Ataquemos las ideas, no a las personas

NO soporto «el peinado» de esta mujer…. FIJAROS es como sucio, desaliñado, desidioso, pelandrusco, mentiroso, vulgar…. ufh!, paro.

En una red social me encuentro este texto acompañando a esa imagen y no puedo dejar de pensar que me cansa defender a las personas de derechas, pero es que mi entorno es bastante de izquierdas y ya se sabe.

La cuestión es que me molesta que se recurra a atacar su peinado o si es fea o si parece que está ida… y no se menciona nada de su ideología neoliberal que provoca desigualdad, entre otras cosas.

A punto he estado de borrar a esa persona (quien lo ha publicado y comentado) de mis contactos y puede que lo único que haga sea dejar de ver sus publicaciones durante un mes. Es una forma de evitar en mi entorno actitudes que considero inapropiadas aunque las dirijan contra personas con quienes de ninguna manera concuerdo ideológicamente.

Y no me vale la frase hecha de que «lo personal es político» para justificar ataques personales… porque es justo lo contrario: comportarse como machista es machista. Y punto.

No quiero ni pensar cómo estarán las «hordas» de derechistas «perroflautando a koletas». Afortunadamente, esos lares ni los piso.

¿Para qué sirven Los Artistas?

Hoy he encontrado este texto en una red social que no me ha hecho sino recordar a cada palabra mi trabajo sobre La Consulta, en la que me hice esta misma pregunta, de manera algo existencial y pequeña: no «Los Artistas», sino «¿para qué sirvo (yo)?»

¿PARA QUÉ SIRVEN LOS ARTISTAS?
(Texto de Nacho Pata)

En términos prácticos no servimos para nada. Si alguien se enferma, o si a alguien se le descompone su coche o si tiene un problema legal, no llaman a un artista, sino a un doctor, un mecánico o a un abogado, nunca a un artista.

De hecho somos bastante inútiles ahora que lo pienso.

Cuando alguien nos pregunta a qué nos dedicamos, nunca tenemos una respuesta certera que satisfaga la curiosidad de quien nos pregunta, y menos aún si nos preguntan si podemos vivir de esto (en términos meramente económicos), cosa que tampoco podemos responder, ya que esa pregunta jamás se le hace abiertamente a un doctor, un mecánico o a un abogado, puesto que se da por hecho que les da suficiente para vivir y son profesiones incuestionables.

Entonces ¿para qué servimos? ¿Para qué sirve un pintor, un cineasta o un literato? ¿qué diablos gana la humanidad con un actor, un comediante o un músico? ¿en qué nos ayuda un escultor, un director de escena o un compositor? ¿Cómo resuelve nuestros problemas de vida alguien así?

¿De qué nos han servido Beethoven, Chava Flores, Akira Kurosawa, Pita Amor, Robert De Niro, Mario Benedetti, Vincent Van Gogh, Andi Warhol, Gustavo Cerati, Jaime Sabines, Pedro Almodóvar, David Alfaro Siqueiros, Roger Waters, Rockdrigo, Julio Jaramillo, Jodie Foster, Miguel Hernández, Los Beatles o hasta Juan Gabriel?

¿De qué servimos los músicos callejeros, los zanqueros, los clowns, los titiriteros, los cuenta cuentos, los fotógrafos, los mimos, los acróbatas los dibujantes y los actores?

Obviamente, para nada. Para nada práctico y mensurable. No podríamos arreglar ni una plancha, ni resolver un problema de crédito bancario.

Nuestra única función en esta vida es tocar los corazones y los pensamientos de la gente. Somos capaces de hacer reír o llorar, pensar o disfrutar a alguien sin tan siquiera tocarlo. Un cineasta o un actor te puede conmover hasta las lágrimas y un pintor o un fotógrafo te puede transportar en el tiempo, mientras que un clown o un escritor te puede hacer pensar al mismo tiempo que ríes o lloras. Un músico o un compositor te puede tocar y llenarte de tanta vida como un acróbata te puede sorprender de manera insospechada y marcar tu vida. Somos capaces de hacerte cuestionar sobre tu propia existencia mediante la belleza y la crudeza del arte.

No sé qué tan necesarios seamos, pero lo que sí sé es que la vida sería muy diferente sin nosotros, tal vez más aburrida, tal vez más autómata. Así pues, los artistas somos la representación más elaborada de la necesidad humana de expresión.

Nomás para eso servimos.

Hoy, sin embargo, me doy cuenta (si es que ya no me había dado cuenta antes) de que la pregunta está mal formulada y sale del esquema mental utilitarista en el que vivimos inmersos sin cuestionarlo en sí.

Es decir ¿tiene el arte que «servir para» algo?, debería ser la pregunta a formular.

Y aquí encuentro que acaba por decirse siempre que sí, por empatía o por algo abstracto indefinible, como el desarrollo personal o social de ahí que esté desbordándose el arte en forma de terapia o el arte como entretenimiento, ese arte que toca, que sirve… que es sirviente, en definitiva. Y no un arte empoderado, fuerte, que no busque servir ni ser servido, que sea independiente y libre de pensamiento, palabra y obra.

Por ende, nos gusta sentirnos incluidos en ese colectivo (olvidándonos hoy de géneros genéricos generosos) de «Los Artistas», como si fuésemos más elevados por ello, yo soy artista, claro que sí, yo soy poeta, claro que sí, yo soy performer, claro que sí, yo soy algo prestigioso, importante… que no importa a nadie en resumidas cuentas (porque de cuentas se trata) y no me da la economía para subsistir del arte, ni de la poesía, ni de nada similar, pero es por amor al arte y te ofrecen participar en un evento de arte de acción, para el que reservas tu tarde de sábado o de viernes y ni te planteas qué vas a cobrar por ello, ni que vas a cobrar por ello, así que te justificas diciendo que te puede dar visibilidad o curriculum… y sigues pensando con los mismos esquemas perversos que un consultor tecnológico, pero sin recibir el mismo salario ni por asomo.

Y si te alejas de ese «Los Artistas» para pensar en los demás, algo que no se ve todos los días, te das cuenta de que cualquier otra actividad se justifica desde ese mismo punto de vista: sirve o no sirve. Es productiva o no es productiva. Rinde o no rinde… y nunca «se rinde».

Porque la reflexión está mal vista. No sirve, sólo sirve la flexión, la genuflexión, la inflexión, como mucho.

«Eres demasiado reflexivo», «piensas demasiado», «los creí-ques y los pensé-ques son familia de don tonteque», «más acción y menos reflexión»…

Hay que hacer un arte útil, usable, popular, democrático… ya sea para la política, para la sociedad, para educarla, hacerla pensar, pero no demasiado, obligarla a pensar, de hecho, no vaya a ser que quiera pensar por su cuenta, un arte o una poesía al servicio de la protesta, pero nunca de la próstata, de la protesta simple y panfletaria, una poesía propagandística, un cine reivindicativo, una cultura solidaria, nunca solitaria… claro que sí, eso sí está bien visto, eso sí que es arte, no una atalaya de cristal, ni aunque sea de Murano.

Por eso en esa enumeración de artistas no encuentro afines, como Duchamp (Marcel), ni el kilo de mierda de artista de Manzoni, ni el vacío de Klein, ni la poesía concreta de Eduardo Scala, o el situacionismo de Guy Debord, ni, por supuesto, de mi gran referente personal, mi muy querido Isidoro Valcárcel Medina. La cultura. Esos grandes Torreznos que hicieron de ella una performance inolvidable.

Y vuelvo a mi círculo vicioso, viciado, enviciado y envicioso… ¿para qué sirvo (yo)? si es que sirvo para algo o, mejor aún… ¿y si no sirvo para nada, pasa algo? ¿debo remediarlo? ¿cómo ganarme la vida? ¿pero es que no tengo una vida? bueno, pues ¿cómo ganarme el pan?… o sea, que el pan ha de ser ganado con el sudor de mi frente, con el amasado sudoroso y cansado, con sangre, dolor y lágrimas, porque ser una cigarra es la condenación eterna. Porque hay que producir, producir, producir… o morir.

Algo abochornado

El otro día, mi alumno de talleres y querido amigo Ernesto Pentón me dedicaba en su blog una entrada que me abochornó parcialmente, y la incluyo íntegra en este pequeño espacio propio:

Foto de GiuppeEste es Giusseppe, un tío genial que me ha enseñado un sinfín de cosas y me ha mostrado la libertad de la poesía.

Pero sobre todo me ha enseñado la belleza de su alma que siempre está disponible para la belleza.

Más allá de ser mi profe del Taller de Escritura Creativa y de haber prologado varios de mis libros es mi amigo y un ser humano con una calidez especial.

Amamos a la gente por todo tipo de razones, todas ellas pueden resumirse en una sola palabra: humanidad. Gracias a la vida por permitirme ser amigo de un gran ser humano.

E.

Hace tiempo que renuncié a ser el mejor en casi todo: el mejor científico, el mejor matemático, el mejor filósofo, el mejor filólogo, el mejor poeta, el mejor artista… pero no he renunciado a ser el mejor yo posible. Sigo intentándolo y sé que no es algo terminado, pues mi tendencia (digamos natural) es a no ser tan estupendo y maravilloso como me pinta mi querido Ernesto.

Soy de natural frío y poco empático, casi diría que con ciertas tendencias psicopáticas o incluso sociopágicas. Bastante neurótico y algo esquizofrénico… rencoroso y con una sangre fría que me asusta en ocasiones como cuando me da por pensar lo que haría ante un vecino molesto.

La empatía la construyo desde la razón y me acerco a una empatía que raya en una tolerancia intolerable, como cuando soy capaz de suponer que el pobre presidente de los EEUU quizá tiene algún problema físico que le hace comportarse como cuando la irritación de mis hemorroides me altera el ánimo y el humor, o cuando defiendo la persona de Esperanza Aguirre aunque aborrezca sus políticas.

La calidez la he ido aprendiendo gracias a rodearme de gente cálida que me contagia esa forma de sentir sin pensarlo todo, como mi maravillosa Carmen de quien no paro de aprender a abrazar con una generosidad que jamás soñaré con tener, o mis amistades varias (largo enumerar, Silvie, María, Aída, Jose, Xabi…) de quienes continuar adquiriendo la habilidad de relacionarme con personas que valoran a la persona por sí misma (ese algo indefinible) y no por sus cualidades.

Siento y sé que es algo «artificial» o racional mi construcción como «buena persona», pero no por ello me parece menos cierta, no intento decir que sea una mala persona disimulando, sino que intento ser la mejor versión posible de mí mismo, aunque me cueste no poder ser el mejor de otras cosas, porque a veces es así.

Cuando conocí a mi amiga Sylvie, allá en el lejano 1996, ella me hizo darme cuenta de lo importante de ser una buena persona por encima de consideraciones más, digamos, intelectuales. Y descubrí lo mucho que me quedaba por hacer en ese camino. Y me puse a ello. Y sigo en ello.

Por eso quizá quise poner en mi tarjeta de visita ese jueguito de:
Giusseppe Domínguez
Poeta, Performer, Persona.

Quiero ser la mejor Persona posible. Es mi gran performance en este mundo en el que quiero construir un poema llamado Giusseppe Domínguez que no se distinga en absoluto de la vida que vivo.

Agradezco que haya personas como Ernesto, con una bondad mucho más natural de la que yo pueda tener jamás, que me agradezca el trabajo realizado en esta dirección.

Poemas de Taslima Nasreen

En uno de los grupos de los Talleres de Poesía y Escritura Creativa de la Asociación Cultural Clave 53 que coordino con todo mi cariño, descubrimos recientemente a esta poeta tan interesante y cuya biografía bien vale una clase dedicada.

Nos lanzamos a la osada aventura de traducir sus poemas (desde una versión traducida a inglés desde el bengalí) al castellano, para poder ayudar en su difusión, más que necesaria.

Aquí dejo, junto al original en inglés, mis humildes traducciones a castellano de algunos de sus poemas:


Time

I’m no longer annoyed when I wake up at three in the night,
If you don’t have a good night’s sleep, the day doesn’t go well, people say.
How does it matter if the day doesn’t go well!
Night and day, they’re all the same for me.
Day, like day, sits at a distance, night acts like night.
When it’s time to sleep, it’s lying awake, curled up, face pressed in.
All this night and day, all this time, I’ve nothing to do with them.
When life and death become the same, there’s nothing to do about it anyway.
Now, with all my pleading, I can’t separate life from death,
For the time being, I cannot lift death from life casually and put it away somewhere.

[This poem was written while Taslima was forced to live in confinement in an
undisclosed location in Delhi from 22 November 2007 to 19 March 2008. Samik
Bandapadahya translated this poem from her book PRISONERS POEMS]

Tiempo

Ya no me disgusto cuando me levanto a las 3 de la madrugada,
la gente dice que si no duermes bien, el día no va bien.

¡Qué importa si el día no va bien!
Para mí, noche y día son lo mismo.

El día, como día que es, se sienta distante
mientras la noche actúa como la noche.
Al acostarme, yazgo despierta, acurrucada, oprimida.

El día, la noche y el tiempo no tienen nada que ver conmigo.
Cuando la vida y la muerte son lo mismo, no hay nada que hacer.
Ahora, con todas mis apelaciones, no puedo separar la vida de la muerte.
Por el momento, no puedo extraer la muerte de la vida y apartarla de mí.

[Este poema fue escrito mientras Taslima fue forzada a vivir confinada en una dirección desconocida en Delhi, del 22 de noviembre de 2007 al 19 de marzo de 2009. Esta es una (humilde) traducción de Giusseppe Domínguez sobre una traducción a inglés realizada por Samik Bandapadahya para el libro de Nasreen Prisoners Poems]


Venomous

A two-faced man is more venomous
Than the snake with two fangs.
Bitten by a snake.
One can withdraw the venom.
Bitten by a man,
That’s the end.

Venenoso

Un hombre con dos caras es más venenoso
que una cobra real.
Mordida por una cobra,
una puede retirar el veneno.
Mordida por un hombre,
es el final.


We!

Last night a lizard sprang up from nowhere and landed upon me. It squirmed along my arm and then climbed upon my shoulder before inching toward my head and hiding itself into the disheveled bush of my hair. Resting upon the back of my aching head, it kept gawking for a couple of hours at a second lizard. Then at the stroke of dawn, it slid next to my ear, deciding to squat upon my spine.

The second lizard lay frozen upon my right leg, around two inches below my knee.
Neither budged from their positions the entire evening. Having failed to remove them, I did what I normally do. I kept lying with my eyes firmly closed. Silently—and even if there’s really no rationale whatsoever for counting in reverse— I counted from one hundred to one, repeatedly.

My bed is a confused mess of dirty clothes, used trays and cracked bowls with leftover meals; notebooks for scribbling, old newspapers that have turned brown because of tea stains; one or two combs with pieces of hair sticking to them; one or two stray puffed rice crackers that have lost their crispness; scattered strips of pills and phials of potions; inkless pens etc., etc., etc.

For a number of days, more than two hundred black ants have occupied my bed. They have girded up their loins to construct their new colony upon my bed. Millimeter by millimeter, they have begun to take full control over me. They’re very tiny creatures.
Shriveled in fear, for days on end, I myself have become as tiny as these ants.
I’m utterly stunned at their demeanour. They’ve been performing ballet programmes in classical styles upon the surface of my body— but not once have I been bitten, even by mistake. I believe they’ve taken it for granted that I belong to them. And I’ve also begun to consider that I, perhaps, just perhaps, am actually safer in their company than that of humans…

¡Nosotros!

Anoche, un lagarto surgió de la nada y se abalanzó sobre mí. Se retorció a lo largo de mi brazo y subió a mi hombro antes de avanzar lentamente hacia mi cabeza y esconderse en el arbusto desaliñado de mi pelo. Descansando sobre la parte de atrás de mi cabeza dolorida, se quedó boquiabierto durante un par de horas frente a un segundo lagarto. Al romper el alba, se deslizó junto a mi oreja, decidiendo agacharse sobre mi columna vertebral.

El segundo lagarto yacía inmóvil sobre mi pierna derecha, unos 5 centímetros bajo mi rodilla.
Ninguno de los dos cambió de posición en toda la noche.

Como no pude eliminarlos, hice lo que hago normalmente, seguí acostada con los ojos firmemente cerrados, mientras en silencio, aunque no hubiese razón alguna para contar hacia atrás, contaba desde cien a uno sin parar.

Mi cama es un desastre de ropa sucia, bandejas usadas y cuencos agrietados con restos de comida, cuadernos para garabatear, periódicos viejos que las manchas de té han teñido de marrón, uno o dos peines con pelos pegados, una o dos galletas de arroz inflado extraviadas que han perdido su frescura, blisters dispersos de pastillas junto a diversas ampollas con pociones, bolígrafos vacíos, etc, etc, etc…

Durante días, más de doscientas hormigas han ocupado mi cama. Se han esforzado en construir su hormiguero sobre mi cama. Milímetro a milímetro, han comenzado a tomar control total sobre mí. Son criaturas diminutas.

Todo ese tiempo, encogida de miedo, me he ido volviendo tan diminuta como esas hormigas.
Estoy absolutamente pasmada por su conducta. Han estado bailando ballet clásico sobre mi piel, pero no me han mordido ni una sola vez, ni siquiera por error. Creo que han dado por sentado que les pertenezco y también han empezado a pensar que, quizá, sólo quizá, estoy más segura en su compañía que en la de los humanos…


What A Country!

For more than an era,
my Country relished the pains I suffer,
watching my banishment in alien lands.
When the vision is blurred by distance,
they spy me through the hole of a binocular,
and roar in peels of laughter;
one forty million of them relish my own holocaust.
Never had my country been like this before,
She had something called Heart,
teeming with humanity.
Now she ceases to be the country I knew.
Now she is all some decrepit rivers only,
some hamlets and towns,
here and there some vegetations;
Some houses, markets and on the grey meadows,
some people who just resemble humans.
Once my country throbbed with life,
My countrymen recited poems.
Now none thinks twice before banishing a poet,
Now at dead of night, the whole country feel free to send a poet to the gallows;
one hundred and fifty million of them,
derive a lucretian pleasure
out of a poet’s execution.
Once the country knew how to love.
Now She has learnt violence and frowning.
Sharp swords at her disposal,deadly weapons
tucked into her waist, fatal explosives in hand,
no longer can She sing a song.
Over an age, in search of a country,
I’ve been ransacking the globe;
Without a wink of sleep, decade after decade,
In my maddening pursuit of a country.
Reaching on the edge of my own country,
I wait with arms outstretched for her.
Alack! I’ve heard them say:
If my country ever gets me in her grip,
She’ll build my sepulchre there.

[Translated by Sujal Bhattacharya]

¡Qué país!

Durante más de una era
mi país disfrutó mis penurias
contemplando mi ostracismo en tierras extrañas.
Cuando la distancia turba su visión,
me espían con anteojos
y se mondan de risa;
cuarenta millones de ellos gozan con mi holocausto.

Nunca antes mi patria había sido así.
Ella tenía algo llamado corazón
rebosante de humanidad.

Ahora ha dejado de ser la patria que conocí.
Ahora sólo es un puñado de ríos decrépitos,
algunas aldeas y pueblos,
rodeados de vegetación;
algunas casas, mercados y sobre los prados grises
alguna gente que apenas parecen humanos.

Hubo una vez en que mi país latía con la vida,
mis compatriotas recitaban poemas.

Ahora nadie se lo piensa dos veces antes de desterrar a una poeta.
Ahora, al caer la noche, el país entero se siente libre para enviar a una poeta al patíbulo;
ciento cincuenta millones de ellos
obtienen un lujurioso placer
de la ejecución de una poeta.

Hubo una vez en que mi país sabía como amar.

Ahora ha aprendido violencia y cabreo,
espadas afiladas a su disposición, armas
mortalmente ajustadas a la cintura, explosivos letales a mano,
incapaz de cantar una canción.

Desde hace mucho, buscando una patria,
he ido desvalijando el globo
sin desfallecer, década tras década,
en mi enloquecedora persecución de un país.

Llegando al límite de mi propia tierra
la espero con los brazos extendidos.

¡Maldita sea! Les he oído decir:
Si mi patria vuelve a atraparme
construirá en ella mi sepultura.

[ Traducido por Giusseppe Domínguez a partir de una traducción de Sujal Bhattacharya]


Women And Poems

With as much pain as a human being becomes a woman,
That much pain makes a woman a poet.
A word takes a long year to be made,
a poem an entire life.

When woman becomes a poet, she is totally a woman.
Then she is mature enough to give birth from her suffering heart,
Then she knows how to care for a word.

You have to be a woman first if you want to give birth to a poem.
A word without any pain is fragile, breaks when touched.
Who knows more than a woman all the lanes and alleys of pain!

Mujeres y poemas

Así como es doloroso para un ser humano hacerse mujer,
también es doloroso para una mujer hacerse poeta.
Se tarda un año entero en encontrar una palabra,
un poema toda la vida.

Cuando una mujer se hace poeta, es completamente una mujer.
Es entonces suficientemente madura para dar a luz desde su corazón sufriente,
es entonces que sabe cómo cuidar de las palabras.

Primero tienes que ser una mujer si quieres dar a luz a un poema.
Una palabra sin dolor es frágil, se rompe en cuanto se toca.
¡Quién conoce mejor que una mujer todos los senderos del dolor!


You Go Girl!

They said—take it easy…
Said—calm down…
Said—stop talkin’…
Said—shut up….
They said—sit down….
Said—bow your head…
Said—keep on cryin’, let the tears roll…
What should you do in response?
You should stand up now
Should stand right up
Hold your back straight
Hold your head high…
You should speak
Speak your mind
Speak it loudly
Scream!
You should scream so loud that they must run for cover.
They will say—’You are shameless!’
When you hear that, just laugh…
They will say— ‘You have a loose character!’
When you hear that, just laugh louder…
They will say—’You are rotten!’
So just laugh, laugh even louder…
Hearing you laugh, they will shout,
‘You are a whore!’
When they say that,
just put your hands on your hips,
stand firm and say,
‘Yes, yes, I am a whore!’
They will be shocked.
They will stare in disbelief.
They will wait for you to say more, much more…
The men amongst them will turn red and sweat.
The women amongst them will dream to be a whore like you.

¡Venga chica!

Dijeron – relájate…
dijeron – cálmate…
dijeron – deja de hablar…
dijeron – cállate…
dijeron – agacha la cabeza…
dijeron – sigue llorando, deja que rueden tus lágrimas…

¿Cómo debes responder?

Debes levantarte,
debes alzarte,
mantener tu espalda erguida,
mantener tu cabeza alta…
Debes hablar,
decir lo que piensas,
decirlo bien alto.

¡Grita!

Debes gritar tan alto que deban huir a protegerse.
Ellos dirán – «¡No tienes vergüenza!»
Cuando lo oigas, solo ríete…
Ellos dirán – «¡Eres una fracasada!»
Cuando lo oigas, solo ríete más fuerte…
Ellos dirán – «¡Estás podrida!»
Así que ríete, ríe más fuerte todavía…
Oyéndote reír, ellos berrearán:
«¡Eres una puta!»
Cuando lo oigas
tan solo pon tus manos en tus caderas,
mantente firme y di:
«¡Sí, sí, soy una puta!»

Quedarán conmocionados.
Te mirarán incrédulos.
Esperarán a que digas más, mucho más…
Los hombres se sonrojarán y sudarán.
Las mujeres soñarán con ser una puta como tú.

La manada (por Alfonsina Storni)

Este es un poema escrito hace casi un siglo. Terrible actualidad. Por sus tres acepciones:

terrible, Del lat. terrib?lis.
1. adj. Que causa terror.
2. adj. Difícil de tolerar.
3. adj. Muy grande o desmesurado.

El poema en cuestión es:

Los malos hombres
Alfonsina Storni

Amigas: defendedme,
me han hecho un grave daño,
en una mala noche
filtro malo me han dado…
Sabed, amigas rubias,
las de los dulces labios,
sabed, amigas rubias,
que por la vida andando
unos hombres – tres eran –
me salieron al paso.

Oh, amigas, defendedme,
que perezco de espanto…

Eran aquellos hombres
lúgubremente largos…
secos como esqueletos,
blancos como mis manos.
La nariz, de cortante,
pudiera dar un tajo.
Los ojos se escondían
felinos, bajo el párpado,
y eran finas, muy finas,
finísimas sus manos.

Oh, amigas, en silencio
aquéllas me apresaron:
seis tenazas heladas
me tendieron un lazo,
contuvieron mi llanto,
seis cadenas humanas
me domaron los brazos.

Amigas, esos hombres
los ojos me vendaron.

Las flores que llevaba
las tiraron al barro.

Un alfiler al rojo
pecho adentro me hincaron.

Ungiéronme los labios
con aceites amargos.

Con abrojos y zarzas
mis dedos maniataron.

Me dijeron que yo
soy un pobre gijarro.
Me dijeron que Dios
no es ni bueno ni malo,
pero que aquél no es nada
y yo, en cambio, soy algo.

Después… después… crueles
rieron de cansancio.
Después… después… crueles
riendo se alejaron
y yo quedé vencida
sobre el camino largo.

Amigas, desde entonces
tengo el cuerpo embrujado.
Amigas desde entonces
resiste grave el daño.

Amigas, desde entonces
me persigue el espanto.

………………………….

Nunca salgáis de noche,
las de los dulces labios.

Nunca salgáis de noche,
ni con cielo estrellado.

Los hombres andan sueltos
como perros sin amo.

… Y eran tres hombres secos,
lúgubremente largos.

La espera más larga de mi vida

Un pequeño trabajo en audio que realicé a petición de mi querida Ana Matey, quien acabó usándolo en un evento que realizó en Centro-Centro.

Fue así, directamente, sin ensayo, sin pensarlo apenas… mi confesión personal sobre la espera más larga de mi vida. No pude evitar pensar en mi proyecto performático «La espera», que había realizado unos años atrás.

Presentación de Guardar solo la vida de Rais Valcárcel

De nuevo inmiscuyéndome en profesiones que no son la mía (si es que yo tengo alguna), así que realicé este cartel que creo que ha quedado bastante elegante para anunciar la presentación del poemario que edité para Rais Valcárcel de la Fuente, Guardar solo la vida.

Presentaré el libro junto a Rais Valcárcel y aún no sé qué diremos de él. Ni del libro ni de Rais. Ni cómo lo plantearemos. Pero seguro que será un acto amable y cariñoso, además de unas lecturas de una calidad poética elevada.

Un Puñado de Polvo, de James Oppenheim

UN PUÑADO DE POLVO
James Oppenheim (St. Paul, Minnesota-EEUU, 1882-1932)

Me incliné hasta la tierra callada y alcé de ella un puñado
de polvo…
¿Era un puñado de humanidad lo que empuñaba?
¿Era la atomizada y esparcida belleza de una mujer o de un bebé?
Porque el viento esparce por las colinas de la tierra el polvo de las marchitas generaciones,
y no hay ni una gota de agua en el mar que no haya sido gota de sangre o lágrima,
y no hay ni un átomo en la savia de una hoja o de un capullo que no haya sido savia de amor de un ser humano,
y no hay terrón que no haya sido rosada curva de un labio, un pecho, una mejilla…

Puñado de polvo, tú me asombras…
Nunca soñé que el mundo estuviera tan lleno de los muertos;
ni el aire que respiro tan rico de pasado sorprendente
¿Besos de qué muchachas hay en el viento?
¿Lamentos de qué muerte en las rompientes olas que arroja el mar?
Me hallo envuelto en un aire de alas en fuga,
me hallo engolfado en nubes de vidas de amor pasadas…
¿Quién se inclina allá lejos? ¿Helena de Grecia?
¿Quién camina a mi lado? ¿Isolda?
Los árboles están brotando flores del pecho de Julieta,
y la abeja chupa miel en los labios de David…

Ven, muchacha, camarada,
párate junto a mí, tú, la quemada de sol, con tus brillantes
ojos alzados,
mira este polvo…
esto eres tú; esto, de la tierra que pisas, eres tú:
¿Por qué milagro alzada? ¿Por qué magia modelada?
¿Soplada por qué dios?

Y dentro de cien años alguno como yo podrá venir
e inclinarse y alzar un puñado de la suave Tierra,
y no soñar jamás que allí en la palma de su mano
yace la que reía y corría y vivía junto a este mar
en una tarde cien años antes…

Escucha al polvo de esta mano:
¿Quién es el que trata de hablarnos?

Traducción indeseada

A veces una red social hace cosas tan divertidas como traducir un poema que no era necesario traducir, y es que las palabras poéticas son como son: irreducibles, irreductibles, irredentas casi.

Mi querido amigo Ernesto, poeta visual, no sabía o no era consciente de que estaba escribiendo en portugués, de acuerdo a la ignorancia de la inteligencia artificial de Fafebook.

Esto no es una broma