Aprendiendo a maquetar a marchas forzadas con Scribus

Vivir en Linux es un poco como vivir a la contra. Nos obliga a estar siempre aprendiendo herramientas que el resto de personas no utiliza y no tenemos mucho soporte, además de que el desarrollo de las mismas depende de la buena voluntad de los programadores que tienen a bien dedicar parte de su tiempo o de su vida a crear aplicaciones de código abierto, intentando en un intento algo desesperado subvertir las reglas del mercado.

Hoy me veo en la tesitura de aprender a maquetar con Scribus, un programa que sirve para eso pero que dista mucho de ser intuitivo. Por no decir que ya ha tenido un cuelgue por no ser capaz de «importar texto» de un ODT de menos de 100 páginas.

No pienso tirar la toalla porque lo de ir a la contra va un poco conmigo, con mi carácter y con mi forma de pensar. Pero es tan cansado que apenas tengo tiempo para publicar en este diario una entrada digna de hoy.

Mientras tanto, sigo aprendiendo.

Veo pasar los bytes

Veo pasar los bytes
que casi no son sino bites
subiendo por la escarpada cuesta del atroz enrutador
hasta llegar a una colina
donde una metralleta de indiferencia
los golpea hilo a hilo
contra el paquete ip de porcelana
que teje la inmensa telaraña
mientras cuento
cuánto
cuánto
tarda un ping en dar respuesta
cuál es la velocidad de subida a un pozo negro
al que llamar nube con un paroxismo inexplicable
y esperar a que nieve
un mar de unos y ceros
sobre la capa de cartón
donde la poesía
pide la palabra.

Pequeño problema de impotencia

En este caso, el problema de impotencia era de unos 500 wattios, los que no aportaba la fuente de alimentación del PC que tengo en casa.

De repente, ayer, después de estar funcionando el ordenador sin dar ni el más mínimo de los problemas, decidió no arrancar, pero no arrancar ni la BIOS ni nada de nada. Justo tras encender se apagaba sin proporcionar corriente a ninguno de los dispositivos internos.

O sea, que estaba completamente fuera de mis posibilidades el arreglarlo sin ayuda. Tendría que comprar una fuente de alimentación y, por lo menos, probar que esa era la única avería, pues cuando falla algo tan determinante suele haber fallos colaterales debido al pico de corriente… se «queman» los circuitos de placas delicadas. Total, que podría costarnos una pasta gansa, tener que comprar un PC, una semana de ajustes e instalación…

Y eso afortunadamente sin tener que pensar en pérdida de datos, que tengo «bacapeados» en múltiples dispositivos amén de la indefinida nube de Mega.

La verdad es que hay ocasiones en las que dudo que la tecnología esté aportando mucho a nuestra vida.

Y luego lo escribo en un blog, con un teclado y un ratón inalámbrico, mientras que gracias a la conexión de fibra óptica de casa me conecto a la red de redes donde se aloja en un servidor con wordpress instalado del que acabo de hacer una copia de seguridad por si acaso.

Es una locura… una especie de pérdida de tiempo y de dinero… pero yo siempre he sido tecnológico, casi tecnoilógico, diría.

Así que no me quedaba más remedio que intentar reparar este cacharro.

Por suerte, el dependiente de la tienda donde en su día lo adquirí ha sido de lo más diligente y me ha hecho la comprobación pertinente para determinar que efectivamente la causa única aparente del problema de arranque era la fuente de alimentación. La ha cambiado mientras yo tomaba un café descafeinado en la cafetería colindante y en una hora (un par de horas en total) ya tenía de vuelta el equipo.

Por errores de percepción o por precipitación compré el ordenador del estudio por Amazon y estoy lamentándolo casi desde el primer minuto. Fue una pésima decisión en la que ni siquiera ahorré una cantidad digna de la compra online. Tan sólo gané el envío, que, por otro lado, podría haber hecho como hoy, con un Taxi pagando con una APP del móvil por unos 12€ ida y vuelta.

Tengo que recordarlo para futuras adquisiciones. La tienda en cuestión, Main Shop, está situada en un viejo centro comercial de la calle Barquillo y apenas tiene clientes. Sin embargo, su calidad y su atención es con diferencia mucho mejor que la de las grandes superficies y, por supuesto, muchísimo mejor que una compra por Internet. Sólo espero que siga abierta pasados un par de años…

Tech4Girls

¿Y por qué a mí me sonó terriblemente machista?

Era una cabina cerrada en una de las enormes salas de InterMediae en el Matadero de Madrid y me pareció un ghetto, una jaula donde meter a las chicas osadas que se atrevieran a interesarse por la tecnología, campo claramente masculino donde los haya, según parece.

Sé que es una forma de intentar disminuir esa brecha de la que habla el cartel, pero me resulta algo disgregante, aunque quizá sea por la casualidad de conocer mujeres claramente interesadas por la tecnología desde hace años sin que por ello pierdan un ápice de su «femineidad». En resumen, que me parece una forma de reforzar estereotipos… aunque quizá sea algo positivo y yo no lo pueda comprender por mi exceso de «masculinidad» o por lo fácil que he tenido el tener una pasión, como en su día fue la tecnología, dada por sentada, por asumida dentro de la más completa «normalidad» heteropatriarcal.

hummm… supongo que es sólo una cuestión de estrategia, no de lucha. Así que no es importante.

Tres relojes en uno

Divertido y desquiciante al mismo tiempo, esto de tener un teléfono móvil que, de cuando en cuando, sin que se sepa el porqué, tiene dentro de sí tres tiempos distintos. Y las diferencias entre ellos no siempre son tan pequeñas como la que muestro en esta imagen.

Tengo un pequeño incidente desde hace tiempo (va de tiempo, la cosa) con mi casi obsoleto último teléfono móvil, un BQ Aquarius o algo así, 4.5 de reducido tamaño (parece que la tendencia es a llevar televisores que funcionen como teléfonos esporádicamente en el bolsillo). Afortunadamente encontré una página que da cuenta de que no soy el único, porque creí que me estaba volviendo loco. Es una incidencia aún no resuelta (desde hace meses) que me da poca confianza en los servicios de postventa de BQ y su soporte técnico que, imagino, está esperando a que se actualice a la siguiente versión y se arregle el problema o bien que se cambie de teléfono, cosa que suele hacer la gente con mucha más frecuencia de la necesaria.

De momento, aguantaré con este teléfono todo lo que pueda, pero uno de los usos principales que le doy es que me sirva de medidor de tiempo de las clases particulares, de los talleres, etc. Y esta avería me está ocasionando un problema bastante serio que, por otro lado, es insignificante comparado con lo que llamaría verdaderos problemas.

Spectre y Meltdown

Aparentemente, hay confirmada una enorme vulnerabilidad (enorme en cuanto a la cantidad de equipos afectados y a la profundidad de control que puede lograr un ataque exitoso) de seguridad en procesadores informáticos.

El ataque es a nivel hardware, prácticamente, lo que hace que dé igual el sistema operativo que lo gestione. Así que tanto Linux, Windows como MacOS, así como incluso Android e iPhones son víctimas potenciales de este tipo de ataques.

Un artículo bastante completo sobre el tipo de vulnerabilidad pero al mismo tiempo lo suficientemente claro para que legos en la materia pueden leerlo es el de CNET, web especializada de bastante prestigio en el ámbito de la seguridad informática.

El 2018 ha comenzado con un serio problema para los usuarios, pues esta vulnerabilidad aparentemente no tiene solución a nivel firmware (El firmware o soporte lógico inalterable es un programa informático que establece la lógica de más bajo nivel que controla los circuitos electrónicos de un dispositivo de cualquier tipo. Está fuertemente integrado con la electrónica del dispositivo, es el software que tiene directa interacción con el hardware, siendo así el encargado de controlarlo para ejecutar correctamente las instrucciones externas) sino que habría que modificar el diseño o funcionamiento intrínseco del hardware, lo que no es viable sino hasta dentro de varios meses (o cambiando a procesadores no afectados, lo que significa, más o menos, comprar un ordenador o dispositivo nuevo).

Por otro lado, teniendo en cuenta que la seguridad se mide por el eslabón más débil de una cadena, habría que cambiar todos los dispositivos de una misma red, por ejemplo, para sentirse mínimamente seguro ante esta posible amenaza, pero es algo casi inviable, pues incluye hasta el mismo router que tendrá, en muchos casos un procesador ARM vulnerable. (El LiveBox de Orange que tengo en casa tiene un MIPS que no consta en la lista de procesadores afectados).

Dicen en la web del artículo de CNET que la buena noticia es que los hackers necesitan instalar un software malicioso en su computadora para aprovechar estos defectos. Eso significa que necesitan seleccionar sus objetivos y piratear cada uno de ellos antes de ejecutar un ataque sofisticado para robar la información sensible de una computadora.

Pero un párrafo anterior han alertado sobre el hecho de que no sólo afecta localmente sino también a todo servidor del planeta, así que… poco que hacer al respecto.

¿Qué más da que mi equipo esté muy protegido si el de mi banco no puede estarlo? Por no decir el de mi servidor de correo, mi servidor web, mi nube, mi … Todo equipo es prácticamente vulnerable.

De momento, los primeros ataques serán poco sofisticados y afectarán a equipos domésticos casi con total certeza, especialmente a aquellos usuarios descuidados en su política de seguridad que ejecutan software en sus equipos sin ningún control (léase, usuarios de Windows) acostumbrados a pinchar botones de «Aceptar» casi sin mirar, descargando software de plataformas de dudosa reputación.

No se puede vivir con miedo, pero esta vulnerabilidad tan sólo pone sobre la mesa la imposibilidad de vivir tranquilo si se quiere estar pendiente de la seguridad. Eso no implica no ser responsable de la utilización que se hace de los dispositivos que, cada día más, tenemos omnipresentes en nuestras vidas.

Vamos a sufrir un ataque (varios ataques), hay que mentalizarse. Hay que relajarse y disfrutar. Estimar los daños. Valorar lo que se tiene. Pensar que casi todo lo que hay que proteger es cuestión de dinero. Y la vida es mucho más.

Mi recomendación particular, una y otra vez, es pasarse a Linux, no porque sean invulnerables sino porque los ataques irán principalmente destinados (al menos al principio) a Windows/Android/MacOS que son los sistemas operativos más extendidos. Posteriormente, los ataques serán desde los servidores y la defensa ante estos tipos de ataque es mucho más difícil de llevar a cabo. No usar servidores es desconectarse de Internet y es una de esas cosas que, en los tiempos que corren, resulta inconcebible y, en la mayoría de los casos, contraproducente incluso a riesgo de altas pérdidas.

URLarga: Feliz 2018

Este año, trabajando con las URLs, he decidido realizar 27 felicitaciones navideñas con este motivo, derivando a quien le dé por buscar si esas urls tienen algún sentido otro que el azaroso, al menos a esta entrada del diario que dedicaré a semejantes especímenes.

Programé un pedacito de código C (con VI, por supuesto, y «from scratch», como a mí me gusta) que ha generado 27 URLs únicas. Las he acomodado con GIMP/Linux sobre papel fotográfico que me regalaron con la impresora y al que no sabía qué uso dar.

Me gusta la unicidad del (pseudo)azar programable, que dota de cierto engañoso aura a cada una de las pequeñas piezas que, por momentos, pensé en personalizar, pero intervenía en el azaroso gestar de las mismas… Ya es suficiente con que las URLs comiencen con mi SLD (Second Level Domain), en lugar de un dominio generado al azar.


/*****************************************
urlarga.c

Programa crear URLs que no tengan ningún sentido
más que el azaroso.

Añado la dirección del servidor para que si alguien
quiere ir, al menos aparezca una mínima explicación
de en qué consiste el proyecto.

Derivo a una URL que contiene una búsqueda en mi blog
incluyendo la palabra "urlarga" que remitirá
a una entrada específica creada para tal fin.

*****************************************/

#include <stdio.h>
#include <stdlib.h>
#include <time.h>
#include <string.h>
#include <wchar.h>
#include <locale.h>

// Longitud de la URL formada, incluyendo el protocolo y el servidor
#define LONGITUD_MAX 729
// Para realizar 27 URLs arbitrarias
#define NUM_URLS 27

int main()
{
  setlocale(LC_CTYPE, ""); // Necesario para que funcionen las ñ
  
  int  i, j, letra, l_alfa, l_prot, l_serv, l_base;
  // Un alfabeto incluyendo algunos signos de puntuación
  wchar_t alfabeto[] = L"0123456789ABCDEFGHIJKLMNÑOPQRSTUVWXYZabcdefghijklmnñopqrstuvwxyz!!$%&/()=?¿¡,;:-_+ç";
  wchar_t URL[LONGITUD_MAX];
  wchar_t protocolo[] = L"http://";
  wchar_t servidor[] = L"giusseppe.net/blog/?s=feliz&2018&urlarga&";

  l_alfa = wcslen(alfabeto);
  l_prot = wcslen(protocolo);
  l_serv = wcslen(servidor);
  l_base = l_prot + l_serv;

  srand (time(NULL));

  for (j = 0; j < NUM_URLS; j++)
  {
    wmemset(URL, L'\0', LONGITUD_MAX);
    wcscpy(URL, protocolo); 
    wcscat(URL, servidor); 
    for (i = l_base; i < (LONGITUD_MAX-1); i++)
    {
      letra = rand() % l_alfa; // Obtenemos una letra (índice) al azar del alfabeto
      // Aleatoriamente, si el anterior no era un punto ni una /, ni estamos al final de la URL, ponemos un punto.
      if ((!(rand()%5)) && (URL[i-1] != L'.') && (URL[i-1]!=L'/') && (i != (LONGITUD_MAX-1))) URL[i]=L'.';
      else URL[i]=alfabeto[letra];
    };
    wprintf(L"|%ls|\n", URL);
  };
} // main()
Esto no es una broma