Premio Nobel

Cuando era pequeño, igual que otros niños aspiraban o soñaban con ser futbolistas, bomberos, astronautas, policías, camioneros, o ya más mayores, médicos, cineastas (pocos), economistas, ingenieros, yo tenía la osada aspiración secreta de ser Premio Nobel.

Por supuesto, en algo científico, porque, como sabemos, Premio Nobel de la Paz lo puede ser cualquiera.

Sin embargo, con el pasar del tiempo, me fui haciendo más realista o, sencillamente, más pragmático y enfocar mis esfuerzos a la asignatura en curso, al curso vigente, al día a día (paso a paso, y me acuerdo de John Rambo alejándose hacia el amanecer). Así, desistí de esa aspiración loca, algo infantil, de ser Premio Nobel.

Entre otras cosas, comprendí que era una vida (supuesto de que hubiese tenido alguna posibilidad de vivirla) dedicada a una única actividad durante muchos muchos años. Y eso dejó de atraerme pronto. Demasiadas actividades me atraían, demasiados focos divergentes me hacían caminar en tantos rumbos dispares que, por momentos, parecía que no avanzaba en ninguna dirección. Es más, aún siento esta deriva algo caótica por la que me «arrastran» mis inquietudes.

Pero cuando estaba a punto de desvanecerse aquel anhelo, conocí a Jose Luis Sanz Vicario. (En realidad le reconocí, pues ya le había conocido en segundo curso de carrera, pero nos reencontramos dos o tres años después en la especialidad de Química Cuántica)

nobel joseluis

Jose Luis era para mí el modelo de persona que sí podría haber llegado a ser Premio Nobel. Es más, aún está en disposición de llegar a serlo. Seguro que tampoco había soñado con ser futbolista, ni bombero, ni astronauta, ni policía, ni camionero… (aunque nunca creo haber hablado de esto con él). Pero posiblemente tampoco fantaseaba con la idea de ser Nobel. Esa es quizá la diferencia: para él no se trata de una fantasía, ni de una aspiración. Es, quizá, el lugar al que puedes acabar llegando después de una vida de dedicación plena o casi plena a una actividad como la investigación. Ahora él es Director del Grupo de Física Atómica y Molecular, Sede de Investigación Universitaria SIU, Instituto de Física, Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad de Antioquia, Medellín (Colombia). Yo soy profesor particular de alumnos de secundaria… (Absurdo esto de medirse, hay demasiadas facetas y la regla esta es demasiado unidimensional).

Por un tiempo, incluso, estuvo viviendo en Suecia (en aquella época yo le llamaba Jose Luis, «el sueco», pero ha sido «el alemán», «el inglés», ahora «el colombiano») y pensé que aquel era su sitio, pero me equivocaba. Pensé que, si alguna vez me llegaba una invitación como la de la imagen, sería de él.

Sin embargo, lo que con el tiempo más añoro de él no es su amplísimo conocimiento bibliotecario casi de infinidad de materias, ni la intensidad de nuestras conversaciones sobre teoría de la ciencia, sino los bocadillos de calamares, las películas de cine, incluso recuerdo con nostalgia el viaje compartido que, con origen en Aachen, nos hizo conocer (o revisitar) Maastrich, Bruselas, Amsterdam… Su pasión por las vidrieras góticas, su alegría siempre irónica…

En 2005, le había regalado un objeto que pensé en el 2002, titulado Principio de Incertidumbre. Otro amigo común, mi querido Xabier López, me regala un texto maravilloso que tengo que contestar en breve en su fantástico blog de divulgación de Química Cuántica. Adoro seguir en contacto con ambos. Es un honor y un placer tenerles en mi vida de una manera u otra.

Juicio y Castigo

Juicio y Castigo a Botín
Juicio y Castigo a Botín
Y digo yo que me parece un poco excesivo esto de pedir juicio y castigo, directamente y sin pasar por la casilla de salida.

Entiendo que se sabe que ha realizado algún acto delictivo. En caso de no ser así, ni siquiera sería procedente el enjuiciamiento. Y si se considera que lo que ha hecho es inmoral o, cuando menos, antiético, lo que habría que comenzar pidiendo sería una modificación de la legislación para que no pueda escapar de su comportamiento abusivo, como supongo que ha sido. Lo cual, por otra parte, es la esencia del capitalismo mismo, así que resulta complicado solicitar algo así sin modificar el sistema. Una modificación de la legislación es algo a exigir a los representantes (al menos de momento) que ocupan el Congreso.

Supongamos ahora que sí, que sí hubiese cometido un acto delictivo. En caso de ser así, lo primero que hay que hacer es solicitar una detención, que no la realiza el mismo «poder» que el enjuiciamiento sino el poder ejecutivo. Una detención la llevan a cabo las fuerzas del orden y seguridad del Estado en un estado de derecho, es decir, la poli.

Por último, supongamos que el poder ejecutivo tuviese lo que hay que tener para solicitar el procesamiento judicial de este ser, presuntamente humano y presuntamente culpable. Aun así, ¿no cabría esperar el resultado del juicio, es decir, confiar en el poder judicial, para declararle culpable? Y, después, ¿no habría que intentar que este señor se rehabilitase para el sistema como un ser ético, reeducado, por decirlo así, capaz de aportar algo positivo a la sociedad en la que se enmarca, en lugar de solicitar un castigo vengativo y revanchista, casi propio de una horda de justicieros rámbicos?

Sinceramente, me parece algo estúpido y carente de racionalidad el no darse cuenta del avance que, en su día, supuso la separación de poderes y, en lugar de reivindicar que esta separación perdure (cosa que, por otro lado no sucede), solicitar la unión de todos ellos en manos de unos presuntos sabios que son capaces de ejercer de legisladores, policías, jueces y, ni más ni menos, también verdugos.

¡Ay, si Montesquieu levantase la cabeza!

El Demonio de Maxwell

Supongamos que afirmo que creo en la existencia de un ser invisible que lleva a cabo milagros termodinámicos, es decir, contradice los fenómenos habitualmente observables, realizando lo que, según cualquier modelo terrenal consideraría imposible.

Supongamos que afirmo que ese demonio de Maxwell me pide que le dé dinero a unos que sí que afirman haberlo visto. Esos, además, establecen una serie de normas según las cuales me he de regir y mi conducta se ha de conducir. Por ende, debo pagarles por ello también. Y ellos (alguna ella puede que también, pero menos) me piden que crea, no ya en la existencia de ese ser invisible, sino directamente en el hecho de que ellos son elegidos o sí que lo han visto. Como testimonio, me piden que crea… lo cual es algo fácil, si es que estoy dispuesto a creer en la existencia de un ser invisible que lleve a cabo contradicciones espaciotemporales varias.

Supongamos que en otro rincón de la ciudad otro grupo de personas también afirma haber visto a ese ser invisible, o que lo han oído, esta vez, con una voz clara y distinta. Y supongamos que esa voz les dice que los que ven a ese ser invisible son unos estafadores, unos embaucadores, unos mentirosos. Que esa voz les dice que deben ir a la guerra contra ellos y demostrarles, así, que ellos sí que tienen el apoyo de ese ser invisible que lleva a cabo milagros termodinámicos.

Supongamos que esos milagros, entre otras cosas, implican la configuración espacial de los átomos formando moléculas, formando macroestructuras a las que llamamos cuerpos. Podríamos llegar a afirmar que es un dios creador, aunque también sería un dios destructor puesto que se afirma que esas formas se remodelan para dar lugar a otras estructuras. Podemos decir que no, que el dios destructor es otro, es un dios distinto al que no se le deben tributos, así que solo tenemos que pagar al dios «bueno» que crea las estructuras.

Supongamos que otra panda de seres humanos, creados, naturalmente, por esas fuerzas demoníacas, recupera a ese dios «malo» como un dios con mala fama y lo eleva a los altares y pide o reclama, también, diezmos para el mismo.

Supongamos que ya hemos olvidados que seguimos hablando de seres invisibles de dudosa existencia, cuya única prueba de existencia consiste en que no se pueda probar su existencia. Y supongamos también que ya no nos acordemos de que hay varias agrupaciones variopintas que ven, oyen, tocan, huelen, a esa divinidad termodinámica sin habernos dado ninguna prueba de su existencia salvo el hecho de que debemos creer porque no hacerlo sería cuestionar la misma esencia de nuestra forma humana, hecha a raíz de una estructuración macromolecular varia.

Supongamos que formamos, en torno a esta deidad, un culto rentable y propagamos nuestra idea más o menos similar a las anteriores, por medios pacíficos o no… ¿acaso importa?

Supongamos que existe alguien que cuestiona la necesidad de esa creencia primera en la existencia inverificable de un dios invisible.

Hummm…

Me cansan las suposiciones: ¡a creer y punto en boca!

.gl

TLD (Top Level Domain) de Groenlandia.
Tiene la curiosa casualidad fonética de pronunciarse con el final de goo-gle. Y casi la misma grafía.
Así que lo utiliza para sus acortamientos de URL (Uniform Resource Locator)
Me gusta especialmente para los mapas:
Donde
https://maps.google.es/maps?q=groenlandia+dinamarca&client=ubuntu&channel=cs&hnear=Groenlandia&gl=es&t=m&z=3
se queda en
http://goo.gl/maps/q9Vuz

La tecnología internáutica es tan diversa que permite incrustar cositas como:

Ver mapa más grande

Y hacerme recordar que hubo un tiempo en el que deseaba ir a vivir a Groenlandia, a vivir de una mina de Wolframio, que ahora se denomina, en muchos lugares, Tungsteno y que castellanizadamente se escribe Volframio. Hay que ver, la de vueltas que da el planeta… y yo casi sin enterarme. Pasan tantas cosas…

El elemento químico 74 es denominado de dos maneras diferentes: Volframio y Tungsteno.

Del mineral wolframita compuesto químicamente por una proporción iónica de calcio, volframio y cuatro partes de oxígeno, fue donde se descubrió originariamente este elemento químico, y de ahí su nombre, adoptado por la IUPAC en su 15ª conferencia, celebrada en Ámsterdam en 1949.

No obstante, en 1758 Axel Fredrik Cronstedt lo denominó como Tungsteno que significa en sueco «piedra pesada» en alusión al mineral que lo contiene, esto hizo que en el mundo anglosajón fuese adoptado el nombre de Tungsten en detrimento de Wolframium a pesar que el símbolo químico es W.

El nombre Wolframio fue suprimido en favor de Tungsteno en la Nomenclatura de Química Inorgánica. Recomendaciones de la IUPAC de 2005. Los miembros hispanohablantes de la IUPAC, entre otros, han impugnado esta recomendación y abogan por la adopción del nombre de Wolfram en inglés y su correspondiente Volframio en español, acorde con el símbolo químico que lo representa W.

¿Por qué vivo en Madrid aunque no es la mejor ciudad del mundo?

[youtube_sc url=http://youtu.be/Y5dufWOHGCg]

Después de ver este monólogo en el comienzo del primer capítulo de la serie The Newsroom, creada por el formidable Aaron Sorkin, me quedé pensando en la pregunta que había hecho la muchacha.

¿Por qué creen que América (sic) es el mejor país del mundo?

Está claro que la pregunta es capciosa como poco, pues da por hecho que lo es. En lugar de preguntar, a priori, si verdaderamente lo es.

Pero también tiene algo de, digamos, verdad: si estás en un lugar, sea América o Madrid, es porque se supone que lo has elegido (tienes esa capacidad, al menos) y has decidido que es el mejor lugar del mundo en el que deseas estar.

¿Alguien elige a conciencia el mal? Por esta pregunta tuve un debate inacabado con mi profesor de Filosofía de COU, el ínclito Manuel Sánchez Ortiz de Urbina.

Entonces, debo hacerme esa pregunta: ¿Es Madrid la mejor ciudad del mundo?

Y no sé qué responderme.
Seguramente diría que depende de cómo se mida esa palabra «mejor», tan inocente…

Hace años, escribí un relato titulado Crónicas de una ciudad muy dura pero de la que sigo enamorado, en la que terminaba diciendo que la amaba aunque tuviera granos.

Hoy día, con una ciudad que desanima a cualquiera a ser diferente, ruidosa, con habitantes bastante irrespetuosos con sus vecinos en todos los aspectos, con difícil convivencia, una ciudad hostil para el emprendimiento, un gobierno elegido que da vergüenza por lo pazguato, lo fundamentalista religioso, la podredumbre moral de los políticos, en un país más preocupado por la siguiente victoria de Nadal que por cualquier evento cultural, en un país que rescata bancos sin que exista la más mínima repercusión sobre sus propietarios, los que arriesgaron jugando a la especulación en este sistema que alienta la ambición como soporte del mismo, en un país casi militarizado, con leyes que se aplican contra todos, para evitar que tengamos que ser capaces de llegar a acuerdos, en esta ciudad, capital de este país, vivo disfrutando, como hoy, de un paseo bajo la lluvia y sabiendo que esta tarde puedo ir a ver a mi amigo Jaime Vallaure, quien expone un trabajo cerca de casa, en esta ciudad que se viste de sol, de nubes, de agua y hasta de humo, sí, de humo, con sus mejores galas, esta ciudad en la que tomarse un café con leche es de lo mejor… también anima.

No es fácil caminar por unas aceras infectadas de ciclistas desaprensivos (no todos los ciclistas son desaprensivos, solo aquellos que lo hacen por las aceras), por mascotas maleducadas (no todas lo están), conviviendo con horarios dispares, con gente que no siempre piensa en que el espacio es compartido.

Pero hay alegría.

Sí, no sé cómo expresarlo, pero la gente suele, incluso cabreada, ser alegre. Y la luz de este azul metálico impacta en el pecho, lo abre y hace sentir que se está donde se quiere estar. Es desordenada y sucia, pero eso mismo da una cierta sensación de libertad inaprensible, un poco lo contrario a ciudades como Estocolmo, donde tenías la impresión de que se iba a romper si la mirabas demasiado. Es no demasiado cara. Hay ganas de hacer cosas, voluntad, por encima de las dificultades lo que no deja de despertar la creatividad, aunque vendría bien un poco de ayuda.

Es vital. Madrid es una ciudad viva, con gente en la calle hasta tarde, con negocios y ocios abiertos con frecuencia hasta la hora en la que toca despertarse. Llego de, por ejemplo, Colmenar Viejo, y lo primero que agradezco es que haya gente, mucha gente por la calle, gente que va y viene, gente que se mira, aunque no mucho, que procura no chocarse caminando por la estrecha acera mal compartida, gente que saluda y alguna que no lo hace, gente que tiene ganas de vivir y saben que están vivos.

Estaría bien que fuese perfecta… o no.

De momento, aunque tengo claro que, posiblemente, Madrid no es la mejor ciudad del mundo, sigo eligiéndola como lugar donde deseo vivir. Espero que no empeore.

A relaxing cup of café con leche in la Plaza Mayor

anabotellaEl discursito de Ana Botella el 7 de septiembre ante el Comité Olímpico Internacional ha generado una avalancha de mensajes más o menos divertidos haciendo leña de ese esperpento de árbol caído. Las redes sociales bullen de imágenes como esta de la izquierda, así como enlaces a noticias y vídeos donde se puede ver y oír el malísimo nivel de inglés de la alcaldesa de Madrid.

Que su nivel de inglés sea pésimo es grave, pero el contenido del mensaje, en cualquier idioma, debería haber avergonzado a más de uno, pero no parece que así sea. Es grave que su nivel de inglés sea malo, tanto como para pensar si tendría sentido que una representante de una ciudad como Madrid debería tener unos mínimos de exigencia académica o similar, tanto para su conocimiento de idiomas relevantes como otros mínimos de conocimientos técnicos, legales, conocimientos de cultura general, literatura (Sara Mago no es mujer…), artes, tecnologías varias, etc. O saber buscarse un buen equipo de asesores en quienes delegar determinadas decisiones y/o apariciones públicas explicativas.

Que su nivel de inglés sea pésimo es grave, pero que no se haya excusado ante la ciudadanía es lo verdaderamente triste, es más, puntualizando, lo verdaderamente triste es que no se exija por esta misma ciudadanía una disculpa, una explicación, una humildad de servidor público que es lo que no asumen ser nuestros políticos con nuestra complacencia.

Hay un punto que me resulta hiriente cada vez que lo leo y es el tocante al hecho de que esta señora no haya sido elegida democráticamente. Lo siento, pero no es correcto: Ana Botella concurrió a las elecciones municipales de Madrid de Mayo de 2011, como segunda de lista (cerrada) del Partido Popular. Y el Partido Popular (no el cabeza de lista) obtuvo mayoría absoluta, mal que me pese, en esas elecciones. Que unos meses después el primero de la lista fuese reubicado no es un incumplimiento electoral como muchos de los que vienen haciéndose: No hay compromiso en el mantenimiento por ninguna razón de los representantes del partido. En la democracia española (y muchas otras) se vota un partido político, lo que tiene sus ventajas (que algunas tiene, como la presunta dificultad de compra de votos derivada de la disciplina de partido) y también sus inconvenientes.

A mí siempre me ha resultado mucho más sencillo nuestro mecanismo de democracia representativa, puesto que se limita a tener que analizar líneas ideológicas (cuando las había) y programas electorales, en lugar de analizar o creer a personas físicas, con sus múltiples y variables vicisitudes, como cánceres, defunciones, destituciones, abdicaciones, etc.

Que Alberto Ruiz Gallardón dejase de ser alcalde de Madrid para dedicarse a otras labores que no están haciendo mucho bien por su imagen pseudoprogresista, tan solo tenía acarreado que le sucediese en el cargo aquella persona que estaba en la lista que el Partido Popular presentó a candidatura y que los votantes madrileños eligieron por mayoría absoluta.

Que los madrileños (y en las generales los españoles) no se responsabilicen de saber que una lista cerrada y un partido político es lo que están eligiendo es lo que más me preocupa: ¿Se puede tener una democracia representativa sin comprender su sistema de elección de representantes?

Algunas veces me he encontrado con gente que decía que Gallardón hacía que el PP no fuese tan malo… o tan retrógrado o tan conservador. Siempre he respondido con un sonoro: NO. El PP es rancio, retrógrado y conservador. Su ideología de base lo es. No va a dejar de serlo, pero eso no quiere decir que sean tan estúpidos como para no saber la maravillosa fuerza que se puede conseguir con un buen marketing. Venden la imagen de partido moderno, liberal (neo), salvapatrias, y la gente lo compra. Sí, es así, la gente lo cree.

Pero esta es la raíz del problema, esta es la pregunta que me haría:

¿Han de ponerse requisitos a los candidatos a puestos públicos representativos o han de ponerse requisitos a los votantes para que sepan elegir candidatos dignos de representar?

Si contestamos que han de ponerse requisitos a los candidatos, puede que algunos electos presidentes cayeran a la primera, como el, por otra parte buen gobernante, Evo Morales. Si contestamos que han de ponerse requisitos a los candidatos, muy posiblemente el mejor sistema posible sea una Tecnocracia, un sistema que parece que está funcionando en Italia, comparado con la elección que los votantes llevaban haciendo repetidas veces de un gobierno patético, xenófobo, machista, violento, simplón… pero televisivo.

Pero claro, es una forma de acabar con uno de los pilares de esta utopía llamada Democracia: cualquier persona (¡Cualquier persona, sin hacer pruebas de inglés, entre otras!) tiene derecho a representar a la ciudadanía. Quizá es hora de revisar este principio, pero soy más partidario de revisar también el otro principio, aún más básico: cualquier persona está capacitada para elegir a sus representantes y/o gobernantes.

Lo que me lleva a la segunda parte de la pregunta: ¿Por qué no se cuestiona si los votantes saben a quién o qué eligen cuando votan?

Recuerdo haber hojeado la candidatura de Equo durante las elecciones nacionales pasadas y, por supuesto, decantarme por votar su proyecto. Pero según lo hice, investigando para saber un poquito más quienes eran, me daba cuenta de lo imposible de que esa candidatura viese la luz en un país como este: demasiados licenciados. Es como cuando se tachaba ¡despectivamente! a Julio Anguita de «profesor», como para indicar que era demasiado aburrido. Y, aunque lo fuese, no por ello debería de haber sido desprestigiado, sino todo lo contrario. Pero no ocurre así en este país.

Que Ana Botella no sepa inglés no es un problema tan grave como el hecho de que los votantes de este país no sepan qué votan. Que el PP esté repleto de sinvergüenzas (y el PSOE, IU, PNV, CiU) y/o de incompetentes, no es ni más ni menos que el reflejo de una sociedad que tiene unos valores pésimos. Ese sí es un verdadero problema de fondo: no hay mucho que mejorar si no se desea mejorar. ¿Por qué van a hacerlo nuestros representantes?

Voy a tomarme una cup of café con leche in algún where… y a hablar de furbol, o de Nadal, o de Olimpiadas… que eso del arte es una chorrá, una ida de olla de unos caraduras… ¿y la ciencia? Va! ¿esos qué saben de la vida? ¿o del mundo? Si están siempre en un despacho, no como yo, que vivo en la calle y sé lo que es un buen coño… ¡No te jode! Y además, que ese café no me lo ponga un sudaca que me da por culo tanto puto inmigrante…

Pos eso…

Como para emigrar, pero no solo por los representantes, sino por los representados, electores de los primeros.

Taller de Conexión Quantica Espiritual Colectiva, Madrid 21 de Septiembre

Es que no sé qué hacer, si reír o si llorar.

Amén del hecho de que haya un taller con esta llamativa utilización de la palabra «Quantica» en su título, más que nada para decir que la conexión se produce de alguna manera, digamos, discreta, o será que es reactiva a un determinado y concreto haz de radiación electromagnética de una frecuencia exactamente cuantificable, amén de ello, repito, está el tema de la escritura:

Taller de Conexión Quantica Espiritual Colectiva, Madrid 21 de Septiembre

Se debería haber escrito Cuántica.

Quantica no tiene ningún sentido en español, además del tema del acento, que resulta ser un atributo ignorado pero que redunda en una conexión exagerada con un divertido diminutivo: cuantica (como en cuantica cerveza puedo beberme esta tarde soleada).

He hablado más de una vez sobre este despropósito de utilización ridícula de vocabulario científico con fines de publicidad, más que reales, en entornos esotéricos y de la New Age. No sé si merece la pena hacerlo de nuevo o remitir a la conversación sobre la crisis del pensamiento racional.

Bueno, de lo de espiritual y colectiva, sin hablar de conexión… es mejor no hablar. Este tipo de talleres, cada día más, me parecen, simple y llanamente, estafas.

Noticias de prensa

Los 10 titulares de las 10 noticias de «la primera página» de elpais.com, junto a las 10 más vistas en ese mismo momento. ¿Dice algo este contraste?

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Guerra civil en Siria

Como sigo con la costumbre autoimpuesta de no leer la prensa, no me acabo de enterar perfectamente sobre lo que está pasando en Siria, ni sobre esa guerra en la que vamos a estar involucrados. Lo sé por las redes sociales, que parece que hablan de esto ahora. No hablaban en los últimos 2 años, apenas, de que esta guerra civil está en marcha ni sobre los actos salvajes que se están cometiendo allí. Posiblemente, por ambos bandos.

Como cuando se trataba del tema de la intervención en Libia, no nos preocupamos demasiado si no tenemos que intervenir. Supongo que esta vez tampoco el rey tendrá nada que decir, salvo que se vaya de vacaciones a matar elefantes a Siria…

He de reconocer que veo a mis amigos más o menos progresistas protestar por la inferencia, por la entrada de tropas en Siria, y no sé si concuerdo con ellos. ¿Esto me hace menos progresista? Quizá (efectivamente) me hace mucho menos pacifista. Tampoco digo que esté a favor de la intervención.

¿Y entonces?

Pues no lo tengo claro. No sé qué responder. Sigo pensando que se trata de uno de esos casos del Problema del Abusón que no he logrado desentrañar.

Lo que sí tengo claro es que si Siria no fuese un lugar estratégicamente situado no habría el más mínimo planteamiento de resolución del conflicto. Nadie (a duras penas) hizo ni la más mínima intervención, ni crítica de las pocas, durante el conflicto en El Chad o en Darfur, por no hablar de Mali y Azawad. No conozco a nadie que me sepa decir el nombre de las capitales de ninguno de estos países.

Hoy todo es Siria: No a la entrada en la guerra de Siria. Sí a la destitución del pseudolaico presidente. Con un conflicto que puede ser el detonante de uno mucho mayor. Siria es quizá uno de los países más conflictivamente situados del mundo. Con apoyos diversos de Rusia, vieja aliada, China, complicadas relaciones diplomáticas con Irán, Irak, Israel, Turquía, Francia, Gran Bretaña, EEUU…

Está claro, no obstante, que prefiero seguir sin leer prensa, en la que pueda tener la ilusión, ya sea «amiga o enemiga» de que sé lo que pasa allí y la mejor manera de resolverlo.

Me estoy volviendo un ser muy muy pasivo…

Orwell VS Huxley – La explicación de por qué nadie hace nada

(Aunque nadie debería ser considerado un sujeto de la primera persona del plural y no de la tercera del singular)

Publicado en agosto 30, 2013 en pedacicosarquitectonicos

Aquí va una breve explicación de por qué a pesar de que cada vez el mundo va peor, la mayor parte de la sociedad no hace absolutamente nada por evitarlo. Puede que después de todo, haga mucho tiempo que vivimos en una distopía…

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Esto no es una broma