Presentación de Poseía Poesía

Hoy presento el libro-proyecto Poseía Poesía que he estado postergando (la presentación) desde una pandemia y cuarto.

La semana pasada estuve editando un vídeo para ayudarme en la presentación y no sentirme tan solo, con un proyecto-libro difícil de presentar: No se puede leer como si fuese un poemario convencional y no es puramente un libro de artista. ¿Qué es este libro? He preparado un texto de más de 8 páginas que seguramente leeré (parcialmente) para contextualizar una rareza de estas de la Poesía Programable que, quizá, no está encontrando el nicho de personas potencialmente interesadas.

Idiota y culpable

Me siento idiota y culpable por no haber acudido este domingo a la manifestación en defensa de la sanidad pública, a pesar de que lo justifico con mi enfado por los resultados del 4M que me dejaron completamente decepcionado con la población de la comunidad de Madrid.

Pero luego, de quien sí ha ido, recibo imágenes como esta:

y me deprimo aún más, pues si creemos que es cosa que se puede arreglar con «la suerte» o que sería una «suerte» que la persona que ha sido elegida por una amplia mayoría en la comunidad que habito se vaya… y no que la suerte sería que tuviésemos una mayoría de población que desease otro modelo social.

No tiene nada que ver con la suerte y sí con la responsabilidad de elegir, en una democracia representativa como la que tenemos, un conjunto de partidos que tomen las decisiones que más se parezcan a lo que deseamos tener como modelo social, político y económico.

El lunes estuve leyendo «El mundo» para ver qué decían de una manifestación que en los medios afines al PSOE o Podemos han calificado de exitosa, para intentar entender lo que hace que se siga votando mayoritariamente a la derecha en esta provincia. En primer lugar, tardé casi 10 minutos en encontrar alguna referencia a la misma, plagada la primera página (página web) de noticias sobre la «sedición» y los «filoetarras». Los comentarios a la noticia (más de 2500) eran esclarecedores de qué personas leen este periódico y lo firmes que son sus planteamientos: privatización y neoliberalismo, sin ambages: lo demás es sedición y bolivarianismo…

También recibí fotografías de quienes han estado en la manifestación más como una fiesta que como una protesta y que en su día a día no condenan más que de palabra y de cuando en cuando a quienes están privatizando desde hace décadas la educación y la sanidad, a quienes están desoyendo advertencias sobre el cambio climático o sobre feminismo y racismo. ¡Qué bonitas son las fotos!

Pero esto no exculpa mi pasividad y mi inacción en esta manifestación que, quizá, sólo quizá, puede remover alguna conciencia y hacer que en las próximas elecciones haya otra mayoría posible que frene o ralentice este desmontaje de todo lo público y evite que se siga apostando por un individualismo neoliberal que por desgracia (desde mi punto de vista) sigue creciendo, manifestaciones aparte.

Es gracioso y/o penoso que para criticar la manifestación se diga que parte de una «movilización politizada». ¿Qué es sino política desmontar un sistema social para edificar otro? ¿Cuál, sino esta, es la función de la política?

Me avergüenzo de no haber participado y, por supuesto, no voy a intentar justificarlo, pero quiero ver un esfuerzo por esos partidos políticos que teniendo tanto en común no son capaces de presentarse en común para movilizar un electorado que cree que puede cambiar en la calle lo que no está dispuesto a cambiar en el gobierno y los órganos que se constituyen para elegirlo.

Sí, tuve una semana cansada.
Sí, tengo una semana estresante.
Sí, tenía motivos para no ir, pero algunos muy serios para ir… y no fui.

Espero con muchas ganas las elecciones autonómicas de España de 2023 que se celebrarán el domingo 28 de mayo de 2023. ¿Qué va a votar toda aquella persona que haya ido o deseado ir a la manifestación en defensa de la sanidad pública?

El frío no existe

Me envía un amigo un enlace sobre el lugar más frío creado por el ser humano que, por supuesto, no es Alemania ;-), y me dispongo a darle mi particular respuesta:

El frío no existe: conviene recordar esto ahora que se acerca el invierno. Sólo hay movimiento de partículas, que son la esencia de lo que entendemos como calor. Todo vibra, todo corre, todo gira, todo baila, todo abraza… sí, la materia del universo está permanentemente escribiendo poesía y danzando. Conviene no olvidarlo.

No tengo cuenta de twitter

Facebook está de capa caída.
Instagram es el auge del postureo.
Whatsapp es un correo electrónico privado.
Twitter dicen que es la red del enfado.
Tic-Toc genera adicción.
Youtube tiene mucha publicidad.
Google no tiene plus.

El enfado no me va a pillar por banda
para aumentar el descontento.

No quiero publicar vídeos
de menos de 9 minutos
porque no soy muy guapo.

Me cuesta usar Instagram
sin boicotearlo.

Hoy pensaba
que cualquier día
dejaré de usar Facebook
en el ordenador
ya que no lo uso en el móvil
y me olvidaré de esas absurdas
advertencias sobre posibles estafas
por suplantación de cuentas.

Si alguien
alguna vez
suplanta mi cuenta de twitter
seguramente no me enteraré
porque no tengo tal cosa.

La de linkedin la di de baja
por ausencia de propósito.

Esta internet 2.0
es una calamidad.

Atípico

Hace años vimos la serie Atypical donde un adolescente con autismo está listo para enamorarse, pero para comenzar a salir y encontrar el amor, necesita ser más independiente. Las consecuencias sobre la gente de alrededor (como por ejemplo su hermana) son mostradas con mucha delicadeza, pero realismo, lo que dota a la serie de una mirada integral que permite vislumbrar lo que es vivir siendo alguien «en el espectro», como se suele denominar a quien tiene algún grado de autismo, pero a su vez cómo es vivir con alguien así.

El autismo está dentro de otros «síndromes» o «trastornos», como el caso del TDAH (trastorno por déficit de atención e hiperactividad), o el asperger, que agrupan a las personas en lo que se denomina «neuroatípicos» en oposición a los «neurotípicos». Es una terminología que huye de la mucho más simplista normal/anormal, esquivando el estigma peyorativo de la misma.

Una de las cuestiones importantes en el trato con personas neuroatípicas es lo que muestra el siguiente esquema:

Y es que en realidad hace recaer bastante esfuerzo de empatía y trato diferente en las personas neurotípicas alrededor de la misma, lo que no siempre es fácil de sostener, especialmente porque también las personas neurotípicas tienen sus necesidades y, en ocasiones, son contrarias a las que requiere o necesita una persona neuroatípica.

El viernes por la tarde tuve un encuentro de los que organizo de Té y Poesía (N’Clave de Po(esía)) y acudieron 5 personas que se autoidentifican como autistas. Es de agradecer que lo hagan público porque no siempre es evidente si se trata de un «trastorno» inevitable o un comportamiento inapropiado y corregible. No fueron hostiles, ni desagradables, pero «enrarecían» el ambiente con formas de actuar fuera de lo común, que requirieron una pequeña capacidad de comprensión por el resto.

Cada vez que me encuentro en la tesitura de coordinar colectivos que incluyen tanto personas neuroatípicas junto a neurotípicas siento una sensación extraña entre la aceptación de la diferencia y la intolerancia para proteger a quienes, dadas las circunstancias, a veces se sienten más ignoradas, como suelen ser las personas neurotípicas que han de comportarse atípicamente para que las personas neuroatípicas encajen en el grupo.

Obviamente se puede pedir (y en muchas ocasiones se obtiene) un esfuerzo de empatía para que no sientan rechazo quienes suelen recibir ese rechazo en una sociedad que deja de lado cualquier cosa que escape de una «normalidad» demasiado normativa. Pero hay que hacer equilibrios entre esa tolerancia y el egotismo que muchas veces las condiciones neuroatípicas implican.

Suelo ser altamente consciente de algunas dificultades de las personas neuroatípicas y tratarlas con especial cuidado, pero a veces corro el riesgo de atraer a este tipo de personas espantando (sí, es algo espantoso usar esa palabra, pero es bastante apropiada) a las personas neurotípicas que son la base de mis talleres, por tanto, son la base de lo que garantiza un flujo de dinero que permita continuar teniendo reuniones a las que pueda acudir cualquier persona independientemente de su tipicidad.

Existiría la opción de organizar reuniones separando a las personas por su característica neurotipicidad, pero es una forma suave de segregación que procuro evitar.

En ocasiones siento que tendría que tener una formación básica sobre cómo enfrentar este tema, pero está algo fuera de mi alcance dedicarle tiempo (y posiblemente dinero) al mismo.

El viernes me quedó una rara sensación y, sin embargo, las 5 personas autistas que vinieron disfrutaron una velada que quieren repetir. ¿Qué pasó con las otras 12 personas asistentes? ¿Cómo se sintieron? Es complicado que digan la realidad tal cual la vivieron pues hay cierta insensibilidad que no queremos mostrar en público, por aquello del comportamiento «neurotípico».

En otro orden de cosas

Ordenar números parece de lo más sencillo que podemos imaginar, especialmente cuando hablamos de números naturales (otro gallo cantaría si se tratase de números complejos, por ejemplo), pero hoy estaba debatiéndome en la posibilidad de ordenar los números por orden, pongamos, alfabético, como podría ser:

  1. cinco
  2. cuatro
  3. diez
  4. dos
  5. nueve
  6. ocho
  7. seis
  8. siete
  9. tres
  10. uno

así viendo que el uno realmente no es el primero sino el último de los diez primeros números naturales (el cero no incluido)

Podría haber ordenado números hasta cualquiera al azar o hasta mi querido 27, como en:

catorce, cinco, cuatro, diecinueve, dieciocho, dieciséis, diecisiete, diez, doce, dos, nueve, ocho, once, quince, seis, siete, trece, tres, uno, veinte, veinticinco, veinticuatro, veintidós, veintiséis, veintisiete, veintitrés, veintiuno

Pero haciendo esto me he encontrado en la RAE con una pequeña y tonta sorpresa que, en el fondo, era más que previsible, pues los números habrían puesto contra las cuerdas a las palabras, haciéndolas incapaces de abarcarlos.

A partir del número treinta los siguientes números compuestos se forman con unión mediante la conjunción copulativa y de las palabras que nombran los fragmentos del número, es decir, treinta y uno, no es treintaiuno, así como veintiséis corresponde a veinte y seis, pongamos por caso.

¡Qué injusticia tan enorme para estos números excluidos del diccionario por siempre jamás como si no merecieran igual trato que el veintisiete!

Esto no es una broma