Inspiración viene de pira

Ins-pira-acción: Acción de crear una hoguera dentro del pecho, haciendo que el aire inyecte el interior del cuerpo cavernoso llamado pulmón.

Sé que la palabra pira, tiene orígenes indoeuropeos claramente, compartiendo fire, lat. pyra, y griego πυρά. Me encanta saber que es una palabra tan antigua, pero que esté incluida en un acto tan absolutamente cotidiano como la res-pira-ción, me parece mágico: respirar, tiene que ver con el fuego y el fuego con el aire. Sí, lo sabemos, pero esta toma de conciencia dada por el lenguaje es tan bonita…

inspirar. (Del lat. inspirāre). 1. tr. Aspirar el aire exterior hacia los pulmones. U. t. c. intr. 2. tr. Infundir o hacer nacer en el ánimo o la mente afectos,ideas, designios, etc. 3. tr. Sugerir ideas o temas para la composición de la obra literaria o artística. 4. tr. Dar instrucciones a quienes dirigen o redactan publicaciones periódicas. 5. tr. Dicho de Dios: Iluminar el entendimiento de alguien y mover su voluntad. 6. prnl. Enardecerse y avivarse el genio del orador, del literato o del artista con el recuerdo o la presencia de alguien o algo, o con el estudio de obras ajenas.

inspiración. (Del lat. inspiratĭo, -ōnis). 1. f. Acción y efecto de inspirar o inspirarse. 2. f. Ilustración o movimiento sobrenatural que Dios comunica a la criatura. 3. f. Estímulo que anima la labor creadora en el arte o la ciencia. 4. f. Cosa inspirada.

pira. (Del lat. pyra, y este del gr. πυρά). 1. f. Hoguera en que antiguamente se quemaban los cuerpos de los difuntos y las víctimas de los sacrificios. 2. f. hoguera. 3. f. Heráld. Punta del escudo.
pira. (Del caló). 1. f. Fuga, huida. ir de ~. 1. loc. verb. En la jerga estudiantil, no entrar en la clase. 2. loc. verb. Ir de parranda, juerga o jarana. ser alguien un ~. 1. loc. verb. coloq. Ser un pirante.
pira. 1. interj. U. repetida para llamar a las gallinas.

pírico, ca. (Del gr. πῦρ, fuego). 1. adj. Perteneciente o relativo al fuego, y especialmente a los fuegos artificiales.

pirexia. (Del gr. πῦρ, fuego, y ἕξις, estado). 1. f. Med. Fiebre esencial, no sintomática.

Mesa despejada

Cabeza llena
de planes
desorganizados
de tareas
pendientes
de recuerdos
de ideas
de proyectos
de control temporal
de pensamientos
palabras y obras
de geografía
de fórmulas
matemáticas
químicas
físicas
y hasta de cortesía
de historia
y de historias
de nombres
apellidos
números
artículos
determinados
e
indeterminados
de adjetivos
adverbios
preposiciones
y hasta posiciones
de formas
formatos
formicas
fornicaciones.

Cabeza
llena de
materia gris y blanquecina
opaca y pegajosa
sangre negra
llena de
órganos sensitivos
insensibles
ante tanto sufrimiento
e insensatos.

Cabeza
mente
cerebro
cráneo
casquete polar de un planeta llamado cuerpo humano.

Cabeza
de poema
sin cabeza.

No sé por dónde seguir

Tengo varios caminos por delante
incluso puedo llamarlos ramas
de una familia
indoeuropea.

Puedo caminar por las iranias
las indoarias
las itálicas
saltándome (o no
todo el grupo romance.

Y no sé por dónde seguir.

Por otro lado
cualquier camino es válido
pues cualquier camino es camino
y lo importante es el camino
y no las vistas al final del mismo.

Pero no sé qué camino escoger
y estoy perdiendo el tiempo
dudando sobre la duda
mareando la perdiz
sin avances significativos
ni insignificantes.

Cruce de caminos
caminos
caminos
caminos.

Y no sé por dónde seguir.

Pero en esta afirmación (negativa)
hay algo implícito afirmativo (positivo)
:
seguiré.

AVANT 08191

En el vagón
de tren
un abusón
iba escuchando una música
machacona
sin pensar
que había más gente
en el vagón
de tren.

Llevaba en el oído unos dispositivos
que supuestamente
aislaban el sonido
hacia el exterior
pero no lo hacían.

Dudo que a él le preocupara
que los demás viajeros del vagón
de tren
escuchásemos su música
machacona
como si la tuviésemos
pegada a nuestros oídos
desprovistos de dispositivos
que aislasen del sonido
procedente del exterior.

Por un momento
(de extensa duración)
agradecí que el asesinato no quedase
impune
pues es probable que me acostumbrase
a ir por el país
disparando un tiro en la cabeza
a gente como esta.

Lo que, por otro lado,
me convertiría en la peor calaña
de esa gente.

El final
estaría entonces
sentenciado.

Sin noticias de Ukrania

Desde que decidí no leer más prensa
por considerarla dañina
para mi salud
he mejorado notablemente
mi estado mental
que ha pasado de un continuo estado de
alarma ámbar
a un mucho más tranquilo estado de
letargo ambarino.

Hoy me encuentro dividido
entre Venezuela
que se cuela sin parar en los resquicios noticiosos
de las redes sociales
y
Ukrania
mucho más próxima
cuya política económica puede hacer tambalear
medios de subsistencia en mi casa
de manera mucho más rápida y contundente.

Parece que Ukrania
para nuestras redes sociales
es mucho más complicadita
porque, para empezar,
no hablan (osados) español.

Muchos aún suponen que es una región rusa.

Pero nuestro suministro energético y la dependencia del gas
natural
(sobre todo de los socios comunitarios de
la región oriental de la pretendida Europa
económica)
es un requisito para mantener nuestro sistema
de niños pijos
que nos permitimos decir que no usaremos nunca
nucleares
o que haremos la vista gorda
(sí, seguiremos haciéndola)
a los conflictos necesarios en la
OPEP
para que no exista unión y su necesidad de dinero
les haga vulnerables y mantengan
a bajo costo
nuestra sangre.

Hoy leo un rato el periódico y me doy cuenta
de que sigo mejor
sin saber qué pasa
sin querer saber
sin información…
mediatizada.

Pero sigo sintiéndome culpable
o responsable
de todo lo que ocurre en el planeta
aunque no sepa qué es.

Soy tan importante…

El último verso

Voy a escribir cualquier cosa
sin la más mínima importancia
al modo de aquella
ya célebre
conferencia sobre la nada
del ínclito John Cage
pero eso sí
y en ello seré totalmente inflexible
voy a terminar este poema vacuo
con un último verso
de un patetismo impensable.

El último verso será algo como
mi padre murió ese día
o
entonces, sí, entonces, me enamoré
o
la humanidad no conoce su destino
o
pero ya no hay solución.

Mientras tanto,
mientras me decido,
escribiré al ton ni son
como si no importase lo que escribo
haciendo que la lectura relaje
esos cerebros de lectores potenciales
que no se esperan esa salida ingeniosa
con pretensión lírica
que sorprenda y admire
que cause algo de lagrimitas al modo hollywoodiense
o risas
también pueden ser risas.

El último verso puede ser algo como
ahora me voy al baño a seguir soltando esta verborrea
o
me miras, pero no me ves
o
todo lo demás era mentira.

Sí, lo importante es que sea un verso
que realmente signifique
aunque todo lo anterior no haya significado nada
y aunque las dobles negaciones sean lógicamente absurdas.

Ahora me empiezo a plantear el miedo a terminar
y dar un último verso que sea de los del tipo que supongo
haciendo que mis temores se hagan realidad
y cumpliendo una profecía que no pretendía que se realizase.

¿Cómo termino este maldito poema
que he empezado para burlarme de los finales
ñoños de tantos poemas?

Incluso si lo termino con unos vulgares
puntos suspensivos

estoy haciendo un final que pretende ser
¿ingenioso?
¿abierto?

El final más previsible sería el de usar
el último verso
como
el último verso.

Pero me resisto a lo previsible
intentando ser diferente
novedoso
luchador
¿poeta?
creativo…

El último verso es una especie de trampa
en la que caes y de la que no puedes escapar
porque la única forma de hacerlo
es con último verso
que siempre será algo ñoño
si se quiere buscar en él
el sentido del todo.

Así que me gusta citar una telenovela galáctica
(en homenaje a mi amiga Aída)
«Luke, yo soy tu padre»

FIN.

Esto no es una broma