Termino algún proyecto

o un fragmento de algún proyecto
o un fragm
y abro una terminal
para tener acceso a la línea de comandos
de linux

dirijo la ubicación
a la ruta sobre la que está montado
el disco de backup
y ejecuto el script
que lleva a cabo la sincronización
de las carpetas que incluyen aquella
sobre la que haya estado trabajando

dirijo la ubicación
a la ruta sobre la que está montado
un pendrive
con ciento veintiocho gigabytes
de capacidad
y ejecuto el script
que lleva a cabo un fragmento de la sincronización
de las carpetas que incluyen aquella
sobre la que haya estado trabajando

cierro
tecleando un comando de salida
la terminal abierta

siento cierta satisfacción
creyendo que controlo algo de la incertidumbre
que acarrea el futuro
creyendo que lo que guardo
es digno de guardarse
para una posteridad sorda

siento cierto poder
cierta sensación de dominio
cierto orgullo rayano en la pedantería
por el conocimiento de un lenguaje
con el que hacerme entender por una máquina
olvidando
que no domino el lenguaje
con el que hacerme entender por un humano

tras la pequeña excursión
pienso en comenzar otro proyecto
o un fragmento de algún proyecto
que esté fraguando

y así
día tras
día.

Soy un poeta trans

Aparezco analizado en el interesantísimo artículo que ha escrito para el Global Journal of Human-Social Science: A. Arts & Humanities – Psychology. Volume 21 Issue 4 (Ver. 1.0), Laura López Fernández, Profesora especializada en Poesía post-media, visual y experimental de la University of Waikato, Nueva Zelanda.

Me gusta mucho su artículo en el que analizan mi obra con bastante precisión, aunque con un error insalvable: uno de los dos poemas que utilizan para referenciarme, ni siquiera es mío y, por no ser, ni pienso que fuese pensado como poema. Distopía sí es una entrada de mi blog, de mi diario, que nunca pienso que lea nadie, y es un comentario sobre una imagen encontrada en Internet por alguna persona que la realizó y no indicó su autoría o se perdió en una cadena de errores de atribución, lo que vendría a ser un caso más de transmedia poética postmoderna en el que la apropiación (indebida) se ha convertido en bandera.

Si hubiese sido un poema propio, tampoco sería el poema del que me sintiera más orgulloso, pues el exceso de referencias cinematográficas, de utilización de objetos ajenos, no es una característica general de mi trabajo, aunque haya jugado alguna vez con este tipo de materiales, como en la serie «Publicidad en-cubierta«.

Hay algo deprimente en el hecho de que lo que más le haya llamado la atención de mi «ingente» web haya sido precisamente un trabajo que no es mío. Pero bueno, quizá sea solamente el estado de ánimo que en este fin de curso ando teniendo.

Es curioso como a pesar del enorme error, todo lo que dice es aplicable a mi trabajo sin perder ni un ápice de verdad. Me siento completamente identificado con el análisis que hace de mi trabajo, especialmente cuando el poema que sí que comenta es propio: el titulado «Nueva Normalidad«, que tiene además como características la pobreza y la efimeridad.

“Nueva normalidad” se puede leer dentro del marco del poema objeto (aspecto material: cartones superpuestos) y visualmente puede formar parte de la tradición delpoema visual y alfabético. Semánticamente hay que destacar el referente globalista de la pandemia, resumido en la frase “nueva normalidad” y la actualización discursiva que se hace del típico estilo asemántico de los poemas alfabeto “A” y “Z”. En este poema, a diferencia de poemas que utilizan el motivo del alfabeto, el autor está conjurando un tercer espacio o espacio transfronterizo en la línea crítico sociopolítica del globalismo al igual que el poema anterior.

Eso sí, durante la lectura del núcleo del artículo, anduve pensando si sería divertido o perverso contabilizar el número de veces que aparece el prefijo «trans» en el mismo, pues me resultó significativo que hubiese de utilizarse tantas veces para referirse a la vanguardia de la vanguardia o la ruptura de la ruptura, la anulación de la anulación… (Aparece 55 veces el prefijo trans, de los cuales, 28 es para referirse a transfronterizo)

De todas las palabras que se mencionan comenzando por «trans», la que más me llamó la atención fue la de transfronterizo, pues me hizo recordar el proyecto (entre olvidado y siempre en desarrollo) que me lanzó a escribir o crear una poesía más allá de la palabra, derivando en multidimensional, y que denominaba «Frontera», así como mi participación en el III (y último) Encuentro de Arte de Acción de Artón, que se organizó en MATSU, titulada precisamente así: «Frontera«.

El objetivo principal de este estudio es analizar el grado de sistematicidad compositiva que existe en textos de tres poetas españoles contemporáneos; Giusseppe Domínguez, David Fernández Rivera y Alfonso Aguado Ortuño, bajo el marco de una perspectiva interdisciplinaria, intermedial e interartística de géneros. Para ello se empleará el concepto de lo transfronterizo como categoría de análisis semiótico. En la heterogénea y prolífica obra de estos autores lo transfronterizo se puede leer como clave discursiva de su obra y del mundo en que vivimos. En virtud de esta metáfora de carácter topológico, lo espacial y lo intersticial se conceptualizan en base a las distintas funciones que ejercen los signos y sistemas de signos en el poema.

Muy agradecido a la inclusión en este estudio sobre lo transfronterizo en la poesía contemporánea experimental, dentro de la cual me veo completamente identificado: soy un poeta claramente trans…

Incluyo el artículo por si alguien quiere consultarlo (pero añado que no soy el creador del mismo):

Cross-Border Condition in Experimental Cotemporary Poetry – Laura López Fernández

Poesía cuántica

Querría escribir poesía cuántica
pero no tengo el nivel
(energético)
suficiente.

Nivel para estar en órbita
deslocalizado
incierto
y sin embargo…

Querría escribir poesía cuántica
y salirme por la tangente
por efecto poetoeléctrico
con una cinética que me arrancase
de la depresión
(energética)
en la que encuentro equilibrio.

Los virus aprenden a escribir

Lo más preocupante de que un virus aprenda a escribir es que ya no puedes fiarte de ese instinto que te dice que si un correo electrónico viene con muchas y extrañas faltas ortográficas muy probablemente se trate de un correo peligroso, SPAM o troyano.

Hoy he recibido un par de emails con un asunto sorprendentemente bien escrito:

Espero que estés pasando un día fantástico

y un contenido también bien redactado, incluso haciendo uso de negritas en los lugares adecuados:

¡Es una oportunidad que no debes desaprovechar!

Indicaban que te convenía pinchar en un enlace de bit.ly (esto ya es sospechoso de por sí, pero hay gente que usa acortadores de URL algo inapropiados)

https://XXXbit.ly/3XXXX526XXXXWVh

Si quitas las X aún puedes ir a ver lo que aparece ahí, bajo tu responsabilidad o irresponsabilidad.

Yo, curioso con estas cosas, por viejos hábitos que no hacen al monje, quise ver qué había en ese enlace con la mayor de las seguridades posibles, así que en una máquina virtual Linux (que no tiene acceso a ninguna de las carpetas del anfitrión) dentro de mi sistema principal Linux habilité la compartición del portapapeles bidireccionalmente (lo que ya me pareció un riesgo alto, pero me dio pereza teclear la dirección manualmente), en esa máquina abrí un firefox y lancé a copiar la URL en cuestión, encontrándome que me dirigía a una web que no tiene una pinta muy maliciosa:

salvo para personas incautas que crean que si no pagan en esa pantalla van a tener algún problema. Navegué por otras páginas y cerré esa pestaña sin el más mínimo problema… aunque no probé con otros navegadores quizá más expuestos, móviles incluidos, pues mi curiosidad tiene un límite.

¿Mansplaining?

Carmen expuso su primera conferencia el sábado pasado, 5 de junio de 2021 y lo hizo con soltura, en la Casa de Castilla La Mancha, un lugar con el que ella está bastante más emparentada de lo que le gusta admitir y sobre un tema que le interesó desde el primer momento: «La evolución del papel de la mujer en el Tango».

Yo estoy ayudándola con el formato y la estructura del contenido, pues ella no sabía ni por dónde empezar, lo que resulta bastante normal para alguien que no ha presentado algo así en su vida.

Y he de reconocer que se me colaban opiniones en el contenido, haciéndola, la presentación, algo más combativa, algo más feminista… y también me planteaba la cuestión permanente de si era yo quien debía intervenir en su aproximación o callarme aunque la presentación fuese menos feminista, pero estrictamente realizada por una mujer.

Al final es poco importante pues Carmen me agradeció mi ayuda y no sintió que mi intervención (por supuesto en la sombra) fuese impuesta. Espero que esto no se entienda como mansplainig…

Contraventanas cerradas

Cerradas para evitar el ruido.
El ruido de la calle.
La calle que no para de ser reparada.
Reparada en un ciclo de inversiones.
Inversiones en algunos sectores de la economía.
La economía que se desangra arbitrariamente.
Arbitrariamente salvando hostelerías o construcciones.
Construcciones o reconstrucciones.
Reconstrucciones porque la ciudad se cae a pedazos.
Pedazos de asfalto que arrancan lágrimas azules.
Lágrimas azules como si por algún instante fuésemos dignos.
Dignos de engrosar la familia real.
Real o imaginaria manera de afrontar un silencio roto.
Roto por el ruido.
El ruido de la calle.
La calle que calla para ceder terreno.
Terreno que arrebatan las constructoras.
Las constructoras que curiosamente son inversoras de la banca.
La banca que se erige en dueña de las calles.
Las calles que conforman la ciudad.
La ciudad sin más objetivo que la economía.
La economía sin sangre sin alma y sin piedad.
Piedad de piedra convidada.
Convidada sin vida y sin dadá.
Dadá dadá dadá.
Dadá dadá dadá.
Dadá dadá.
Dadá…

Mi cumpleaños y la sociedad

A ver si lo entiendo:

En Madrid, en las pasadas elecciones, se acaba de decidir que los servicios públicos no son esenciales para la ciudadanía y poco a poco van a terminar de desmontarse.

La privatización ha llegado al nivel en el que más vale empezar a ahorrar para una operación de vesícula que pueda llegar a tener en un futuro. O exiliarse.

Las ayudas a amistades van a ser las sustituciones «imparciales» de los fondos de ayuda social que antes corresponderían a la Consejería de asuntos sociales, así que la gestión de las ayudas a refugiados, fruto de una descompensación de la explotación de la riqueza de la Tierra, o la ecología (que ya de antes se viene «individualizando la responsabilidad»), o, para colmo, el compromiso con los cumplimientos de los Derechos Humanos, recaen definitivamente en cada persona individual, no en el estado.

Y digo yo…

Así las cosas, ¿para qué hace falta el estado?

Pues que se encarguen de gestionar nuestros dineritos y su reparto las buenas empresas de Internet, como Facebook, por ejemplo, que sabe bien hacerlo democráticamente elegidas por una ciudadanía que ha decidido no mirar al futuro… o yo me pierdo algo, que puede ser.

3000 entradas

Hace unos días llegué a las 3000 entradas en este diario o blog, según quiera llamarse.

Son 3000 textos que he escrito y que podrían no haber sido escritos sin merma absoluta (ni relativa) de la calidad de vida de nadie, salvo, quizá, yo.

Son 3000 textos que habría de revisar para asegurarme de que no contienen afirmaciones con las que hoy no estaría de acuerdo, ni errores ortográficos o gramaticales dignos de ser corregidos.

Son 3000 textos (aunque no siempre fueron textos).

Son 3000 textos multimedia cuyo formato más que seguramente no ha soportado los cambios de plantilla a los que los he sometido.

Son 3000 textos que contienen más de 3000 enlaces a otros textos que a su vez puede que contengan otros 3000 enlaces a otros textos que a su vez… forman lo que denominamos «la web», así, por abreviar.

Son 3000 textos que incluyen más de 1000 imágenes que no valen más que 1000 palabras y que en muchos casos habrán desaparecido de la URL que las ubicaba.

Hace unos días llegué a las 3000 entradas y, con esta, voy camino de algún otro número redondo más o menos intrascendente.

«Musulmania» no es un país

Leyendo un artículo interesante que habla de la segregación que se produce en los colegios españoles, me quedo atento al siguiente párrafo que contiene una comparación que me perturba desde hace tiempo:

uno de los barrios más alejados del centro de Manresa, el Xup, que fue construido a finales de los 60 para alojar a las familias obreras recién llegadas, fundamentalmente andaluzas. Ahora, abunda la población musulmana.

De familias andaluzas a población musulmana.

Esto es algo extraño:

Las familias andaluzas (en los 60) eran católicas, pero no se indica así, sino tan sólo por su origen de procedencia y no por sus creencias. Era lo normal: Gente como dios manda.

La población musulmana puede que no toda sea creyente, aunque eso sería una contradicción, teniendo en cuenta la etimología de «musulman» (Musulmán (en árabe, مسلم‎, muslim) es quien acepta las creencias islámicas, es decir, que cree en un solo Dios y además en el profeta Mahoma como Mensajero de Dios.) e indicar su procedencia puede resultar largo de explicar o difícil: ¿Puede un musulman haber nacido en, pongamos, La Rioja?

Bajo este párrafo veo racismo y del simple: no se habla de marroquíes, ni de argelinos, ni de magrebíes, ni de árabes o sirios (con sus correspondientes femeninos gramaticales). Se habla de musulmanes pero se quiere decir: gente de piel poco clara (y pobre). Lo digo por si nos tenemos que aclarar a la hora de entendernos.

Me alegra y me da esperanza la iniciativa de estas familias tan paritariamente representadas.

Donar, plantar, ceder…

Los madrileños ya pueden plantar o donar árboles con el proyecto Replanta Madrid

¡Qué buena noticia! Ya podemos donar, plantar, etc… los madrileños por nuestra cuenta, así, sin planes municipales, sin más que una pala y una semillita… lo que viene siendo ordinariamente: «plantar un pino».

Veo a un montón de hombres (hombres de los de traje azul y corbata…) haciendo un paripé de fotografías y plantíos y pienso en las últimas elecciones autonómicas y me da verdadero asco, por no decir pavor, la sensación de que admitamos como algo bueno la dejación de responsabilidad, la falta de interés por la actividad pública a la que deberían dedicarse…

Y hay que aplaudir la iniciativa, claro que sí.

Pues yo no lo hago.

Bajo este aparentemente buen proyecto se esconde una privatización paulatina de la gestión pública, de la asistencia social, de la gestión medioambiental, de la educación…

Y es que de un tiempo a esta parte ha proliferado el número de personas (voluntarias o cobrando sueldos que no quiero imaginar) que se dedican a solicitar la participación económica de la ciudadanía en diferentes ONGs, ya sea del cuidado de niños y niñas, para salvar el planeta del cambio climático, para evitar los bombardeos en según qué regiones del mundo o para cualquier otra cosa de la que, sin voluntad política, se deposita la responsabilidad casi única en la buena voluntad (en actos caritativos) de la buena gente que pueda con su dinero privadamente aportar un granito de arena para ayudar a paliar los problemas… que en ningún caso se plantea resolver.

Es decir, se ha decidido que los problemas están ahí para quedarse, que no se va a buscar soluciones ni a evitarlos, sino que se va a buscar la manera de morir más dignamente… y, por supuesto, pagándolo privadamente aquellas personas capacitadas.

No puedo compartir esa euforia por proyectos como este que los lleva a cabo el ayuntamiento que ha decidido tumbar la propuesta más ecológica que ha tenido Madrid en décadas (Madrid Central) por un absurdo defecto de forma y con un objetivo claramente electoralista.

Pero las elecciones autonómicas dicen que la gente prefiere ese modelo, así que sean esas personas, quienes apuestan por ese modelo neoliberal, quienes aporten a las caritativas limosnas para las personitas que lo están pasando mal… como consecuencia del modelo neoliberal.

Yo me bajo de esa moto. Aun a sabiendas de que hay urgentes necesidades de colectivos que no tienen otra forma de abordarlo. Lo sé, pero ya no quiero formar parte de esta ciudad… casi ni quiero…

Esto no es una broma