La constitución está caída

La página web http://www.constitucion.es está caída y no da respuestas.
No es una broma, es una prueba que he hecho para verificar que el artículo 21 dice lo que dicen que dice, a saber:

Artículo 21.

1. Se reconoce el derecho de reunión pacífica y sin armas. El ejercicio de este derecho no necesitará autorización previa.

2. En los casos de reuniones en lugares de tránsito público y manifestaciones se dará comunicación previa a la autoridad, que solo podrá prohibirlas cuando existan razones fundadas de alteración del orden público, con peligro para personas o bienes.

Esto es sólo para recordar que lo que se pretende hacer de criminalizar la convocatoria de manifestaciones antisistema por el hecho de ser contrarias a la voluntad del gobierno es meramente anticonstitucional.

Pero me temo que pasaré años de mi vida en la cárcel al paso que vamos. Además, siempre he pensado que, dada mi dramática incapacidad para mentir, ni siquiera para protegerme, cuando entre en las garras de los ejecutores de la ley, daré con mis huesos en la prisión, tras una escalada de preguntas y respuestas que, inevitablemente, me convertirán en una amenaza para el estado.

Recuerdo cuando me pasó algo así cuando, hace casi 20 años, me detuvieron en un control de alcoholemia entre Motril y Torrenueva. Volvía de las fiestas del pueblo en cuestión, con un par de amigas en el coche, y me preguntaron, tras dar positivo en la prueba, qué había bebido: ¡y les dije la verdad!

Cuando, meses después, tuve que hablar con mi abogado de oficio en Granada, este me preguntaba que si no se me había ocurrido mentir. A lo que yo, algo ingenuo, le pregunté: ¿a la autoridad? Como si fuese a ser el primero en hacerlo, como si fuesen a ser capaces de descubrir lo que estaba hablando con mi abogado, como si les importase…

Así que no había forma de rectificar.

Otras ocasiones similares fueron durante la época de comenzar a vivir en la casa en la que ahora habito, para conseguir el alta del gas natural, me encontré teniendo que enfrentarme de nuevo a esta solicitud del mundo para que mintiese. El inspector que venía, que siempre era uno nuevo, me preguntaba si yo vivía allí, y yo contestaba que claro que sí, a lo que me contestaba con un: pues no puedo darle el alta.

Cuando ya pregunté que porqué insistían tanto en preguntar si vivía allí, me dijo uno que lo mejor que podía hacer era mentir, decir que no vivía allí, que mi casa no era mi casa, contradicción que me irritaba mucho, y que, mejor aún, en la próxima visita, sacase el colchón al descansillo y dijese que era de mis vecinos.

Yo creía que estaba de broma, que no lo decía en serio, pero sí, era en serio. Así que le pregunté si podía decírselo a él… y me dijo: ¡no, hombre, yo ya sé que es mentira!

No podía dar crédito a mis oídos: era el colmo de lo kafkiano. Me decía que mintiese, pero que no le mintiese a él. Me estaba instigando a ser delictivo, pero sin querer responsabilizarse de su incitación. Y no lo hice, claro, así que pasé el invierno más frío de mi vida, teniendo que ducharme a cachitos, con agua fría, calentando algo de comida con un hornillo eléctrico, sin radiadores y acabé haciendo una obra que separaba la casa, inicialmente diáfana, aislando la cocina que el constructor y la promotora habían hecho habitables sin la misma separación.

La historia no acabó aquí, porque tuve que ir acondicionando las rejillas de salida de aire a las nuevas medidas, tuve que hacer taladros en un armario, tuve que vaciar uno de ellos y, finalmente, mentir: decir que en uno de ellos jamás metería nada, para que la rejillas no se obstaculizase.

¿Y ahora qué?

Veo que se están poniendo las cosas en el caldo de cultivo adecuado para que yo pase años en la cárcel. Y lo que más me preocupa es que se me vuelva a abrir la fisura anal… y no quiero ni pensar en de qué manera.

Con las propuestas actuales de reforma del código penal para endurecer las leyes que impidan la libre asociación, la manifestación pacífica y reivindicativa, me temo que pronto me detendrán, como a otros muchos, pero ellos serán capaces de decir lo que se espera que digan, que pasaban por allí, que no eran conscientes de que estaban siendo llamados a un acto antisistema, que «no le conocen». Pero yo no soy Pedro, no me dotaron con la habilidad para sobrevivir mintiendo. Y aquí empezarán mis verdaderos problemas.

Miedo, tengo mucho miedo…

Era el objetivo y lo han logrado. Me inhibiré de participar en actos que, en algún momento puedan derivar en violentos (sabiendo que todo acto puede derivar en otros más o menos imprevisibles y, en tanto, pueden ser violentos), me inhibiré de convocar o divulgar convocatorias que puedan incitar a protestas más o menos pacíficas, aunque no sé si un recital de poesía puede considerarse una protesta más o menos pacífica contra la prosa, la árida prosa de la vida.

Me temo que hay que ir pensando en una línea roja, una línea a partir de la cual no querré seguir viviendo en este país. Me temo que estamos muy cerca del instante que supuse que llegaría de manera más clara y frontal, pero la vida es más compleja de lo que nos gusta suponer.

Hitler llegó al poder en unas elecciones. Siempre me he preguntado en qué momento un alemán pudo darse cuenta de que vivían bajo un régimen totalitario. Qué línea roja se trazaron muchos para irse del país. Algunos fueron expulsados de sus trabajos, algunos fueron obligados a llevar insignias que les distinguiese, pero… ¿y los demás?, los ciudadanos medios, los que no trabajaban en nada «polémico», como un panadero, un carpintero, un informático… (no había informáticos, claro). Los rubitos con ojos azules que no se creyeran por ello superiores, ¿cuándo pudieron darse cuenta de que habitaban un país como el III Reich?

Yo esperaba un golpe de estado militar, a lo Tejero y 23F, algo evidente, algo sencillo de identificar, algo que me dijese: estás sometido a la elección de quedarte y someterte o irte o luchar. Era una elección más o menos sencilla. Siendo un pacifista como siempre he defendido ser, justificaría quedarme y luchar, pero lo más probable es que acabase yéndome.

Pero ahora me pregunto ¿a dónde?

¿Qué destino elegiría para irme de este país por motivos sociales o políticos?

¿Francia? ¿Islandia? ¿Australia? ¿Canadá? …

¿Alguna sugerencia?

El Guggenheim

Esta semana santa (lamentable eso de seguir celebrando una fiesta marcadamente religiosa con todos los honores de un país pretendidamente laico), en vistas de que íbamos a estar en casa más de la cuenta y teniendo en idem la cuestión de que había sido mileurista tres meses seguidos, pudimos irnos de vacaciones.

Y no de prestado, como viene siendo habitual, ya que la generosidad de mi familia (y su poder adquisitivo) nos permiten vivir por encima de nuestras posibilidades con estancias en primera línea de playa viajando en coches nuevos y sin más gastos que los estrictamente necesarios para nuestra alimentación. Esta vez, pudimos pagárnoslo nosotros. Y para mí es un orgullo saberlo. Es un placer sentir la independencia como el aire fresco en la cara, como si fuésemos pudientes, de esos que pueden, aunque siempre se puede, pero se suele olvidar.

Le dije a Carmen que podía gastarme en total 250€ en estos días, así que podía buscar un vuelo barato (que ya no están tan baratos) a cualquier destino, con la única restricción de no ir al sur de la península, donde las procesiones campan sin límites y hay que aguantar masivas demostraciones de fervor religioso. Me da tanto miedo…

Con estas restricciones, decidimos viajar a Bilbao.

Yo casi no lo conocía, al menos no había estado desde hacía más de 20 años. Lo último que recuerdo fue una excursión a ver a un amigo, cuyo nombre no alcanzo a recordar, que vivía en Getxo. Recuerdo el puente colgante de Portugalete, y algo de la ría de Bilbao… pero difusa, sucia, negra, envuelta en humos y cargueros.

Sabía que había cambiado, que se había inyectado dinero en infraestructuras (como en todas partes, a costa de endeudamiento, claro) que habían embellecido la ciudad. Habían limpiado la ría, habían rehabilitado el casco viejo, habían modernizado el moderno y, por si eso fuera poco, habían acordado edificar uno de los más bellos edificios que haya visto hasta ahora: El Guggenheim.

Hay que añadir el apéndice: «de Bilbao» porque hay otros museos derivados de la fundación homónima que siempre me recuerda a Peggy y sus relaciones con Jackson Pollock. Parece, a veces, seguir dominada (la línea de la fundación) por ese espíritu un tanto megalomaníaco, cuando dedica la parte más importante del museo al engreído Richard Serra.

Y también había tenido la suerte de ver el formidable documental titulado Apuntes de Frank Gehry dirigido por Sydney Pollack, del que puedo dejar algún fragmento al final del texto. En él, Gehry cuenta los pormenores de su proceso creativo y, en particular, cómo le surge la idea de realizar un edificio como este.

Quizá, más allá de la belleza del edificio, a mí me perturbaba el cómo estaría resuelto el tema de no captar más focos que la obra expuesta que, claramente, resulta secundaria ante la mirada de la mayoría de los espectadores. Pero hay que decir que está bien conseguido el hecho de, estando en un edificio de tamaña personalidad, poder olvidarla por momentos para adentrarse en galerías de arte bastante asépticas, pero bien distribuidas en el espacio para observar con un mínimo de interferencias las obras expuestas.

Así, por ejemplo, las obras de Serra ocupan todo lo que él quieren que ocupen, siendo algo desmesuradas para un trabajo cuyo mayor atractivo estriba en la concepción del mismo. Pero es bello encontrarse las obras de Brancusi, esas que hace tiempo que sé que son tan importantes… ver su desarrollo, su bello camino hacia la abstracción. Y no ver, en esos momentos, el marco incomparable del museo.

En resumidas cuentas, cuando recuerdo Bilbao, tengo en mente sobretodo las impresionantes formas del edificio que más me ha atraído en los últimos años. Solo por estar dentro y hacerse algunas fotos, ha sido merecido el gasto minúsculo de una cantidad de dinero que seguro que podré recuperar.

Apuntes de Gehry (Fragmento)
[youtube_sc url=https://youtu.be/P951FaUM0e0]

Sobre la huelga general del 29 de Marzo de 2012

Una amiga me ha enviado este email que pretende ser acicate para convencer a la participación. A mí no me gusta mucho el tono en el que se presupone que uno es un esquirol que busca excusas… aunque lo fuera o fuese.

Después de leerlo me di cuenta de que yo no encajaba en ninguna de esas razones. Y esto me sitúa al margen del colectivo de los trabajadores. Pero eso ya me pasó hace tiempo cuando, en una inscripción en el INEM para conseguir el papelito con el que entrar gratis en algunos museos, me preguntaron que a qué me dedicaba y dije que era poeta y me dijeron que eso no existía. ¡Que sí! ¡Que sí existe!

Y ahora, ¡¿Qué soy?!

Ya no sé, siquiera, si soy poeta o blogero o hacedor de proyectos absurdos o qué… la verdad es que no tengo ni idea de qué soy, salvo que no me defina por mis ingresos. Podría decirse de mí, desde ese punto de vista, que soy profesor particular, que soy coordinador de talleres de poesía, porque de ambas cosas cobro algo de dinero… pero eso son solo las cosas que hago para trabajar en mi verdadera obra: ¿Alguien diría que Baudelaire fue otra cosa que poeta?

El caso es que me preguntaba qué podría hacer yo dentro de 2 días en la huelga general y si tenía algún sentido que yo la hiciese. Y me he contestado que sí, que tengo que hacerla, que debo dejar de producir y mi trabajo produce textos en este diario, y produce un aumento en la información contenida en mi proyecto de Lenguas del Mundo.

Así que ese día, el 29 de Marzo de 2012, no escribiré nada, no abriré el PC, disminuiré mi consumo al mínimo y me dedicaré a leer… aunque también es trabajo… no sé qué leeré para que no me informe o forme demasiado… hummm… igual será momento de ir a un parque a pasar el día paseando. Quedar con amigas y charlar, sin tomar una cerveza para seguir reduciendo el consumo, uniéndome a otra iniciativa (una huelga de consumo) que me parece extensible a lo largo del año… es más, suelo tenerlo presente siempre.

Copio el email que me envió mi amiga, por si alguien tiene excusas y quiere refutaciones:

Quien más quien menos, creo que la mayoría nos vemos reflejados en alguna de estas posturas, al menos ocasionalmente. No pretendo tener certezas (¡qué poquitas nos van quedando!), pero me ha venido bien leer este argumentario. Espero que a vosotros también.
Feliz víspera del mejor día de la semana.


De cara a la huelga general del 29 de Marzo, habrás escuchado estos argumentos con toda seguridad. Si estás indeciso sobre lo que hay que hacer el día 29, quizá te interese leerlos.

Argumento esquirol 1: «No hago huelga porque no me lo puedo permitir».

La reforma laboral supondrá con toda seguridad una rebaja generalizada de los salarios. Si no puedes permitirte dejar de ganar el sueldo de un día, menos podrás permitirte que te bajen el sueldo permanentemente, que te despidan gratis, o que si tienes 10 años trabajados en una empresa tu indeminación pase a ser de 18900 euros a 7845.

Argumento esquirol 2: «La huelga no servirá para nada».

Todas las mejoras de los trabajadores se han conquistado historicamente a través de la lucha. Nadie nos ha regalado nada. Lo que está demostrado que no sirve de nada es no hacer nada. A la preguntas de si una huelga de un día será suficiente, la respuesta es que probalemente no. Es sólo el principio, pero es un paso muy importante. Si nos imponen la reforma laboral más dura de esta «democracia» y no respondemos las medidas sucesivas que tome el gobierno serán aún más demoledoras. Se puede y se debe tumbar esta reforma laboral.

Argumento esquirol 3: «La huelga no soluciona nada».

La huelga no es una solución, es el instrumento de presión más poderoso que hoy por hoy los trabajadores tenemos a nuestro alcance. Por eso quien no se adhiere a una huelga perjudica gravemente al conjunto de los trabajadores, incluido a sí mismo.
Además si la huelga no contribuyese a solucionar nada ¿de dónde proviene el empeño de los empresarios en que los trabajadores no la secunden, llegando a las amenazas y coacciones, que son delito? ¿Por qué motivo la prensa de derechas trata de desprestigiar la convocatoria de huelga? ¿Por qué incluso se están planteando legislar para limitar este derecho? Todo tiene una causalidad, nada es casualidad.

Argumento esquirol 4: «No estoy de acuerdo con los sindicatos mayoritarios, por eso no hago huelga».

A la convocatoria de huelga se han sumado decenas de sindicatos minoritarios de diversos sectores y de distintas ideologías. Es más, los primeros convocantes de esta huelga no fueron UGT y CC.OO, sino ELA-LAB en el País Vasco y CIG en Galicia. También se suman a la convocatoria los sindicatos CNT y CGT, la Intersindical-STE, USO, Solidaridad Obrera (mayoritario por ejemplo en Metro de Madrid), partidos políticos tan dispares como IU, Esquerra, Compromis, Amaiur, BNG y organizaciones sociales de todo tipo como 15M, Juventud Sin Futuro, Democracia Real Ya etc, que no comparten la verticalidad de los sindicatos mayoritarios y son críticas con su labor de los últimos años pero aún así apoyan la convocatoria de huelga general del 29M. Esta huelga es del 99% de la población, no sólo de los sindicatos.

Los sindicatos CCOO y UGT han podido cometer muchos errores y criticarlos es lícito e incluso necesario. Pero los sindicatos entendidos como organizaciones de trabajadores que se unen para defender sus derechos e intereses son, indudablemente, el próximo muro a derribar por los poderes económicos. De ahí la campaña continuada de ataques y de desprestigio desde los medios de comunicación de la derecha de la que todos estamos siendo testigos.

Argumento esquirol 5: «Hay libertad, cada uno puede hacer lo que quiera. Además si hago huelga me descuentan x euros, y no me lo puedo permitir».

No hay libertad porque te están coaccionando con una penalización económica. La libertad es otra cosa, no verte obligado a ceder a los chantajes de gobierno y empresarios a cambio del sueldo de un día.

Argumento esquirol 6: «Hay libertad, cada uno puede hacer lo que quiera. Yo iré a trabajar porque en mi empresa si haces huelga te miran mal y si luego hay que despedir a alguien seguro me despedirán a mí en vez de a otro».

No hay libertad porque te están coaccionando con el despido. La libertad es otra cosa, no verte obligado a ceder a los chantajes de gobierno y empresarios renunciando a tu derecho constitucional a la huelga.

Argumento esquirol 7: «La huelga tiene que ser indefinida, si no yo no la hago».

Suponemos que estas personas cuando sus hijos dieron el primer paso en vez de alegrase, animarles y ponerles calzado adecuado les recriminaron no ser capaces de correr los cien metros lisos en las olimpiadas y les gritaron que para dar tres pasos por la habitación y luego caerse mejor que ni lo intentaran. Los partidarios de la huelga indefinida entendemos que la casa se construye desde los cimientos y no empleamos un modelo de huelga concreto como excusa para no secundar una huelga general convocada con un gran consenso.

Argumento esquirol 8: «Los piquetes presionan a la gente, obligándola a que haga huelga. Los trabajadores son libres de ir a trabajar un día de huelga.»

Si la libertad realmente tuviera tantos defensores nos iría bastante mejor de lo que nos va. En la mayoría de los casos quienes mantienen esa postura ocultan o defienden la coacción de muchas empresas sobre los trabajadores que quieren ejercer su derecho constitucional a la huelga y aceptan que éstos se vean obligados a someterse a ella acudiendo a sus puestos de trabajo por miedo a perder sus empleos o el salario de un día. Los piquetes historicamente impedían que los empresarios contrataran personal para cubrir los puestos de los huelguistas y en la actualidad tratan de garantizar el derecho a huelga de aquellos que por presiones de las empresas no pueden ejercerlo. Los piquetes informativos apelan a la responsabilidad de los trabajadores, les informan de los motivos de la huelga, de sus derechos, y de las consecuencias negativas que tiene acudir ese día a sus puestos de trabajo. Los piquetes informativos están reconocidos legalmente: tienen y pueden ejercer su derecho a informar los días de huelga.

Argumento esquirol 9: «Con las huelgas no se consigue nada. Pero en caso se que se consiga algo, no renunciaré a ello.»

Las jornadas de 8 horas diarias o 48 semanales, la prestación por desempleo, las horas extraordinarias, el salario mínimo, el convenio colectivo, las vacaciones pagadas, la indemnización por despido, el permiso por maternidad o lactancia o cualquiera de nuestros derechos conquistados que los trabajadores desconocían hace sólo 150 años no se consiguieron a base de ejercer la «libertad para ir a trabajar» un día de huelga. Pese a ello no se tiene noticia de que ningún esquirol haya renunciado a ellos. Si se consigue hacer al gobierno rectificar y no aplicar esta reforma laboral que a todos nos afecta y perjudica los esquiroles no habrán hecho nada por conseguirlo pero se beneficiarán del esfuerzo colectivo. Para ellos esto debe de tener mucha lógica, para todos los demás carece de ella y no les hace parecer personas dignas, coherentes ni solidarias a nuestros ojos.

Argumento esquirol 10: «Soy funcionario. La reforma laboral mí no me afecta»

Con los recortes y la privatización de los servicios públicos y el deterioro de las condiciones laborales (y los que están por venir) de funcionarios, interinos y personal laboral de la administración pública tenemos motivos más que suficientes para secundar la huelga general, además de por solidaridad con el resto de trabajadores.

Si no secundamos mayoritariamente la huelga general no podremos quejarnos cuando el resto de la sociedad no nos apoye en nuestras revindicaciones por la supervivencia, la dignidad y los derechos laborales del sector público. Los despidos y las rebajas en los complementos del sueldo de los funcionarios así como la eliminación de pagas y sexenios está al caer.

Además, mira a tu alrededor: padres, hermanos, familiares, hijos, amigos, vecinos, alumnos… ¿seguro que algo que afecta al 99% de la población no va contigo?

Huelga General 29M: Tú decides.

Si la huelga del 29M es un éxito rotundo y el gobierno no rectifica quedará totalmente deslegitimado. Eso tendría un coste político elevadísimo, abriría la puerta a más huelgas generales, e incluso podría forzar la dimisión del gobierno. En cualquier caso le garantizaría un varapalo electoral. Si por el contrario una huelga general de un día no consigue un paro total el gobierno saldrá reforzado, la posibilidad de una movilización más contundente por parte de la sociedad quedará anulada y la puerta a más recortes y a mayores abusos (si cabe) contra la mayoría de los ciudadanos (estudiantes, pensionistas, funcionarios, interinos, trabajadores del sector privado, parados) quedará abierta.

«Con más de 5 millones de parados los sindicatos han estado callados. Lo que hacen con esta huelga es una falta de patriotismo.» Esperanza Aguirre. 13 de Marzo de 2012.

http://ventanasdelfalcon.blogspot.com.es/2012/03/lo-que-argumentan-los-esquiroles.html

De la privacidad y otras paranoias

El sábado estuve hablando con una amiga de Carmen sobre lo expuestos que estamos a la vulneración de privacidad en Internet. Especialmente, ella estaba preocupada por Facebook y la facilidad que supone que existe de que la información puesta allí acabe por ser expuesta.

Está claro que no puedo por menos que darle totalmente la razón. Hace tiempo que he hablado de esto de FaceBook y la Intimidad y soy más que consciente de la falta de privacidad que supone tener una cuenta abierta de Facebook… pero…

Si llevamos al extremo la paranoia de la privacidad, podemos llegar a la conclusión de que en la era de la información, es imposible sostener la intimidad más allá de lo que creamos. Necesitamos, de algún modo, ser capaces de meter la cabeza en la tierra (o en la red) y olvidarnos de que nos pueden estar y, de hecho, nos están vigilando. También escribí al respecto en un artículo sobre la Ley SOPA, la criptografía, y otras cuestiones que sería interesante tener en conocimiento, pero, aún así, sería imposible (como fue con PGP) mantener durante mucho tiempo la libertad y el control de mi propia privacidad en Internet.

Internet es un lugar público. Es lo básico. Cualquier intento por hacerlo no público resulta complejo por no decir inútil. Existen posiciones más o menos radicales que luego vulneran las libertades de otros muchos en aras de la seguridad… pero es que la seguridad y la libertad son casi palabras contrapuestas, son caras de una moneda que ha de convivir constantemente pero que sacrifica constantemente la una por la otra.

Hace unos días he llegado a la conclusión de que este ordenador lo uso solo yo y, por primera vez en mi vida, he quitado la clave de acceso para poder acceder al mismo. En realidad, era bastante ridículo porque casi todo lo importante lo almaceno en mi disco externo, que podría ser visto sin contraseña. Tenía la opción de cifrar el contenido de manera que no cualquiera pueda acceder a él, pero entonces yo me vería obligado a saber que la solución de cifrado era fiable y confiable, que iba a ser mantenida más allá de un tiempo que puedo imaginar… o sea, que sacrifiqué la seguridad por la usabilidad.

Hay otros ámbitos de seguridad como es la copia de seguridad que no implican esta restricción, pero que resultan ser de difícil gestión en cuanto a lo que privacidad se refiere. A medida que vayamos yendo a modelos de Internet en la Nube (que siempre lo fue, aunque no lo supieran muchos), nos encontraremos con ese paradigma entre depositar mi información en local o en remoto y, de este modo, confiando en el responsable del almacén.

Algunos (y me incluyo) usamos en algún momento megaupload para este fin, con el consabido problema derivado de almacenar qué. Y las responsabilidades que, un gobierno de un país concreto, decidió tomar unilateralmente en un servidor de ámbito global.

Quizá este será el próximo gran reto de la nube: siendo un espacio de empresas con objetivos internacionales, estar sometidas a las restricciones nacionales. Este conflicto país-globalización no está en absoluto resuelto y los primeros síntomas de que esto es un problema no acaban más que de empezar.

Véase, por ejemplo, la decisión de Blogspot de tener dominios por país, así que ahora un blog está asociado a España o a Francia o a… aunque tenga contribuyentes de los distintos países… lo cual es algo bastante absurdo e insostenible… pero bueno, intentan resolver un problema irresoluble…

Claro que yo puedo (y todos) tener un hosting propio, con un blog asociado a ese espacio en Internet, pero no dejo por ello de estar sujeto a las restricciones nacionales del país en el que está dada de alta la empresa en cuestión. En mi caso se trata de JustHost, pero no hay forma de saber realmente, dónde tienen los servidores, es más, es previsible que tenga su estructura empresarial distribuida a lo largo y ancho del mundo. Sin embargo… en algún lugar está dada de alta… y entonces es de allí.

Pero, volviendo al tema de la paranoia… la gente que se plantea si Facebook puede o no vulnerar su privacidad, no se plantea, o pocas veces, que Microsoft es un sistema propietario de una empresa que se niega a revelar lo que hace con la información que se almacena en él. Y las últimas versiones de Windows, de hecho, con su afán por personalizar la interfaz, han avanzado aún más en la gestión de la información personal, haciendo incluso que muchos de los detractores comiencen a atacar por esta vía a la futura implementación de un presumible windows cloud que guardará información como DNIs, tarjetas, por no decir fotos, etc… en un perfil online accesible desde cualquier lugar…

Y de la transparencia en las comunicaciones y los protocolos de Internet, mejor ni hablar, porque nos darían los siete males. Asumámoslo: Internet es un lugar público, aunque pretendamos tener nuestras parcelas privadas… pero, ahora más que nunca, vuelve a ser vigente el dicho de Es imposible ponerle verjas al campo.

Una imagen vale más que mil palabras

Era un dicho que se solía repetir sin parar. Era un dicho que a mí siempre me ha sentado muy mal, porque no creía que fuese así, es más, no creía que hubiese que medirse lo que «vale» una imagen o una o mil palabras. Hoy encuentro que, en ese álbum de fotos más o menos casero que es FaceBook, cada día se encuentran más imágenes que, lo que contienen, son textos.

Encuentro que con estas imágenes se dicen tan solo unas cuantas palabras, más o menos dispuestas con acierto, como si Marinetti pudiera volver a escribir sus Palabras en Libertad. Él, seguidor posterior de Mussolini. ¡Qué cosas!

Apenas se usan las posibilidades gráficas de las letras, como mucho, en el mundo del diseño e influidos por autores como Joan Brossa, mi querido Brossa, que supo sacarle partido a las letras casi como si fuese un artista calígrafo árabe o chino. Pero con la contemporaneidad y la modernidad de la tipología de imprenta. Sus gigantescas Aes son tan maravillosas e inspiradoras que apenas hay algún artista visual que no las conozca… ¡y es una letra! ¡Una sola letra!

¡Una letra vale más que mil imágenes!

Y entonces me muero de placer sabiendo que hemos ganado la batalla (la estúpida batalla) los poetas, los amantes de las letras y palabras… hasta que llegó John Cage y su silencio… ¡Y nos barrió del mapa a todos!

No hay límites al mercado

No sé si al mercado o al mercadeo.

Hoy leo en El País que se va a comenzar a poner nombres de marcas comerciales a diferentes lugares públicos, como puede ser la parada de metro de Sol, que ya ha sido vendida (el nombre) a una empresa de tecnología y pienso que no hay límites.

Todo se compra y se vende, parece ser. Y, hasta aquí, incluso, soy capaz de verlo con ojos no sangrantes… lo que verdaderamente me hace hervir la sangre es qué cosas son las que sí se venden y qué cosas son intocables. Ahí es dónde radica la diferencia.

Cuando vea que se pone el nombre de una marca, digamos que de consoladores, a un confesionario, cuando vea que la corona real lleva el logo de microsoft, cuando el amarillo de la bandera lleve un anuncio de viajes a Japón, es más, incluso, se inserte la bandera de otra nación dentro de la nuestra para promocionar el turismo internacional, cuando vea que los toreros llevan banderillas de una conocida marca de refrescos… entonces, y solo entonces, me parecerá bien.

Sin embargo, se habla de habilitar espacio público para publicidad en los colegios (carne de cañón del consumismo), en los medios de transporte públicos, en los teatros, en los cines… en lugares considerados propios de la cultura, como cuando se deja el Teatro de la Ópera para un concierto de Bisbal, entonces lo que siento es que no se hace casualmente. Sólo aquellas cosas que «no importan» son susceptibles de ser vendidas como espacio en oferta.

Y esto me hace hervir la sangre, porque lo justificamos diciendo que no hay dinero… pero sigue habiéndolo para armamento, que podría, bien, llevar la publicidad de una empresa farmacéutica, por ejemplo, de supositorios en las balas, de compresas en las alas, de hospitales en las panzas de los tanques… sigue habiéndolo para actos políticos varios, más o menos institucionales, con una utilización casi goebbeliana del poder… cuando me gustaría que un discurso del presidente de la nación se haga desde el palco de una empresa de telecomunicaciones, por la ironía de la composición de esa palabra (nos comunican desde tan lejos…)

De nuevo, es momento de plantearse la reflexión de ¿hasta dónde vamos a dejar que la sociedad tenga como fuerza motora la rentabilidad económica? ¿tiene límite el poder del dinero? ¿debe tenerlo? ¿cuál es la alternativa?

Si todo se compra y se vende… ¿qué sentido tiene la democracia? ¿por qué no autorizar la compraventa de votos? ¿para cuándo permitir papeletas electorales con logos de empresas?

En realidad, votamos más bien un conjunto de empresas frente a otras, así que tiene sentido esta pregunta capciosa más allá del aparente disparate. ¿Por qué no votar a BBVA o BSCH, en lugar de a PP o PSOE? Quizá, así las cosas estarían más claras.

No desplazarse por la ciudad si no es para ir a algún centro comercial o comercio. No ir a la escuela si no es para aprender a consumir lo adecuado. No acudir al médico si no es para adquirir el correspondiente fármaco (las farmacias ya lo hacen así). No mirar el cielo si no es para encontrar un restaurante anunciándose. No pasear por las calles si no es para ver carteles de inmobiliarias. No beber agua sin saber que hay alternativas más edulcoradas.

Ha llegado el momento. Necesitamos definir límites. La crisis (esta interesante o interesada crisis) está haciendo estragos con nuestros valores hasta despedazarlos. Y Dios ha muerto hace lo suficiente como para que exista el superhombre… mientras tanto, seguimos siendo mezquinos consumidores de expectativas frustradas.

Curiosidades gramaticales del español

Mi querido amigo Ernesto me ha enviado un email con esta maravilla de recursos donde cada línea podría ser utilizada para escribir un libro entero. La primera me recuerda la idea que tengo de escribir un texto que incluya, únicamente, palabras simétricas para poemas simétricos. En mayúsculas, incluso, se puede ir más allá con letras simétricas: tengo las siguientes anotadas en mi móvil desde hace ya más de 2 años:

AMIHOT UVWXY

Idealmente, letras simétricas para palabras capicúa con las que escribir palíndromos.

No hay tantas letras simétricas como cabía esperar… o no.

Curiosidad gramatical del idioma español

El vocablo reconocer se lee lo mismo de izquierda a derecha que viceversa.

En el término centrifugados todas las letras son diferentes y ninguna se repite.

En aristocráticos, cada letra aparece dos veces.

En la palabra barrabrava, una letra aparece una sola vez, otra aparece dos veces, otra tres veces y la cuarta cuatro veces.

El vocablo cinco tiene a su vez cinco letras, coincidencia que no se registra en ningún otro número.

El término corrección tiene dos letras dobles…

Las palabras ecuatorianos y aeronáuticos poseen las mismas letras, pero en diferente orden.

Con 23 letras, se ha establecido que la palabra electroencefalografista es la más extensa de todas las aprobadas por la Real Academia Española de la Lengua.

El término estuve contiene cuatro letras consecutivas por orden alfabético: stuv.

Con nueve letras, menstrual es el vocablo más largo con solo dos sílabas.

Mil es el único número que no tiene ni o ni e.

La palabra pedigüeñería tiene los cuatro firuletes que un término puede tener en nuestro idioma: la virgulilla de la ñ, la diéresis sobre la ü, la tilde del acento y el punto sobre la i.

La palabra euforia tiene las cinco vocales y sólo dos consonantes…

La Palabra Argentino,solo puede ser transformada en ignorAnte (por suerte,el calificativo no es aplicable a la totalidad de los nativos !!!!)

Entre los matices que distinguen a la lengua española figuran en un sitio relevante las curiosidades. Pongo de muestra un caso de acentuación. Aquí se trata de una oración en la cual todas sus palabras – nueve en total – llevan tilde. Ahí les va:

«Tomás pidió públicamente perdón, disculpándose después muchísimo más íntimamente».
A lo mejor una construcción forzada, pero no deja de ser interesante.

La palabra oía tiene tres sílabas en tres letras.

El término arte es masculino en singular y femenino en plural.

Hablando de austeridad

Tengo un portátil que compré hace más de 7 años de segunda mano a unos chicos bolivianos (de hecho, que el modelo fuese Evo me pareció muy gracioso). Me costó, entonces, 200€. A mí me parecía caro cuando la gente estaba gastando de media en cada PC unos 600€, ofertas de 499€ aparte. Para mis necesidades, que eran varias, me sobraba.

Es un Compaq Evo Notebook N610c

Con unas características técnicas interesantes:
Mobile Intel® Pentium® 4-M Processors at 1.6-GHz
Microsoft® Windows® XP
ATI Mobility Radeon 7500 Graphics Controller with 32 MB of DDR video RAM.
14.1-inch SXGA+ display
512 MB DDR RAM (266 MHz)
80-GB HD.

Y una conectividad enorme (un par de puertos USB, PCMCIA, donde instalé una antena wifi, salidas de vídeo digital y VGA…) y de Bluetooth ni hablamos!

Lo tuve conviviendo conmigo hasta que el cargador empezó a fallar. Al principio intenté conseguir un cargador oficial de Compaq, pero fue tal que imposible o muy muy caro… para un portátil de 200€. Así que me compré un cargador en un bazar que hacía un ruido muy molesto. Y seguí con el equipo en marcha y con mis proyectos… luego, después de otro añito, parece ser que la entrada de corriente dejó de funcionar aleatoriamente, es decir, que en mitad de cualquier actividad se apagaba y te dejaba tirado como un mal amigo.

Y llegó el momento de decirle adiós. Pude comprar un «maravilloso» HP Pavilion Dv6 que se suponía que iba a ser lo más de lo más. Me costó la friolera de 700€. Pero me tiene que durar años y años… con conexiones de todo tipo (ahora lo tengo conectado a la TV con HDMI). Y mi viejo amigo Evo fue relegado al olvido.

Hasta que decidí comenzar a instalarle Linux.

Con un ubuntu 9.04, decidí llevármelo a Vera de vacaciones para ver qué tal… y era genial. Podíamos conectarlo a la TV y ver lo que fuera en ella, podíamos conectarnos a Internet con el Wifi de la vecina o con un cable USB y mi móvil Sony Ericcson 610i.

Y decidí dejárselo allí a mi madre y a quien quisiera usarlo, pero solo lo usaba yo, porque parece ser que todo el mundo está acostumbrado a que todo funcione excepcionalmente bien y nunca jamás se apague…

Con los días, lo fui echando en falta para hacer pruebitas en casa, para juguetear con él y no con el fabuloso que tengo para trabajar. Y se ha convertido en uno de los ordenadores más insólitos que haya conocido.

Le he ido instalando una galería de distribuciones Linux de bajos recursos, pensando en si algún día es necesario retomar los equipos que han sido abandonados por considerarse insuficientes y me he dado cuenta de que soy un experto manejando la escasez de recursos. Yo debería estar hablando de austeridad a la señora Merkel. Con solo 80 Gb tengo instalados más de 9 sistemas operativos distintos… y me sobra espacio para otros 4, calculo. (La imagen está desactualizada: ya tiene otro más: Kubuntu… que es el que menos me gusta de todos)

Obvio que no serán maravillosos, ni superestupendos… pero todos tienen una buena conexión a Internet, navegadores, clientes de correo, de chat, de ftp, todos tienen una buena y gratuita aplicación de oficina, Libreoffice en casi todos los casos, con su procesador de texto, su hoja de cálculo, etc, reproductor de audio, de vídeo, gestor de archivos, un programa de edición fotográfica y de gestión de disco duro y muchas herramientas más que la mayoría de la gente ni siquiera utiliza.

Así que, ahora que tengo dos ordenadores para trabajar, casi no sé si me parece un exceso y tengo que recortar!

Emoción desbordada

Con la emoción desbordada, le he leído a Carmen hoy el último prólogo que he escrito para un libro de poesía de uno de mis alumnos. Otra vez, Ernesto nos regala flores. Yo, tan solo puedo corresponderle con un prólogo. He leído el texto y he llorado. Me siento tan frágil, tan vulnerable en ocasiones…

Lo dejo aquí, pendiente de últimas revisiones, antes de subirlo al apartado correspondiente de mi web.

Memorias del otro lado del mar, de Ernesto Pentón

El hombre es el olmo que da siempre peras increíbles
Octavio Paz

Decía Octavio Paz, en su libro Las peras del olmo, que el artista transforma su fatalidad en un acto libre, que es a esta transformación a lo que llamamos creación.

Todos o casi todos nos enamoramos; solo Garcilaso convierte su amor en églogas y sonetos. Sin Lepanto, Italia, el cautiverio de Argel, la pobreza y la vida errante en España, quizá Cervantes no hubiera sido lo que es; pero muchos de sus contemporáneos vivieron esa vida y, sin embargo, no escribieron El Quijote.

Y así parece haberlo entendido Ernesto quien, con esta biografía como fondo, nos sumerge en un río de lo imaginario, de su infancia por el que van a surcar los poemas de este libro. Pero él es el río con meandros, cascadas, rápidos, remansos… desembocando en libros.

Escrito en mitad de una crisis de transición vital de descendiente a ascendente, estas memorias son la cima de la carrera de Ernesto como Poeta que ahora se enfrenta al gran reto de superarse (y le va a costar) pero siempre encontrará la manera de sorprendernos y mostrar otra de sus miles de facetas de este modesto Da Vinci cuyos conocimientos (siempre en aumento gracias a su curiosidad infantil) son enormes y, en gran medida, aún ignotos.

A lo largo de este río-libro vamos viendo el crecimiento de Ernesto, su desarrollo como persona, incluso pasando por un rito de iniciación sexual que nos cuenta con su habitual frescura directa como un puñetazo que acaricia el alma. Pero trasciende su propia biografía para, por ejemplo, a partir de Tres Casas, hablarnos de sus raíces, de las de sus padres, de las de sus abuelos, haciendo un maravilloso paralelismo entre tres casas y tres generaciones.

Además lo hace con una riqueza increíble de vocabulario, despliegue cubano-caribeño que llena de sensualidad el texto a partir de mención de frutas que asumimos sabrosas, de plantas voluptuosas de colorido y abundancia en la que se gestó la generosidad de Ernesto, que, como la naturaleza, parece estar siempre invadiendo nuevos territorios, con una prosa dulce, sin empalago, que convive junto a poemas narrativos de soberbia llaneza. Parece inevitable hablar de ternura cuando leemos a Ernesto, pero queda más evidente que nunca cuando, como en la foto con su padre, le vemos sonreír.

Y es que este libro es, sobre todo, una dadivosa apertura de su historia íntima, desnudo, con la generosidad del pudor que nos hace sentir al lector en deuda con él al leerle, pues con su llorar nos hace llorar y con su reír nos hace reír, logrando una empatía mágica y única que disuelve la frontera entre lector y escritor. Es emocionante sin caer nunca en sensiblerías y nostálgico sin caer en la autocompasión. Nos dan ganas de abrazar el libro, como parte física del autor que tenemos entre manos.

Sobre los protagonistas humanos de esta confesión autobiográfica, aparece un importante personaje que es esa Habana de su infancia, la infancia misma, esa tierra prometida, al tiempo que purgatorio, entre ciudad y campo, de dimensión humana, quizá en ocasiones, demasiado humana y, sin fáciles proclamas, deja vislumbrar una simpatía social con el lado más humilde de la sociedad, como por ejemplo en el relato “El caviar y la cebolla”.

La alternancia prosa-poema con la que dispone los textos, dota de una ligereza extraordinaria al libro que, sumada a la sutil naturalidad del texto y a las pequeñas confidencias cotidianas genera un ambiente cordial (de corazón a corazón, diría). Es difícil entender qué material utiliza Ernesto para lograr esa mezcla equilibrada de sencillez, sinceridad, crudeza de lo cotidiano y, al tiempo, profundidad, emoción y pasión por la creación poética.

Como coordinador de talleres de poesía, me emociona su poema, pero también los cruces de versos prestados por otros asistentes a los talleres, como cuando me encuentro con el epígrafe de Carmen Mariátegui en el poema “El deber cumplido” y la miríada de detalles que nos regala, de cómo los distingue, de las relaciones que le sugieren, de donde podemos inferir que ya llevaba un poeta dentro que pugnaba por salir a contarnos lo que ve. Como cuando a través de “una vista hermosa por la que valía la pena vivir”, sabemos que era hermosa porque él, poeta, podía ver la hermosura, la belleza en todo lo que rescata de su memoria para obsequiarnos. Incluso con la excusa de un sueño realiza una descripción poética de la índole del acto creativo.

Su pasado como niño que albergaba un poeta, podemos verlo en poemas que nos dicen claramente que entendía lo que es la poesía, como dicen los versos del último párrafo de Pájaro encendido, “entendía algunas cosas. / Por eso supe que la abuela / se había convertido en pájaro”. Entendía, ya entonces, la metáfora, entendía la sublimación poética, la mirada diferente y necesaria para encontrar en el mundo la belleza, incluso en el abismo de la muerte. Pero vinieron los tiempos de asunción de su responsabilidad como creador, de su aceptación de condición de poeta: “Predicar era para mí como hacer poesía”, nos confiesa, pero si dejó, con el tiempo, de predicar, afortunadamente, no dejó de hacer poesía.

Leyéndole, dan ganas de contar cuál fue mi primer poema, contárselo a él y a todos, pero ¿qué importa el mío (esto es un prólogo a su logos)? Importa el suyo y para contar el origen de mi poesía, tendré que escribir un libro. Así, estas memorias resultan acicate para que quien las lea se sienta impulsado a confesar, y confesarse y confesarle, escribiendo con toda la intimidad que suscita, como cuando nos habla de él como escritor, de su yo poeta y de cómo surge esa voz propia.

El más logrado de todos los poemas, al menos en lo que se refiere a hablarnos de cómo Ernesto se convierte en Poeta, es aquel en el que nos cuenta que quería creer en los ángeles, nos habla de un amor de adolescencia y cómo esa experiencia supo trocarla en un primer poema, que no hablaba de ángeles, usando la catarsis de la poesía para conjurar la fatalidad, convirtiéndola, como diría Don Octavio, en creación poética. De dónde estaría y cómo sería ese primer poema, no nos da pistas, salvo que ya no importa. Fue solo una primera piedra del edificio que ha construido sólido y duradero, museo vivo de la palabra poética, llamado Ernesto. Versos de los que relata su nacimiento, y cómo esa catarsis le permitió superar tristezas y convertirse, con el paso de los versos, en el poeta valiente y tierno que es hoy día.

En los últimos poemas parece haber querido conectar con la poesía filosófica y mística de su libro Canto al infinito, que también tuve el gusto de prologar, en un intento de mostrar una evolución personal y vital que tiene su reflejo inevitable en sus versos.

Hasta las últimas páginas, hemos ido viendo crecer al niño y al libro en paralelo y ahora queda Ernesto que siempre será niño y será padre, esposo, amigo, maduro y viejo, pero, sobretodo, siempre será uno de esos olmos que dan peras increíbles.

Giusseppe Domínguez, Madrid, marzo de 2012

Los Soprano

Hace unos días hablaba con mi amiga Aída sobre el porqué de la bondad de esta seria y ella decía que dos temas cinéfilos por antonomasia son la guerra y la familia, y que la mafia tiene ambas cosas.

Cierto, cierto, no puedo estar más de acuerdo. Así que le publico aquí el vídeo de la cabecera de la serie que es espectacular sin ser espectacular. Estamos hablando de que hay películas y series de televisión que podríamos comenzar a llamar Contemporáneas. ¡Ya era hora!

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Esto no es una broma