Problema de Cinemática

Un camión parte de Barcelona en dirección a Madrid a las 14:00 horas, y conduce a una velocidad promedio de 72 km/h.

Una hora más tarde, desde Madrid sale otro camión con dirección a Barcelona conduciendo a una velocidad promedio de 90 km/h.

Sabiendo que la distancia entre ambas ciudades es de aproximadamente 620 kilómetros, ¿Cuál de los dos conductores sonreirá más?

Oct4, Sox2, Klf4, c-Myc

Célula MadreSegún un artículo que acabo de leer de la revista Naukas, estos cuatro genes son los responsables de definir las características de pluripotencia de las células madre.

No quiero profundizar en ese tema porque es demasiado técnico para mí y no lo acabo de comprender, pero algo sí me llama la atención: gracias a estos genes se puede transmutar cualquier célula (aparentemente) de cualquier tejido (especializada) en una potencial célula madre, lo que conlleva que cualquier célula (como era previsible) humana contiene un ser humano en potencia.

Si, como nos quieren hacer pensar, el aborto es la ruptura del proceso por el cual una célula con potencial de ser convertida en una humana se convierte en un ser humano pleno, una liposucción es poco más que un millón de abortos simultáneos, por ejemplo.

Y es que, más que nunca, se impone pensar qué es ser un ser humano. ¿Qué nos hace humanos?

Podemos seguir postponiendo esta pregunta, para no encontrarnos con el hecho de que no sabemos la respuesta, pero dar como respuesta la tontería de la potencialidad, es algo que debiera ser, cuando menos, puesto en serias dudas después de los avances que ya existen: es como negar que la sangre es celular, que circula por el cuerpo… es como intentar volver a quemar a Miguel Servet (por cierto, calle en la que nací, parece mentira que Franco y su nacional catolicismo no la renombrasen).

Había una especie de consenso, «arbitrario», como todo consenso, en torno al hecho de definir ser humano como ser humano independiente, es decir, que puede ser capaz, con mínimas atenciones, de desarrollarse por sí mismo: no es un ser humano un pelo, pero sí un organismo pluricelular con las funciones vitales claramente diferenciadas y en un estadío avanzado de desarrollo.

Esto sigue siendo difuso, lo sé, pero ese consenso estableció unas cantidades, en tiempo desde la fecundación de un óvulo (a falta de otra célula madre), que no se basaba en prejuicios religiosos, místicos, ni semejantes, sino en un intento racional de afrontar esa medida difusa con cantidades discretas (por ejemplo, de manera conservativa, se había estimado en 14 semanas como mínimo hasta que se alcanzase ese estado):

El principio fundamental que contempla la nueva ley (de 2010) es que el aborto será libre dentro de las 14 primeras semanas de gestación, informando previamente a la mujer sobre los derechos, prestaciones y ayudas públicas que tiene la maternidad.

En esta ley, de 2010 (sancionada por el monarca JCI), se trataba de explicar, sin meter a Dios en esto, en un país que dice en su constitución ser laico, que la vida de un ser humano era clasificada como tal, arbitrariamente, a partir de más de los 14*7 días de gestación. Es así, arbitrario, pero había un criterio justificado y racional que estaba relacionado con la independencia (con la libertad). Tanto es así, que la justificación se hace larga y tediosa, con un artículo o una ley que se alarga innecesariamente en unos preliminares que intentan explicar el porqué esa cantidad y no otra.

Pero otros señores en el poder desde hace algún tiempo están mandando todo esto de la racionalidad a tomar por culo y llamando a Dios a la mesa de las legislaciones como si tuviese el más mínimo sentido. Es decir, que se pretende reformar la ley vigente y hacer la restricción salvaje de considerar ser humana cualquier célula madre. Como si la ciencia no existiese, como si Miguel Servet no hubiese existido…

Y no sé qué más añadir.

Del Holocausto, según Alfred Hitchcock

Hay quien tiene la osadía de negarlo, pero me habría gustado someter a quienes lo hacen a ver este documental. Es más, como comenté el otro día, me parece que debería ser de obligado visionado entre todos los niños del mundo, como parte de su educación, a ver si, con el shock resultante, fuesen tocados de conciencia social y cambiasen el mundo.

http://youtu.be/xI_6oLPC-S0

Mientras lo veía, no paraba de pensar que en este siglo pazguato y reprimido es posible que el vídeo se considere de mal gusto o, incluso, se censure por mostrar un pene o un desnudo, además de poder herir sensibilidades… Pero lo que hiere sensibilidades hasta matarlas es no ver este vídeo programado todas las navidades, hasta que los seres humanos sean seres humanos de nuevo (o por primera vez). (Frase de un verso de Atukwei Okai).

Y me acordaba de un texto sobre el porqué no se produce una revolución en España y mi vulgar análisis crítico acerca de que una de las razones que el artículo no mencionaba era la relación con la cobertura de mínimos como comida, agua, etc. Pero entonces me di cuenta de que tampoco se produjeron revoluciones significativas entre los condenados a campos de concentración.

Hoy pienso que tiene algo que ver con la entropía o con el desorden de un grupo heterogéneo que «tira» en demasiadas direcciones simultáneamente hasta que el sumatorio de fuerzas vectoriales acaba anulándose. Hay tantos motivos para protestar que unos acaban por anular a otros… y el inmovilismo triunfa. Es un análisis algo estadístico que me gustaría que profundizase gente más preparada que yo en el asunto, como mi amigo Xabi, quien habla de esas moleculillas que se mueven brownianamente hasta generar variables termodinámicas usables pero pocas variables vectorialmente apreciables.

Y según escribo voy percatándome que dejo de lado el sentimiento, para pasar a analizar. El sentimiento o los sentimientos me dejaron, el otro día, algo tocado, hasta sentir que los pequeños problemas de mi vida son directamente infinitésimos, épsilon-despreciables, que la humanidad ha pasado por momentos tan traumáticos y, sin embargo, los sigue superando.

Recordaba que viví mientras sabía que se estaban produciendo masacres similares en Uganda/Ruanda/Burundi… y no hice nada al respecto.

El visionado de este documental me parece que hay que hacerlo sin distracciones, en la medida de lo posible, pues es tan difícil aguantar la crudeza que caemos en la tentación de abandonarlo por alguna razón aducida… pero es deber humano. Lo es.

Soy un hombre abstracto

me atrae la nada y
el todo
incluso el uno
y los primos
otros primos
me son familiares
hasta tener infinitos
numerables

soy de conjuntos
pero no de sucesos
sino de conjuntos de conjuntos que no incluyen conjuntos

y si quiera tener
afecto domesticado
sería de una mascota virtual
un farmville de mascotas
o de rico trigo pixelado
creciendo sin cesar

soy un hombre discreto
con ansias de continuidad
como una bujía queríendose
convertir en candela

me relativizo con demasiada frecuencia
oscilatoria
pero es que no tengo un momento
y no me encuentro
ni aquí
ni allí
sino en ambos lugares a la vez
o no
pues nunca estoy seguro
de si soy un hombre abstracto
o incierto
o
sencillamente
indeciso

el sonido de los latidos de mi teclado
absorbe el pulmón de los dedos que escriben
esta notación significativa
de origen latina
de origen griega
de origen fenicia
de origen o

soy poema
soy cálculo
aunque soy álgebra
soy ciencia
o solo método
de pensamiento palabra y obra
soy amigo de conocimiento
y poco de cimiento
mucho más de cono
sin duda alguna
con cualquier otra sección de curvas llamadas curvas
que incluyen
mistéricamente
las rectas y hasta
un misérrimo punto en un espacio kantiano
un adimensional lugar geométrico que se define
en función de su posición
incuestionablemente cartesiana

soy signo
soy símbolo
soy grafo
soy blanco sobre blanco
soy idea
soy concepto
soy inmaterial
una vaca azul
el backup de un álbum digital
la orientación magnética de unos átomos silícicos
una ecuación de transformación espacio-temporal de Lorentz
modificada por Poincaré

soy una revolución copernicana
en la era de la reproductibilidad de la obra de arte
soy el VI orientado a objetos
soy el pasado el presente y el futuro
en un único instante adimensional
en un espacio de Hilbert
bajo la sombra de una delta de Dirac

soy lenguaje
a la par que Wittgenstein
o soy negrura en la caverna
o soy el que observa la negrura
solipsista

soy un canto a la noche
al día
a la inexistencia de fronteras
y la dimensión fracionaria del ser
res

soy res
publicano

soy social
soy asocial
soy contradicción
y adicción
y adición

soy
luego pienso
luego ergo
luego ego
y luego no

soy o no soy
esa

esa es la cuestión.

Bailando con Proteínas y el Nobel

Martin KarplusEste año ha sido otorgado el Premio Nobel a Martin Kaplus, entre otros, como bien anuncia la web correspondiente al Nobel Prize de Química por las contribuciones de la Química Computacional (por cierto, así aprendí informática…).

Recientemente he escrito sobre el Premio Nobel en este diario, en esa ocasión refiriéndome al recuerdo que me trajo estar en la Academia Sueca durante este verano, acordándome de mi amigo Jose Luis Sanz Vicario.

Es curioso ver que un amigo de ambos, compañeros de últimos años de carrera, en esta ocasión Xabier López Pestaña, es el que ha tocado los laureles de la fama, al menos lateralmente, pero ahí está. Y así lo ha publicado en su formidable blog de divulgación de la Química Cuántica: Bailando con Proteínas y el Nobel.

En otros múltiples artículos por la red se ha difundido la relación entre este querido amigo y el laureado, como en el de Más Ciencia Por Favor, además de enlaces como el de Divúlgame, porque creo que a muchos nos ha emocionado el artículo cercano y ameno, amén de interesante, de mi querido Xabi.

Xabi conoció a Karplus trabajando con él en el área por el cual Martin está siendo galardonado. Es emocionante estar tan cerca de alguien como Xabi, pero no solo por esto… Voy a volcar un extracto de su emotivo artículo de blog, así como el comentario que no pude ni quise evitar darle.

Pues sí, el Nobel de Química de este año ha sido concedido a Karplus, Lewitt y Warshell por su trabajo de desarrollo de modelos mutiescala para tratar sistemas químicos complejos. Si uno lee con más atención la nota de prensa publicada en el sitio web del Premio Nobel, parece que el jurado ha valorado en concreto la utilización de métodos mixtos QM/MM para estudiar problemas de reactividad química en proteínas y sistemas biológicos en general. Para que nos entendamos, Biología, Química, Física, Matemática y Computación unidas para tratar sistemas biológicos. En resumen, estos “cocineros” de la Química Computacional fueron pioneros en preparar un plato compuesto por un muchito de Newton (métodos clásicos y propagación de las posiciones) con un poquito de Schrödinger (rotura y formación de enlaces químicos), adobado en una salsa de Maxwell (continuo dieléctrico). Pero hoy me gustaría dedicar este Post, a hablar de mis recuerdos en el grupo de Karplus, porque el que aquí escribe tuvo la oportunidad de ensayar esos platos y de ser su pinche de cocina durante cuatro maravillosos años.

Leer el artículo completo…

Xabier López Pestaña

Mi comentario (entre muchos otros emocionados comentarios de amigos de este entrañable donostiarra):

Xabi y GiuppeMe has emocionado a mí también. Me siento feliz de que estés feliz. Me alegra tanto.

He vivido tantos buenos ratos contigo que imagino lo bien que le hiciste sentir a ese tal Martin Karplus, nobel o no nobel, algo que, de seguro, va a valorar con el tiempo mucho más que un premio: tú y tu proximidad, tu amistad, tu sincera sencillez acogedora, es el mejor regalo que se pueda tener en la vida. Eres un tío genial y, quienes te conocemos, lo sabemos.

Por momentos me siento conmovido de pensar que estudié con alguien que compartió mesa con un Premio Nobel, y que se codeó (casi) con Pauling… pero eso no es tan verdaderamente impactante como los recuerdos que guardo en Urgul, con unos bocatas y una botella de sidra, o las largas conversaciones en el saliente del Paseo Marítimo en lo Viejo. Por no hablar de aquellas interminables partidas de La Guerra Civil española que siempre perdías con los republicanos… jajajaja… está claro que estabas dispuesto a mantener la historia en su sitio. Habrías terminado por construir el maldito Valle de los Caídos.

Por cierto, en tu estancia en Strassburg (jijiji) te hice pasar un “mal rato” con mi ruptura con Mithreyi, pero de alguna manera, tú sabes que aquello no podía durar.

Amigo, tengo muchas ganas de verte, de compartir contigo esas palmaditas y enormes abrazos y nos quejaremos de nuestros achaques, que ya toca, y seguiremos siguiéndonos las vidas, con la admiración única que se tienen, de verdad, dos buenos (y ya viejos) amigos.

Enhorabuena a Martin y enhorabuena a ti también por seguir siendo como eres, entre otras cosas.

Premio Nobel

Cuando era pequeño, igual que otros niños aspiraban o soñaban con ser futbolistas, bomberos, astronautas, policías, camioneros, o ya más mayores, médicos, cineastas (pocos), economistas, ingenieros, yo tenía la osada aspiración secreta de ser Premio Nobel.

Por supuesto, en algo científico, porque, como sabemos, Premio Nobel de la Paz lo puede ser cualquiera.

Sin embargo, con el pasar del tiempo, me fui haciendo más realista o, sencillamente, más pragmático y enfocar mis esfuerzos a la asignatura en curso, al curso vigente, al día a día (paso a paso, y me acuerdo de John Rambo alejándose hacia el amanecer). Así, desistí de esa aspiración loca, algo infantil, de ser Premio Nobel.

Entre otras cosas, comprendí que era una vida (supuesto de que hubiese tenido alguna posibilidad de vivirla) dedicada a una única actividad durante muchos muchos años. Y eso dejó de atraerme pronto. Demasiadas actividades me atraían, demasiados focos divergentes me hacían caminar en tantos rumbos dispares que, por momentos, parecía que no avanzaba en ninguna dirección. Es más, aún siento esta deriva algo caótica por la que me «arrastran» mis inquietudes.

Pero cuando estaba a punto de desvanecerse aquel anhelo, conocí a Jose Luis Sanz Vicario. (En realidad le reconocí, pues ya le había conocido en segundo curso de carrera, pero nos reencontramos dos o tres años después en la especialidad de Química Cuántica)

nobel joseluis

Jose Luis era para mí el modelo de persona que sí podría haber llegado a ser Premio Nobel. Es más, aún está en disposición de llegar a serlo. Seguro que tampoco había soñado con ser futbolista, ni bombero, ni astronauta, ni policía, ni camionero… (aunque nunca creo haber hablado de esto con él). Pero posiblemente tampoco fantaseaba con la idea de ser Nobel. Esa es quizá la diferencia: para él no se trata de una fantasía, ni de una aspiración. Es, quizá, el lugar al que puedes acabar llegando después de una vida de dedicación plena o casi plena a una actividad como la investigación. Ahora él es Director del Grupo de Física Atómica y Molecular, Sede de Investigación Universitaria SIU, Instituto de Física, Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad de Antioquia, Medellín (Colombia). Yo soy profesor particular de alumnos de secundaria… (Absurdo esto de medirse, hay demasiadas facetas y la regla esta es demasiado unidimensional).

Por un tiempo, incluso, estuvo viviendo en Suecia (en aquella época yo le llamaba Jose Luis, «el sueco», pero ha sido «el alemán», «el inglés», ahora «el colombiano») y pensé que aquel era su sitio, pero me equivocaba. Pensé que, si alguna vez me llegaba una invitación como la de la imagen, sería de él.

Sin embargo, lo que con el tiempo más añoro de él no es su amplísimo conocimiento bibliotecario casi de infinidad de materias, ni la intensidad de nuestras conversaciones sobre teoría de la ciencia, sino los bocadillos de calamares, las películas de cine, incluso recuerdo con nostalgia el viaje compartido que, con origen en Aachen, nos hizo conocer (o revisitar) Maastrich, Bruselas, Amsterdam… Su pasión por las vidrieras góticas, su alegría siempre irónica…

En 2005, le había regalado un objeto que pensé en el 2002, titulado Principio de Incertidumbre. Otro amigo común, mi querido Xabier López, me regala un texto maravilloso que tengo que contestar en breve en su fantástico blog de divulgación de Química Cuántica. Adoro seguir en contacto con ambos. Es un honor y un placer tenerles en mi vida de una manera u otra.

El Demonio de Maxwell

Supongamos que afirmo que creo en la existencia de un ser invisible que lleva a cabo milagros termodinámicos, es decir, contradice los fenómenos habitualmente observables, realizando lo que, según cualquier modelo terrenal consideraría imposible.

Supongamos que afirmo que ese demonio de Maxwell me pide que le dé dinero a unos que sí que afirman haberlo visto. Esos, además, establecen una serie de normas según las cuales me he de regir y mi conducta se ha de conducir. Por ende, debo pagarles por ello también. Y ellos (alguna ella puede que también, pero menos) me piden que crea, no ya en la existencia de ese ser invisible, sino directamente en el hecho de que ellos son elegidos o sí que lo han visto. Como testimonio, me piden que crea… lo cual es algo fácil, si es que estoy dispuesto a creer en la existencia de un ser invisible que lleve a cabo contradicciones espaciotemporales varias.

Supongamos que en otro rincón de la ciudad otro grupo de personas también afirma haber visto a ese ser invisible, o que lo han oído, esta vez, con una voz clara y distinta. Y supongamos que esa voz les dice que los que ven a ese ser invisible son unos estafadores, unos embaucadores, unos mentirosos. Que esa voz les dice que deben ir a la guerra contra ellos y demostrarles, así, que ellos sí que tienen el apoyo de ese ser invisible que lleva a cabo milagros termodinámicos.

Supongamos que esos milagros, entre otras cosas, implican la configuración espacial de los átomos formando moléculas, formando macroestructuras a las que llamamos cuerpos. Podríamos llegar a afirmar que es un dios creador, aunque también sería un dios destructor puesto que se afirma que esas formas se remodelan para dar lugar a otras estructuras. Podemos decir que no, que el dios destructor es otro, es un dios distinto al que no se le deben tributos, así que solo tenemos que pagar al dios «bueno» que crea las estructuras.

Supongamos que otra panda de seres humanos, creados, naturalmente, por esas fuerzas demoníacas, recupera a ese dios «malo» como un dios con mala fama y lo eleva a los altares y pide o reclama, también, diezmos para el mismo.

Supongamos que ya hemos olvidados que seguimos hablando de seres invisibles de dudosa existencia, cuya única prueba de existencia consiste en que no se pueda probar su existencia. Y supongamos también que ya no nos acordemos de que hay varias agrupaciones variopintas que ven, oyen, tocan, huelen, a esa divinidad termodinámica sin habernos dado ninguna prueba de su existencia salvo el hecho de que debemos creer porque no hacerlo sería cuestionar la misma esencia de nuestra forma humana, hecha a raíz de una estructuración macromolecular varia.

Supongamos que formamos, en torno a esta deidad, un culto rentable y propagamos nuestra idea más o menos similar a las anteriores, por medios pacíficos o no… ¿acaso importa?

Supongamos que existe alguien que cuestiona la necesidad de esa creencia primera en la existencia inverificable de un dios invisible.

Hummm…

Me cansan las suposiciones: ¡a creer y punto en boca!

.gl

TLD (Top Level Domain) de Groenlandia.
Tiene la curiosa casualidad fonética de pronunciarse con el final de goo-gle. Y casi la misma grafía.
Así que lo utiliza para sus acortamientos de URL (Uniform Resource Locator)
Me gusta especialmente para los mapas:
Donde
https://maps.google.es/maps?q=groenlandia+dinamarca&client=ubuntu&channel=cs&hnear=Groenlandia&gl=es&t=m&z=3
se queda en
http://goo.gl/maps/q9Vuz

La tecnología internáutica es tan diversa que permite incrustar cositas como:

Ver mapa más grande

Y hacerme recordar que hubo un tiempo en el que deseaba ir a vivir a Groenlandia, a vivir de una mina de Wolframio, que ahora se denomina, en muchos lugares, Tungsteno y que castellanizadamente se escribe Volframio. Hay que ver, la de vueltas que da el planeta… y yo casi sin enterarme. Pasan tantas cosas…

El elemento químico 74 es denominado de dos maneras diferentes: Volframio y Tungsteno.

Del mineral wolframita compuesto químicamente por una proporción iónica de calcio, volframio y cuatro partes de oxígeno, fue donde se descubrió originariamente este elemento químico, y de ahí su nombre, adoptado por la IUPAC en su 15ª conferencia, celebrada en Ámsterdam en 1949.

No obstante, en 1758 Axel Fredrik Cronstedt lo denominó como Tungsteno que significa en sueco «piedra pesada» en alusión al mineral que lo contiene, esto hizo que en el mundo anglosajón fuese adoptado el nombre de Tungsten en detrimento de Wolframium a pesar que el símbolo químico es W.

El nombre Wolframio fue suprimido en favor de Tungsteno en la Nomenclatura de Química Inorgánica. Recomendaciones de la IUPAC de 2005. Los miembros hispanohablantes de la IUPAC, entre otros, han impugnado esta recomendación y abogan por la adopción del nombre de Wolfram en inglés y su correspondiente Volframio en español, acorde con el símbolo químico que lo representa W.

Cuando digo que soy cuántico

Es gracioso ver la reacción de mucha gente cuando, en mitad de una conversación, surge el tema y comento que soy licenciado en Química Cuántica.

He de reconocer que hay algo de pedantería en la afirmación. Es más, la mayoría de los químicos jamás puntualizan la especialidad en la que se licenciaron. Quizá porque no aporta un apellido tan ilustre. Y es que, de un tiempo a esta parte, la máxima cúpula del intelecto se le atribuye a quien sabe mecánica cuántica.

En innumerables ocasiones, en televisión, en conversaciones casuales, en facebook, en todo contexto inimaginable, surge alguna vez la palabra cuántica como el cumun de lo in. Así, se han ido desarrollando todo tipo de cosas con el mismo apellido, muchas de ellas absurdas: Terapias cuánticas, limpiezas cuánticas, negociaciones cuánticas… vaya, cualquier cosa.

Tras la afirmación, reafirmación, en la que digo haber estudiado esa cosa tan inextricable, tan extraña, tan ajena para el común mortal, apunto que además estudié matemáticas y el doctorado en inteligencia artificial. Si da tiempo y ocasión, incluso, menciono que versaba sobre lógica difusa.

Vaya, repaso mi curriculum escolar pavoneándome como si aquello que hube estudiado me convirtiese en mejor persona, en más grande o admirable. Despliego las plumas al máximo. A veces, según el contexto, cuento que trabajé de «experto» de seguridad de redes en grandes empresas… para acabar dejándolo para escribir poesía.

Me vendo estupendamente. Aunque solo vendo el nombre. Luego se me olvida cobrarlo.

Y muchas de esas veces me avergüenzo, en algún lugar, de saber que no continué muchas de esas disciplinas que comencé, me avergüenzo de saber que ya no sé tanto de ellas, que he olvidado tanto… y me avergüenzo del pavoneo, de la necesidad de exaltarme, de hacerme ver más grande, más importante… como cuando me cambia la voz y se agrava, se vuelve seria y formal, se hace adulta, digamos. Me avergüenzo de saber que estoy manipulando la opinión que se tiene sobre mí. Volverme inalcanzable. Pero oculto esa vergüenza en risas, en tópicos, diciendo que al fin y al cabo he dedicado mi vida a «lo inútil». Pero subyace otra altanería más sutil, la medieval de sentir que dedico mi tiempo a las artes liberales, que soy un noble que vive aparentemente pobre. Pero sé que es todo apariencia. Muy superficial.

¿Por qué todo esto, esta necesidad de afirmación a través de la mirada de los otros?

Inseguridad. En el fondo, algo de esta acción me dice que me siento inseguro. Quizá es la edad. Quizá. Quizá el tiempo invertido intentando conseguir despegar como coordinador de talleres de poesía o creatividad sin mucho éxito. Quizá. Quizá algo más antiguo, algo más primigenio, de origen infantil… quizá.

Ya no recuerdo cómo me enfurecía y entristecía ser tratado de «interesante» o «inteligente» en mi adolescencia, cuando deseaba ser deseado, sin más, sin filtros. Quizá me da tranquilidad a ese respecto el saber que, de una u otra forma, Carmen sí me desea. Quizá.

Ya no recuerdo cómo me avergonzaba ser conocido como administrador de sistemas en empresas bancarias o de telecomunicaciones. Cómo afirmaba tener cualquier tipo de profesión para que nadie pudiera saber de mi «formación académica». Para que el trato se normalizase, para que nadie pusiese caras raras ni me preguntase si era verdad. Apenas recuerdo a mi amiga Olga y el tiempo que estuvo pensando que yo era policía. Ni cuando afirmaba ser fontanero, teleoperador (que sí fui), barrendero, etc.

Ayer, de hecho, me preguntaron que si había estudiado química cuántica de verdad. Contesté que sí, que no sabía que hubiese una química cuántica de mentira, pero que también me habría gustado estudiarla, pensé en si era algo que tendría que ver con la ficción, con las narrativas contemporáneas al estilo investigador de Paul Auster, pero de eso no quise hablar.

En otros contextos me promociono como artista, poeta, performer, qué se yo. Tengo una sensación de querer ser el raro, el diferente, lo que durante tanto tiempo odié, ahora reivindicarlo. Soy de lo que no hay. Viene a ser mi lema.

Quizá por todo esto, entre otras cosas, supongo que me enorgullece (en el mal sentido de la palabra orgullo) cuando colaboro y leo, comprendiéndolo, el blog de mi amigo Xabi, Función de Jota. Quizá.

Esto no es una broma