Arrepentimientos tardíos

Si ayer hablaba de las vidas desperdiciadas, hoy, Carmen y yo, en nuestro miércoles de cada semana, incluso esta, con un san valentín acechando en lo oscuro, hablábamos de esta publicación que se había llevado a cabo en un blog de internet. Por supuesto, se había colgado en el muro de alguien en facebook y así había llegado a nuestra conversación…

Pero forma parte de mi vida, de mi forma de vivir, de mi modo de vida, de mi consciencia (¿absoluta?) de mi libertad y la necesidad u obligatoriedad de tomar decisiones. Lo que me sorprende es que a alguien aún le sorprenda. Pero parece que sí…

En el Museo Romántico, desayunando juntos… elecciones, elecciones…

Los 5 remordimientos más habituales antes de morir
Publicado el 11 de febrero de 2013 en http://www.principiamarsupia.com/

Bronnie Ware ha acompañado a cientos de personas durante las últimas semanas de sus vidas.

Esta enfermera austrialana, especialista en cuidados paliativos, confiesa que “casi todas las personas expresan los mismos remordimientos antes de morir”:

1.- Ojalá hubiese tenido el coraje de vivir la vida que yo quería y no la que los demás esperaban de mí.

Este es el remordimiento más común. Cuando somos conscientes de que nuestra vida se está terminando, miramos hacia atrás y vemos todos los sueños que no hemos realizado. Mucha gente no se atreve a perseguir sus sueños y muere sabiendo que ellos son los responsables de las decisiones que los impidieron.

No somos conscientes de la libertad que tenemos por el mero hecho de estar sanos. Cuando llega la enfermedad, ya es demasiado tarde.

2.- Ojalá no hubiese trabajado tanto.

Este comentario me lo repitieron la mayoría de los hombres a los que asistí. Se arrepentían de no haber dedicado más tiempo a su pareja y a sus hijos cuando eran pequeños.

3.- Ojalá hubiese tenido el coraje de expresar mis sentimientos.

Muchas personas esconden sus sentimientos para evitar conflictos con los demás. El resultado es que se conforman con una existencia mediocre.

No podemos controlar las reacciones de los demás. Y, aunque al principio otra persona se moleste cuando somos honestos, eso hace que una relación crezca. O que se acabe una relación que no era saludable. En ambos casos, todo el mundo sale ganando.

4.- Ojalá hubiese mantenido el contacto con mis amigos.

Muchas personas no se dan cuenta de la importancia de los amigos hasta que la muerte se acerca. Nos absorbemos tanto en nuestras rutinas que dejamos marchitarse las amistades. Olvidamos ofrecer a nuestros amigos el tiempo y el esfuerzo que merecen.

En las últimas semanas de vida, lo único que importa es el amor y las relaciones. Todo lo demás -el dinero, el éxito profesional- es absolutamente irrelevante.

5.- Ojalá me hubiese permitido ser más feliz.

Desgraciadamente, este remordimiento también es muy común.

Muchas personas no se dan cuenta de que la felicidad es una opción hasta que la muerte se acerca. Muchos se han dejado arrastrar por el confort de la vida cotidiana, el miedo al cambio o a la reacción de los demás.

La vida está hecha de decisiones. Y es tuya. Decide.

vidas desperdiciadas

Cada día, cito más las últimas palabras de este soberbio poema de uno de mis autores preferidos. Quizá porque cada día veo más frecuentemente que se cumple palabra por palabra todo lo que me dice el poema. Estoy tan harto de tener que ser amable…

Un poema del libro «Poemas de la última noche de la tierra» de Charles Bukowski, escrito (o publicado) en 1992, dos años antes de su muerte.

Buscando la fecha de publicación del poema, he encontrado que se publicó con la editorial de su amigo John Martin, la incombustible Black Sparrow Books. He visto que muchas de sus obras habían sido publicadas por otro gran editor alternativo y valiente, Lawrence Ferlinghetti, de la City Lights Books. ¡Qué maravillas de la historia de la cultura, de la poesía, contemporánea!

Sé amable

siempre nos piden
que entendamos el punto de vista
de los otros
sin importar si es
anticuado
necio
asqueroso.

a uno le piden
que entienda
amablemente
todos los errores de los otros
sus vidas desperdiciadas
sobre todo si son
de edad avanzada.

pero su edad es lo único
en lo que nos fijamos.
han envejecido
mal
porque han
vivido sin enfoque,
se han negado
a ver.

¿que no es culpa suya?

¿culpa de quién?

¿mía?

se me pide que oculte
mi opinión
ante ellos
por miedo a su
miedo.

la edad no es un crimen

pero la vergüenza
de una vida
deliberadamente
desperdiciada

entra tantas
vidas
deliberadamente
desperdiciadas

sí lo es.

Be Kind

we are always asked
to understand the other person’s
viewpoint
no matter how
out-dated
foolish or
obnoxious.

one is asked
to view
their total error
their life-waste
with
kindliness,
especially if they are
aged.

but age is the total of
our doing.
they have aged
badly
because they have
lived
out of focus,
they have refused to
see.

not their fault?

whose fault?
mine?

I am asked to hide
my viewpoint
from them
for fear of their
fear.

age is no crime

but the shame
of a deliberately
wasted
life

among so many
deliberately
wasted
lives

is.

Charles Bukowski

¿Recuerdas el otro nombre de Kunta Kinte?

Vi aquella serie cuando la pusieron en TVE, que según el archivo de El País, fue allá por 1979. Yo tenía 12 años.

Aún recuerdo el otro nombre que le obligaron a tener. Un nombre que nunca fue suyo, un nombre impuesto con violencia, obligando a renegar de su propio yo, de su dignidad.

Desposeyéndole de su nombre se le convertía en esclavo, pero también al resto de los que miran la tortura, incluso de aquellos que participan activamente en ella, se les convierte en esclavos y se les demuestra su esclavitud.

Es una serie de esas que no comprendo por qué no se reemiten, año tras año, hasta lograr que los niños y las niñas aprendan la importancia de la libertad, de la lucha, del respeto, del rechazo a la violencia…

[youtube_sc url=http://youtu.be/ByhFz5e5Tno]

Si hay algo que me ha escandalizado (más allá del hecho de que los programas actuales sean meros artículos de consumo masivo) es lo que leo en wikipedia sobre Kunta:

Hay un monumento a Kunta Kinte en Annapolis (a donde fue llevado como esclavo). Es uno de los pocos monumentos en el mundo dedicados a los esclavos. […] En 1981, cuarenta y ocho horas después de su instalación, la placa de bronce original fue robada. Quedó una carta en su lugar que decía, «patrocinado por el Ku Klux Klan». Nunca se recuperó y fue remplazada dos meses después con fondos de los ciudadanos de Annapolis. La segunda placa también fue robada.

¿Se pregunta una gota de agua si está en una nube?

Nube: espacio (fractal) de frontera difusa.

(Lógica difusa, grado de pertenencia continuo y no binario)

Y de esa gota
¿se lo preguntan
las moléculas,
los átomos,
los electrones,
los protones,
los neutrones,
los quarks?

En última instancia
son solo palabras
las que construyen
las fronteras (otra palabra)
o los límites
que podemos usar para definir/modelizar
comunicar/aprehender
la realidad (que es
otra palabra de
posiblemente
límites difusos)

Modelos de la realidad

Cada día me gusta más el fantástico blog de mi amigo Xabi, sobre Química Cuántica. En esta ocasión, ha realizado una entrada sobre el surgimiento de las teorías de campos de Maxwell y la concepción unificada de los fenómenos eléctricos y magnéticos en la Teoría de Campos Electromagnéticos.

Ha sabido destacar, de ello, de ese pedacito de historia de la ciencia, lo más notable, que es, como bien dice, la concepción del modelo de la realidad como mero útil, utensilio y no visión o representación de la realidad.

Por alusiones, lo vinculo con la idea de separar la re-presentación de la presentación que se lleva a cabo en el arte conceptual, especialmente en el arte de acción, pero también con la «gestualidad» de un Marcel Duchamp presentando un urinario y no re-presentándolo. Trayendo la realidad al arte, y no simplemente una aproximación más o menos subjetiva de la misma. Este cambio de paradigma tenía que ver, obviamente, con la irrupción de la fotografía, también en el SXIX, que trastocaría la idea de aproximación a la realidad a base de representaciones intencionadamente fidedignas. Pero esta cuestión la dejo para otro día… o remito a Walter Benjamin (La obra de arte en la época de su reproductibilidad técnica) o, más adelante, al maravilloso ensayo de Roland Barthes, (que dejo aquí para posteriores consultas), titulado La Cámara Lúcida.

Un interesantísimo párrafo es el de:

Sin embargo con Maxwell, los físicos empezaron a tomar los modelos no como la esencia de la realidad, sino como representaciones útiles para llegar a las fórmulas que nos permiten describir los fenómenos sensoriales. Los modelos eran tan sólo una “muleta” en la que apoyar nuestra imaginación, un andamiaje necesario para levantar el edificio del formalismo matemático, pero que una vez levantado, era tan poco necesario como un andamio al finalizar una construcción. Desde entonces, y cada vez con una tendencia mayor en física, los científicos empezarían a hablar de los modelos con frases de tipo “la realidad es como si…” , y no “la realidad es…”.

En el que, como bien apunta Xabi, se habla de una realidad que deja de ser, por primera vez, aprehensible, es decir, no puede capturarse, no puede obligarse a ser de una manera. Es, de una manera más o menos misteriosa, y tan solo nos quedarán aproximaciones más o menos acertadas, visualmente acertadas. En el fondo, es como si la poesía hubiera ganado la guerra contra la prosa: la metáfora es la mejor representación posible para describir la prosaica realidad, inapresable, mistérica, utópica.

Ya se anticipaba algo cuando Hume defendía el experimento, el fenómeno, en tanto manifestación de la realidad, no como realidad misma, pero esto va más allá, unos cuantos pasos más allá, afirmando la ciencia que no tiene capacidad para hablar de La Realidad, sino de los modelos que la describen. Y, al fin, esa realidad vuelve a la metafísica, al lugar que Aristóteles le tenía reservado más allá de sus textos de física. Cerca, ya, de la teología.

Efectivamente, otra cuestión importante, es la de la lejanía entre el lenguaje metafórico que todo el mundo puede acercarse a comprender y el lenguaje matemático, riguroso, que exige del lector un conocimiento iniciático, pitagórico, creando una especie de desfase entre los que saben y los que no saben cómo funciona el universo. Correctamente, ninguno lo sabe, pero unos saben que no lo saben, otros creen que saben porque pueden visualizarlo… pero no es el universo lo que visualizan, pero les vale… y ese divorcio lleva asociada la dificultad de enseñar en estos tiempos abstractos, rigurosos, matemáticos, en los que, por ende, se ha renunciado a que esa enseñanza lleve asociada, en última instancia, un verdadero conocimiento de La Realidad, sino de un modelo vigente y cuestinable (en que pueda ser puesto en cuestión radica una de las bondades del método científico) de la realidad observable… que no ha de coincidir con La Realidad, si es que esta puede afirmarse que existe y es única.

Pero que este rigor sea despreciado porque ha reconocido su impotencia (ya lo hará aún más Heisemberg y su Principio de Incertidumbre), no debería lanzar a la gente a respuestas fáciles que pretenden superar esa impotencia, como todas aquellas más o menos místicas y antirracionales que, no solo no responden más que con suposiciones inverificables, sino que ponen en tela de juicio nuestra metodología de razonamiento. Y queda tan poco sin esa metodología para que seamos supersticiosos neanthertales…

Las doce ideas Fluxus

Extracto de “Cuarenta Años de Fluxus”
Ken Friedman

2.0. Cuestiones centrales

Se puede considerar que hay doce ideas centrales en Fluxus. En 1981, Dick Higgins elaboró una lista de nueve criterios que, en su opinión, eran fundamentales para Fluxus. Afirmaba que una obra o un proyecto es «fluxista» en la medida en que cumpla un número significativo de criterios, y que cuantos más cumpla una pieza en concreto, más Fluxus es en cuanto a intención y realización. Yo he ampliado la lista de Dick a doce criterios. Las ideas son en gran medida las mismas que las de Dick, pero he cambiado algunos de los términos para recoger de forma más precisa los matices de significado.

Ha habido cierta confusión en cuanto a la utilización del término «criterios». Dick y yo empleamos, los dos, el término en el sentido original de características o rasgos, no como normas de juicio. Es decir, pretendemos describir, no prescribir. Estamos describiendo ideas, no prescribiendo normas.

    Las doce ideas Fluxus son las siguientes:

    1. Globalismo
    2. Unidad del arte y la vida
    3. Inter-media
    4. Experimentalismo
    5. Azar
    6. Carácter lúdico
    7. Sencillez
    8. Capacidad de implicación
    9. Ejemplificación
    10. Especificidad
    11. Presencia en el tiempo
    12. Musicalidad

2.1. Globalismo

El globalismo es fundamental en Fluxus. Recoge la idea de que vivimos en un único mundo, un mundo en el que los límites de los estados políticos no equivalen a los límites de la naturaleza o de la cultura. La lista de Dick Higgins empleaba el término intemacionalismo. Higgins se refería al absoluto desinterés, por parte de Fluxus, por el origen nacional de las ideas o de las personas, pero el intemacionalismo también puede ser una forma de competencia entre las naciones. La guerra es ahora inaceptable como forma de expresión nacional y, por otra parte, los intereses económicos a escala global también pueden hacer desaparecer las fronteras nacionales. Los únicos ámbitos en los que las naciones pueden presentarse como grupos de interés nacional, con identidades definidas frente a las identidades de otras naciones, son el deporte y la cultura. Los festivales culturales internacionales son, en ocasiones, como campeonatos de fútbol donde las estrellas de la cultura y los políticos nacionales se enfrentan con toda la energía y el salvajismo de una guerra simulada. Fluxus fomenta el diálogo entre mentes hermanas, independientemente de la nación. Fluxus acoge el diálogo de mentes no hermanas cuando sintonizan con objetivos sociales.

En los años sesenta, internacionalismo era un concepto muy significativo. Las Naciones Unidas era un organismo joven, la guerra fría era un conflicto activo y los grupos políticos de masas, que funcionaban como grupos de intereses nacionales, parecían propiciar la apertura aun diálogo global. Hoy en día, globalismo es una expresión más precisa; no se trata sólo de que las fronteras no cuenten, ya que éstas no existen en el caso de cuestiones fundamentales.
La visión que Fluxus tiene del globalismo integra un enfoque democrático de la cultura y de la vida. Un mundo habitado por individuos con el mismo valor requiere un método para que cada cual se realice en todo su potencial y esto, a su vez, exige un contexto democrático en el que cada persona pueda decidir cómo y dónde vivir, qué ser y cómo hacerlo.

El mundo, tal como lo conocemos hoy, ha sido moldeado por la Historia, y las condiciones que nos afectan están determinadas en gran parte por factores sociales y económicos. Hemos de admitir que, si bien las naciones industrializadas occidentales y otras en vías de desarrollo son esencialmente democráticas, no es cierto que vivamos en un mundo verdaderamente democrático. Gran parte del planeta está gobernado por tiranías, dictaduras o estados anárquicos. Encontrar la vía para pasar del mundo que tenemos a otro democrático suscita cuestiones importantes y complejas, que exceden los límites de este ensayo; no obstante, la mayor parte de nosotros consideramos que la democracia es un objetivo apropiado y una aspiración válida. Es justo decir que muchos artistas Fluxus consideran su obra como una contribución a ese mundo.

Parte de la obra de Fluxus está pensada como contribución directa aun mundo más democrático. Los proyectos dé Joseph Beuys para una democracia directa, los experimentos de Nam June Paik con la televisión, los programas de Robert Filliou, la Something Else Press de Dick Higgins, los proyectos Aktual de Milan Knízák, las series múltiples de George: Maciunas, y mis propios experimentos en el ámbito de la comunicación y de las expresiones artísticas basadas en la investigación, constituyen claramente un intento de introducir la expresión democrática en el arte y utilizar éste al servicio de la democracia. Los artistas que crearon estos proyectos escribieron ensayos y manifiestos que explícitaban este objetivo, aunque los puntos de vista partían de premisas de carácter diverso, ya que podían ser políticas, económicas, filosóficas e incluso místicas o religiosas. Como resultado de ello, éste es un aspecto de Fluxus que sólo se puede examinar y comprender en términos globales amplios, términos que encuentran voz propia en las palabras de los artistas. Otros proyectos Fluxus tenían objetivos similares, aunque no todos lo han proclamado de forma tan manifiesta.
Coincidiendo con una postura democrática encontramos un enfoque antielitista. Cuando Nam June Paik leyó la primera versión de las 12 Ideas Fluxus, señaló que faltaba el concepto de antielitismo.

En mi exposición, no había conseguido articular el vínculo entre globalismo, democracia y antielitismo. De hecho, sin democracia no se puede concretar una comunidad global humanista, como tampoco es posible instaurar la democracia en un mundo controlado por una elite. En este contexto, se debe definir el término «elitismo» como el sistema que favorece a una clase que basa su dominio en el poder o la riqueza heredados, sin olvidar la habilidad que tienen los estamentos dominantes para incorporar nuevos miembros, de tal forma que puedan conservar su riqueza y su poder. Esto es contrario a una sociedad abierta o empresarial en la que la oportunidad de progresar se basa en la habilidad de crear valor en forma de bienes o servicios.

A la larga, las sociedades elitistas se estrangulan a sí mismas y la explicación está en su tendencia básica a limitar las oportunidades. Los seres humanos nacen con un potencial gen ético, el talento, y con la capacidad de crear valor para la sociedad, independientemente del género, la raza, la religión u otros factores. Algunos grupos sociales intensifican o debilitan determinadas posibilidades gen éticas mediante una selección preferencial basada en factores sociales, cuando la tendencia general es que cualquier persona puede constituir, en teoría, un factor potencial de enriquecimiento para su comunidad.

El grupo que coarta el acceso a la educación o a la habilidad de configurar valores, no permite que los individuos coartados aporten su contribución al conjunto. Esto supone que una sociedad coercitiva, incluso si compite, terminará por invalidarse en relación a una sociedad en la que todos pueden proporcionar servicio a los otros en la mayor medida posible.

Por ejemplo, una sociedad que permite que todos sus miembros desarrollen y utilicen su talento en todo su potencial siempre será más rica y competitiva que aquella que limita a algunos de sus miembros el acceso a la educación por razones de raza, religión o estrato social. Las sociedades modernas producen valor a través de profesiones basadas en la formación. Las personas formadas crean la riqueza material que permite a todos los miembros del grupo desarrollarse a través de disciplinas como la física, la química o la ingeniería, pero es prácticamente imposible llegar a ser físico, químico o ingeniero sin haber recibido la formación correspondiente. Las sociedades que impiden a amplios sectores de la población recibir esa educación reducen estadísticamente sus oportunidades de progreso material innovador, en relación a sociedades que educan a todas las personas para que puedan dedicarse a la física, a la química o a la ingeniería.

Al sugerir un mundo en el que no existen limitaciones basadas en los privilegios de una elite social, Fluxus propone un espacio en el que es posible crear el mayor valor para el mayor número de personas. Esta postura tiene su paralelo en muchos de los principios centrales del budismo y, en términos económicos, desemboca en lo que podría llamarse capitalismo budista o capitalismo verde.

En el ámbito artístico, el resultado puede ser confuso, ya que las artes son un campo de cultivo y un contexto para la experimentación. El mundo utiliza el arte para llevar a cabo experimentos de muchos tipos, tanto mentales como sensoriales, y en el mejor de los casos, las artes son terrenos culturales pantanosos, un medio adecuado para la evolución y la transmutación de las formas de vida. En un sistema dinámico y biológica mente rico, hay muchas más oportunidades para dar con callejones sin salida evolutivos que con mutaciones que tengan éxito. Como resultado de ello, en el entorno de las artes debe haber, y de hecho hay, un mayor margen para errores y transgresiones que en el mundo inmediato, orientado a la obtención rápida de resultados en los negocios o en la política social. Curiosamente, esto implica que un mundo del arte sano puede ser aquél en el que siempre hay más arte malo que bueno. Según algunos, el concepto de arte malo o bueno es engañoso: era lo que afirmaba Filliou, lo que expresaba en su serie de obras Bien Fait, Mal Fait.

En última instancia, el desarrollo y la disponibilidad de una multiplicidad de obras y puntos de vista posibilita la elección, el progreso y el desarrollo. Esto resulta imposible en una sociedad controlada y planificada de forma centralista, mientras que un contexto democrático que permite opiniones enfrentadas e información abierta hace posible este crecimiento. El acceso a la información constituye una base para este desarrollo, lo que significa que todo el mundo debe tener la oportunidad de formular la información y utilizarla.

Los beneficios a corto plazo pueden incrementarse en situaciones entrópicas, como también es posible que los individuos y las naciones se beneficien a corto plazo del monopolio de recursos y oportunidades. Por eso existe el impulso hacia un elitismo basado en la clase social y unos privilegios basados en el nacionalismo pero, con el tiempo, se provocan problemas que perjudican a todos. El fluxismo sugiere globalismo, democracia y antielitismo como premisas inteligentes para el arte, la cultura y la supervivencia a largo plazo de los seres humanos.

El magnífico manifiesto de Paik de 1962, «Utopian Laser Television», apuntaba eh esa dirección. Proponía un nuevo medio de comunicación basado en cientos de canales de televisión. Cada canal acotaría la difusión de sus programas a una audiencia compuesta por :aquellos que elegían dicho programa, sin que importara el tamaño de dicha audiencia, ni si ésta estaba compuesta por dos o por dos mil millones de espectadores. Ni siquiera tendría importancia que los programas fueran inteligentes o ridículos, comprensibles para la gente corriente o totalmente excéntricos. El medio haría posible que toda la información se transmitiera y cada miembro de cada audiencia sería libre de seleccionar o elegir su propia programación a partir de un menú de posibilidades infinitas.

Aunque Paik escribió su manifiesto refiriéndose a la televisión y no a la información a través de ordenador, predijo la red mundial de ordenadores y sus efectos. Si la tecnología avanza hasta el punto en que la potencia de los ordenadores permita que la red transporte y suministre programación audiovisual completa, como películas y cintas de vídeo, podremos ver la «Utopian Laser Television» de Paik. Este es el sentido último de Internet con su promesa de un mundo rico en información.

Como sugirió Buckminster Fuller, tiene sentido afirmar que, algún día, todos los seres humanos tendrán acceso a la distribución de la carta de recursos, en un entorno pe beneficios compartidos, preocupación común y conservación mutua de recursos.

2.2. Unidad del arte y la vida

La unidad del arte y la vida es central en el fluxismo. Cuando Fluxus se creó, el objetivo consciente era borrar las fronteras que separan el arte de la vida. Era el tipo de lenguaje que respondía a los tiempos del arte pop y los happenings. El círculo fundador de Fluxus pretendía resolver lo que se consideraba entonces una dicotomía entre arte y vida. Hoy en día, está claro que la contribución radical que Fluxus aportó al arte fue sugerir que no hay ninguna frontera que borrar.

Beuys lo expresó bien al sugerir que toda persona es un artista, por muy polémica que esta afirmación parezca. Otra forma de hacerlo es decir que el arte y la vida son parte de un campo unificado de referencia y constituyen un contexto único. Enunciarlo en estos términos también plantea problemas, pero el propósito global de Fluxus es ir allí donde se encuentran los problemas más sugerentes.

2.3. Inter-media

La práctica inter-media constituye el vehículo apropiado para el fluxismo. Dick Higgins introdujo en el mundo moderno el término «inter-media» en su famoso ensayo de 1966. Describía una forma de arte apropiada para las personas que afirman que no existen fronteras entre el arte y la vida. Si no hay frontera entre el arte y la vida, entonces no puede haberla entre diferentes formas de arte. A efectos de la historia, de la discusión, de la distinción, uno puede referirse a formas de arte diversas, pero el significado de «inter-media» es que nuestro tiempo, a menudo, requiere formas de arte que recurren a las raíces de distintos medios, dando lugar a nuevos híbridos.

Imaginen, tal vez, una forma de arte integrada por un 10% de música, un 25% de arquitectura, un 12% de dibujo, un 18% de manufactura de zapatos, un 30% de pintura y un 5% de olor. ¿Cómo sería? ¿Cómo se haría? ¿Cómo aparecerían algunas de las obras de arte específicas? ¿Cómo funcionarían? ¿Cómo interactuarían los elementos? Se trata de un experimento mental que genera resultados interesantes y son precisamente pensamientos como éste los que han dado lugar a algunas de las obras de arte más relevantes de nuestro tiempo.

2.4. Experimentalismo

Fluxus aplicó el método científico al arte. El experimentalismo, la orientación investigadora y la iconoclasia fueron sus señas de identidad. El experimentalismo no es únicamente intentar cosas nuevas; significa, en efecto, intentar cosas nuevas, pero también evaluar los resultados. Los experimentos que producen resultados útiles dejan de serlo y se convierten en instrumentos utilizables, como la penicilina en medicina o los números imaginarios en matemáticas.

La orientación investigadora tiene que ver no sólo con los métodos experimentales, sino también con las formas en que se lleva a cabo la investigación. La mayoría de los artistas, incluso los que se consideran experimentales, no comprenden en profundidad cómo se desarrollan las ideas. En el ámbito de la ciencia, el concepto de colaboración entre teóricos, experimentadores e investigadores que trabajan juntos para desarrollar métodos nuevos y resultados, está totalmente asentado. Fluxus aplicó esta idea al arte y muchas de las obras Fluxus son fruto del diálogo activo de numerosos artistas que, si bien no son los primeros en aplicar ese método, sí es cierto que Fluxus es el primer movimiento artístico que declara que esta forma de trabajar constituye un método totalmente adecuado para ser utilizado a lo largo de años de actividad, y no como diversión ocasional. Muchas obras Fluxus todavía son producto de artistas individuales pero, desde el primer día hasta la actualidad, hay artistas Fluxus trabajando juntos en proyectos en los que se puede aplicar más de un talento.

Es casi innecesario explicar la necesidad de la iconoclasia. Cuando se trabaja de forma experimental en un ámbito tan limitado por las restricciones y por los prejuicios como el arte, es necesario tener la voluntad de romper las normas de la tradición cultural.

2.5. Azar

Un aspecto clave de la experimentación de Fluxus es el azar. Los métodos y resultados del azar se dan de forma repetida en la obra de los artistas Fluxus.

Hay varias formas de abordar el azar. El sentido de algo aleatorio, casual, es conocido y muy utilizado, es una tradición con un legado que se remonta a Duchamp, a Dadá y a Cage. Tal vez los que han escrito sobre Fluxus se ha ocupado del azar más de lo que debieran, pero esto es comprensible en el contexto cultural en el que apareció Fluxus.

A finales de los años cincuenta, el mundo parecía haber caído en una rutina extrema y las oportunidades de involucrarse individualmente en el gran juego de la vida parecían demasiado limitadas. En América, este fenómeno se señaló en libros como The Organization Man, en críticas a la «generación silenciosa» y en estudios como The Lonely Crowd. Todo el programa artístico y político del movimiento Beat se basaba en la oposición a la rutina. La casualidad aleatoria, como forma de romper las ataduras, empezó a resultar tremendamente atractiva y, para algunos de los que crecieron a finales de los cincuenta y principios de los sesenta, sigue teniendo el aroma nostálgico que los coches deportivos y las películas de James Dean tienen para otros. Aún así, el azar aleatorio fue más útil como técnica que como filosofía.

También existe el azar evolutivo que, a la larga, desempeña un papel más importante en la innovación que la casualidad aleatoria. El azar evolutivo implica un cierto elemento aleatorio. Es el caso de los cambios genéticos, que ocurren en un proceso conocido como selección aleatoria. Las nuevas mutaciones biológicas ocurren de forma aleatoria bajo la influencia de una entropía limitada cuando, por ejemplo, la radiación afecta a la estructura gen ética. Sin duda se trata de una degeneración técnica del código gen ético, pero algunas deformaciones genéticas constituyen, de hecho, buenas opciones para la supervivencia y para el crecimiento. Cuando una de estas mutaciones encuentra el equilibrio adecuado entre el cambio y el nicho en el que está situada, sobrevive para integrarse al desarrollo evolutivo.

Este fenómeno tiene su paralelo en el arte y en la música, en las culturas humanas y en las sociedades. Algo entra en escena cambiando la visión del mundo que teníamos antes y esta influencia puede iniciarse de forma aleatoria. Puede empezar de una forma no planificada, o bien ser el resultado de interferencias en las señales de los mensajes previstos o de un repentino discernimiento. Existen muchas posibilidades. Sin embargo, cuando la aportación aleatoria se integra en una nueva estructura, deja de ser aleatoria y se convierte en evolutiva. Por eso el azar, que según lo anterior también tiene que ver con la forma en que crece el conocimiento científico, está estrechamente unido a la experimentación en Fluxus.

2.6. Carácter lúdico

El carácter lúdico ha formado parte de Fluxus desde el principio. Parte de este concepto lúdico se ha plasmado en bromas, juegos, puzzles y gags. En ocasiones, se ha subrayado excesivamente el papel de los gags en Fluxus. Es comprensible, teniendo en cuenta que los seres humanos tienden a percibir los modelos a partir de su gestalt, centrándose en las diferencias más evidentes. Cuando Fluxus surgió, el arte se encontraba bajo la influencia de una serie de actitudes en las que parecía ser un sustituto liberal y secular de la religión. El arte estaba tan influido por los rígidos criterios de concepto, forma y estilo que la actitud irreverente de Fluxus llamó la atención como un sonoro pedo en un ascensor estrecho. El aspecto más visible del estilo irreverente era el énfasis en el gag, pero el humor es algo más que gags y chistes, y el carácter lúdico implica algo más que humor.

El juego implica mucho más que humor. Está el juego de las ideas, jugar con la libre experimentación, el juego de la libre asociación y el juego del cambio de paradigmas, que son tan habituales en los experimentos científicos como en las travesuras.

2.7. Sencillez

La sencillez, en ocasiones denominada parquedad, nos remite a la relación entre verdad y belleza. Otro término para designar este concepto es elegancia. En matemáticas o en ciencia, una idea elegante es aquella que expresa la serie más completa posible de significados en la frase más concentrada posible. Esa es la idea de la navaja de Occam, un instrumento filosófico que afirma que una teoría que expone todos los aspectos de un fenómeno con el menor número de términos posible tendrá más probabilidades de ser correcta que una teoría que explica el mismo fenómeno utilizando más términos (o términos más complejos). Desde está perspectiva de configuración filosófica, el modelo del sistema solar de Copérnico es mejor que el de Ptolomeo -mucho mejor-, porque explica una serie más completa de fenómenos con menos términos. La parquedad, la utilización de medios frugales, esenciales, está relacionada con este concepto.

Este punto aparecía en la lista original de Higgins como minimalismo, pero el término minimalismo ha llegado a tener un significado muy concreto en el mundo del arte. Aunque algunos de los artistas Fluxus, como La Monte Young, pueden denominarse, sin duda alguna, minimalistas, la intención y el significado de su minimalismo es muy diferente a los del minimalismo asociado con la escuela de arte de Nueva York del mismo nombre. Prefiero considerar a La Monte como parco. Su obra es una concentración frugal de idea y significado que responde a su largo peregrinaje espiritual, más cercano a Pandit Pran Nath que a Richard Serra.

La sencillez de medios y la atención perfecta caracterizan este concepto en la obra de los artistas Fluxus.

2.8. Capacidad de implicación

La capacidad de implicación supone que una obra Fluxus ideal implica muchas más obras. Este concepto surge de la noción de elegancia y parquedad y está próximo a ella. También en este caso se pone de manifiesto la relación de Fluxus con el experimentalismo y con el método científico.

2.9. Ejemplificación

La ejemplificación es el principio que Dick Higgins subrayó en otro ensayo, el «Exemplativist Manifesto», y puede definirse como la cualidad de una obra que ejemplifica, es decir, muestra o ilustra, la teoría y el significado de su construcción. Si bien no todas las obras Fluxus son ejemplificantes, siempre se ha tenido la sensación de que las piezas que son ejemplificantes están de alguna forma más cerca del ideal Fluxus que las otras. Se podría afirmar, en este sentido, que la ejemplificación es la distinción entre las propuestas poéticas de George Brecht y las de Ray Johnson, y probablemente pone de manifiesto por qué Brecht se encuentra dentro del círculo Fluxus, mientras que Johnson, por muy cerca que esté de Fluxus, en realidad nunca ha formado parte de este movimiento.

2.10. Especificidad

La especificidad tiene que ver con la tendencia de una obra a ser específica, distinta y autónoma, ya representar todas sus partes. La mayoría de las obras de arte se basan en la ambigüedad, filtrando significados para acumular significados nuevos. Cuando una obra tiene especifidad, está dotada de significado de forma totalmente consciente. En cierto modo, esto puede parecer una contradicción en un movimiento artístico que ha llegado a simbolizar la ambigüedad filosófica y la transformación radical, pero es un elemento clave en Fluxus.

2.11. Presencia en el tiempo

Muchas obras Fluxus tienen lugar en el tiempo. A veces se ha hecho referencia a esto empleando el término efímero, pero los términos efímero y duración representan en Fluxus cualidades diferentes del tiempo. Es lógico que un movimiento artístico, cuyo nombre mismo se remonta a los filósofos griegos del tiempo y al análisis budista del tiempo y de la existencia en la experiencia humana, hiciera hincapié en la presencia del elemento temporal en el arte.

La cualidad de lo efímero es evidente en las breves performances de Fluxus, donde el término es totalmente apropiado, y en la producción de publicaciones y objetos efímeros, momentáneos, que siempre han caracterizado a Fluxus. Pero las obras Fluxus, a menudo, tienen un sentido diferente del durativo, como es el caso, por ejemplo, de las composiciones musicales que duran días o semanas, las performances que se realizan por fragmentos a lo largo de décadas e incluso las obras de arte que crecen y evolucionan a lo largo de períodos de tiempo igualmente extensos. El tiempo, la gran condición de la existencia humana, es una cuestión central en Fluxus y en la obra que crean los artistas de este círculo.

2.12. Musicalidad

La musicalidad hace alusión al hecho de que muchas obras Fluxus están diseñadas como partituras, como obras que pueden ser ejecutadas por artistas que no sean el propio creador. Aunque puede que este concepto surgiera del hecho de que muchos artistas Fluxus eran también compositores, significa mucho más que eso. Los acontecimientos, muchas instrucciones objetuales, obras que son juegos y puzzles -incluso algunas esculturas y pinturas- funcionan de esta forma. Significa que puedes poseer una pieza de George Brecht si ejecutas una partitura de Brecht. Aunque esto suene extraño, cabe preguntarse si es posible experimentar Mozart simplemente escuchando a una orquesta tocar una de las partituras de Mozart. La respuesta es que sí es posible. Cabe la posibilidad de que otra orquesta, o el propio Mozart, hubieran ejecutado una interpretación mejor, pero sigue siendo la obra de Mozart. Lo mismo ocurre con una obra de Brecht, de Knízák o de Higgins, creadas para ser ejecutadas desde una partitura.

La cuestión de la musicalidad tiene implicaciones fascinantes. El pensamiento y la intención del creador son los elementos claves de la obra. La cuestión de la importancia de la mano del artista sólo es pertinente en la medida en que la habilidad de la ejecución afecte a la obra. En algunas obras conceptuales, esta cuestión ni siquiera se plantea. La musicalidad está vinculada al experimentalismo y al método científico y los experimentos deben funcionar de la misma forma. Para que un experimento siga siendo válido, cualquier científico debe ser capaz de reproducir la obra de otro científico.

Como ocurre con otras cuestiones Fluxus, esto plantea problemas interesantes. Los coleccionistas quieren obras en las que se vea la mano del autor y, por tanto, algunas obras Fluxus se autoinvalidan para los coleccionistas.
La musicalidad implica que la misma obra puede realizarse varias veces, y en cada fase puede ser la misma obra, incluso si se trata de una realización diferente. Esto molesta a los coleccionistas, que consideran obras de «cosecha» a las obras situadas en una época determinada y distante. El concepto de «cosecha» es útil únicamente si se considera de la misma forma que cuando se trata de vino: 1962 puede ser una buena cosecha, y también 1966, y después puede que no haya otra hasta 1979 o 1985.

Si se piensa en los compositores y directores de orquesta que han ejecutado una magnífica interpretación de obras del pasado, por ejemplo un ciclo completo de Beethoven o una serie de conciertos de Brahms, y una o dos décadas después nos ofrecen una interpretación totalmente diferente, pero igualmente rica, de la misma obra, entonces podemos ver por qué el concepto de cosecha sólo puede aplicarse a Fluxus cuando el significado que le damos a este término es el mismo que en el caso del vino. Debe medirse el año por el sabor, no el sabor por el año.

La musicalidad, por tanto, es un concepto clave en Fluxus, aun cuando los expertos o los críticos no le han prestado la atención debida. La musicalidad supone que cualquiera puede interpretar la música. Si el compromiso profundo con la música, con el espíritu de la música es un aspecto central de este criterio, entonces la musicalidad puede ser el concepto clave en Fluxus, y lo es porque abarca muchas otras cuestiones y conceptos. Entre estos, basta citar el radicalismo social de Maciunas, en el que el artista individual desempeña un papel secundario con respecto a la práctica artística en la sociedad; el activismo social de Beuys cuando declara que todos somos artistas; la creatividad social de Knízák, al abrir el arte a la sociedad; el intelectualismo radical de Higgins y el experimentalismo de Flynt. Todos estos conceptos, entre otros, aparecen en el significado pleno del concepto de musicalidad.

No, no somos ni romeo ni julieta…

Como decía aquella canción, a veces algo se define por su negación. El espacio que ocupa es el espacio negación de la unión de los otros espacios.

Somos = Negación de ( Espacio de Romeos + Espacio de Julietas )

Así podría definirse y tiendo a hacerlo con la performance, que, quizá por sus antecedentes dadaístas o por su negativa a ser parte del mercado del arte, o parte de la representación, etc, cabría definirla únicamente en base a lo que no es… aunque eso acaba siendo, la mayor parte de las veces, una in-definición, pero es in- prefijo de la negación… lo que parece que puede corresponder usar.

De un tiempo a esta parte, sin embargo, se emplea para muchas «»performances«» (doble-entre-comillado) la unión como definición, unas churras-más-merinas, un espacio de Danza y Teatro, o de Instalación y Danza, o de Tango y Poesía, o de Música y Recitación, o de Música y Teatro, o de Vídeo y Danza, o de Vídeo y Teatro…

Las combinaciones son innumerables (lo cual es otra negación, que todo el mundo tiene a bien comprender) y muchas de ellas francamente interesantes, si no todas. Pero no por ser fusiones son algo distinto de lo original y, mucho menos, de la suma de los orígenes.

Son hijos que no se rebelan contra ninguno de sus padres, son evoluciones dialécticas frustradas, muchas de esas fusiones no son más (ni menos) que eso: fusiones.

fusión. (Del lat. fus?o, -?nis). 1. f. Acción y efecto de fundir o fundirse. 2. f. Unión de intereses, ideas o partidos. 3. f. Econ. Integración de varias empresas en una sola entidad, que suele estar legalmente regulada para evitar excesivas concentraciones de poder sobre el mercado. 4. f. Fís. fusión nuclear.

Somos = Espacio de los Romeos + Espacio de las Julietas.

No acabo de comprender esta necesidad de definición afirmativa, ni me parece digno de respeto para con los elementos de los que se nutre, pues ridiculiza o minimiza los lugares a los que se puede llegar con la contemporaneidad en diversas disciplinas (si no en todas). La Danza Contemporánea es tan extensa que puede ser explorada casi infinitamente, por poner un ejemplo, y ello no necesita de una nueva denominación que la enajene, que la extraiga de lo dancístico para ser llamado performativo… que, si nos atenemos a lo que debería ser su definición, sería una negación.

Obvio que poner nombres y fronteras mentales a algo que pretendía abolirlas es parcialmente ridículo, de ahí que me guste mucho las definición (difusa e indefinida) que hace mi amiga Paloma Calle de su trabajo calificándolo de Creación Contemporánea (lo que da cabida a todo tipo de cosas, tanto fusiones como las más puras y ortodoxas performances conceptuales), pero he de insistir en que, con ello, sigue siendo indefinida, convirtiéndose así en una contradicción divertida: una definición indefinitoria.

Pero las fusiones están comenzando a invadir otros ámbitos u otras mezclas, casi en la línea juguetona de la propuesta inter-media Fluxus:

Extracto de “Cuarenta Años de Fluxus”
Fluxus y Fluxfilms 1962-2002, MNCARS. ISBN: 84-8026-171-4. Ken Friedman.
De 12 Ideas Fluxus.

2.3. Inter-media

La práctica inter-media constituye el vehículo apropiado para el fluxismo. Dick Higgins introdujo en el mundo moderno el término «inter-media» en su famoso ensayo de 1966. Describía una forma de arte apropiada para las personas que afirman que no existen fronteras entre el arte y la vida. Si no hay frontera entre el arte y la vida, entonces no puede haberla entre diferentes formas de arte. A efectos de la historia, de la discusión, de la distinción, uno puede referirse a formas de arte diversas, pero el significado de «inter-media» es que nuestro tiempo, a menudo, requiere formas de arte que recurren a las raíces de distintos medios, dando lugar a nuevos híbridos.

Imaginen, tal vez, una forma de arte integrada por un 10% de música, un 25% de arquitectura, un 12% de dibujo, un 18% de manufactura de zapatos, un 30% de pintura y un 5% de olor. ¿Cómo sería? ¿Cómo se haría? ¿Cómo aparecerían algunas de las obras de arte específicas? ¿Cómo funcionarían? ¿Cómo interactuarían los elementos? Se trata de un experimento mental que genera resultados interesantes y son precisamente pensamientos como éste los que han dado lugar a algunas de las obras de arte más relevantes de nuestro tiempo.

Solo que en algunos casos no parecen más que juegos caros, juegos de los que enriquecerse, nada que ver con el espíritu Fluxus, como talleres de Arte + Terapia (las terapias unidas a cualquier cosa parece que se pueden poner a precio de terapia y no de la cualquier cosa en cuestión), el Tango y cualquier cosa, el Pilates y cualquier cosa, el Yoga y cualquier cosa, etc, etc, etc…

A pesar de que en muchos casos puedan surgir hijos sugerentes de tales fusiones, como dije antes, en muy pocos veo que el vástago tenga la más mínima independencia, la más mínima intención de superar a sus antecesores, sino la de ser un simple heredero de los bienes acumulados por sus ancestros. Herencia genética sin mutación, sin nada nuevo, suma… pero de la de suma y sigue.

Respeto, insisto, que se juegue a esta divertida química barata de mezclar en laboratorio diversas sustancias y ver qué sale de ello, yo lo hacía desde que era pequeñito.

Creo, dice mi madre que es cierto, que siendo muy muy pequeño, menor de 8 años, me dio por mezclar cola-cao con azúcar en el estrecho balcón de mi casa con fachada en Miguel Servet, y dije que había fabricado arena fina de playa. El problema surgió cuando pretendí contener el océano y el agua que añadí fue derramando la mezcla desde el cuarto piso… pero era un juego de niños, era algo que comprendí que no sería arena.

Más adelante mezclaba diversas sustancias que le hacía probar a mi hermana para ver si eran venenosas… y no murió. Con el paso del tiempo acabé, incluso, por estudiar esto de las combinaciones, tanto de materiales, en química, como de números, como de letras…

Supongo que aprendí, despacio, que no toda fusión da buenos resultados, y que mucha mucha mucha fusión, es con-fusión… jugando con las palabras, muy tontamente.

laboratorioMezclé en un laboratorio la Danza Contemporánea con la Poesía, fonética y textual, pero era un laboratorio, un lugar de experimentos (como decía una ex-compañera de trabajo, los experimentos, mejor con coca-cola), un aprendizaje, en última instancia, para mí, para los que formábamos parte del (llamémosle) grupo investigador.

Después vino un afamado profesor de Danza Contemporánea a proponerme dar un taller a partir de lo investigado, y ganar dinero con ello, después de llevar más de 2 años investigando… no solo porque se me hubiese ocurrido la brillante idea (no fue propia, de hecho, fue de Simona Ferrar a quien siempre le estaré agradecido por ello), sino porque el tiempo de investigación daba resultados que podían ser utilizables por gente que quisiese nutrirse de un digest de ese laboratorio.

Pero de un tiempo a esta parte veo cierta osadía en las propuestas de fusiones que lanza mucha gente, cierta osadía que, casi me atrevo a decir, es más que osadía, temeridad, pero quien más arriesga es quien paga, quien está dispuesto a gastar dinero en una investigación que no se ha hecho, sino que se pretende hacer. Es como cobrar al investigador para que investigue… hay algo poco honrado en esta práctica, o soy demasiado exigente, que también puede ser.

Supongo que, mientras haya gente dispuesta a pagarlo, voluntariamente, en este sistema capitalista, se justifica que se haga, puesto que es el único criterio moral que parece quedar en pie: el mercado. Si alguien lo demanda, está dispuesto a pagar por ello, es que está bien.

Vaya… pues a mí no me sirve este baremo moral, ¿y a ti?

Rabiosa Actualidad

Intento no convertir este diario en algo que vaya a la zaga de la rabiosa actualidad, la que nos digieren los medios de comunicación de masas más o menos unidireccionales. Incluso no dejarme arrastrar por las miles de voces que se alzan en torno a mí en redes sociales más o menos informatizadas.

Pero hoy no me es posible.

Lo de la financiación irregular / ilegal del partido que actualmente gobierna este país me está superando. He vuelto a leer la prensa (un par de veces, nada más, pero aun así) y no salgo de mi asombro.

Quiero una dimisión inmediata de la cúpula gobernante, los responsables de velar por la integridad ética del país, pero me voy resignando a una especie de espera de acciones por su parte… como si no pudiese cambiarlo mediante acciones por mi parte.

Y es que esto empieza a requerir violencia. Pero, como dice mi amiga Susana, igual es que a los hombres no se nos ocurren otras maneras de resolver conflictos.

Pero, dimisiones o no dimisiones… hay algo que no deja de inquietarme:

Se vota, se elige, se desea, de acuerdo a la doble negación: no quiero que maten elefantes, no deseo que no sean éticos… y, en ningún momento, parece que se vote con arreglo a una propuesta positiva deseable.

Zapatero no cayó porque su «modelo de estado» (si es que se puede decir que tenía alguno) no convenciese, sino porque las cosas iban mal económicamente. Nos tocan el bolsillo y se desea cambiar de gobernante. Pero entonces no se trata de gobernantes, sino de simples gestores, como el de una comunidad de vecinos que se contrata para que lleve a cabo una tarea más o menos administrativa.

Y eso me hace pensar que si, alguna vez, cae el gobierno de Rajoy y del PP en general, será, no por su propuesta neoliberal, sino por un escándalo de estas magnitudes, por una irregularidad y no por una propuesta que, a mí, me parece nefasta para la sociedad venidera.

Ahora toca exigir que sean éticos, que sean legales, pero lo grave es que se sigue deseando su modelo de estado, neoliberal, orientado a valores éticos puramente asociados al éxito económico, donde cuánto más tienes más vales, un modelo centralista, inmovilista, conservador (de tradicionalismos totalitarios excluyentes), racista, clasista, que va a generar un desequilibrio social decimonónico, llevándonos a los mismos enfrentamientos por los que ya pasamos hace décadas, insolidario, de jungla, de sálvese quien pueda, donde se cierran fronteras para protegernos de los necesitados, donde se cierran fronteras y se prohíbe salir de casa a nadie después de las diez, totalitario y pseudo-dictatorial que alterna entre permitir y no permitir llevar la chaqueta de un determinado color.

A mí me escandaliza lo de los sobres, lo de la financiación ilegal, porque, desde luego, no me queda duda, estos representantes no pueden representarnos, salvo que tengamos en común con ellos la voluntad de engañar y estafar al resto de los conciudadanos, de los que, por otro lado, viven. Pero me escandaliza aún más que se les haya votado sabiendo el modelo de estado que proponían. Y esto no lo ocultaban.

Hay quien dice que mintieron en sus propuestas electorales. Que ahora subieron impuestos que no iban a subir o recortaron en lugares que no iban a recortar… pero todos o casi todos, sabíamos o deberíamos saber, que proponían un modelo, como comentaba antes, centralista, neoliberal, desmontando (desordenadamente, cuando menos) todos los servicios públicos para privatizarlos y generar una sociedad donde quien no tiene dinero vivirá desesperado, sin servicios sanitarios dignos, sin educación que les ayude a progresar, sin acceso a bienes básicos, sobre los que se asentaba un modelo de estado que ya ha dejado de existir, en el que primaba la voluntad de colaboración, la voluntad de fabricar un proyecto compartido, en el que, alguna vez, alguien pensó en el vecino de al lado.

Y de nuestro monarca… el cazaelefantes… ¿qué decir?

Pues básicamente lo mismo: no comprendo que se caiga en desgracia solo por el hecho de que sea un cazador desafortunadamente sorprendido en una de sus fechorías. Comprendería que la monarquía se aboliese tan solo (o ni más ni menos que) por ser contraria a la idea de igualitarismo que creía asumida desde la revolución francesa, allá por finales del XVIII.

¿Acaso alguien aún no ve que en un país laico no hay ninguna razón para justificar la preeminencia de una dinastía por encima de otros ciudadanos? La única justificación de una monarquía, la razón que justificaba la tal preeminencia era la del «origen divino» o, al menos, la de la investidura divinamente delegada por el representante de dios en la Tierra.

Hoy podría seguir y seguir, indignándome por esta actualidad insolente que tenemos, pero voy a girar mis ojos al Tocario y avanzar un poco en positivo. Aunque el enfado hace que resulte, incluso, doloroso.

Como resumen, incluiría (de incluso, no de recluso), la breve reflexión que he volcado en mi muro de facebook.

Ahora comprendo algunas cosas:

Educación para la ciudadanía -> Eliminada
Religión para confesiones (en privado) -> Fomentada

hummm…

Filosofía (Amor por el conocimiento) -> Reducida
(no, mejor no saber…)

Los fantasmas del Luna

O de Los Luna… sería algo que hubiera de componer, pero ya lo hizo mi estimado (Ella em va estimar tant… Jo me l’estimo encara…) sobre los del Roxy, otro de esos cines que desapareció para ser otro negocio más lucrativo.

Vídeo y Letra de la canción en cuestión que no puedo dejar de recordar mientras avanzo retrocediendo, para despistar a mis enemigos, sobre una cinta ridícula que simula ser una calle que simula que sirve para algo…

Los fantasmas de Roxy
Joan Manuel Serrat

Sepan aquellos que no estén al corriente,
que el Roxy, del que estoy hablando, fue
un cine de reestreno preferente
que iluminaba la Plaza Lesseps.

Echaban NO-DO y dos películas de ésas
que tú detestas y me chiflan a mí,
llenas de amores imposibles y
pasiones desatadas y violentas.

Villanos en cinemascope.
Hermosas damas y altivos
caballeros del Sur
tomaban té en el Roxy
cuando apagaban la luz.

Era un típico local de medio pelo
como el Excelsior, como el Maryland,
al que a mi gusto le faltaba el gallinero,
con bancos de madera, oliendo a zotal.

No tuvo nunca el sabor del Selecto
ni la categoría del Kursaal,
pero allí fue donde a Lauren Bacall
Humphrey Bogart le juró amor eterno

mirándose en sus ojos claros.
Y el patio de butacas
aplaudió con frenesí
en la penumbra del Roxy,
cuando ella dijo que sí.

Yo fui uno de los que lloraron
cuando anunciaron su demolición,
con un cartel de: «Nuñez y Navarro,
próximamente en este salón».

En medio de una roja polvareda
el Roxy dio su última función,
y malherido como King-Kong
se desplomó la fachada en la acera.

Y en su lugar han instalado
la agencia número 33
del Banco Central.
Sobre las ruinas del Roxy
juega al palé el capital.

Pero de un tiempo acá, en el banco, ocurren cosas
a las que nadie encuentra explicación.
Un vigilante nocturno asegura
que un trasatlántico atravesó el hall

y en cubierta Fred Astaire y Ginger Rogers
se marcaban «el continental».
Atravesó la puerta de cristal
y se perdió en dirección a Fontana.

Y como pólvora encendida
por Gracia y por La Salud
está corriendo la voz
que los fantasmas del Roxy
son algo más que un rumor.

Cuentan que al ver a Clark Gable en persona
en la cola de la ventanilla dos
con su sonrisa ladeada y socarrona,
una cajera se desparramó.

Y que un oficial de primera, interino,
sorprendió al mismísimo Glenn Ford,
en el despacho del interventor,
abofeteando a una rubia platino.

Así que no se espante, amigo,
si esperando el autobús
le pide fuego George Raft.

Son los fantasmas del Roxy
que no descansan en paz.

No tengo nada más que añadir… yo, claro, también fui de los que lloraron, cuando anunciaron su cese, el de mis cines Luna, que justificaban que yo tuviera una vivienda donde la tengo. Y no me imaginé nunca yendo a hacer otra cosa a ese local que no fuese ver una película de esas subtituladas, pero del mainstream… de esas que me gustan a mí.

Jo, si por lo menos pudiera imaginar a Stalone haciendo cinta al lado de Danny De Vito cada noche…

Los Fantasmas del Roxy, de Serrat. Vídeo de Julio Mármol
[youtube_sc url=http://youtu.be/3cGcP9KCtC0]

Cartografías Contemporáneas

He de agradecer a Hilario Álvarez que en su fantástico Blog, publicase una entrada sobre esta estupenda exposición que casi parece una instalación por el cuidado con el que ha sido montada.

Como cada miércoles, Carmen y yo nos regalamos el placer de disfrutar juntos la mañana, realizando alguna actividad conjunta a modo de isla en la semana. Con frecuencia, nos proponemos desayunar en algún cafecito del centro, saboreando la sobremesa de un par de cafés con leche, unas porras y un croasán. Después uno de los dos le propone al otro un «plan» para la mañana. Ayer, inspirado por la sugerencia de Hilario, le propuse la excursión a Caixa Forum, maravilloso edificio que alberga, habitualmente, interesantes exposiciones.

Suponía que me iba a gustar, pero no que, además, me iba a resultar amena, apasionante, divertida, diversa, hasta hacer que pasásemos casi 3 horas yendo de sala en sala, encontrándonos de cuando en cuando, jugueteando ora con una propuesta participativa, ora con la admiración de obras que requerían tiempo de digestión, ora con proyecciones audiovisuales varias, con un aparataje apartado y silencioso para el resto de la muestra.

¡Qué interesante hacer que algo como el arte conceptual deje, por una vez, de resultar árido!

Evidentemente, quien desee profundizar lo hará, y ya encontrará lecturas más o menos densas, más o menos enjundiosas y que, por supuesto, no por ello menosprecio ni dejo de recomendar, pero me pareció un enorme acierto hacer de esta ocasión una propuesta accesible, atractiva, que convocase a ancianos y niños.

Muchos se sorprendían, otros se admiraban de lo expuesto, otros, cómo no, lo ridiculizaban en su ignorancia petulante…

mapaPero Carmen y yo lo disfrutamos sin parar.

Para empezar, analizamos el mapa conceptual que sirve de excusa para el diseño de la exposición. Realicé una fotografía apenas ilegible que adjunto… no encuentro en el enlace de La Caixa dedicado a la Exposición la imagen que busco y me parece uno de los mejores planos de exposición que hubiera visto nunca. No hay catálogo y no se va a editar. El material en la web es penoso, casi inexistente. Por una vez, comparto la inquietud de documentar este tipo de eventos para que puedan quedar restos de su paso por el mundo…

En el texto del tríptico que se entrega a la entrada, casi no hay información sobre ninguna de las obras. Las pequeñas pinceladas de texto junto a las piezas expuestas ayudan, pero es bastante escaso el material. Es una pena, pues esto habría bordado esta exposición convirtiéndola, quizá, en la que más me hubiera gustado de todas cuantas he visto en mi vida.

Y es que debo decir que se juntaban varias de mis obsesiones, de mis placeres, de mis inquietudes… Mapas, física, neurología, psicoanálisis, contemporaneidad, proyecciones topográficas, complicaciones topológicas, dimensiones físicas y matemáticas, archivados, listas, enumeraciones (como esta), combinaciones de palabras y números, geografía, historia, política, literatura, arte, poesía, mapas mentales, cartografías conceptuales, ideas ordenadas…

No podía parar de ir de sitio a sitio diciéndome: esto quiero hacerlo, esto lo he hecho, esto lo estoy haciendo… me gusta, me gusta, me gusta… como poseído por una fiebre del oro vacuo, de un oro de peso atómico cero… un oro kleínico… por decirlo así.

No podía ser de otra manera: encontrándome piezas conocidas, de mi casi idolatrado, Isidoro Valcárcel Medina, incluyendo el famoso libro rojo, del que tengo, orgulloso, un ejemplar en casa (que leí íntegro (creo que soy uno de los únicos que lo han leído completo)). No deja de sorprenderme la sutileza del trabajo de este hombre.

one million books 2

Y por no hablar de On Kawara, con sus sucesiones de números-fechas, en la sección de mapas temporales. Con sus acciones de larga duración, de compromiso diario, que le hacen vivir como si toda su vida fuese, en sí, una obra de arte. Conocía su pieza de I got up, pero no había visto (aunque había leído sobre ella) sus magníficas piezas I Met y One Million Years. ¡Qué preciosidad!

El comienzo de la exposición, me tuvo un rato entretenido con una obra de Erick Beltrán, a quien no tenía el gusto de conocer, titulada Movimiento Dimensional. Un interesante armario de costura reutilizado como mapa de mapas, como archivo multidimensional, explicando en una visión muy pedagógica, las diferencias entre entidades de diversas dimensiones. Eché de menos algo de referencia a los espacios de dimensión fraccionaria, pero fue muy sugerente, no obstante, su propuesta archivística, en un mueble-índice, con transparencias que podían superponerse generando infinidad de combinaciones (no infinitas, pero muchas muchas) fue de lo más curioso que encontré.

Pero algunas proyecciones visuales también me resultaron interesantes, como la de Zybnek Baladran, Model of the Universe, que no consigo encontrar en youtube, pues no hacen más que aparecerme modelos… muy guapos ellos, presuntamente del universo. Y una cuya autoría no recuerdo con un mapamundi dibujado con, posiblemente, algo dulce, que era fagocitado por insectos (hormigas?) que, al hacerlo, daban forma al mismo, como si se tratase de una antigua carta de marear que iba desapareciendo lentamente… Sutil. Simple. Bello.

Hubo tanto por ver…
tanto por leer…
que mi mente se abrió en mil canales intentando capturarlo todo.

Como afirma Hilario en su blog, es una exposición para repetir. Pero también para profundizar en todos y cada uno de los artistas participantes (quizá me saltaría algunos, seguro). Dejo la lista de los mismos, para no olvidarlos. Aunque algunos ya me son inolvidables, como Duchamp, mi querido Marcel, Guy Debord el situacionista, Richard Hamilton y Richard Long, Robert Smithson, los mencionados on-kawara, IVM, el colectivo Art & Language… Los célebres Dalí y Boltanski, siempre sobrecogedor, con una pieza delicada con los objetos que habían pertenecido a una vieja dama de Baden-Baden, cartografíando ausencias, como rezaba el cartel de la exposición a su lado. Lewis Carroll y su famoso mapa del océano… humor inglés en estado puro.

Incluir a Ramón y Cajal entre los artistas me sorprendió, pero he de decir que gratamente.

Artistas:

Ignasi Aballí, Francis Alÿs, Efrén Álvarez, Giovanni Anselmo, Art & Language, Zbynék Baladrán, Artur Barrio, Lothar Baumgarthen, Erick Beltrán, Zarina Bhimji, Ursula Biemann, Cezary Bodzianowski, Alighiero Boettti, Christian Boltanski, Marcel Broodthaers, Stanley Brown, Trisha Brown, Bureau d’Études, Los Carpinteros, Constant, Raimond Chaves y Gilda Mantilla, Salvador Dalí, Guy Debord, Michael Drucks, Marcel Duchamp, El Lissitzky, Valie Export, Evru, Öyvind Fahlström, Félix González-Torres, Milan Grygar, Richard Hamilton, Zarina Hashmi, Mona Hatoum, David Hammons, Thomas Hirschhorn, Bas Jan Ader, On Kawara, Allan Kaprow, William Kentridge, Robert Kinmont, Paul Klee, Yves Klein, Hilma af Klint, Guillermo Kuitca, Emma Kunz, Mark Lombardi, Rogelio López Cuenca, Richard Long, Cristina Lucas, Anna Maria Maiolino, Kris Martin, Gordon Matta-Clark, Ana Mendieta, Norah Napaljarri Nelson, Dorothy Napangardi, Rivane Neuenschwander, Perejaume, Grayson Perry, Santiago Ramón y Cajal, Vahida Ramujkic, Till Roeskens, Rotor, Ralph Rumney, Ed Ruscha, Carolee Schneemann, Robert Smithson, Saul Steinberg, Hiroshi Sugimoto, Willy Tjungurrayi, Joaquín Torres García, Isidoro Valcárcel Medina, Adriana Varejao, Oriol Vilapuig, Kara Walker, Adolf Wölfli.

Esto no es una broma