La Bola de Cristal fue irrepetible

No se sabe por qué hay programas de televisión que han marcado una generación entera, aunque puede que fuese por el hecho de que sólo había una cadena nacional. Sí, puede que fuese por eso. Por otro lado, no todos los programas que se emitieron entonces en esa única cadena nacional han marcado tanto como otros. En concreto, no conozco a nadie (de mi entorno) que no considere una joya la maravillosa Bola de Cristal, con sus Electroduendes, su Bruja Avería, sus llamamientos explícitos a dejar de ver la tele para no acabar convertido en un becerro, ni su aperturismo que llevó a ser prohibida (prácticamente) tras permitir canciones del punk más radical de aquella época. Hablamos de una época que acababa de vivir un golpe de estado (Tejero, 23F del 81) que reclamaba volver a los tiempos de Franco.

Y ahí, agazapada, galopaba la siguiente amenaza de la libertad, llamada consumismo, que nos hizo no caer en el comunismo, según algunos y que nos arrastró a la esfera del neoliberalismo que imperaba en la era Reagan-Thatcher.

Pero los guionistas de aquellos electroduendes eran verdaderos adelantados a su tiempo que vieron lo que se avecinaba y hacían decir a la antagonista Bruja Avería «¡Viva el mal, Viva el capital!» en cada episodio, amén de reírse del absurdo de practicar deportes en gimnasios, o vestir a la moda, más preocupados por la apariencia que por el contenido.

Llamaban a voces a leer, a desarrollar la creatividad, la imaginación, a desabrocharse la mente, a usar el paracaídas del cerebro que sólo sirve si está abierto.

Programa emitido en TVE entre 1984 y 1988, dirigido por Lolo Rico, si algo caracterizaba a La bola y la convirtió en un espacio único fueron las grandes dosis de imaginación y la libertad creativa. Siempre pendiente de las últimas tendencias, era lógico que se empapara de la estética y la cultura que marcó los 80: la movida madrileña, La Bola se convirtió en el mejor escaparate para este movimiento musical logró popularizarla y la acercó a todos los que no podían acceder fácilmente a ella por no vivir cerca de Madrid. Personajes hasta entonces nunca vistos como el Hada Truca (Alaska), El Cuarto Hombre (Javier Gurruchaga), el Librovisor (con Pablo Carbonell y Pedro Reyes) y, como no, los Electroduendes marcaron un antes y un después dentro de los programas infantiles. La Bruja Avería, Maese Sonoro, el Hada Vídeo y Maese Cámara hicieron reír y abrir sus mentes a una nueva visión de la actualidad a miles y miles de niños de la generación de los 80.

El sábado 18 de abril, descubrimos que RTVE (algo más modernizado que en aquellos tiempos) tiene todos los episodios que se grabaron de La Bola de Cristal disponibles en su plataforma RTVE A la carta, y Carmen estuvo disfrutando de uno de ellos en nuestra flamante televisor de pantalla casi plana, conectándonos con un dispositivo conocido como ChromeCast, que permitía manejar el programa desde el SmartPhone… y sin embargo, los guiones de entonces no parecían en absoluto obsoletos.

Nuevas temporadas y estrenos que no te puedes perder.

Cada vez que hay un anuncio o publicidad con mensajes como este dejo de leer inmediatamente y miro hacia el cielo por si me va a caer algo que va a provocar mi aniquilación instantánea, dado que pienso perderme lo que me digan que no puedo perderme. Aunque sólo sea por ver qué pasa si me lo pierdo.

Son cosillas del estúpido pensamiento lateral o «out of the box» que tanto me gusta hacer.

Y no rezaré a nada ni nadie para evitar las consecuencias de esa temible advertencia al modo de «oferta que no puedes rechazar»… con cabeza de caballo ensangrentada bajo mis sábanas.

😉

Hay series buenas, regulares, malas… y luego está I-Land

En algún foro he leído sobre esta serie que es lo que usan en el infierno para torturar a pecadores y pecadoras… pero yo creo que no llega ni a eso, ni a ser tan mala como para eso. Es, sencillamente, bochornosamente tonta.

Parece increíble cómo puede tener tantos tópicos en una única miniserie de no más de 7 capítulos. Puede resultar ideal para verla como excusa para dormir la siesta sin el más mínimo remordimiento ni arrepentimiento.

Es una bazofia de caras monas sin cerebro yuxtapuestas para intentar generar algo de interés, crear algún conflicto… pero las caras sin los cerebros no pueden articular un discurso capaz de poder imaginar que quien lo vertebra es un ser humano.

Sin llegar a la zafiedad de algunas series españolas, resulta vacua, simple y llanamente desierta como la isla en la que se supone que transcurre algo que difícilmente puede ser denominada trama.

Casi parece uno de esos concursos de «supervivientes» famosillos en una playa, donde lo único interesante es la anodina relación falsa que puedan tener algún par de las múltiples combinaciones posibles.

Aún así sigo viéndola para, como he dicho, dejar que el cerebro se esponje un poco mientras leo el periódico o consulto algún artículo de wikipedia que me sirva para preparar las próximas clases de los talleres de poesía.

Carmen se queda dormida un rato a mi lado y yo aprovecho para acariciarle las plantas de los pies.

Pasa el tiempo.
Pasa la vida.

Y en ocasiones pienso que la desperdicio, pero quizá el mantenimiento de intensidad vital es (o me resulta) demasiado cansado para aguantarlo tantas horas diarias.

Iron Fist dicen que es una serie «feminazi»

Estaba a punto de dejar de ver la segunda temporada de esta serie de un superhéroe blanquito, heterosexual, rico… pero no por ello, sino porque me parecía extremadamente machista, pues hasta el tercer capítulo de la segunda temporada no cumple casi ni remotamente con el mínimo baremo que toda producción debería tener por decencia, el famoso Test de Bechdel:

  • Aparecen al menos dos personajes femeninos.
  • Estos personajes se hablan una a la otra en algún momento.
  • Esta conversación trata de algo distinto a un hombre (no limitado a relaciones románticas, por ejemplo dos hermanas hablando de su padre no supera el test).

No es mucho. Es tan mínima la exigencia que resulta sorprendente que no se cumpla casi incluso sin querer… pero así es y hay listados para salir de dudas.

Pero me fui a buscar críticas de esta serie intentando que otras personas coincidieran conmigo y me encuentro que las preocupaciones principales son que es un personaje aburrido y poco expresivo (que lo es) o que es rico y, tan solo alguna vez, que es demasiado blanco… (la serie, quiero decir).

Y para remate, la siguiente crítica que me he traído porque no tiene desperdicio:

Otro superhéroe que se han cargado las feminazis

La serie empieza más o menos bien, nada que ver con el cómic, pero está entretenida, ya se ven tintes feminazis, como que una tía tirillas bajita sin poderes meta de ostias a tíos cachas que le sacan varias cabezas, pero bueno, lo pasas por alto porque siempre hay fantasmadas en las series de lucha. Luego ya ponen a la supervillana una mujer, bueno, porque no. Pero ya la segunda temporada empiezan a meter bazofias de categoría, meten brujas, esto ya huele a embrujadas, y le mete una paliza a Iron Fist, el mayor experto de artes marciales que existe, una mujer que sufrió malos tratos de un hombre y que juró que nunca le volvería a pasar, si ya meten la violencia machista hasta en la sopa, han convertido la serie en una mierda feminazi más.

En la segunda temporada meten a una tía que es una enferma mental, Typhoid Mary (Mary Walker), con doble personalidad a pelear con iron fist y le da una paliza cuando no han podido con él bandas criminales enteras y los mayores artistas marciales, patético y absurdo, iron fist es el mayor experto en artes marciales.

Más allá de que no sé cómo se puede seguir usando la palabra «feminazi» así, sin rubor, y que cada vez se usa con más normalidad… la forma en que este usuario habla de las mujeres es decididamente machista «una tía esto, una tía aquello…» y le llama la atención que una mujer «bajita y sin poderes» amenace a unos «cachas», en una serie en la que la suspensión de la realidad la haces desde el principio porque en caso contrario no tendría sentido absolutamente nada.

Por momentos pareciera olvidar que se trata de una ficción (de mucha y grande ficción de Marvel), así que no es nada raro que alguien sea superado por otro alguien sin razón alguna… o casi. Habla de ese Iron F como si fuese, de verdad, un experto en artes marciales y no un personaje absolutamente ficticio.

Pero eso sí, si le hubiese mencionado que hasta el tercer capítulo de la temporada no hay ninguna mujer que hable con otra mujer… ¿le habría parecido un feminazi? ¿o no puedo serlo por ser hombre?

Después de leer críticas como estas me queda una sensación extraña de solidaridad con el feminismo más radical (aunque para mí todo feminismo debe ser radical, pues no hay búsqueda de la felicidad a medias, ni búsqueda de libertad a medias). Y digo extraña porque estratégicamente hay herramientas que se están usando que no me convencen, aunque el fin último deseado me parezca el mismo.

Es complicado hacer series de «superhéroes» que no sean machistas, proveniendo de donde provienen, pero no imposible y si poco a poco va cambiando la manera de entender el entretenimiento audiovisual hacia producciones menos heteropatriarcales que busquen un público más abierto, más progresista, tanto masculino como femenino, se pueden lograr maravillas y haberlas «haylas».

No lamento su muerte

Stan Lee
95 años.

Creación permanente
para escapar del tedio
buscando un ser humano
o sobrehumano
que pudiese parecerse a él
y no podía encontrarlo.

No lamento su muerte
y envidio
lo poco que conozco de su vida.

Envidio su constancia
su dedicación
y
en parte
su éxito.

Envidio que viviese 95 años.

Pienso en su vida y no en su muerte
y no lamento su muerte
y sí festejo su vida
viéndome algún homenaje
audiovisual a su memoria.

Habiendo tantas vidas desperdiciadas
la suya no fue una de ellas.

¡Viva!

Cabecera de Mc-Mafia

No es una gran serie, esta producción de la BBC titulada McMafia sobre la mafia rusa y la interconexión con las mafias internacionales y diversos gobiernos, pero es entretenida y la cabecera de la misma es una verdadera pieza maestra de cómo una presentación dice todo lo necesario y engrandece el producto.

La competencia de Netflix y HBO tiene completamente eclipsada a la «humilde» emisora de vídeo streaming vinculada a Amazon, la curiosa PrimeTV, de la que ya he escrito en alguna ocasión.

Veremos por cuánto tiempo youtube permite que comparta este contenido (sin el más mínimo interés comercial por mi parte):

[youtube_sc url=https://youtu.be/bdgYPJgR8MI]

Fractales de Ozark

Si no se hubiesen «descubierto» los fractales, esos espacios de dimensiones fraccionarias que tanto me fascinan, este lago sería un buen momento para pensar que algo estamos haciendo mal a la hora de medir distancias.

A lo largo de la serie que me ha hecho descubrir este pedacito de tierra estadounidense, que toma el nombre del mencionado ensanchamiento del río Arkansas. Vista su primera temporada de 10 capítulos en la plataforma Netflix, que la ha producido, la trama transcurre en torno a un blanqueador de dinero que se ve perseguido y aliado al mismo tiempo por un cartel de la droga. Con similitudes indudables con la inmejorable Breaking Bad, va tomando su propios derroteros asentándose él y su familia en el paradisíaco y al mismo tiempo inquietante entorno paisajístico del lago que da nombre a la serie.

Costa de Gran Bretaña

Rednecks y traficantes mejicanos, una familia WASP, excombatientes de una de tantas guerras, pastores evangelistas milagreros, son solo algunos de los elementos sociales que combinados, en una especie de conflicto interclasístico, interracial, intercultural e incluso intergeneracional, cohabitan el espacio de la pantalla y de las líneas argumentales que tienen de único protagonista (quizá lo peor de la serie) a ese padre de familia que se ha visto obligado a ser más duro de lo que en principio es.

Olvidando el entretenimiento audiovisual, la localización es ese lago del que suelen decir que tiene más metros de costa que toda California y es ahí donde no pude por menos que mirar el mapa (Google Maps) y darme cuenta de que la longitud era una mala manera de mensurar «la costa», como ya antes que yo hiciera B. B. Mandelbrot.

Por un puñado de series

Ha sido toda una sorpresa la oferta de entretenimiento que ofrece la plataforma de Amazon Prime Vídeo o, para simplificar, Prime TV.

Fue por mera casualidad que contratamos el servicio, pues íbamos haciendo muchos pedidos a Amazon, los más caros de los cuales han sido para amueblar y equipar el estudio de Costanilla en el que ahora tengo los talleres y que pienso rentabilizar mucho más (he de hacerlo) a partir de este nuevo curso. Para mejorar las ofertas disponibles en el mercado online, así como para agilizar trámites de envíos, cobros, etc, merecía la pena abonar los 19,90 euros anuales que cuesta pasar a tener una cuenta «Prime» / Premium.

Sin saberlo, como «daño» colateral, estábamos también contratando el servicio de Vídeo por Streaming y bajo demanda vinculado al gigante de las ventas internáuticas. Aunque mis espectativas eran poco menos que misérrimas teniendo en cuenta el pago tan reducido comparado con las ofertas similares del sector, como Netflix o HBO que rondan, de mínimo, los 10 euros cada mes (más de seis veces el precio de Prime TV).

Este verano, accidentado de una rodilla, he consumido más de lo habitual este tipo de productos (olvidémonos de denominarlo arte, pues no dejan de ser consumibles de mejor o peor factura, pero hechos para entretener y sin mayor pretensión ni objetivo que el de permitir ratos de asueto y anestesia cerebral) y lo he hecho principalmente en mi teléfono móvil conectado a las omnipresentes redes wifi y utilizando la aplicación (app) de Amazon Prime Vídeo.

Sorprendido, he disfrutado de unas cuantas series que recomiendo para empezar en este universo Amazing…

American Gods

Delirio audiovisual que no deja indiferente más allá de si su narrativa es rocambolesca. Una trama que parece un versionado muy libre de la más descabellada teogonía griega o hindú, mezclando mitología cristiana dándose todos los permisos para ser incorrecta hasta la saciedad.

Sexo, sangre a raudales, acción reposada y tirando a lenta, personajes perdidos en una historia loca, pero una verdadera joya visual. Reminiscencias de lo mejor de Spartacus pero con más cuidado por los detalles. Parece estar hecha para que cada fotograma sea digno de ser la portada de un disco de rock.

Hand of God

Protagonizada por Ron Perlman, quien lleva en televisión y cine desde 1979 y a quien no puedo olvidar en su inmejorable caracterización de Clay Morrow en Sons of Anarchy, es otra de esas series que deja con ganas de ver más capítulos, a pesar también de una marcada obsesión con la cristiandad, los fanatismos y los tejemanejes de las iglesias en el libre mercado.

Influencias de la inigualable Breaking Bad en la evolución de un personaje que parte de una maldad organizada y política para acabar siendo una especie de locura traumática que consigue que te apiades de su alma a pesar de los pesares.

Narrativamente sencilla, Hand of God usa bien sus cartas para que llegues a dudar de la posibilidad de lo imposible, para que aceptes el juego de la fe ciega y caigas en las garras de las explicaciones fáciles.

Hipnótica y de factura intachable. Corrupción, religión, crimen, infidelidad, sexo, fragilidad, locura, denuncia del racismo y machismo instituido, parece tenerlo todo. Y todo lo hace bien.

Patriot

Serie irreverente más seria de lo que parece y menos seria de lo que parece. Bajo un título que espanta proviniendo de una serie made in USA, se esconde una pieza que mezcla la ironía con una trama de espionaje más o menos bien llevada.

Otra pequeña grata sorpresa de este canal (PrimeTV) que parece apostar por series bastante indies (algunas de las cuales lo son en demasía, como las de la pedante/hipster creadora de las pretenciosas postmodernas Transparent y I Love Dick, Jill Soloway, a pesar de debérsele en parte la serie de culto A dos metros bajo tierra) que no tienen cabida en las alternativas más conocidas «emisoras» de streaming.

The Man in the High Castle

La impecable puesta en escena de la escalofriante novela de ficción histórica de Philip K. Dick merece un visionado y es merecidamente una de las más famosas series de la plataforma.

No obstante, la trama no avanza a un ritmo razonable estancándose en unas migajas de misterio que no acaba de desvelar ni de explotar como si se tratase de una novela de 1200 páginas, en lugar de una serie de televisión.

Aun así, la realización, el vestuario, la ambientación son tan buenas que perderse esta serie es una pena. Fantásticos los personajes femeninos y el del ministro japonés.

Goliath

Injustamente desconocida, la última serie protagonizada por Billy Bob Thornton no deja de ser un drama bastante manido de denuncia de pequeños contra grandes al más puro estilo Erin Brockovich, y como esta es un tanto maniquea y condescendiente, pero también se apoya y se levanta formidable sobre el talento interpretativo del actor protagonista.

8 capítulos que saben a poco y que prometen una segunda temporada mejor aún.

Flesh and Bone

La hermana oscura de aquella serie ochentera titulada Fama o una producción realizada para los fans de Cisne Negro, dicen de ella, pero la verdad es que esto es tan sólo debido a que el «fondo de pantalla», el lugar en el que ocurren los acontecimientos circunvala la danza clásica y su mundo plagado de tópicos sobre el sacrificio, el dolor, el autoritarismo…

Más allá de personajes poco desarrollados y tramas o lineas argumentales que no han sido continuadas, esta serie abortada en una minúscula temporada de 8 capítulos tiene bellísimos momentos y la originalidad (o no tanta) de situarse en ese contexto dancístico.

La verdad es que lamento que no haya dado más de sí y se hubiesen creado historias del mismo peso para otros personajes de la serie, una temporada por cada bailarina por lo menos. La serie tenía posibilidades, pero se desplomó enfocándose en un drama oscuro de superación y de familia más allá de lo disfuncional dándole más protagonismo del que merecían a un hermano exmilitar y un vagabundo inverosímil a costa de restarle foco a la pieza de danza y el mercado de la misma.

Passengers: Apología de la violación

Tras el impacto con un gran meteorito, una nave espacial interestelar que viaja con piloto automático a un planeta lejano transportando a miles de personas, tiene una avería en una de las cápsulas de hibernación. Como resultado Jim Preston (Chris Pratt), uno de los pasajeros, se despierta noventa años antes del final del viaje. Estando completamente solo en la nave, Jim intenta por todos los medios volver a hibernar, pero tras un año desiste. Su estado mental comienza a flaquear al tiempo que comienza a obsesionarse con despertar a Aurora Lane (Jennifer Lawrence), una de las pasajeras dentro de su cápsula de hibernación. (Fuente: http://Filmaffinity.com)

Más allá de si la película tiene un guion mediocre e inverosímil en el plano de la ciencia ficción mala, lo más desesperante es ver cómo se viola a una mujer no ya impunemente sino con premio gordo (lo que no deja de ser obtejualización de la mujer).

El protagonista, porque él así lo quiere, se prenda de la chica guapa y decide unilateralmente hacer con su destino y con su vida (la de ella) lo que quiera.

Por supuesto que es sexo y relación no consentida pues hay engaño como cuando se utiliza una droga para anular la voluntad ajena.

Y para remate dice estar enamorado. ¡No señor! Eso No es Amor. El amor sin la libertad de opción ajena no es sino deseo de posesión, y no es lo mismo en absoluto. Casi podríamos decir que es literalmente lo opuesto.

La aproximación a la consumación del crimen deleznable es tan tópica que espanta:

El chico ve una chica que (por supuesto) es guapa canónicamente hablando y decide que va a saber todo lo que pueda de ella. Es decir, en otra lectura algo más profunda, la acosa en la sombra hasta que decide pasar a la acción.

Bien podría habérsela follado directamente mientras hibernaba, total, la necrofilia no es tan brutal éticamente hablando como la violación a una persona viva, claro que se dirá entonces que en realidad lo hizo (sacarla de su hibernación) para no sentirse solo, pero no es cierto. El criterio de elección de la persona para hacerle compañía (dama de compañía) es meramente físico/sexual. No elije, pongamos por caso, a un miembro de la tripulación, con accesos que permitieran resolver posibles problemas o, incluso, exigir responsabilidades sino tan solo a la chica más guapa posible que, claro, escribe y es sensible y todos esos atributos típicos-tópicos que muchas personas se empeñan en denominar «femeninos».

Al «despertarla» no se plantea decirle lo que ha hecho ni tan siquiera «despertar» a alguna otra persona además de la primera. Deja que la desesperación de la soledad (de ella) lleve a la mujer a sus brazos y tampoco entonces se lo cuenta. Sigue la cadena de mentiras y manipulación que la ha llevado a ser una víctima inconsciente de una violación.

Ella lo descubre finalmente por accidente de boca de un robot camarero (masculino) confidente del violador. Falta, para poner otra guinda al criminal pastiche, que el cabrón protagonista descargue su ira sobre el indiscreto androide.

Ignorando su propia acción, continúa acosándola buscando una comprensión que debería ser inadmisible sin dejarla un segundo sola incluso invadiendo su espacio acústico y el de toda la nave desde la nave desde la sala de control de megafonía: mucho más allá del manspreading.

Y seguimos: Despierto por accidente (todo pasa por accidente en esta película de guion improvisado salvo la violación) el capitán de la nave empatiza (codazos cómplices mediante) y envidia al protagonista por su buen ojo al elegir compañera, por no decir prostituta o esclava. Quién mejor que Jennifer Lawrence para pasar un año a solas en una isla desierta.

Me recordaba ese viejo y viejuno chiste de mal gusto sobre aquel que dice que desearía pasar un año en una isla con Claudia Schiffer pero que luego necesitaría a un hombre para poder contárselo y presumir, básicamente, de trofeo de caza, porque como en ese obsoleto «humor» machista, aquí también la mujer es florero y presa de la apetencia activa y sexual del varón de turno.

¡MIERDA!

¡No somos todos iguales!

Pero la cosa no acaba ahí, no. La chica le perdona todo porque él le salva la vida. Y le perdona como si fuese una versión trasnochada y simplista del Don Juan Tenorio de Zorrilla indultado por una Santa Inés. Es decir, seguimos admitiendo a trámite de romance los mismos valores del siglo XIX como si la liberación de la mujer no fuese más que una broma pesada que solo afecta al puesto de trabajo carente de techo de cristal.

La chica perdona y ama a su violador como si tal cosa, como si nada, e incluso termina estándole agradecida (¡Toma ya!) porque él diga estar dispuesto a sacrificarse mal héroe trágico épico para salvar a todos los demás hibernados: El salvador.

Pero no por esas termina el esperpento, aún hay más: Él muere y ella le resucita (ah, sí, había esa opción pero no la aplicaron con el capitán recientemente fallecido, no se sabe si por ser negro o por ser viejo…) para voluntariamente ser su devota ama de casa y registro biográfico pastelero mutuo disfrutando CONTRA SU VOLUNTAD de una vida capturada junto a quien atentó contra ella.

Frases como «sin ti me muero» dichas por una víctima a su violador no deberían aparecer en una película sin analizar la sinrazón de las mismas.

Después de las polémicas por unas chapas en unas penosas fiestas de San Fermín (penosas por lo que tienen de crueldad con los animales y con la normalización de la cosificación femenina en las masas), me parece mucho más insultante esta apología de la violación disfrazada de romanticismo pastelero. El retrato que se hace del «amor» es tan enfermizo como machista.

Tan solo se salva de la quema la buena interpretación dramática de J. Lawrence tras el momento de enterarse de lo que él le había hecho, como si quisiese, de alguna manera, dejar constancia de su repulsa, de la conciencia de la violación del personaje que encarnaba, pero quedaba claro que al guionista (o al director) era una parte que le preocupaba bastante poco como para dedicarle mas de 30 segundos de metraje.

Por lo demás, una auténtica basura de película, con guion manido, previsible, plagado de recursos tramposos a lo Deux ex Maquina para concluir una historieta intrascendente sin profundizar en ninguno de los conflictos que plante o podría haber planteado. Pero no, se trataba de hacer caja, no de hacer pensar y parece ser que no pueden o no se desea que vayan de la mano ambas actividades.

Eso sí, no hacer pensar (reflexionar) no es tan grave como hacer pensar (asumir) que amar es poseer lo que se desea y que todo vale para conseguirlo, basta con creerse guapo y pensar (saber) que nadie te condenará por ello.

Esto no es una broma