El tiempo es oro:
no todo oro reluce
y este tampoco.
No tengo tiempo:
se escapa entre las manos
como agua hirviendo.
Diario
El tiempo es oro:
no todo oro reluce
y este tampoco.
No tengo tiempo:
se escapa entre las manos
como agua hirviendo.
la última hoja de otoño
cayó sobre mi pestaña
esta mañana rota
el cristal congelado
proponía azul
miradas perdidas
la lluvia de la noche
acabó por calar
en mi memoria
nada aparece
bajo el manto de nieve
rayo que miente
Las hojas secas
mojadas por la lluvia
de la mañana.
Otoño duro
con sus brazos de barro
cubre mi frente.
Con esta bella palabra que me ha pasado Javier Jiménez he escrito este rápido haiku sin mucha trascendencia, como debería ser todo haiku:
mi zarramplín
se mira en el espejo
cada mañana
sin la palabra
el silencio se agosta
fundido a negro
silencio terco
negro como esa nube
sin horizonte
ciudad dolida
llueve todo el asfalto
sobre el silencio
una mañana
el silencio me espera
para vengarse
tras la ventana
se esconde tu silencio
que es mi palabra
luz cegadora
la palabra se torna
silencio gris
mudo silencio
el silente silencio
que se repite
bajar persianas
es una acción rebelde
por el silencio
oscuridad
impura palabra
silencio negro
en el silencio
la oscuridad fallece
por ostracismo
papel en negro
oscuridad reinante
texto en silencio
la rama rota
amarga referencia
desde el silencio
haiku invisible
en negro sobre negro
casi no existe
desaparece
el silencio en el negro
se desvanece
roto el silencio
tormenta de palabras
cae desde el cielo
negro y más negro
un haiku y otro haiku
silencio incierto
sin ser esdrújula
la palabra silencio
tiene elegancia
cuando te olvido
el hueco en la memoria
ruge silencio
formas opacas
ocultan del silencio
su lado amable
negritud muda
necesito silencio
para expresarme
silencio negro
sepultando palabras
innecesarias
tras la llamada
el silencio se impone
a la palabra
acariciando
silencio terciopelo
la luna muge
soy el carbunco
que arranca del silencio
último llanto