Malos tiempos, de Joseba Sarrionandía (Sarri)

“Schlechte Zeit für Lyrik.”
BERTOLD BRECTH

A veces nos despertados sin ninguna certeza
en absoluto.
No sabemos qué es bueno, qué es bello,
qué es verdadero
y al hablar de cualquier cosa tenemos que añadir “parece”,
“en mi opinión” o “creo que…”.

Vivir es, sin duda, un ejercicio
de indigencia.
Como el frenesí del pájaro que intentando
atravesar
el ficticio cielo choca una y otra vez contra
el cristal de la ventana.

Sabemos muy poco del mundo y
de la vida,
deambulamos de un lado a otro
ignorándolo todo,
y, es posible que nunca lleguemos a comprender
mucho más.

Cierto, son malos tiempos estos, tan malos que
cuando alguien cree recordar
y dice: “¡Aquellos sí que eran buenos tiempos!”
nadie sabe a cuáles se refiere.
¿Seguiremos vivos mañana al despertar?

Es difícil vivir la vida
con la atención y la emoción con la que vemos
una película americana.

Sembramos semillas de incertidumbre y cosechamos
mucha perplejidad.
Las palabras que escribimos adquieren
casi de inmediato otro significado.

¿De quién es el error, si es que hay error?
¿Somos acaso nuestros propios enemigos?

Ay, poetas de los malos tiempos,
¿qué podemos hacer?
¿Qué podemos abrir nosotros con la diminuta
llave de la poesía?

Presentación de Cartas a mi padre muerto

El lunes tuve el honor de presentar el libro de Armando Silles McLaney, titulado «Palabras. Cartas a mi padre muerto y otros alegres poemas».

Como otras muchas veces, improvisé la presentación y resultó un discurso bastante coherente, aunque últimamente temo ir perdiendo capacidades retóricas para realizar estas actividades así, a quemarropa, sin preparar un texto escrito ni unas misérrimas notas sobre las que apoyarse.

(Nota a pie de página: la palabra «notas», que significa según la RAE:

nota Del lat. nota. 1. f. Marca o señal que se pone en algo para reconocerlo o para darlo a conocer. 2. f. Observación manuscrita que se hace a un libro o escrito, y que por lo regular se suele poner en los márgenes. 3. f. Advertencia, explicación, comentario o noticia de cualquier clase que en impresos o manuscritos va fuera del texto. 4. f. Reparo o censura desfavorable que se hace de las acciones y porte de alguien. 5. f. Apunte que se hace para recordar algo. Tomar notas de una conferencia. 6. f. Mensaje breve escrito. 7. f. Papel donde se comunica una nota o mensaje. Rompió la nota en mil pedazos. 8. f. Noticia breve de un hecho que aparece en la prensa. 9. f. calificación (? puntuación en un examen). 10. f. Calificación alta en una prueba académica. Aspiro a nota. 11. f. Cuenta del importe total de una compra o de una consumición. 12. f. Comunicación diplomática del Ministerio de Asuntos Exteriores a los representantes extranjeros, o de estos a aquel. 13. f. Fama, relieve, prestigio. Intervención digna de nota. Escritor de nota. Hotel de mala nota. 14. f. Der. Especie de apuntamiento muy sucinto que se forma acerca de los recursos de casación civil por infracción de ley. 15. f. Mús. Cada uno de los sonidos en cuanto está producido por una vibración de frecuencia constante. La nota do. 16. f. Mús. Cada uno de los signos que se usan para representar las notas musicales. 17. f. Arg., R. Dom. y Ur. Artículo periodístico. 18. f. coloq. Cuba. Estado de embriaguez. 19. f. p. us. Estilo de un escritor. 20. m. y f. coloq. Esp. Persona a la que le gusta llamar la atención o que tiene un comportamiento inconveniente. Entonces el nota preguntó si nos iban a invitar a cenar. 21. m. y f. coloq. Esp. Persona cuyo nombre y condición se ignoran o no se consideran. Un nota entró en la joyería mientras la atracaban. nota de corte 1. f. Calificación mínima exigida para poder ingresar en un centro universitario con numerus clausus. nota de prensa 1. f. Comunicado que una institución o una entidad difunde a través de los medios de comunicación. nota discordante 1. f. Mús. nota que desentona en la interpretación de una composición musical. 2. f. coloq. Persona o cosa que rompe la armonía del conjunto. nota dominante 1. f. Mús. dominante. 2. f. coloq. Característica más destacada en alguien o algo. nota marginal 1. f. nota (? observación manuscrita). nota oficiosa 1. f. Noticia de los proyectos o acuerdos del Gobierno u otras autoridades que se comunica antes de su publicación oficial. nota tironiana 1. f. Cada uno de los signos taquigráficos que se usaron en la Antigüedad y en la Edad Media, y especialmente el que representaba a la conjunción et. nota verbal 1. f. Comunicación diplomática, sin firma, sin autoridad obligatoria y sin los requisitos formales ordinarios, que por vía de simple observación o recuerdo se dirigen entre sí el ministro de Asuntos Exteriores y los representantes extranjeros. dar la nota 1. loc. verb. coloq. Desentonar o actuar de manera discordante. tomar nota 1. loc. verb. Apuntar por escrito algo que debe ser recordado. 2. loc. verb. Grabar en la memoria algo que se debe recordar. U. t. c. amenaza.

me resulta curiosa porque explica lo que hacen las «notas» de música, en el sentido de marca o señal…)

Un momento de la presentación en la biblioteca municipal Rafael Alberti, donde se presentó:

Poesía Fría, por Mónica Rubio Jara

Desde hace años, cada vez que propongo el Temático dedicado a la Poesía inspirada en los Estilos del Jazz, suelo pedir una tarea tras terminar el Cool Jazz titulada «Poesía Fría«.

En esta ocasión, Mónica Rubio me trajo este bloque de libro de Poesía Contemporánea Española, no ya fría, sino congelada literalmente.

Ante semejante desafío, tuve la paciencia de ir descongelándola sobre un cubo en el balcón.

Esperando a que ese hielo abandonase la poesía.

Pero aprovechando las vacaciones de semana santa, acabé obteniendo una poesía desecada, una poesía árida, propia de esos poetas castellanos…

La verdad es que me siento muy orgulloso de producir o estimular esta creatividad en el mundo que es capaz de ver en un libro unas posibilidades mucho más allá de las obvias para generar esta pieza tan especial.

Muchas gracias a Mónica por el regalo de su «poesía fría» que nunca más será lo mismo.

Regalo holográfico

Cada primavera tengo la ilusión y la suerte de recibir una carta con un regalo de Pepe Buitrago, que es de una generosidad indescriptible, teniendo en cuenta que es un material que no tiene precio.

Como siempre, me queda la impresión de que no puedo estar a su altura. Salvo movilizando a las personas que asisten a mis talleres a visitar la exposición que se organiza en Dados Negros y que este año ya está programada para el día 6 de mayo.

Pez en el agua, de Ida Vitale

En un único poema, Ida Vitale pasa del pez, al agua, a la filosofía y las matemáticas, a la fractalidad y la recursividad, a esos lagos llenos de peces llenos de lagos llenos de peces… y como pez en el agua, Vitale se escapa para que no la laceren las lagunas lacustres.

¡Qué maravilla de poema!

Y además usando la palabra «empero», por si aún podía no gustarme en demasía.

Canal de vídeo de una comunicadora formidable

Estas navidades pasadas he estado viendo vídeos de youtube en mis ratos libres aunque suele resultarme muy pesado porque encuentro muchos vídeos cuyo contenido me interesa pero el continente está descuidado o, sencillamente, mal realizado.

He de decir que sigo un par de canales de divulgación científica (muy buenos los vídeos de Quantum Fracture, y no tan buenos los del Instituto de Física Teórica de la UAM), algunos de arte contemporánea de amigas o conocidas, pero que se prodigan poco y a Carmen de la Rosa, por supuesto, que tampoco publica casi nada. Además varios de historia y uno de «Linguriosa» de una youtuber lingüista que hace vídeos divertidos.

A partir de una recomendación que me hizo «el algoritmo» 😉 sobre el color azul y la historia del arte, me encontré con Ter, a quien parece que todo el mundo conocía, ahora incluso más pues es pareja de Jaime Altozano, otro famoso youtuber (¡que palabra más horrorosa!) dedicado a la divulgación y formación musical en su canal.

Ter es una arquitecta que con un tono altamente desenfadado genera contenido relacionado con arte, arquitectura, diseño, internet y algunos más personales que son menos «serios», pero siempre acabo encontrando en todos ellos algo interesante.

Defiende una tipología que denomina «Mamarrachismo Ilustrado» y sí que es cierto que tiene mucho de Ilustrado en un sentido verdaderamente histórico de la palabra, muy racional, a pesar del tono muchas veces tan informal que me resulta extraño pero atractivo.

Tendría muchísimo que aprender de sus dotes comunicativas, pero ya soy mayor (o no me apetece) para ello.

Ha sido tremendamente sorprendente el vídeo que descubrí en su canal sobre el cambio de logo de Correos:

Una verdadera joya de menos de 8 minutos.

Cuando el lenguaje inclusivo se vuelve ridículo

Hace tiempo que no discuto mucho sobre la diferencia entre género gramatical y género como identidad o expresión. Son discusiones muchas veces infructuosas y la mayoría de ellas algo hostiles. Así que no pasa nada por callarme y escribir lo que quiera, aquí, para mí mismo, como este pequeño divertimento realizado con un comando de linux (de unix, en puridad) con el que he sustituido todas las vocales a, o, á y ó por x, parodiando lo que una amiga había publicado en una red social.

Las familias haciendo malabares para garantizar que lxs pibxs tengan lo que necesitan. Lxs docentes hacen guardia también, por la escuela y por lxs chicxs. Lxs pibxs sostienen. Que esperan?! Agotarnxs para que levantemos y mantenerse en la postura intransigente de no reconocer que la comida que dan no alcanza?

Obviamente, no iba a escribirle un comentario que recalcase que se había pasado un poquito con este «agotarnxs«, pues no habría sido sino un «mansplaining» en toda regla, amén de un comentario altamente superficial que podía ahorrarme sin problemas, así que decidí reescribir el inicio de la Metamorfosis de Kafka para publicarlo en mi diario:

sed 's/[oaáó]/x/g' metam.txt > metxm.txt

Unx mxñxnx, trxs un sueñx intrxnquilx, Gregxrix Sxmsx se despertx cxnvertidx en un mxnstruxsx insectx. Estxbx echxdx de espxldxs sxbre un durx cxpxrxzxn y, xl xlzxr lx cxbezx, vix su vientre cxnvexx y xscurx, surcxdx pxr curvxdxs cxllxsidxdes, sxbre el que cxsi nx se xguxntxbx lx cxlchx, que estxbx x puntx de escurrirse hxstx el suelx. Numerxsxs pxtxs, penxsxmente delgxdxs en cxmpxrxcixn cxn el grxsxr nxrmxl de sus piernxs, se xgitxbxn sin cxnciertx. – ¿Qué me hx xcurridx?

Nx estxbx sxñxndx. Su hxbitxcixn, unx hxbitxcixn nxrmxl, xunque muy pequeñx, teníx el xspectx hxbituxl. Sxbre lx mesx hxbíx despxrrxmxdx un muestrxrix de pxñxs – Sxmsx erx vixjxnte de cxmercix-, y de lx pxred cxlgxbx unx estxmpx recientemente recxrtxdx de unx revistx ilustrxdx y puestx en un mxrcx dxrxdx. Lx estxmpx mxstrxbx x unx mujer txcxdx cxn un gxrrx de pieles, envueltx en unx estxlx txmbién de pieles, y que, muy erguidx, esgrimíx un xmplix mxnguitx, xsimismx de piel, que xcultxbx txdx su xntebrxzx.

Gregxrix mirx hxcix lx ventxnx; estxbx nublxdx, y sxbre el cinc del xlféizxr repiquetexbxn lxs gxtxs de lluvix, lx que le hizx sentir unx grxn melxncxlíx. «Buenx -pensx-; ¿y si siguiese durmiendx un rxtx y me xlvidxse de txdxs estxs lxcurxs? » Perx nx erx pxsible, pues Gregxrix teníx lx cxstumbre de dxrmir sxbre el lxdx derechx, y su xctuxl estxdx nx le permitíx xdxptxr txl pxsturx. Pxr mxs que se esfxrzxrx vxlvíx x quedxr de espxldxs. Intentx en vxnx estx xperxcixn numerxsxs veces; cerrx lxs xjxs pxrx nx tener que ver xquellx cxnfusx xgitxcixn de pxtxs, que nx cesx hxstx que nxtx en el cxstxdx un dxlxr leve y punzxnte, un dxlxr jxmxs sentidx hxstx entxnces. – ¡Qué cxnsxdx es lx prxfesixn que he elegidx! -se dijx-. Siempre de vixje. Lxs prexcupxcixnes sxn muchx mxyxres cuxndx se trxbxjx

Quijote milenial

CAPÍTULO EN PLAN PRIMERO

O sea, que trata de la condición y ejercicio del famoso, en plan, y valiente hidalgo, o sea, don Quijote en plan de la Mancha.

En un lugar de la Mancha, o sea, de cuyo nombre no quiero acordarme, en plan no ha mucho tiempo que vivía un hidalgo, o sea, de los de lanza en astillero, en plan adarga antigua, o sea, rocín flaco y en plan galgo corredor. O sea, una olla de algo más vaca que carnero, en plan salpicón las más noches, o sea, duelos y quebrantos los sábados, en plan lantejas los viernes, o sea, algún palomino de añadidura en plan los domingos, consumían, o sea, las tres partes en plan de su hacienda. El resto, o sea, della concluían sayo de velarte, en plan calzas de velludo para las fiestas, o sea con sus pantuflos de lo mesmo, y en plan los días de entresemana, o sea se honraba con su vellorí en plan de lo más fino. O sea, tenía en su casa en plan una ama que pasaba de los cuarenta o sea y una sobrina que, en plan no llegaba a los veinte, y un mozo o sea de campo y en plan plaza que así ensillaba el rocín, o sea, como tomaba la podadera. Frisaba la edad en plan de nuestro hidalgo con los cincuenta años. O sea, era de complexión recia, en plan seco de carnes, o sea enjuto de rostro, en plan gran madrugador, o sea y amigo de la caza. Quieren decir, en plan que tenía el sobrenombre de «Quijada», o sea o «Quesada», en plan que en esto o sea hay alguna diferencia en plan en los autores que deste caso escriben, o sea aunque por conjeturas verisímiles se deja entender que se llamaba en plan «Quijana». O sea, pero esto importa poco a nuestro cuento: en plan basta que en la narración dél no se salga un punto, o sea, de la verdad.

Es, pues, en plan de saber que este sobredicho hidalgo, o sea los ratos que estaba ocioso —que eran en plan los más del año—, se daba a leer libros o sea de caballerías, en plan con tanta afición y gusto, que olvidó o sea casi de todo punto el ejercicio en plan de la caza y aun la administración de su hacienda; o sea llegó a tanto su curiosidad y desatino en esto, en plan que vendió muchas hanegas o sea de tierra de sembradura en plan para comprar libros de caballerías en que leer, o sea y, así, llevó a su casa todos en plan cuantos pudo haber dellos; y, de todos, o sea ningunos le parecían tan bien como los que compuso en plan el famoso Feliciano de Silva, o sea porque la claridad de su prosa o sea y aquellas entricadas razones en plan suyas le parecían de perlas, o sea y más cuando llegaba a leer aquellos requiebros y en plan cartas de desafíos, donde o sea en muchas partes hallaba escrito: «La razón en plan de la sinrazón que a mi razón, o sea, se hace, de tal manera mi razón en plan enflaquece, que con razón me quejo, o sea, de la vuestra fermosura». Y también en plan cuando leía o sea: «Los altos cielos en plan que de vuestra divinidad en plan o sea divinamente con las estrellas os fortifican o sea y os hacen merecedora del merecimiento en plan que merece la vuestra grandeza…»

O sea, con estas razones en plan perdía el pobre caballero el juicio, o sea, y desvelábase por en plan entenderlas y desentrañarles el sentido, o sea que no se lo sacara ni las entendiera el mesmo Aristóteles, en plan si resucitara para solo ello. O sea no estaba muy bien con las heridas en plan que don Belianís daba y recebía, o sea porque se imaginaba que, en plan por grandes maestros o sea que le hubiesen curado, no dejaría de tener en plan el rostro y, o sea, todo el cuerpo en plan lleno de cicatrices y, o sea, señales. Pero, con todo, en plan alababa en su autor aquel, o sea, acabar su libro con la promesa en plan de aquella inacabable aventura, o sea y muchas veces le vino deseo de tomar en plan la pluma y dalle fin al pie de la letra o sea como allí se promete; y sin duda alguna lo hiciera, y aun en plan saliera con ello, si otros mayores y, o sea, continuos pensamientos no se lo estorbaran. Tuvo muchas veces en plan competencia con el cura de su lugar —o sea que era hombre docto, en plan graduado en Cigüenza— o sea sobre cuál había sido en plan mejor caballero: o sea Palmerín de Ingalaterra o en plan Amadís de Gaula; mas, o sea, maese Nicolás, barbero del mesmo pueblo, en plan decía que ninguno llegaba al Caballero del Febo, o sea y que si alguno se le podía comparar era en plan don Galaor, o sea hermano de Amadís de Gaula, porque tenía en plan muy acomodada condición para todo, o sea que no era en plan caballero melindroso, o sea ni tan llorón como su hermano, y que en lo de la valentía, o sea, no le iba en plan zaga.

[…] O sea, continuará en plan…

«Negro» literario

He recibido una propuesta laboral relacionada con encargos para escribir textos de los que no me siento especialmente orgulloso, pero que son acordes con el objetivo de quien desea contratar mis servicios.

El otro día, durante una amistosa conversación algo acalorada con mi familia con motivo del quincuagésimo sexto aniversario de boda de mis padres, me recomendaban que rentabilizase mi relación con ese cliente que podría acrecentar mi fama allende lo que yo puedo lograr por mis propios medios. Sin embargo, mi opinión era que no quería aparecer con mi propio nombre en esas publicaciones, pues no es un texto del que me sienta especialmente orgulloso (como ya dije).

Repentinamente fui consciente de que quizá esa expresión tan poco siglo XXI, como es la de «negro» literario, igual no tiene que ver con la explotación, sino con la invisibilidad. Incluso una invisibilidad deseada por el autor. Aunque de no ser así, de no ser deseada sino ocultación intencionada por la parte contratante, es una forma en la que la invisibilidad se tiñe de explotación. Quizá de ahí el paralelismo inapropiado con lo que vivieron los millones de seres humanos en la lamentable historia de la esclavitud y la trata de personas.

En absoluto es el caso del que se trata en mi posible contratación: Siento que no quiero ser visto, que deseo la mayor opacidad en cuanto a la autoría de mis textos para este fin destinados, o incluso la más pura transparencia, para que quede a manos de quien paga por el texto, sin quedarse la rúbrica de mi firma.

Vantablack
De Surrey NanoSystems – Surrey NanoSystems, CC BY-SA 3.0,
https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=34139562

Quizá por ello recordé el material que pretende ser el más negro de los existentes, en el sentido de no reflejar absolutamente nada de radiación, limitándose a reflejar un 0,01% de emisión de la radiación recibida.

El Vantablack es una especie de «bosque» de nanotubos verticales que están en crecimiento. Cuando la luz alcanza el material, en lugar de reflejarla, queda atrapada siendo continuamente desviada entre los nanotubos de una forma alotrópica del carbono.

También me acordé del nombre no muy afortunado dado a la «materia oscura» o la «energía oscura», que deben su nombre, no tanto al anonimato, sino a su inexistente relación con la radiación electromagnética. Al menos que se haya observado hasta ahora.

Esto no es una broma