Propósitos

Cada año
junto al mar
Carmen y yo
nos planteamos la siguiente pregunta:
¿Cuáles son tus propósitos para el nuevo año?

Este año
tanto Carmen
como yo
no sabíamos qué responder
salvo desear cierta continuidad
cierto mantenimiento del status-quo
porque ambos
estamos satisfechos
con nuestras respectivas vidas.

Yo
le dije
tengo el firme propósito de seguir siendo feliz
y hacer de ello mi único objetivo en la vida
olvidándome de otros medios más o menos confundibles
con fines
hasta perderse en caminos tortuosos de pretendida búsqueda de la felicidad.

Tengo el propósito
algo novedoso
de comenzar a hacer algo de ejercicio físico
para no sentirme
como en algunas ocasiones
cansado e hinchado
pero es un propósito que ya tuve en verano
y quise comenzar a concretar
pero el gimnasio en el que me apunté
no había abierto sus puertas hasta diciembre
y cuando me di cuenta
las vacaciones navideñas estaban encima de mi calendario.

Tengo el propósito de leer un poco más
o más continuamente
de lo que vengo haciéndolo
pero es reforzar un propósito ya existente y en marcha
así que no sé si cuenta como un propósito nuevo.

Tengo el propósito de ver más a algunas amigas a las quiero mucho
pero tampoco es un propósito muy novedoso
porque es el de todos los años
y todos los años lo cumplo
pero sin excesos
porque también quiero hacer otras cosas
y no podría hacerlas si lo único que hago es ver a todas
mis amistades
por suerte
muy
muy
muy numerosas.

Tengo el propósito de relajarme y disfrutar
más aún
mis talleres de escritura
inculcando la necesidad de la poesía
como arma transformadora del planeta
y creo que vengo haciéndolo
desde hace ya más de una década.
Tampoco parece un propósito propio del nuevo año.

Quizá
algo más innovador en mi día a día
es la invitación
el guante lanzado
por mi amigo Xabi
de participar activamente en su blog
Función de Jota
de divulgación de la química cuántica
y sus relaciones con otras disciplinas
tan aparentemente alejadas
como la poesía
el arte
la filosofía
la política
la antropología
la sociología
o el baile.

Me apasiona esta propuesta que ha motivado
que trajese desempolvando
mis viejos libros de la carrera
desde las estanterías de la casa de mis padres
a mis estanterías.

Pero no sé ni por dónde empezar a ayudarle
a contribuir
y me parece tentador escribir un poema dedicado
a un fotón
pero me interesa más la idea de utilizar principios
mecano-cuánticos
para componer cualquier poema
como podría ser el de exclusión de Pauli
transformando versos en orbitales
y letras en electrones.

///
Hay más propósitos
pero se resumen en uno:
vivir como si me quedasen
3 meses de vida.

Los 4 sonetos del apocalipsis

Quizá antes de mañana… que se acaba el mundo… Tengo que pensar una manera de recitar estos 4 poemas (o quizá solo uno):

Los 4 sonetos del apocalipsis
Nicanor Parra

1

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2

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3

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(De Hojas de Parra, 1985)

patata-corazón

patata-corazón

patata-corazón

¿Por qué nos cautiva el corazón?

Si me hubiera encontrado una patata con forma de riñón no la habría fotografiado, seguramente, ni estaría escribiendo esta entrada de mi diario.

El otro día Carmen me regaló un azulejo blanco con un corazón rojo (como debe ser) inserto en el centro. Lo uso actualmente como alfombrilla de ratón. El ratón se mueve sobre mi corazón.

También el otro día les comenté a unas alumnas del taller de poesía que escribiesen sobre otros órganos vitales, como el hígado, el páncreas, los riñones, los pulmones, el cerebro, incluso… una escritura visceral no puede olvidar los intestinos, el estómago, la tráquea, el esófago, no se deben dejar de lado los genitales varios, etc…

Pero acaba ganando la batalla el corazón.

¿Por qué?

Está claro que, junto con el cerebro, es uno de los órganos más importantes para la vida humana. Esto hace que se le hayan ido achacando muchas fantasías más o menos mágicas sobre su capacidad, su función, bastante más mecánica que la cerebral, por ejemplo.

Te amo de corazón. Así: ¿a bombeos intermitentes?

¡Qué cosas!

Supongo que tiene que ver con la sangre, con el hecho de que vemos la sangre, es muy vistosa, roja y brillante, si fuese de un gris más o menos aburrido, seguramente perdería gran parte de interés. Incluso, hoy, imaginaba qué ocurriría y qué posición ocuparía en importancia el corazón si la sangre fuese transparente.

Sudamos todo el tiempo, pero nadie habla de las glándulas sudoríparas como algo más o menos vital, también respiramos y del aliento apenas se interesan los religiosos o los filósofos antiguos. Hasta Lavoisier nadie había pesado el aire. Pero pesa, sí, tiene cierta densidad, como la sangre y un «color» que no vemos, pero que no por ello es menos digno de ser llamado tal. ¿Qué importa en qué lugar se ubica la frecuencia de la radiación absorbida por el material en cuestión? Pues parece que más que la debida.

Sí, estoy seguro de que la sangre, roja, hace que sea protagonista el corazón de nuestros más románticos planteamientos, mezclada con el negro va muy bien, como en el tango, o con el blanco, como en las bodas, en muchas escenas de erotismo, en la virginidad y su desaparición.

Es el color de la violencia, la pasión, la vida… entendida de una manera tan superficialmente corpórea…

Y yo me pregunto ¿de qué color es una idea?

Yo la imagino, en la mayor parte de las veces, azul. De un bonito IKB; por supuesto, algunas parecen marrones, pero ese es su olor, no su color.

Porque puede que el olor tenga color. Aunque, paradójicamente, la palabra está contenida a la inversa. O ¿es que el color tiene olor?

La sangre es tan importante para los humanos que olvidan que, sin cerebro, no serían más que masas comestibles, muy ricas mezcladas con cebolla, una vez coaguladas convenientemente.

Importa al pensar en descendencias, en dinastías, en etnias y pertenencias a grupos consanguíneos, en identidad, como si el ADN únicamente se encontrase en ella.

Y de la sangre, en vena, volvemos al corazón. Pensamos en el pulso, en el latido, en el sonido primigenio, en el ruido grave que le llamó la atención a John Cage, y en su viaje al cráneo, a regar la fuente de ideas, la máquina que nos hace conscientes, que nos hace palabra, que nos convierte en seres medianamente interesantes. La máquina que produce sonidos agudos, que no late o late a tal velocidad que aún no se ha conseguido procesador de tal «herziaje».

Pero la mente no tiene un color tan vistoso, eso lo reconozco.

Vulgar mezcla de blanco y gris, más bien apagadillo, como sosete, diría yo. Pero ahí está… es y me hace ser. Y no solo me sujeta como si fuese una máquina, me hace pensar que soy una máquina, me complejiza y apalabra, me dice: eres. Aunque a veces, mis orejas, no le escuchan.

Prefiero esa máquina, fantaseo sobre sus capacidades con cierto patetismo, pero he de reconocer que me parece mucho, mucho más compleja… y creo que es algo objetivo, pero no quiero afirmarlo tan rotundamente.

Si fuera cardiólogo…

océano

la cama sin ti
es océano sin fin
sin tierra a la vista
sin estrellas

es desierto sin dunas
sin sol
y sin oasis

es horizonte
sin líneas divisorias
sin cielo o suelo

es página en blanco
sin márgenes
sin letras
sin dibujos

es pared sin ventanas
es ventana sin vistas
es vista de la nada
más profunda
que pozo de deseos

es silencio
sin risas
sin alientos
sin verdades
sin pieles ni palabras

es cuarto de baño vacío
cocina vacía
despacho vacío
sofá vacío
mesa sombría
espejo muerto de aburrimiento

es tantas cosas
plenas
de negaciones
que negarlas
es regocijo y anhelo
es deseo y besos
es abrazo de aire mutilado

es eso y más
y menos
y nada
como debe de ser
la muerte

enamorada

espirales

a veces
saber matemáticas
o
intentar ser preciso
con las palabras
es visto como una agresión

el otro día
me dijeron que tenía una visión del tiempo
muy lineal
y que
quien me lo dijo
tenía una visión del tiempo
o del progreso
que no era en absoluto
lineal
sino en espiral

yo no pude estarme callado
y rebatí
que no por espiral
era no lineal
sino más bien
todo lo contrario

que ni siquiera se trataba
de líneas complejas
que estuvieran en la frontera de lo espacial
como conjunto de Mandelbrot

una espiral
de las que hablábamos
es una curva
o línea
de dimensión simple y llanamente
1

y
de hecho
es una transformación homotópica
de una simple
línea
recta

porque no todas las líneas
son rectas
aunque muchos no conciban otras

pero la espiral
es tan sencilla
tan básica
como la más simple
recta
afín

pero ya no es solo
una cuestión matemática:
es del puro lenguaje
castellano
(y remito a la
RAE
para quien quiera profundizar
en esta cuestión)

la incultura
se manifiesta
de tantas maneras
como seres humanos respiramos
sobre la tierra

pero la prepotencia
de muchas menos formas

debe debe de

debe ser barato
debe de ser barato
debo leer más
debo de leer más
debes odiarme
debes de odiarme
debía olvidarlo
debía de olvidarlo
debemos parecer tontos aunque
debamos de parecerlo ya de por sí
sí,
sí,
debe usarse debe de
y no tanto
d
v
d

De números y hospitales

Hoy
mientras esperaba a que a Carmen
le sacasen la sangre
pensaba en la historia de esta expresión,
cuál sería su origen
y el porqué sería tan tremendo
pensar
que nos están sacando la sangre
en tantos aspectos metafóricos…

En ese momento reflexivo
por megafonía
sonó este mensaje
que juro no haber inventado:

Familiar con el número 111, acuda a sala 1 de información.

La culpa de resfriar

El domingo asistí a un evento
convocado por Jaime Vallaure
en una galería de algo así como arte contemporáneo
en la calle costanilla de los ángeles
esquina con la calle arenal
justo junto a una bella cafetería
llamada Viena Capellanes.

El espacio se llamaba
y se llama Gotelé.

Cada domingo, él y otros artistas
a los que admiro
se reúnen a crear dibujo
sobre pizarra
interviniendo mutuamente
en el trabajo de los demás
con respeto
pero con aprieto
así que van quedando obras
cuya importancia
no reside en el objeto
sino en la acción y la concepción
del método de trabajo
y expositivo
pues cada domingo
tras su tiempo reservado para la creación
abren el local a la recreación
pública
y los asistentes pueden acudir
como Carmen y yo el pasado domingo
a contemplar las obras, charlas con los artistas
y distenderse un rato entre buenas conversaciones
nutritivas.

Durante este periodo
y haciendo un interesante llamamiento
sobre el mercado del arte y la dificultad
especial por la que está atravesando
el sector
venden las obras que se van generando
de manera que si alguna no se vende
vuelve al ciclo de la creación colectiva
repintándose
al domingo siguiente
sobre la anterior
dejando
o no
huellas de la anterior
como en un palimpsesto
del siglo XXI
que no maneje aún mucho la orientación magnética
de materiales
sino la marca abandonada de tiza sobre pizarra.

Es divertido darse cuenta de la ironía
que supone que en ciertas críticas a la comercialización
especulativa
se acabe por caer en los mismos juegos
pérfidos
de oferta y demanda
para adjudicar valor
y precio,
así,
los cuadros que pinta el ínclito
Isidoro Valcárcel Medina
se venden antes de estar terminados
y son adquiridos por gente que
como yo
le idolatran
hasta la tontería
de convertirlo en un mito viviente.

Supongo que él
se ríe de eso
y de nosotros
con mucho
mucho
respeto.

Mi preocupación
el otro día
era acercarme demasiado a él
y contagiarle esta gripe
que me ha atrapado
y
eventualmente
provocarle la muerte.

Mi inevitable bagaje católico
me hace sentirme culpable
de lo que podrían hacer mis virus
que ni siquiera son míos
salvo pensando que son inquilinos de un cuerpo
que, en cierta medida, poseo.

No adquirí ningún trabajo
pero me quedé con algo de ganas
de comprar una pieza de Jaime
el la que había jugado con el material de la tiza
usándolo como pintura de pared
realizando un cuadro de pintura blanca
sobre el negro de la pizarra
con
(¿cómo no?)
gotelé.

Huellas

Yolanda Pérez Herrera convocó, dentro del apartado «teórico» de la Novena Edición del Encuentro de Acción!MAD12, mediante un email (y un evento FaceBook) a lo siguiente:

M(H)ITOS & REALIDAD(IDEAL)ES (Huellas de Acciones 2011/2012)
convoco
FluxAcciones de 1’ 60”
el viernes 30 de noviembre a las 20.30 horas
en el CAM – Centro de Arte Moderno
Calle Galileo, 52 – Madrid


Me sumé a la misma convocatoria un par de días antes, no estando muy seguro de la acción que quería realizar. Por un instante, tiré de biblioteca para encontrarme que tenía pendiente una bonita acción sobre la poesía y su poder evocador a largo plazo plantando poemas, pero después me di cuenta de lo difícil que iba a ser conseguir un tiesto, arena, una regadera, elegir bien el libro de poemas, aunque seguramente sería uno mío, y todo eso para una pequeña acción de un minuto y 60″.

Debo decir, avergonzado, que solo me di cuenta de que esa cantidad eran 2 minutos unos segundos antes de hablar con Yolanda el mismo viernes. Supongo que mi cabeza no había tenido demasiado foco en ello como para tomar conciencia de lo que era.

El viernes al medio día tenía que dar una clase particular a una chica en Estrecho, cerca de la casa del performer Hilario Álvarez, a quien supuse que no vería esa noche, aunque no tenía claro el porqué. Salía de esa clase con tiempo justo para llegar pronto al CAM, así que decidí ir respirando el tiempo y aprovechándolo para concebir la idea con la que realizar la acción. Quería que fuese tan tan tan simple como para poder realizarla con lo que llevase encima y eso hice.

Tomé de referencia la palabra huellas, que estaba en la convocatoria, haciendo referencia a huellas de acciones y la transformé en las huellas menos metafóricas que se me ocurrieron, las mías, las huellas de un par de pies que daban unos pasos por el espacio.

Tentado de hacer algo más espectacular, como ya me había pasado en otras ocasiones, pensé en dejar caer un bote de pintura con el que dejar las huellas más explícitamente o un soporte en el que se pudiesen ver, ver con claridad y distinción, también pensé en la posibilidad de caminar e ir fotografiándolas a medida que avanzaba, con la cámara de mi flamante smartphone que hace tostadas…

Pero finalmente me dejé de tonterías y me centré en la acción, en la acción de dejar unas cuantas huellas de mis pies descalzos sobre el delicado suelo de tarima.

¿Por qué descalzos?

Tuve mis dudas, pero me apetecía llamar la atención mínimamente sobre los pies. Mis pies, que son o me parecen ser bastante feos, deformes, planos y que últimamente me están dando más de un quebradero de cabeza, obligándome a ir a médicos, traumatólogos y que me harán llevar plantillas para luchar contra su inexistente arco.

Me quedé bastante a gusto con mis doce pasos (eso de los 12 pasos tenía más lecturas, eso me gusta) y con el juego que hice preparatorio quitándome y poniéndome los enseres que llevaba encima como queriendo decir que para la acción no era necesario quitarse nada, ni vestirse de nada en particular, ni tan siquiera haberse lavado los pies esa tarde.

Resultó una acción sencilla, cotidiana, vulgar, que cualquiera puede hacer, sin ampulosas puestas en escena, sin pretensiones, justo lo que tengo ganas de seguir explorando en esta interesante forma de expresión.

Enhorabuena, amigo giusseppe. Me gustó.

Esto no es una broma