164 escuelas primarias sólo 742 eran escuelas rumanas; en 1872 las instituciones públicas de enseñanza secundaria húngara tenían 24.590 alumnos; las alemanas, 3.948 y las rumanas solamente 2.270. Todos estos datos ponen de relieve la realidad lingüística del Principado, esto es, la opresión y el intento de persecución de una lengua que se encuentra en su espacio geográfico por derecho propio y por tradición histórica, frente a una lengua que se impone mediante el uso de la fuerza y la imposición política.

La lengua rumana, en Transilvania, se ha mantenido a lo largo de los siglos por ser la lengua de la mayoría de la población; el anhelo de los rumanos del Principado ha sido, a través de toda su historia, la unión con Valaquia y Moldavia, hecho que se realiza al finalizar la Primera Guerra Mundial. El difícil equilibrio de las etnias en esta región de Rumanía está provocando, incluso después de la unión, problemas arduos puesto que, la situación se invierte para los húngaros, que pasan a ser de una etnia dominante desde el punto de vista político, una etnia aceptada dentro de un espacio geográfico y lingüístico predominantemente rumano. Vemos pues cómo el problema de Transilvania sigue abierto hasta nuestros días, si bien nadie niega ya el carácter predominantemente rumano de la lengua y de la población de toda esta zona.

Sin que por el Oeste las vicisitudes de la lengua rumana, enfrentada con las demás en una zona altamente conflictiva, tengan visos de haberse acabado, por el norte y el este de Moldavia, a lo largo de la historia, se han ido modificando los confines políticos del país. En la época en que el Imperio Habsburgo estaba en plena expansión, hacia mediados del siglo XVIII, en 1774, la parte norte de Moldavia sufre la ocupación de las tropas austríacas como consecuencia de un acuerdo secreto entre la Sublime Puerta y la Corte de Viena. La protesta del Príncipe reinante de Moldavia ante semejante rapto termina de forma sangrienta con el asesinato del mismo por las tropas de los jenízaros turcos. De esta manera el Imperio de los Habsburgos se enriquece con una nueva provincia, habitada por una población rumana que habla, sin ninguna duda, su lengua.

Bucovina, en toda su historia, ha sido parte integrante de Moldavia desde su constitución histórica, como principado, en 1359, hasta el año de la ocupación austríaca. En tierras de Bucovina descansan los restos de grandes figuras de príncipes moldavos; en sus conventos se desarrollan formas culturales neo-bizantinas originales y únicas en toda la comunidad cristiana ortodoxa. Bucovina representa, desde el punto de vista cultural-histórico, un puente entre la civilización bizantino-rumana y la de la región lituano-rutena que se encontraba en una unión feudal con Polonia.

Bucovina queda en poder de Austria durante 150 años y, como era de esperar, su estructura étnica, social y cultural se va deteriorando en detrimento de la población autóctona. Sin embargo, los rumanos toman postura frente a esta situación y la lucha en contra del opresor Habsburgo se lleva a cabo, en muchas ocasiones, a nivel cultural, mediante la promoción de la lengua, la cultura y la literatura rumanas.

A través de la Sociedad para la cultura y la literatura creada en 1862 se fomenta la aparición de revistas literarias que reciben colaboraciones de todo el espacio lingüístico rumano; también se fomenta la investigación de archivos y bibliotecas privadas en búsqueda de documentos referentes al pasado histórico común con los demás rumanos. Una de las mayores preocupaciones de los miembros de la «Sociedad» es la de asegurar la enseñanza de la lengua rumana en las escuelas primarias y secundarias y, una vez creada la Universidad de Cemáuti, fomenta la creación de una Cátedra de lengua y literatura rumanas, ocupada, entre otros, por el ilustre lingüista Sextil Puscariu. A pesar de la larga dominación austríaca, Bucovina mantiene el sentir rumano, en su lengua y cultura que se hallan en una franca situación de inferioridad con respecto al alemán y que necesitan una acogida constante y firme por parte de una larga serie de intelectuales patriotas. Sin llegarse a la situación de «persecución» que conoce la lengua rumana en Transilvania en algún momento de su historia, en Bucovina la lengua y la cultura rumanas necesitan un apoyo constante no institucional.

El 28 de octubre de 1919 se proclama la reunificación de Bucovina con la madre patria y en la época de entreguerras esta zona goza de una floreciente actividad cultural. Sin embargo, el 28 de junio de 1940, las tropas soviéticas ocupan Bucovina y esta zona sigue perdida hasta hoy en día para Rumania. Después de la anexión austríaca, con la fuerte potenciación del alemán como vehículo de comunicación a nivel administrativo y legal, como lengua de cultura y enseñanza, después de una breve época de redescubrimiento de las raíces y de integración dentro de la comunidad rumana, Bucovina sufre la segunda invasión, la invasión eslava que, de forma sistemática, pretende aniquilar las conquistas culturales y el desarrollo de la lengua. Durante la Segunda Guerra Mundial, las tropas rumanas lanzadas por el mariscal Antonescu más allá del río Prut reconquistan Bucovina y Besarabia por poco tiempo; el fin de la guerra obliga a Rumanía a ceder estos territorios a la URSS. Actualmente, a pesar de los cambios producidos en la estructura del coloso soviético, las dos regiones se encuentran asimiladas a lo que son Ucrania y la República Moldava. La política de los ocupantes rusos tanto en Bucovina como en la vecina Besarabia es la sistemática aniquilación de la población rumana, la deportación de la misma y la colonización de las dos zonas con habitantes de origen eslavo.

Al intentar finalizar nuestro recorrido por la historia de la lengua rumana en sus esfuerzos por mantener su entidad lingüística y cultural fuera de las fronteras políticas de Rumanía nos interesa plantear uno de los problemas más arduos de la expansión y opresión del rumano: esto es, el problema de Besarabia. Se trata de una zona comprendida fundamentalmente entre el río Prut y el río Onister, zona que históricamente ha pertenecido al Principado de Moldavia, zona donde los príncipes moldavos edifican fortalezas y favorecen el desarrollo de los núcleos civiles moldavos.

Evidentemente la lengua es el rumano en su variante dialectal moldava y las costumbres, la forma de vida, la cultura rural indicaban una continuidad con la población moldava. Sin embargo, por los «avatares» de la historia, en 1812 el zar de «todas las Rusias» obtiene, por el tratado de Bucarest, que la Sublime Puerta le ceda la parte de Moldavia situada en la ribera izquierda del río Prut. Este acuerdo rompe la unidad de Moldavia y traza una línea divisoria a través de un país que tenía, desde siempre, una unidad étnica y lingüística. A partir de este momento, la ocupación rusa en Besarabia produce una oleada de emigraciones de rumanos que prefieren juntarse con sus hermanos moldavos a pesar de convertirse, de este modo, en «súbditos» del Imperio Otomano.

El emperador Alejandro I utiliza el pretexto del apoyo ortodoxo a la población oprimida desde el punto de vista religioso por los turcos para justificar la anexión; pura falacia política pues, si bien la dominación turca no fue nunca del agrado de la población rumana, en los Principados nunca se llegó a una verdadera opresión religiosa.

Besarabia se queda en manos de los rusos igual que Bucovina en la de los austríacos hasta el final de la Primera Guerra Mundial; los ocupantes utilizan la política de colonización con poblaciones de origen eslavo sin llegar éstos, en ningún momento, a superar la imperante mayoría de la población rumana. Según las mismas estadísticas rusas, después de años de desarrollo de la administración rusa, la balanza se inclina siempre a favor de la población rumana —esto es, 155.774 rusos de una población de 1.642.080, mientras que los rumanos llegan a 920.919, un 47,6%. Otros grupos étnicos son los ucranianos, los judíos, los alemanes, los polacos, los búlgaros, servios y checos, turcos y tártaros.

En 1912, un siglo después de la anexión, las mismas estadísticas rusas registraban en Besarabia un 70% de población moldava rumana. Como decíamos antes, los tratados y los acuerdos establecidos al finalizar la Primera Guerra Mundial devuelven Besarabia a Rumania; devolución efímera, porque en 1940 la URSS obtiene de nuevo Besarabia.

Igual que Bucovina es reconquistada por las tropas rumanas en la Segunda Guerra Mundial, pero perdida, casi definitivamente al finalizar la misma. Besarabia se convierte en la República Socialista de Moldavia, parte integrante de la URSS, y conoce un proceso brutal de rusificación y de aniquilación de la lengua rumana como vehículo de comunicación.

Se llega a la grotesca vuelta de la escritura en caracteres cirílicos, la instauración del ruso como lengua oficial y la persecución solapada pero eficaz de las manifestaciones étnico-culturales rumanas.

Un rayo de esperanza para los rumanos de allende el Prut aparece con la drástica caída del Imperio Soviético. Los rumanos manifiestan su deseo de hablar y escribir en su lengua y muchos de ellos van más allá intentando plantear una «reunificación» con la madre patria. El juego político del momento no lo permite y en la orilla izquierda del Prut, en este momento, se mantiene la República Moldava independiente, cuya lengua oficial es el rumano. Los jóvenes estudiosos de Besarabia vienen a Bucarest, se organizan actividades culturales conjuntas, empiezan a aparecer publicaciones en rumano.

Sin embargo, no sabemos cuál va a ser el camino de este trozo del país, varias veces perdido y reencontrado. Quizás fuera la lengua rumana común a besarabios y moldavos, quizás fuera la gran figura de Esteban el Grande lo que una más allá del río y de la política los destinos culturales de un espacio que para nosotros, los filólogos, es un espacio lingüístico unitario: el de la lengua rumana.

El desnudo de pensamientos en una red social

Hoy una amiga de FaceBook, a quien ni sé si conozco en la vida real (como si la otra no lo fuese, siendo, como es, un sueño de los SU-realistas), ha publicado en su estado el siguiente texto:

Amigos, he tomado la decisión de no escribir más en el estado aquello que estoy pensando, por muy tentador que sea, y por mucho que me pregunte Facebook.

Muchos de los conflictos, malos rollos, distanciamientos con personas, malas interpretaciones y prejuicios, han tenido su origen aquí.

Por eso, ya no os martirizaré más con reflexiones que puedan herir a los aludidos por naturaleza. ¿Pa’ qué?
Lo voy a cumplir, aunque no haya parches, como los de nicotina, que me ayuden en el proceso.

A partir de ahora, solo contenidos literarios, fotográficos, de actualidad o de broma.
Quien busque otra cosa, que me llame y me invite a un cafelito, o me pague el psicólogo, jejejeje.
Salud y feliz semana.

Y claro, me he dado por aludido, no por lo que dice de malos rollos, que no creo ser de los que los provocan o los buscan, sino por el hecho de que uso esta red desde siempre con ese pensamiento (autocensura) en la cabeza. Para la libertad de expresión (y no es total) ya tengo este diario, amén de libros, etc. Si quiero más, en pequeñas reuniones, como ella sugiere, pero ni en ese caso. Ni siquiera con mi pareja a quien amo sincera y profundamente (y me consta la reciprocidad).

A punto he estado de comentarlo en su muro, pero es algo que no quiero ni hacer. Sería ser demasiado sincero.

Alguien le dice que es mejor no desnudarse tanto y yo corregiría o matizaría: el problema no es el desnudo sino el descontexto.

Por otro lado, tanto en esta cosa «virtual» como en la paralela «no-virtual», la sinceridad siempre ha estado sobrevalorada como algo positivo. No es verdad que nos guste que sean sinceros completamente con nosotros y, mucho menos, les gusta a los demás que lo seamos con ellos.

Y eso es lo que implica ser sincero en una red: le estás diciendo muchas cosas a mucha gente a la vez que no lo escucha en el contexto que supones (si es que llegas a suponer alguno), ni en estado de máxima intimidad, de tú a tú, donde es posible la réplica y el debate y el acuerdo o el desacuerdo…

El problema (si es que hay problema) surge del modo de comunicación: uno a varios, muchos de los cuales son individuos completamente desconocidos… e incluso entre conocidos. Al fin y al cabo, nunca nos conocemos tanto como creemos y esta exposición pública púbica casi resulta obscena y a muchas personas esa obscenidad les molesta. A mí no, pero ese no es el caso.

Eso sí, lo asumo como potencialmente molesto y me ahorro ese mogollón de quebraderos de cabeza que me dado toda mi vida el afirmar que yo nunca miento. He decidido callarme de cuando en cuando para ahorrarme las preocupaciones de decir siempre la verdad a quien, aunque digan lo contrario, no desea oírla.

La privacidad y los derechos humanos

De nuevo, otro texto formidable de Ignacio Agulló, para ISOC-ES.

El noticiero The Intercept publica el informe A/69/397, enviado por el secretario general de la Organización de las Naciones Unidas a todos los miembros. Este informe, relacionado con el punto 68a del orden del día de la próxima asamblea anual, está elaborado por el Informador Especial (Special Rapporteur) de la protección y promoción de los derechos humanos durante la lucha contra el terrorismo, Ben Emmerson.

Ya el título da penita. Es una cruda realidad que derechos humanos como la privacidad están siendo pisoteados, y este abuso se justifica debido a la lucha contra el terrorismo. Es duro para mí tener que escribir este párrafo que estáis leyendo. Es una mierda, la verdad.

Cuando se aprueba la Declaración Universal de los Derechos Humanos, se hace incondicionalmente. Son los Derechos Humanos, no los Derechos Humanos Excepto Cuando Se Lucha Contra El Terrorismo. ¿Me explico? Sin embargo, desde el 11-9-2001 entramos en una fase de la historia en la que muchos estados violan sistemáticamente los derechos humanos justificándose en la lucha contra el terrorismo. En la práctica, algunos Derechos Humanos se han convertido en una cosa del pasado que ya no existe en el presente.

El informe de Ben Emmerson analiza esta violación de la Declaración de los Derechos Humanos en general, y del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos en particular. Se menciona expresamente a Estados Unidos como uno de los principales violadores, en especial la estadounidense Agencia Nacional de Seguridad (National Security Agency, NSA) y a sus programas PRISM y Quantum.

«The hard truth is that the use of mass surveillance technology effectively does away with the right to privacy of communications on the Internet altogether.” La cruda verdad es que el uso de tecnología de vigilancia masiva en efecto suprime de raíz el derecho a la privacidad de las comunicaciones en la Interred (Internet).

UN Report Finds Mass Surveillance Violates International Treaties and Privacy Rights – The Intercept
https://firstlook.org/theintercept/2014/10/15/un-investigator-report-condemns-mass-surveillance/

Performer, o eso.

Me llega el aviso siguiente a la bandeja de entrada de mi correo electrónico:

llavata y otrosEl Viernes 24 de Octubre de 8 de la tarde a 11 de la noche los artistas Carlos Llavata y Ramón Churruca realizaran unas performances en el espacio de arte El Patio de Martín de los Heros en la calle Martín de los Heros nº 15 en Madrid.

Y por supuesto me digo a mí mismo que va a ir a ver a ese Carlitos Rita la cantaora. Ya tuve «el placer» de verle en más de una ocasión y poco a poco he ido confirmando mi opinión: a este tipo le preocupa mucho más su ego que las demás personas que pueda haber en el mismo espacio y que, eventualmente, acaban pagando el pato que este tipo quiere hacerles pagar por «pusilánimes» o «burgueses» o algo…

El sábado 24 de Mayo del 2014, tuve el honor de ser convocado a participar en una suerte de revista caminada urbano-rural, fronteriza, por los organizadores del III (y último) Encuentro de Arte de Acción de Artón, que se organizó en MATSU. Presenté la performance que se titulaba como el leit motiv del evento: Frontera.

En el cartel para la ocasión, varios y reputados performers ofrecían su trabajo para disfrute de los mismos y algunos amiguetes, pues al fin y al cabo, esta práctica está cada vez más, salvo excepciones, salpicada de endogamia. No obstante, o quizá por ello, las acciones son amables, más o menos, son cariñosas como si supiésemos que el mundo (entorno en general) necesita cariño, abrazos, antes que bofetadas o guillotinas.

Pero siempre hay alguien que quiere ir de provocador: eso sí, sin hacerse cargo de las consecuencias y dejando tras de sí el desaguisado para otra que vaya limpiando su mierda. Claro, puede aducir que la mierda es su obra, pero entonces no me podrá objetar que opine que su obra es una mierda.

El «performer» llavata, en un intento de demostrar que es un artista incómodo, aquel día tuvo el gusto de destrozar completamente una construcción (irregular y posiblemente ilegal) en una finca de un vecino de la persona que organizaba el evento.

Bien, hasta aquí, bien.

Como yo ya voy conociendo sus ansias destructivas con la excusa del arte (que sí, que no estoy discutiendo que sea arte, solo que no me interesa), pasé del asunto y me mantuve a la distancia prudencial que conviene mantener con este hombre. Supongo que lo entiende. ¿No está deseando ser el foco de atención? Pues lo consigue, pero ¿quién es el idiota que se acerca demasiado a un foco?

Al cabo de un rato surgió el problema inevitable, porque es lo que tiene ir provocándolos: Apareció enfadado el propietario de la finca, cargando contra el responsable del desaguisado. Pero no, aquí ya no quiere foco el mencionado y le deja paso a las explicaciones a la persona que organizaba el evento (que si siquiera era responsable de haberlo invitado, puesto que se semi-autoinvitó).

Y aquí mi más absoluto desprecio por su obra y por su persona: lo siento, pero eres una persona responsable o no lo eres. Si no lo eres, no te voy a respetar demasiado pero tampoco es que debiera importarte.

Si se hubiese hecho cargo del destrozo y de sus consecuencias, habría visto una coherencia que considero imprescindible en el arte contemporáneo, sin ella, es simplemente un acto vandálico camuflado de otra cosa. Y deja, de nuevo, su mierda para otra persona que, eso sí, no es la artista, no, es una asistente de su magnificencia…

No puedo entender que se le tolere y se le ampare. Pero está claro que soy yo quien se está volviendo intolerante.

Queda bien en una foto, porque siempre va a ser espectacular, pero es justo algo de lo que debiéramos huir en esta práctica artística, en este lenguaje, si no queremos caer en «marinovich» o similares esperpentos, escandalosos vacuos, irreflexivos e irresponsables.

Así que cuando me llega de un espacio como el tierno Patio de Martín de los Heros que ha sido convocado para realizar una performance allí, no puedo dejar de pensar que la pobre Genoveva no sabe lo que se le viene encima. Luego acabará por echarlo, pues no es tonta, pero espero que el destrozo que le provoque, que es lo único que provoca, no sea demasiado irreparable.

Eso sí: yo no pienso estar ni tan siquiera en esa calle ese día.

¿Miedo? No: Asco.

¿Por qué hoy no es posible la revolución?

Aunque el artículo lo encabeza un interrogante, la verdad es que se trata más de una respuesta, acertada y acerada. Dura como la realidad. Tremenda y contundente. De corte pesimista, para quien denomina así al realismo más apabullante.

Acabo de leer el artículo de Byung-Chul Han en el periódico «El País» titulado así: ¿Por qué hoy no es posible la revolución? y me he quedado casi diría que deprimido, pero quizá no por lo errado del texto, sino por lo acertado.

Es un filósofo que, como tantos otros contemporáneos, se están dando cuenta de que un nuevo tiempo estamos viviendo y algunos se atreven a ver más allá de lo evidente, y más allá de las visiones (más o menos acertadas en su momento) de otros filósofos o pensadores que han demostrado haberse quedado, al menos en parte, obsoletas.

En el fondo, el artículo no dice muchas cosas que la mayoría, la doxa, no tenga más o menos en su mente, pero las dice muy bien, muy limpiamente, muy directas y desprovistas de efectismo, incluso aunque por ello resulte más molesto, menos condescendiente. No se casa con nadie, ataca por igual neoliberalismo como comunismo decimonónico. Y nos responsabiliza sin culpabilizar, como viene siendo habitual.

Aunque habría que ver si «El comunismo como mercancía» no es algo que ya tiene sus años, desde aquellas atractivas caritas de el Ché en camisetas para consumo de los de este lado del muro, sin ir más lejos.

No obstante, me interesa más el pensamiento en torno a la forma que tiene actualmente el poder de mantenerse, basado en la seducción, como afirma, en la cautivación, haciéndonos cautivos… de nosotros mismos.

Y así somos prisioneros y guardianes, así somos parte del sistema, como esos judíos que ayudaron en los campos de concentración/exterminio, pero con la salvedad de que los exterminados ya no existen, o lo somos todos.

¿Hay salida?

No lo deja claro. Pero sí queda claro que las salidas propuestas por visiones algo anquilosadas ya no sirven. Hablar de proletarios, de lucha de clases… no funcionará. Pero un cambio es necesario y seguramente posible. Aunque a mí no se me ocurra cómo.

Intentar cambios en direcciones inadecuadas o ineficaces tan solo consolida el sistema de poder basado en el atractivo de la acción, aunque, carente de reflexión y sin horizonte, conduce a la nadería, al desperdicio energético en el mejor de los casos, a la apatía y a la frustración… haciéndonos caer, más profundamente, en los brazos del sistema del que, en el fondo, nunca habremos salido.

Ups… creo que voy a estar varios días (solo varios días) sin poder dejar de pensar en esto.

Pero… ¿y luego?

Quizá la clave pase por aquí, por el afrontar una acción que pueda perpetuarse, que pueda mantenerse en el tiempo, que pueda mostrar la coherencia subyacente, que no se desvanezca con el paso de unos años o un cambio de circunstancia. Aunque sean acciones pequeñas, cotidianas, de actitud y conciencia.



Los 10 gestos y elementos formales más utilizados en el arte de acción

Acabo de leer el artículo titulado La incesante repetición del gesto (los 10 gestos y elementos formales más utilizados en el arte de acción), publicado por Ursula Ochoa en esferapublica.org en 2014/09/08.

Me parece estupendo y digno de recordar. Es algo que he leído ya en alguna ocasión anterior y sobre lo que he reflexionado en varias otras. Me encantó el enfoque siempre lúcido de Los Torreznos en su celebérrimo ABC de la Performance. Por no hablar del ínclito Isidoro Valcárcel Medina.

Los 10 gestos que menciona el artículo son los siguientes:

  1. El Desnudo
  2. El uso del vestuario rojo
  3. El uso de la carne cruda
  4. Uso de sangre o pintura roja en alusión a esta
  5. Hacer “pintura vaginal”
  6. Embadurnarse con pintura, alimentos o fluidos sobre el cuerpo
  7. Envolverse lanas, cabellos, cordones, sogas, cintas o alambres a la cabeza
  8. Escribirse en el cuerpo o permitir que escriban sobre él
  9. Uso del hielo
  10. Hacer “Action painting”

Merece la pena, insisto, leer el artículo completo para ver las referencias y reflexiones que contiene.

Yo añadiría, por que no falte, un undécimo consistente en la costumbre de dar algo de comer/beber a los asistentes, haciéndoles partícipes, obligándoles a participar en esa misa o comunión… amén de aportar esa imprescindible participación del público, no vaya a ser que alguien crea que esa acción es una pieza de teatro clásico.

Reitero la búsqueda de lo sencillo, de lo cotidiano, del contenido conceptual más que plástico, hasta el punto de llegar al límite, a ese límite de la performance que deja de lado el espectáculo de manera completa.

Haré confeti de mis versos. Próxima presentación.

Como otro año más, mis alumnos de Talleres de Poesía y Escritura Creativa, presentan un nuevo libro terminado de manera colectiva. Me encargo de la coordinación y de la maquetación. Lo editamos vía una editorial online y los ejemplares repartidos los presentamos en algún local amable de Madrid para terminar la primavera o para comenzar el verano pensando en nuevas poesías.

PRESENTACIÓN Y RECITAL

del poemario

HARÉ CONFETI DE MIS VERSOS

Jueves 26 de junio de 2014 a las 20:30
en
Patio Martín de los Heros
Calle Martín de los Heros, 14
(Metro: Plaza España)

Escrito por Ana Gesteiro, Carmen Cruz, Carmen Garrido, Ernesto Pentón, Eva Obregón, Juan Carlos Orella, Juan Carlos Ortega, Angelines Cuenca, Raquel G. Figueiras, Sara Rivera, Sara Valverde y Tanja Ulbrich

Coordinado por
Giusseppe Domínguez
Talleres de Poesía y Escritura Creativa
Asociación Cultural Clave 53

Cartel_presentación_confeti

Algunas frases de Noam Chomsky

Ayer terminé un libro que me ha tenido ocupado más tiempo del que pensaba, principalmente porque su redacción me parecía soporífera y demasiado específica y poco generalizable. No había leído ningún libro previamente (sí algunos artículos puntuales) de Noam Chomsky y auguraba que me iba a gustar, pero me equivoqué. Quizá tengo que darle otra oportunidad porque, de cuando en cuando, encontraba sentencias o párrafos que me resultaban interesantes. Pero en una innecesaria comparación con Roland Barthes palidecía en todos los aspectos esta lectura de escritor-lingüista aburrido y prepotente, soporífero y plagado de muchas obviedades que, por mucho que se quieran exprimir, no pasaban de ser tal.

El libro en cuestión tenía el muy sugerente título de «El lenguaje y los problemas del conocimiento».

Algunas de las afirmaciones que contiene son:

El lenguaje parece ser una verdadera propiedad de la especie, exclusiva de la especie humana.

Cualquiera que haya intentado definir una palabra con precisión sabe que éste es un asunto difícil […] ni siquiera se acercan a caracterizar el significado de la palabra […] su usuario ya posee la capacidad lingüística incorporada a la facultad de lenguaje de la mente/cerebro.

La mente/cerebro humana es un sistema complejo con varios componentes en acción recíproca, a uno de los cuales podemos llamarle «facultad del lenguaje».

Esquemáticamente, tenemos el siguiente cuadro:

DATOS -> FACULTAD DEL LENGUAJE -> LENGUA -> EXPRESIONES ESTRUCTURADAS

El lenguaje humano es mucho más que un mero sistema de comunicación: se usa como expresión del pensamiento, para establecer relaciones interpersonales sin ningún interés particular, en lo que respecta a la comunicación, como juego y para todo tipo de fines humanos.

La lengua penetra profundamente el pensamiento y la comprensión, y forma una parte esencial de nuestra naturaleza.

La tarea del lingüista es descubrir la naturaleza de los elementos: Los datos, la facultad del lenguaje, la lengua y las expresiones estructuradas determinadas por la lengua.

Una teoría de la facultad del lenguaje es lo que a veces se llama «gramática universal». […] Los principios de la gramática universal no tienen excepciones, ya que constituyen la facultad misma del lenguaje, un marco para cualquier lengua humana determinada, la base para la adquisición del lenguaje.

Las lenguas del mundo parecen ser radicalmente distintas una de otra en muchos respectos, pero sabemos que deben ser vaciadas en el mismo molde, que sus propiedades esenciales deben ser determinadas por los principios fijos de la gramática universal.

El aprendizaje de la lengua no es en realidad algo que el niño hace; es algo que le pasa al niño que está situado en un medio ambiente apropiado, de manera parecida a como su cuerpo crece y madura de forma predeterminada cuando recibe nutrición apropiada y estímulo dentro de su medio ambiente.

Los métodos de instrucción y la cantidad de material que se abarque importan poco en comparación con lo que se logra al estimular la curiosidad natural de los alumnos y al despertar el interés por explorar por su cuenta.

Una verdadera comunidad democrática es aquella en la cual el público en general tiene la oportunidad de participar constructiva y significativamente en la formación de la política social: en su propia comunidad inmediata, en su lugar de trabajo y en la sociedad en general. Una sociedad que excluye del control público importantes ámbitos donde se toman decisiones cruciales o un sistema de gobierno que meramente otorga a la población en general la ocasión de ratificar decisiones tomadas por grupos de élite que dominan la sociedad privada y el estado, apenas merece el término «Democracia».

Para explicar los hechos del mundo que sobrepasan las posibilidades de una explicación mecánica es necesario encontrar algún principio extra-mecánico, lo que podemos llamar un «principio creativo».

Una criatura o es humana o no lo es; no hay «grados de humanidad», ni variación esencial entre los humanos.

Es una suerte para una criatura el que haya problemas que no puede resolver, porque esto significa que tiene capacidad de resolver bien otros problemas. […] Los organismos no están ordenados a lo largo de un espectro, con algunos «más inteligentes» que otros, simplemente capaces de resolver problemas más complejos. Más bien difieren en el conjunto de problemas a los que se pueden enfrentar y que pueden resolver.

Nosotros tenemos suerte de ser incapaces de volvernos pájaros, porque eso deriva del hecho de que somos capaces de volvernos humanos.

Es posible que la facultad numérica se desarrollara como subproducto de la facultad de lenguaje. Tiene la propiedad de la «infinitud discreta». […] La facultad numérica humana es esencialmente una abstracción a partir del lenguaje humano, que conserva el mecanismo de la infinitud discreta y elimina los otros rasgos especiales del lenguaje.

A mi gusto, hay mucha obviedad y mucha afirmación no demostrada, suposiciones o incluso deseos de verdad, pero es poco riguroso a pesar del endiablado uso de ejemplos que acompaña el núcleo del libro, convirtiéndolo en un texto denso y aburrido mal argumentado y poco sustentado.

Pero ha sido mi primera aproximación a este supuesto gran pensador del siglo XX y parte del XXI. Tendré, quizá, que darle otra oportunidad de «defenderse».

Esto no es una broma