Las manías de las redes sociales

Comprendo que mucha gente se aburra con la interfaz de una aplicación web como es esta de las redes sociales. Facebook cada cierto tiempo se ve obligada, seguramente por esta razón, a modificar su aspecto. Pero a mí me está terminando por hartar.

No he sido muy amigo de las famosas redes sociales desde su inicio. Es más, nunca le he acabado de ver el valor añadido del que presumen. Creo que, más bien, son aplicaciones sofisticadas que se han vendido como una revolución de Internet. La revolución es Internet. Las redes sociales son Napoleón cañoneando al pueblo.

De hecho, me asusta que la dependencia de 2 o 3 empresas sea tan grande como para que nadie sepa buscar nada si no es con Google, nadie sepa enviar un email si no es con gmail o hotmail, nadie sepa conectarse a otros si no es con FB o Twitter, nadie sepa subir vídeos si no es con youtube, etc… Nos acabamos olvidando que Internet era un medio por el que infinidad de servicios pudieron ser prestados al mismo tiempo y hacer, de este modo, mucho más sencillo el acceso a ellos por parte de diferentes usuarios o clientes.

Ahora, incluso, ofrecen a sus usuarios meterse en los servicios que otras de estas empresas están ofertando (google se mete en redes sociales, facebook quiere que tenga email, hotmail… bueno, es de bill gates…) y todo eso para nada, para que no les necesite… y sin embargo pierda un enorme tiempo de mi vida, de mi valiosa vida, usándolos.

¿Quiere eso decir que no me gusta Internet?

En absoluto: me encanta la libertad de una red neutra y mundial, una infraestructura libre de protocolos propietarios (y esto es por lo que me cabrea que skype no funcione (bien) en mi ubuntu) y donde la única ley sea la del respeto (así que hay que enseñar a respetar y no a obedecer), un lugar virtual en el que no repetir los errores de monopolios u oligopolios globales tan normales en el mundo no virtual…

¡Pero seré ingenuo! Nunca han estado verdaderamente separados: Internet comenzó ni más ni menos que como un proyecto de investigación del ministerio de defensa de los EEUU. Y si ha llegado a triunfar en Europa ha sido gracias al beneficio que ello le ha dado a las telefónicas. Bueno, en realidad siempre lo he sabido. Pero dentro de ello, podía mantenerse una cierta libertad aprovechándose de la competencia (más o menos libre) una vez que se superaba la aceptación del oligopolio de ISPs.

Si ahora va desapareciendo esa posibilidad de tener formatos diversos, de tener protocolos abiertos, de usar emails, dominios, websites propios para ir cediendo nuestra libertad en aras de una presunta mayor simplicidad, estamos siendo manipulados por nuestra desidia, por culpa de nuestra incapacidad para la adaptación a la tecnología. Pero sin embargo hacemos el esfuerzo de adaptarnos a las modificaciones de las interfaces de aplicaciones como FaceBook, Google, Skype, BlogSpot, Flicker, Youtube, MSN-WLive-Hotmail….

Por eso seguiré intentando ayudar a quien quiera ir contra corriente un poco por mantener esa sensación de aire en la cara que se puede confundir con libertad.

Instalo linux a quien me lo pida, doy albergue a websites gratuitamente, registro dominios con Gandi.net (que es una grande, pero no tan grande), ofrezco algún que otro servicio de ftp, email y lo que pueda.

¿Te interesa?

Comer y no comer

En algunos restaurantes, se ha puesto de moda muy muy cool no servir pan, no poner manteles, no poner servilletas, no poner azúcar, no ofrecer agua… pero eso sí, la comida tiene la pretensión (a veces solo eso) de ser excelente. La poca comida, hay que añadir.

Hoy hemos estado comiendo en un restaurante con una estética cuidada que mezclaba el ambiente de un café informal con el de un restaurante de diseño de quien tiene añoranza por lo pobre, lo rústico, lo casual. Pero nada lo es. No es casual que los camareros o camareras del local no tuviesen ni idea de lo que es atender en un servicio público, no es casual que no cobren demasiado, tan solo 8,50€ que hace unos años sería un auténtico lujo, ni que esté situado entre mi barrio y chueca. Lo más de lo más.

Pero lo demás es que he comido poco, una comida de evidente necesaria mejoría, con un servicio pésimo, en un lugar pretencioso. Me he sentido como si me hubiese comprado unos pantalones vaqueros rotos y hubiese tenido que pagar por los rotos… ¡Uy! si eso ya existe.

Espero que no se extienda la costumbre. Adoro comer en restaurantes que cuidan la comida, tanto el acto social como el gastronómico, pero sin olvidar, sin olvidar en ningún momento, que hay que saciar un apetito a un precio asequible; de lo contrario, prefiero hacerlo en casa.

De nuevo en casa

Casi sin conexión, casi sin poder hacer otra cosa que no sea esperar a que Volodimyr termine las últimas cosas pendientes, pero de nuevo en casa.

Con ganas de recuperar mi router wifi y no esta precaria conexión a Internet vía mi móvil de segunda generación con su GPRS más o menos cutre, pero eficaz. Me ha costado conseguir que mi ubuntu querido consiga conectarse de esta manera, pero ya lo he logrado, justo dos horas antes de poder tener una buena conexión… pero ya no podía aguantar más.

Los libros ya están de nuevo en orden. Orden alfabético, como debe ser. Aunque los de arte los he colocado según otro criterio. Es raro encontrarse un libro de Asimov tan cerca de Auster, pero es tan divertido al mismo tiempo… ¿Será una forma de afirmar o confirmar que la Poesía y la Física no están tan lejos, que la metafísica no está más allá de la física, sino en mitad de la misma?

Querido Aristóteles, qué lejos estás de Platón y Sócrates y qué cerca de Arquímedes, Apollinaire, incluso. ¡Diviértete con ellos!

¿Cómo se puede disponer la información tan aglutinada?

No sé si es a mí solo a quien le llama la atención la manera en que se muestra o se presenta la información. Es como si no importase nada el contexto. Pero contexto tiene que ver necesariamente con información.

contexto. (Del lat. contextus). 1. m. Entorno lingüístico del cual depende el sentido y el valor de una palabra, frase o fragmento considerados. 2. m. Entorno físico o de situación, ya sea político, histórico, cultural o de cualquier otra índole, en el cual se considera un hecho. 3. m. p. us. Orden de composición o tejido de un discurso, de una narración, etc. 4. m. desus. Enredo, maraña o unión de cosas que se enlazan y entretejen.

El sentido de un fragmento depende de ese entorno. ¿Qué significa, en ese entorno, que uno de cada cuatro hispanos sea pobre en EEUU? ¿De qué manera se impone la web de Hollywood a esa noticia? ¿Y la promesa de regalos que nos hace El País mediante concurso?

Cada vez más me encuentro con que debemos ser capaces de ver fragmentos situados en contextos casi arbitrarios o buscar la conexión entre los fragmentos. Es como cuando caminando por la ostentosa Gran Vía madrileña veo a una mujer recolocándose la estola de piel de zorro y a dos palmos de sus pies un indigente pidiendo algo para comer. O como cuando en una pantalla de plasma de 40″ hablan de la crisis europea como la peor que hemos vivido.

Si lo conectamos tenemos problemas de conciencia o de exigencia de coherencia, que es básicamente lo mismo (la desigualdad permite que la señora se ajuste la estola, la pantalla y el endeudamiento provocado por el consumismo puede que sea lo que nos ha llevado a esta crisis), pero si no lo conectamos, el mundo cada vez nos parece más inexplicable.

La primera vez que encontré algo literario en esta dirección fue cuando leí Hocus Pocus de Kurt Vonnegut. No me podía creer que no hubiera leído antes algo como esto. Un texto que era aparentemente desordenado, pero que era al mismo tiempo globalizador. Después encontré a otro maravilloso hacedor de puzzles que me obsequió mi amigo Jaime Vallaure, la novela La vida, instrucciones de uso, de George Perec.

Quizá lo que pretendo hacer en este blog tenga algo que ver con esto, con esta mirada caleidoscópica a la realidad, olvidándome de cualquier patrón formal o semántico, mezclando poemas con recetas de cocina, opiniones políticas o confesiones sobre mi estado de salud. Y es que el contexto ya no es lo que era. Ahora es un lugar complejo en el que ser capaz de obtener información de los distintos fragmentos mirándolos individual y colectivamente a un tiempo: es como el principio de dualidad onda-corpúsculo traducido a la información: dualidad texto-contexto.

De esta manera, puedo acercarme asintóticamente a retratarme.

Instalando un arranque dual

Llevo 3 días atascado en un problema que me amarga la vida desde hace meses. Pero poco, poco.

La versión de Skype que soporta varios usuarios conectados por vídeo simultáneamente es la 5.0 o superior, pero esta versión no ha sido desarrollada para Linux. Podría usar otros programas para hacer videoconferencia, pero sin embargo la mayoría de la gente podría usar fácilmente Skype. No se puede usar una aplicación multiplataforma porque el protocolo de comunicación VoIP de Skype es propietario y no soporta hablar con otros programas…

Skype es una empresa y tiene sentido que haga lo que quiera. Ahora la ha comprado Microsoft. También tiene sentido que tenga derecho a hacer lo que quiera. Yo uso Linux desde hace más de un año porque el maldito Windows VISTA de MS no funcionaba correctamente. Al instalarlo, perdí la garantía del portátil porque el sistema operativo venía vinculado al compromiso de mantenimiento de garantía del hardware. Algo incomprensible, pero explicable: Microsoft presiona para que los equipos lleven su software o les elimina la garantía. Y digo yo que si tiene derecho a esta extorsión, a este dominio abusivo, al menos debo tener el derecho a buscarme la vida para hacer que me funcione Skype en mi equipo, sin garantía.

He instalado la versión beta que ha desarrollado Skype para Ubuntu y no acaba de funcionar muy bien. He instalado un Windows XP (con una licencia de un PC que tuve hace tiempo y que asumo que pagué) en una máquina virtual. No acaba de funcionar muy bien.

Intento instalar un arranque dual con ese mismo XP del que tengo el disco original y me da errores. Acabo de descargarme un Windows 7 Home Premium y buscar algunas licencias de uso para activarlo y probar mi Skype. Es en una máquina virtual. Asumo que no es lo mismo que como sistema operativo real. No quiero pagar los más de 100 euros que costaría. No me gusta piratear, pero no parece que haya otra forma de usar Skype con videoconferencia. Esperaré ansioso la aparición de otros programas que puedan usar el protocolo de voz sobre IP de Skype para poder comunicarme con quienes sí tienen Skype.

Este artículo no defiende la piratería. Ni siquiera la explica. En realidad, hace un llamamiento a usar software libre al máximo y olvidarse de los programas y sistemas operativos propietarios y cerrados que niegan que la tecnología es un bien común y debería ser de libre acceso.

Después, podríamos hablar de la financiación de las empresas de desarrollo. Eso es otra cuestión. Aunque no lo parezca.

El problema de la inmigración

Hablamos de la inmigración
como si fuese un problema
pero nos olvidamos de que es un síntoma
de un problema
llamado desigualdad.

Hablamos de la desigualdad
como si fuese un problema
pero nos olvidamos de que es un síntoma
de un problema
llamado insolidaridad.

Hablamos de la insolidaridad
como si fuese un problema
pero nos olvidamos de que es un síntoma
de un problema
llamado egoísmo.

Hablamos del egoísmo
como si fuese un problema
pero nos olvidamos de que es un síntoma
de un problema
llamado humanidad.

Hablamos de la humanidad
como si fuese un problema
pero nos olvidamos de que es un síntoma
de un problema
llamado naturaleza.

Epojé o Muerte

El lema Patria o muerte Venceremos nació un 5 de marzo de 1960, cuando Fidel Castro, en un discurso ante una tumba de soldados y obreros muertos el día anterior en un enfrentamiento con tropas estadounidenses, dijo que no existía otra alternativa que la patria libre o la muerte. Al final del discurso gritó “Patria o muerte”. Mientras que la multitud gritaba “Venceremos”.

Aunque yo creía que había sido la estrella mediática de aquella revolución, Ernesto «Che» Guevara, parece ser que Fidel Castro pronunció aquella sentencia de «Patria o muerte» que fue contestada con un «Venceremos». Era necesario decidir entre Cuba Libre o la muerte. Después la popularizaría el Che y yo la conocí en la casa de mi querida amiga Sylvia a través de la canción de un CD homenaje a la figura del famoso revolucionario.

El CD completo aún se puede escuchar y adquirir o no adquirir y escuchar.

Epojé, del griego ????? «suspensión», transliterado a veces también como epoché, es un concepto originado en la filosofía griega, utilizando principalmente por la corriente escéptica. En los tiempos modernos fue revitalizado por la fenomenología de Edmund Husserl si bien no en su acepción inicial. Originariamente, según la definición dada por Sexto Empírico significa un estado mental de «suspensión del juicio», un estado de la conciencia en el cual ni se niega ni se afirma nada. Para Husserl, la epoché consiste en la «puesta entre paréntesis no sólo de las doctrinas sobre la realidad sino también de la realidad misma.

Pero encontrarse este grafiti en las cercanías de la plaza del 2 de mayo de madrid me ha devuelto la esperanza en que la victoria y la consecución de la libertad dependen de la razón. Con este lema de epojé o muerte, parece quedar abolida la necesidad de luchar por una patria y sí por una coherencia tan infinita que puede, en extremo, llevar a la inacción… que es la muerte.

Aún estoy saboreando el momento en el que me encontré esta pintada. Se le atribuía a un autor que no recuerdo y que no incluí en la foto. No importa tanto el autor como la interpretación que hago de ella: sin una lucha por una razón individual, profunda, analítica pero sintética, autocrítica, serena y creativa, no hay sentido para la vida. Pero el problema es que la razón en exceso pueda llevar a la duda absoluta de la que no salir, aunque también puede conducir a una ataraxia estando entre conceptos de religiones orientales como el nirvana y el satori.

Homeless

Trivializo sobre el hecho de que tengo dinero suficiente para abordar una obra que me obliga a dormir fuera de casa. Parece que en estos tiempos críticos no está bien visto trivializar sobre ninguna cosa. Todo es serio, muy serio, tan serio que puedo decir tres veces seguidas sin reírme tururú pajaritos, tururú pajaritos, tururú pajaritos.

Trivializo porque creo que ha llegado el momento de hacerlo cada vez con más frecuencia. Aunque sea duro para muchos, aunque pueda herir sensibilidades de los más desfavorecidos, pero teniendo en cuenta, sin embargo, la necesidad de banalización de una inmensa mayoría de sufridores de una crisis que no reconocen haber provocado.

Trivializo porque está de moda, está de moda simplificar para culpabilizar banqueros, a presidentes de países nórdicos, a funcionarios, al otro, siempre al otro, con las responsabilidades que asumir sería durísimo.

Trivializo porque estoy cansado de ser tan tremendamente coherente como para no poder actuar, llevado a un epojé paralizante que siempre me ha caracterizado; creo.

Hay que decir esto está bien. Esto está mal. Niño, caca. Caca Culo Pedo Pis. Y no, no me da la gana…

Así que trivializo.

Y punto… o no.

Eso de no saber ni matemáticas ni geografía… y ser periodista

Todavía me estoy riendo de las imágenes que me han venido a la cabeza leyendo la noticia sobre el barco para extraer gas natural de las profundidades marinas.

Según esta,

En las profundidades del mar existe gran cantidad de gas, pero a cientos de miles de kilómetros de la costa o del gasoducto más cercano.

Sí, sí, has leído bien… a cientos de miles de kilómetros de la costa. Ahí es nada. Teniendo en cuenta que la circunferencia más grande que se puede trazar sobre la superficie de la tierra es de unos 40.000 kilómetros, esos cientos de miles han dado un par de vueltas y media para volver al lugar en cuestión o han ido dando un paseo que ni un taxista con mala leche.

Les he enviado un email con la observación, porque aún estoy riéndome de las imágenes de barcos que recorren el espacio sideral hasta llegar a unos 200 kilómetros de la costa después de estar casi en la órbita lunar, o barcos que recorren curvas fractales sobre la superficie poco euclídea de esta bolita llamada mundo.

Desde luego… no saber matemáticas sumado a no saber geografía hace que un periodista sea tan hilarante como el mayor de los payasos de circo… pero estos saben que lo son.

Meditaciones de un rehabilitante (I)

El hombroTengo diagnosticada una tendinitis del manguito rotador en el hombro. Ya me pareció gracioso cuando me lo dijeron. Tener en el hombro una pieza llamada manguito rotador me hacía recordar a los manguitos flotadores que se usan cuando se está aprendiendo a nadar. Claro, será que el nombre es asonantemente igual o que también son manguitos o que se ponen en los hombros. El caso es que me pareció tan gracioso que estuve a punto de reírme y no pude reprimir una sonrisa y una pregunta: ¿Qué es eso? que a mi médico le debió parecer ridícula.

Pero, aún así, me lo explicó.

Desde entonces estoy yendo a una clínica de rehabilitación en la que no paro de tener unas meditaciones de lo más variopintas, pero algunas de ellas son un poco obsesivas. Lo cual no me sorprende mucho, dada mi tendencia a la obsesión (famosa película, por otro lado).

Cada día, llego a Guzmán el Bueno 133 y entro en la clínica Arimón. Entro pensando que el nombre me recuerda a un limón, pero no digo nada. La puerta del edificio Britannia de rango y abolengo tiene un portero vigilante que se pasa el día charlando con el vigilante de la urbanización. Me alegra, así no me pide los datos o me interroga acerca de mi destino, como ocurre en muchos edificios de Madrid.

Camino a lo largo del pasillo cuasi-parabólico y penetro en la sala donde, al menos 6 camillas están disponibles para realizar los ejercicios que cada paciente (usuario) tiene encomendados. También es donde las (recalco la a de las) terapeutas masajean a quienes lo necesitan.

Hay unas poleas para ejercitar la articulación del hombro y los codos que suelen estar ocupadas siempre, porque parece ser que tendinitis de manguito rotador, ahí donde se nombra, es de lo más común. Hay otros muchos artefactos o artilugios propios de cualquier campo de concentración o sala de torturas, algunos con cuero, otros de metal, pesas de distinta masa, barras de diferentes longitudes…

Y lo primero que intento es realizar «las poleas». Me he dado cuenta de que en este lugar los ejercicios son nombrados por la herramienta que se usa para realizarlos. Es como si dijese que voy a «el bolígrafo» en lugar de decir que voy a escribir y, mucho menos, para decir que lo que escriba será un poema, por ejemplo.

Realizo «las poleas» sentado, porque así es cómo debe ser hecho, con una mano asiendo una polea y con la otra asiendo la otra polea que está conectada con la primera, de modo que si hago una fuerza vertical y hacia abajo de una de ellas la otra experimenta una fuerza vertical y hacia arriba. Mientras estoy sentado pienso que no sé si la posición que adopto es la correcta: ¿debo sentarme un poco más adelante? Me dijeron que realizase la fuerza con la mano izquierda (el brazo izquierdo) que es el que tengo bien, pero ¿qué fuerza debo realizar? ¿de qué magnitud? ¿en qué dirección? ¿a qué altura del brazo derecho debo detenerme? ¿por cuanto tiempo debo detenerme cada vez que alcanzo el cénit?

Son casi diez minutos interminables durante los que no puedo dejar de pensar en esto. Pero es lo que me ocurre en los demás ejercicios. Son tantas y tan absurdas las dudas que sé que no debo preguntarlas, aunque es posible que alguna de las preguntas tenga sentido formularla a las terapeutas.

A, A, A… as…. as…. as…

Las pacientes, las terapeutas.

Apenas hay algún paciente masculino. No hay ningún terapeuta masculino. ¿Por qué?

Tengo una teoría que he ido formulando a lo largo de varias jornadas allí para ambas respuestas.

A los hombres no nos está permitido ser frágiles, rompernos, estar mal. Siempre tenemos que estar fuertes y sanos, incluso cuando no lo estamos. Aquel hombre que está mal es un débil y la debilidad no está tolerada entre los humanos del género masculino. Así que los pacientes que estamos por allí sentimos que no es nuestro sitio, que es un lugar para mujeres, regido por mujeres, casi como una peluquería en la que las máquinas de secar el pelo sostuviesen las permanentes de los rulos y el olor a amoniaco invadiese la pituitaria.

A los hombres no nos está permitido quejarnos. Y llorar… de eso ni hablamos. Así que, hombre, si lees esto, ya sabes, no vayas a una clínica, ni se te ocurra: eres un hombre, eres un hombre… y me acuerdo de In&Out y hasta me dan ganas de ponerme a bailar.

Y en ese ambiente tan recalcitrantemente femenino, es fácil entender porqué son mejores recibidas las terapeutas. Aunque otra teoría es que cuidar de otro ser humano es algo que hacen las mujeres de manera natural. Lo aprenden en la maternidad. Ja!

Esto me lleva a pensar que la paternidad no cuida de la manera que cuida la maternidad, pero claro, ahora que los roles profesionales han puesto las cosas de otra forma a como era hace siglos, quizá deba cambiarse también esta idea. La paternidad debe ser tan cuidadosa con otros humanos como lo es la maternidad. Y esa paternidad/maternidad más igualadas quizá acabe llamándose fraternidad en el sentido que le dio la Revolución Francesa, de cuidar los unos de los otros. O así me gustaría que fuese. Una fraternidad en la que los humanos cuidasen a los humanos por el placer de hacerlo, no por la recompensa, ni en el más allá ni en el más acá. Sino por el placer de hacerlo.

Mañana seguiré.

Esto no es una broma