Hombres que miran a las mujeres con respeto

Por fin una serie en la que encuentro hombres con los que sentirme identificado sin sentir vergüenza ajena. Es una serie de entretenimiento, sin enormes pretensiones culturetas, divertida, de «fantasía»/»ciencia ficción», del canal SyFy, sobre demonios, vengadores con superpoderes, etc…

Además de guapos (eso no podía ser de otra manera en una serie que no pretende dejar de lado el mainstream), hábiles, inteligentes y, sobretodo, respetuosos con las mujeres.

Los dos protagonistas (e incluso el villano antagonista) tienen un trato de la mujer que dista de ser condescendiente, que las consideran iguales, sus iguales, sin ser ni sus príncipes azules ni sus amos y señores. El atractivo Agente Dolls (Shamier Anderson), acaba siendo amigo de la interesante protagonista, Wynonna Earp (Melanie Scrofano), con quien tan sólo cruza un beso en el último capítulo de la primera temporada y, casi diríamos que por accidente.

En todo momento se refiere a ella como Earp (no por el nombre de pila), como si de un igual se tratase. De nuevo, sólo en una ocasión el guion le hace llamarla Wynonna para distinguirla de la otra hermana Earp. Y lo recalca, casi haciéndonos saber que si no fuese por eso, seguiría mereciendo el respeto de su compañera de trabajo y no la familiaridad con la que se suele tratar a toda mujer en una relación cinematográfica.

El guapísimo Doc Holliday (Tim Rozon) acaba enamorado de ella (antes que ella de él, de nuevo un rasgo infrecuente) pero respetando en todo momento su absoluta libertad de elección, incluso en ese beso que encuentra con su «competencia» Dolls, sin repartirse a la mujer cual botín de guerra.

El tópico (casi) de lesbiana policía Nicole Haught (Katherine Barrell), quizá, acabará siendo (espero) lo que menos aporte a este alegato a favor de unas nuevas relaciones interpersonales, alejadas de heteropatriarcados hegemónicos omnipresentes.

De esta serie se recalca en los artículos que encuentro sobre ella el feminismo en las relaciones intermujeriles, satisfaciendo sin problemas el celebre Test de Bechdel, los roles que estas ocupan y las acciones que llevan a cabo, pero yo no dejaría de lado, porque me parece uno de los más importantes avances post-Bechdel (esa mínima exigencia), los roles masculinos, la nueva masculinidad que puede ser, como en esta, viril, masculina, incluso testosterónica, pero no por ello machista ni propia de opresor de tres al cuarto.

¡Ya era hora!

Supongo que no es casual que su guionista sea mujer (Emily Andras). El siguiente paso, será que pudiera haber sido un hombre quien realice estas miradas progresistas. ¿Para cuándo?

Ella le besa a él. Sí, se puede hacer así.

DADOS DADAS

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PROYECTO: 0017 – DADOS DADAS

Título: Dados Dadas

Idea de Giusseppe Domínguez y Tanja Ulbrich

Audio
Artista Ove-Naxx
Del álbum Ovekeyashiki (juego de palabras con la palabra japonesa «Obakeyashiki» que significa «casa embrujada»)

Montaje
Giusseppe Domínguez

Cabecera y Títulos de Crédito
Alejandro Gallego

Imágenes de Portada y Cierre
Tanja Ulbrich

Laboratorio de Poesía Experimental
Asociación Cultural Clave 53

Expanse

El fin de semana aproveché para ver una serie de ciencia ficción algo malilla, pero que tenía entre sus curiosas propuestas una novedosa forma de hablar (un extraño idioma-fusión, al estilo de aquel que hablaba el inspector en Blade Runner), así como la idea de un sistema solar cuasi completamente habitado después de doscientos años de expansión terráquea.

Políticamente y sin entrar en detalles, el planeta Tierra estaba gobernado por las Naciones Unidas, mientras Marte lo estaba por una república militarista de la que se conoce poco. Supongo que se conocería más en la novela en la que se basaba la serie. En frente a ambas potencias, estaban los «cinturonianos» que habitaban los asteroides mayores, así como bases artificiales en esa órbita, quienes tenían sentimientos nacionalistas incluso cimentados en su diferente complexión muscular y ósea que les habría generado el vivir en un ambiente de mucha menor gravedad.

Interesante, aunque poco probable e inverosímil esa adaptación en tan solo unas cuantas generaciones… sin embargo qué poco había cambiado el futuro en otras muchas cosas:

El vestuario parece sacado de alguna revista de moda de este último lustro, los dispositivos de comunicación son poco más o menos como teléfonos táctiles del año próximo, se habla de una red de ordenadores… y así en lo demás.

Y me pregunté por qué era tan difícil concebir algo mucho más futurista, que puede adecuarse a lo que esté por venir, y claro, entre otras cosas, hay una dificultad intrínseca que es la de que no son sólo cosas más modernas, sino ideas más modernas. Tenerlas ahora implicaría que dejarían de ser futuras, provocando una especie de paradoja insalvable.

Supongamos que se me ocurre que los teléfonos móviles (dispositivos de comunicación) estén integrados en la red neuronal del cerebro, entonces hay muchas otras cosas que habrían tenido que cambiar para llegar a tener esa tecnología, incluso desde el punto de vista fisiológico.

Una línea de futuro que verdaderamente revolucionará nuestra forma de vida será la manipulación genética, que dará lugar a transformaciones en la longevidad como nunca antes hayan sido posibles, pero la sociedad derivada de ese cambio también será completamente distinta. No sólo viviremos más tiempo, sino que tendremos que ser capaces de saber cómo vivir ese tiempo «extra», individual y socialmente.

Me gustaría, por momentos, dedicar un tiempo a pensar ¿cómo sería XXXXXXX en el futuro?, por ejemplo, la ropa, la comunicación tecnológica, las formas de gobierno, el consumo energético, la medicina, la arquitectura, la poesía, las matemáticas…

Sorprendido por un par de planos de Penny Dreadful

Que la calidad fílmica de las producciones seriales es cada día mejor es algo que ya nadie pone en duda, independientemente de si se consideran o no un producto destinado al consumo y, quizá con ello, al aletargamiento de las conciencias, salvo contadas críticas excepciones, como The Wire (alguna otra de David Simon) o las suaves intrasistema del inteligente Aaron Sorkin.

Para muestra, bastaría casi cualquier pequeño retal de la serie Penny Dreadful (cuyo contenido y ritmo narrativo me aburre someramente) que tiene una estética tan cuidada como detallista. En un alarde de espectacularidad sencilla, paradójicamente, elijo este plano tan tópico como bien realizado, de un tren desplazándose por una vía claramente sexual, recorriendo el surco en una alusión fálica evidente, que culmina en una vaporada que nubla la vista.

O eso, o estoy un tanto salido.

Las transiciones entre planos son tan buenas como pocas veces he visto. Tan sólo por esto merecería la pena ver esta serie.

[youtube_sc url=https://youtu.be/ShW9KBSrZME]

Un fragmento de la serie Community

Hay series de humor disparatado como esta que, lejos de ser una sitcom convencional, acabarían siendo una serie de culto si su humor no fuese tan absurdamente disparatado.

La trama de los capítulos es absolutamente prescindible y lo único importante acaba siendo la creatividad llevada a experimentaciones propias de atrevidos cortometrajistas. De ahí su interesante formato de 20 minutos.

Es muy de agradecer la ausencia de «risitas» enlatadas tras los presuntos gags de la misma que, por otro lado, no se suceden como «chistes» sino que son la esencia misma de la serie: prácticamente toda ella es un continuo gag con varias caras.

Un ejemplo es este epílogo de un capítulo de la sexta temporada que propone un avance imaginario de una supuesta versión lusa de Los Gremlins, revisitando los tópicos hasta hacerla absolutamente absurda e inverosímil.

El general de bronce

El general de bronce
desciende del pedestal.

Con paso firme camina
hacia el banco de madera
de la esquina inferior derecha
del plano
donde, sentado, se come la mano
que le llega volando
desde su derecha.

Todo sería distinto
e igual
si hubiese estado de frente.

R2D2

r2d2

Me he quedado sorprendido al saber que los actores que interpretan a R2D2 así como a C3PO son y han sido los mismos a lo largo de todos los episodios de las Guerras de las más famosas Galaxias…

Kenny Baker, en el papel de R2D2 teniendo una altura, según IMDB, de 1,12 metros, lleva interpretando este personaje tan emblemático que ya es icónico de nuestra cultura popular, desde 1977. Y apenas es conocido. Es más, salvo ese personaje tan singular, a penas ha hecho nada digno de mención en el cine ni en la televisión.

Igualmente, pasa con Anthony Daniels en el papel de C3PO, algo menos trascendente, así que ha aparecido en otras ocasiones, pero pocas, con su rostro verdadero.

Me parece tan curioso y, de alguna manera, tan triste que esos actores estén tan tremendamente vinculados a unos personajes que, al mismo tiempo que les daban vida, les ocultaban del mundo…

El final de Defiance

He terminado de ver la tercera y última temporada de una serie entretenida, ambientada en un presunto Saint Louis, Missuri, después de una invasión extraterrestre, titulada Defiance, tirando a mala, pero con divertimentos varios para frikis del steampunk madmax-apocalíptico.

Como diría mi amiga Aída: para entendernos, esta serie sería una mezcla entre Galáctica y Mad Max, con un protagonista inverosímil de principio a fin.

[youtube_sc url=https://youtu.be/miG1GsSz7WE]

Para ser una serie no muy buena (por ser eufemístico), ha resultado tener un final precioso. Cosas que se logran cuando no aparecen los actores, que, en esta ocasión, eran lo peor del producto.

La última secuencia de MAD MEN

[youtube_sc url=https://youtu.be/5_wZH4wtW4g]

Ayer terminamos de ver la serie MAD MEN, una de las mejores series que se han realizado hasta ahora que trata o sigue los avatares de unos publicistas de Madison Avenue (de ahí el nombre).

Esta última secuencia magistral incluye en el segundo 60 una sonrisa que muestra la perversión, revisión, subversión que lleva a cabo la publicidad sobre cualquier asunto transformándolo en producto de consumo.

La sonrisa de Don Draper nos enseña los mecanismos del sistema. Cómo él revierte el hippismo en producto de consumo, en el más escandaloso de los productos, en un anuncio de Coca-Cola, ni más ni menos, en «el enemigo» más aférrimo del anticonsumo hippy.

Pero la publicidad puede con todo, vence a todo y a todo y lo envenena todo.

Es el lado más terrible de la sociedad consumista capitalista. Es el arma más poderosa, la que acaba con imperios y con los enemigos del imperio. Luchar contra ella es casi imposible… o se nos insta a usarla para la lucha, pero es algo absurdo pues en ese mismo instante se ha adueñado de nosotros y somos unos auxiliares más de las tropas del imperio.

Poco que hacer, salvo ponerlo por escrito y seguir, en la medida de lo posible, ignorando ese arma de destrucción masiva de mentes independientes.

(La clave está ahí: en la medida de lo posible)

Esto no es una broma