En la raspberry
el rayo de luz rompe
monotonías.
Dispositivo
cargado de memorias
sin raciocinio.
El cableado
alcanza a derrochar
los bits perdidos.
Corriente eléctrica
que por el cable negro
llega a la tripa.
Diario
En la raspberry
el rayo de luz rompe
monotonías.
Dispositivo
cargado de memorias
sin raciocinio.
El cableado
alcanza a derrochar
los bits perdidos.
Corriente eléctrica
que por el cable negro
llega a la tripa.
Tras la ventana
la noche grita lunas
con voz melosa.
Las mariposas bailonas
entran por la ventana
para continuar sus ritos.
Un gato solitario
vigila los paseantes.
Un beso apasionado
resuena rompiendo el silencio.
Trenes sin rostro
campan por la mañana
camino a casa.
Trabajos varios
sobre la mesa gris
se me acumulan
La cucharilla
no osa reflejar
concavidades.
Haiku de 17 sílabas tónicas (5-7-5) rompiendo la sinalefa del segundo verso, lo que otorga a la lectura algo similar a la pausa necesaria en el haiku conocida como Kireji (切れ字), sin serlo, no obstante.
Excepcionalmente un haiku puede tener entre 16 y 23 moras, en cuyo caso se denomina hachô (haiku de metro roto.
Podríamos añadir que le faltan otros de los elementos formales que hacen que un haiku sea un haiku, pero quizá el exceso de exigencias paralizaría la creación. Afortunadamente, también podemos hacer lo que nos dé la real gana y punto. A riesgo de que algún ortodoxo no nos considere Haijin… lo que, por otra parte, es intrascendente.
Sobre la tabla
la servilleta triste
rompe el silencio.