Date un respiro (punto es)

Hace un par de años «sufrí» una anécdota algo morbosa y que no es graciosa aunque lo pueda parecer:

La persona con quien compartía alquiler de local y junto a quien convivía con frecuencia puesto que también le impartía clases dos días por semana a su hijo en su domicilio, por no decir que había formado parte del equipo que había estado trabajando sobre una cuestión existencial pequeña muy personal que se materializó en mi proyecto La Consulta, la persona a quien podemos poner el nombre que solía acarrear con ella, Teresa, junto a su apellido, del Pozo, falleció.

Murió drástica y fulminantemente de un hictus en la piscina.

Había vivido bien y su alegría vital reflejaba sus elecciones vitales día a día, su simpatía, su voluntad de hacer que el mundo fuese un lugar cada vez mejor. Era un lujo y un honor contarse entre sus amigos.

Pero murió.

Fue en verano. Fui a su funeral. Sus amistades se contaban por cientos y desbordaban vitalidad que generaba un ambiente amable, cordial… como Teresa habría querido.

Para ir, en un cementerio a las afueras de esta ciudad atestada de cadáveres, Jaime Vallaure me puso en contacto con un familiar suyo que iba a ir en coche desde el centro.

Le contacté y me respondió que le habían dejado un vehículo «de respiro».

Yo entendí y asumí que eso se trataba de un servicio que ofrecía la funeraria para familiares con esa denominación tan apaciguadora como esa: un «respiro» (sin pensar en crematorios y chimeneas parecía un buen nombre para coches para los familiares de fallecidos).

Pero no era eso.

Cuando me encontré con quien me habría de acercar, me explicó que «Respiro» era una compañía de alquiler de vehículos por horas, un modelo que se define como «carsharing» o compartición de coches, pero que por la módica cantidad de unos pocos euros por hora (según el tipo de membresía) te dejaba disponible un coche en alguno de los parkings que tenían para devolverlo pasado el tiempo reservado a su mismo lugar.

respiro.es

Así que pasado el tiempo, procedí a darme de alta en la modalidad conocida como «A tu aire», en la que no se paga nada más que cuando se desea disponer de coche (4,5€/hora), lo que nos podía facilitar viajes a Colmenar por 3 horas, por ejemplo… o cosas parecidas.

Pasó el tiempo y lo empleamos un par de veces en dos años, pero parecía que podíamos ir usándolo más cada vez, para visitar, por ejemplo, a Silvia y Robert en la lejana Galapagar. Así que decidimos darnos de alta en la modalidad «Prime», es decir, abonando 5€/mes y luego unos 2,5€/hora cada vez que lo usásemos.

Pero no recordaba que la gasolina se tarifica aparte por unos 0,30€/km. Lo que incrementa bastante el precio en cuanto la distancia es cercana a los 100 kms.

En resumidas cuentas, el sábado pasado hicimos un viaje a Galapagar y por unas 7 horas (que hubimos de ampliar a 8 por un atasco terrible debido a las fechas espantosas en las que estamos en el centro de Madrid) acabamos teniendo que pagar 44€. Teniendo el coche en la puerta, pues la calle Barco está al lado de nuestra casa, pero certifiqué (por activa y por pasiva) que teniendo la suerte o desgracia (suerte, suerte) de vivir en el centro de Madrid el medio de transporte más eficiente sigue siendo el transporte público para distancias medias/largas y caminando para distancias cortas/medias.

Lo demás, carsharing, bicicletas, etc… será una buena opción cuando circule mucho menos vehículo por calles y carreteras. Pero ahora mismo es un despropósito gastar 5€/mes para acabar pagando más del doble de lo que habríamos pagado en transporte público (metro y autobús interurbano) que además habría tardado menos de una hora en regresar a nuestro domicilio en lugar de las casi dos horas que empleamos.

Quiero ser «impulsor» de ese futuro en el que haya algunos coches, bicicletas, patinetes, gente paseando… pero no puedo seguir financiando esa app (que no funciona, pero eso es otra cuestión) así que el mismo día que llegamos procedí a solicitar volver a la tarifa A tu aire, que quizá no vuelva a utilizar, pero que puede que sí…

Algún día la movilidad dentro de las ciudades será muy distinta a como lo es ahora, pero el cambio va más lento de lo que yo suponía. Soy tan malo con las predicciones… 😉

Código de permutaciones

// C program to print all permutations with duplicates allowed 
#include <stdio.h> 
#include <string.h> 
#define OK	1
#define KO	0

  
/* Function to swap values at two pointers */
void swap(char *x, char *y) 
{ 
    char temp; 
    temp = *x; 
    *x = *y; 
    *y = temp; 
} 
  
/* Function to print permutations of string 
   This function takes three parameters: 
   1. String 
   2. Starting index of the string 
   3. Ending index of the string. */
void permute(char *a, int l, int r) 
{ 
   int i; 
   if (l == r) 
     printf("%s\n", a); 
   else
   { 
       for (i = l; i <= r; i++) 
       { 
          swap((a+l), (a+i)); 
          permute(a, l+1, r); 
          swap((a+l), (a+i)); //backtrack 
       } 
   } 
} 
  
/* Driver program to test above functions */
int main(int argc, char *argv[]) 
{ 
  if ((argc != 2) || (strlen(argv[1]) > 10))
  {
    printf("Utilización: %s Cadena\n", argv[0]);
    printf("'Cadena' no puede tener más de 10 caracteres.\n");
    return KO;
  }
    char str[27];
    strcpy(str, argv[1]);
    int n = strlen(str); 
    permute(str, 0, n-1); 
    return OK; 
}

 

Traducción indeseada

A veces una red social hace cosas tan divertidas como traducir un poema que no era necesario traducir, y es que las palabras poéticas son como son: irreducibles, irreductibles, irredentas casi.

Mi querido amigo Ernesto, poeta visual, no sabía o no era consciente de que estaba escribiendo en portugués, de acuerdo a la ignorancia de la inteligencia artificial de Fafebook.

Autenticación en 2 pasos

El otro día me llegó este mensaje para seguir operando en la cuenta del banco ING:

Como seguramente sabes, la normativa PSD2 ha entrado en vigor, por lo que es imprescindible que, antes del 25 de noviembre, sigas los dos pasos que te indicamos a continuación, ya que de lo contrario no podrás realizar operaciones desde el ordenador sin tener descargada la app en tu móvil.

Ya sabía que iba a ser así, que poco a poco, varias empresas «son forzadas» a implementar medidas de seguridad que ni a ellas mismas les beneficia y este es uno de esos casos.

Esta misma semana comentaba con mi amiga Aída, que algo sabe del tema, que el desarrollo de aplicaciones móviles era algo con visos de entrar en decadencia, puesto que la programación orientada a front-end y back-end en HTML (a partir de la versión 5 especialmente) garantiza una compatibilidad de dispositivos más fácilmente alcanzable, así como un tiempo de desarrollo y mantenimiento infinitamente menor; es decir, que para innumerables necesidades (llamarlas así da algo de reparo) es mucho mejor utilizar la versión web que la app en el móvil, como por ejemplo me pasa en www.just-eat.com, frente a la obligatoriedad (tampoco es para tanto en un servicio como este) de uber-eats. Razón por la cual (es una mínima razón, pero para mí es suficiente) no usaré esta segunda opción para encargar comida a domicilio, más allá de alguna oferta puntual que quiera aprovechar (instalando, consumiendo y desinstalando a continuación la app en cuestión) haciendo así que la mayor parte de las ocasiones prefiera la primera.

Pero cuando este requerimiento viene de un banco… las cosas ya son más serias.

Bien es verdad que es un banco que ha defendido siempre (desde su más o menos desleal competencia) su posicionamiento «online» o tecnológico, carente de oficinas físicas prácticamente en la totalidad del territorio en el que opera, pero es algo que poco a poco van a ir incorporando otras empresas y organizaciones.

Y sin embargo…

Que digan que la autenticación en dos pasos es más segura que a través de en una única pantalla es posible que sea cierto (no es tan seguro, porque el uso que se hace de las herramientas depende, en última instancia, del usuario o la usuaria, pero eso es otro tema, del que no quieren ni hablar) pero que uno de los dos pasos sea la utilización de una APP específica en lugar de un código enviado por SMS (¿por qué no por Telegram/Whatsapp cifrado o con un cifrado básico sobre un SMS o un par de SMSs?) no es nada probable que sea más seguro.

No obstante, no nos quedará más remedio si queremos seguir siendo clientes del susodicho banco o entidad financiera, así que habrá que pasar por el aro de instalarse una versión muy criticada de la APP (tiene una puntuación actual de en torno a 2/5, lo que es un suspenso en toda regla).

Y me da por pensar en la gente que, como mi padre, no tiene un teléfono móvil «smart» y en si se mantiene la opción, de algún modo, que permita a ese perfil de clientes seguir operando con su entidad financiera.

Obvio que el banco no quiere perder clientes, así que no les culpo por la propuesta que habrán valorado como la más sencilla de implementar en su caso (o la más barata, si evitan gastos de contratación de líneas telefónicas para los SMSs), pero ¿y si la próxima vez se trata de la declaración de la renta de las personas físicas? ¿el voto electrónico?

No me acaba de convencer la exigencia social para tener un «smart»-phone, aunque yo tenga uno (que uso para innumerable cantidad de cosas), de lo que hablo es de LA EXIGENCIA de tenerlo para realizar gestiones que no tienen que ver con la telefonía, sino con servicios tradicionalmente realizables en persona, por teléfono, etc.

¿Y la gente mayor? ¿Y el coste de un smartphone y sus consabidas actualizaciones que acaban acarreando una nueva adquisición? ¿Es razonable esa exigencia?

Bacalao

Una pequeña composición con la que jugueteé para decorar la publicación de la receta de marmitako de bacalao que publiqué en una red social.

Fue realizada utilizando Inkscape 0.91 r13725, sobre Linux Mint 18.1 «Serena» – Cinnamon (64-bit). No es la herramienta más potente del mercado, es más, cabría preguntarse si está «en» el mercado. Es lo que tiene usar software de código abierto.

A veces hay pequeños regalos

A veces la vida te da pequeños (casi insignificantes) regalitos, como esta actualización que ha tenido lugar «sola«, es decir, posiblemente llevada a cabo por los responsables del lugar en el que tengo alojada la web y este mismo diario (justhost.com), así que puedo disponer de un tiempo de aprendizaje que tenía que invertir en aprender a hacerlo, así como el dedicado a realizar la actualización del PHP 5.6 a esta reluciente versión de PHP 7.3 que espero que me deje tranquilo unos cuantos años.

¡Qué pequeña alegría un día cualquiera!

El blog me estresa pidiéndome actualizarse

Tengo un blog (al menos hasta hoy)
con una versión de PHP
que se considera obsoleta
– bella palabra donde las haya –
y debo actualizar
me dicen
a la última versión de PHP
hasta que se considere obsoleta
– bella palabra donde las haya –
y tenga que actualizar
me dirán
a la última versión de PHP…
y me estresa.
Sí.
Me produce un cierto estrés
tener que actualizar
a la última versión de PHP
como si la vida me fuese en ello
como si mi vida fuese
la que se va a considerar obsoleta
– bella palabra donde las haya –
y la famosa obsolescencia
programada
determine que mis días están
a punto de agotarse
a punto de extinguirse
a punto de volatizarse
a punto.
Sí.
Me produce un cierto estrés.

Regurgitar

regurgitar:
Del lat. *regurgit?re, de gurgit?re.
1. intr. Biol. Expeler por la boca, sin esfuerzo o sacudida de vómito, sustancias sólidas o líquidas contenidas en el esófago o en el estómago.
2. intr. rebosar (? derramarse por encima de los bordes).

Esa especie de vómito de sustancias que hemos ingerido en otro lugar y que expelemos a diestro y siniestro, publicaciones de Instagram que capturamos para volcar en Facebook, siendo además la misma empresa, imágenes de Facebook que volcamos en Insta, capturas de pantalla de Facebook con un vómito procedente de Insta que incrustamos en un blog que captamos para incluirlo en una foto que enviamos y alguien republica (no república) en otra red social.

Es un juego a regurgitar permanentemente sin creación, sin criterio, sin personalidad, vacuo, hasta rebosar. Pero ¿qué es lo que rebosará?

Y así seguimos.

Errores en RENFE Cercanías

Desde hace unos meses han ido sustituyendo las máquinas tradicionales de RENFE Cercanías para adquirir billetes por unas más modernas, en un intento de simplificar el proceso, supongo, incluyendo la posibilidad (aunque se convierte en obligación al no ser opcional) de pagar con tarjeta de crédito de manera que no haya que introducirla en la habitual ranura de estos dispositivos, presuntamente mediante el uso de la tecnología inalámbrica que evita el contacto de la tarjeta y, con ello, quizá, su desgaste, tanto el de la tarjeta como el desgaste del lector.

Sin embargo no funciona bien esta tecnología que da más errores que aciertos, convirtiendo el proceso simple de adquirir un par de billetes en una sucesión de búsqueda de máquinas hasta que se llega a la conclusión de que es necesario dirigirse a alguna persona (no una máquina) de las que trabajan por allí, si es que hay esa suerte, para que nos ayude o nos indique si hay alguna alternativa. Suelen responder (ya me ha pasado varias veces) que esas máquinas no funcionan (las nuevas, sí, las nuevas). Así que una de las mejores opciones, después de haber perdido minutos valiosos durante los cuales vemos irse trenes que van en la dirección deseada, es el dinero físico (si es que el dinero alguna vez es físico y no simbólico), metiendo moneditas en alguna de las oquedades dedicadas a ese fin esperando que en esa ocasión la maquinita en cuestión funcione y tenga a bien ser más eficaz de lo que sería un ser humano tras una ventanilla.

Vuelvo a preguntarme ¿era necesaria la modificación de las máquinas anteriores por esta versión «mejorada»? ¿acaso funcionaban mal las «desechadas»? ¿obsolescencia o petulancia?

Y no respondo porque, a fin de cuentas, no sé lo suficiente.

Esto no es una broma