Nos agobia el ocio

tenemos tiempo
y ganas de hacer cosas
muchas cosas
y de asistir a eventos
muchos eventos
y de ver a los amigos
muchos amigos
y amigas
y muchas más amigas
y de llamar por teléfono
muchos teléfonos
y luego lo cancelamos
para encontrarnos
con los pocos
los pocos amigos (amigas, muy pocas)
los pocos eventos (muy pocos)
las cosas (muy muy pocas)
y las llamadas (casi ninguna)
y
en el mejor de los casos
con una única persona haciendo una única cosa
de la que no informar
ni considerarla evento eventual.

hacer amor:
amar
y
ya.

Ventana 20011115

Aún me lo complico más, el más difícil todavía para que mi pajarera sea tan inconfortable que la mano quiera viajar como el hollín por el bosque, dejando huellas claras de la presencia humana.

No sé si fue represión o falta de tiempo porque necesitaba irme al servicio y dejé inacabada la ventana de ayer. Sus pechos nuestras miradas el morbo y todo eso.

Hoy vuelvo a ver una terraza oscura en la que un poco de luz sale entre las cortinas a la calle. Dentro está María Luisa con un camisón claro, bastante sucio, por cierto, sentada en la butaca de siempre. Lalo no ha llegado aún y ella no sabe si esa noche llegará a dormir. Nunca puede estar segura. Se entrelazan los nombres con otras naderías escritas y me siento bien al saber que el mundo avanza en espirales tetradimensionales por lo menos.

María Luisa está viendo su programa preferido frente al televisor que siempre está encendido emitiendo series interminables de su programa preferido. Todo es su programa preferido. Cualquier escape antes de asumir que las cuerdas de siempre sirven para otra cosa mejor que para tender sus calzoncillos.

No lo piensa pero lo piensa. Cuando está tan cansada que le pide a Fernanda, la del primero, que le suba la compra porque no puede más. Sus bracitos blancos como la leche muestran algún que otro cardenal de caídas accidentales o tropiezos con aristas de armarios que no la comprenden. Por eso a veces le gusta salir a su terraza en medio de la noche con su camisón claro bastante sucio y tocarse bajo las ropas, abrazarse, dejando que el frío la vivifique.

Ventana 20011112, Lunes

Cara de pánfilo. No hay nada como ver esa ventana para darse cuenta de que soy un pánfilo. A través de ella me veo suplicando a la realidad otra forma que no tiene, me veo intentando encontrar un poco de abono para las plantas de la casa, me veo llorando como hace milenios bajo la mesa azul.

En esa casa hay una mesa azul y yo estoy debajo. La pared tiene agujeros de los juegos de mis uñas mojadas en sudor. La pared es gris en el fondo de esos agujeros donde no llega el sonido del mundo. Un tipo al lado me mira dándome unas explicaciones que ni siquiera le he pedido y cuando voy a pagar me pregunto si me van a cobrar por las camisas desaparecidas.

Tengo cara de pánfilo. El dueño de la tienda mira con un ojo hacia el árabe que intenta justificar la desaparición y con el otro a mí. Me mira y a través de su cerebro liso me conecto con la situación. Es una ventana que como espejo muestra lo que está pasando mirado por mí: No sé mirar.

Tengo ganas de irme y de llorar.

Pienso si la camisa negra que llevaré a Londres está entre las seleccionadas y me voy. Salgo a la calle con 11 camisas pensando que tenía que hacer algo y al mismo tiempo pensando que esa ocasión es muy buena para escribir un relato titulado Cara de pánfilo, autobiográfico, por supuesto, pero no sé si lo escribiré o lo introduciré a capón en la ventana de enfrente para sacarlo con el abrebotellas de mi perseverancia.

En la ventana hay un niño llorando que no encuentra la mesa azul. Se siente viejo y cansado y no tiene ganas de llorar, pero llora porque no encuentra la mesa… No hay forma de huir, no hay forma de huir.

Con cara de pánfilo mira hacia mí y ve un espejo en el que se refleja él, que es otro espejo…


Hoy que está todo oscuro empiezo a ver algo a través de esa luz ciega, a través de esa noche imposible. Empiezo a ver luz en la tiniebla, un hilillo de fe en mí, perdido siempre en la nadatodo.

Me duele la tripa, casi me salgo completo. Encaramado en mi pajarera me siento ridículo e incómodo, pero más fuerte, con letras que hacen hombres, hembras, rajas copónicas y cortas costras arañando el perfil de vientos que azota la terraza. Las dos cuerdas silban, las pinzas son el cuerpo del violín que me viola, en esta postura idiota, mojado en sudor y cansado; pero fuerte fuerte, aún más fuerte, como a punto de fritar y soltar el animal que me habita y vuela, volará a la terrazas con las garras enhiestas, arrancará las entrañas de esa mujer que un día vi tendiendo y permitió mientras me miraba que me masturbase dibujando con mis ojos su silueta de verano. Llevaba poca ropa y yo tan solo unos calzoncillos azules de tipo slip en los que introduje mi mano derecha para calentarme, aunque era verano y hacía calor. Eran las 6 de la tarde y se veía perfectamente, tan perfectamente que se veía mejor que si no se viese. Esto, parece absurdo, pero, en realidad, lo es.

Podía ver sus pechos abultados bajo su camiseta de algodón blanca, dos tirantes gastados sujetos a los hombros, llenos de ganas de ser acariciados.

Se me llenó la boca de saliva…

Receta para alimentar la Tierra (una pequeña porción)

Este año he vuelto a participar en los encuentros que organiza Luis Elorriaga en su terrenito de Caudete llamados con cierta pompa «Encuentros Internacionales de Arte de Acción y Performance». Bien es cierto que son encuentros, que son internacionales y que suelen girar en torno al Arte de Acción y la Performance.

He presentado la pieza «Receta para alimentar la Tierra» quizá porque estoy en un momento muy culinario. La expongo aquí tal como la concebí. Se parece bastante a cómo la realicé.

Receta de cocina para alimentar la Tierra

Está receta que incluye alimentos físicos y psíquicos es casi una acción psicomágica para darle a la Tierra algo de lo que me ella me da. Su preparación incluye una reflexión sobre qué cosas me nutren y/o nos nutren que no son solamente aquellas sustancias palpables a las que habitualmente llamamos alimentos.

Es recomendada especialmente para momentos de estreñimiento ocasional del planeta, como los que ahora vivimos, aunque su ingesta debe ser realizada con regularidad para que se produzca la adecuada asimilación de los nutrientes.

Pediré ayuda a los asistentes al evento para que distribuyan la comida entre los pedazos de tierra que elijan, aquí o allí, en sus propios terrenos o en este.

Ingredientes para una receta con la que alimentar la Tierra (una pequeña porción)

  • 3 kg de tierra del lugar
  • 1 litro de agua
  • 2 huevos crudos
  • 1/2 litro de leche
  • 2 dientes de ajo
  • Una cebolla pequeña
  • Un chorrito de aceite virgen extra
  • Un puñado de almendras sin pelar
  • Cuatro pedazos de la camiseta de algodón que lleve puesta
  • Un mechón de pelo (preferiblemente rubio)
  • Cera de los oídos extraída con un palito de algodón
  • Raspado de piel muerta de un brazo (con piedra pomez?)
  • La ceniza de varias páginas de un libro de poesía (o poemas escritos para la ocasión)
  • Tres figuras geométricas construidas con algo del lugar
  • Un Tango de Hugo Díaz (fueron 2)
  • Un recuerdo
  • Algunas hojas y pequeñas ramas para decorar

Preparación

En un cubo de plástico o, idealmente, en una cazuela grande de barro, echamos un poco de aceite y lo frotamos bien contra la superficie. Calentamos con un Tango de Hugo Díaz.

Cortamos los 2 dientes de ajo en finas rodajas y lo echamos en el fondo del cubo. Cortamos la cebolla en trocitos pequeños y lo agregamos a ese falso sofrito. Reservamos las pieles para adornar.

Mientras se va calentando cortamos varios trozos de la camiseta que lleve puesta y varias páginas de un libro de poesía. Pedimos entre los asistentes un mechón de pelo, preferiblemente rubio. Pedimos entre los asistentes un poco de cera de las orejas (3 palitos). Recortamos los algodoncitos y reservamos.

Echamos 3 Kg de tierra en el sofrito y cuando se empiece a abrir añadimos el agua poco a poco. Cuando consigamos una pasa más o menos homogénea y barrosa, añadimos los huevos crudos, con cáscara incluida, las almendras, los trozos de camiseta, el mechón de cabello, la cera de orejas (solo los algodoncitos), un recuerdo susurrado y la leche.

Sobre la masa resultante, predemos fuego a 3 o cuatro hojas de un libro de poesía (pueden ser de distintos libros). Añadimos una letra A dibujada grande en homenaje a Joan Brossa, como es de suponer. Sobre el fuego aún encendido lanzamos 3 figuras geométicas (un segmento, un triángulo y un hexaedro, quizá de papel). Esperamos que se consuma el fuego moviendo lentamente si fuera necesario.

Presentación e ingesta

Presentamos adornándolo con unos soplidos, unas ramitas recogidas y unas cuantas hojas caídas del otoño incipiente. Le damos a varios voluntarios unas raciones (sobre hojas de papel en cucurucho) para que puedan nutrir las tierras que les pertenecen.

Yo, por mi parte, agarro el sobrante y lo esparzo sobre un terreno previsto para ello sobre el que pueda tumbarme para abrazar el planeta. Quizá, incluso, besarlo.

Servir con un chupito de vino blanco frío.

A veces hay días

que el tiempo no parece servir de nada
que las cosas pendientes de hacer
se duermen en mi cabeza
esperando ser rescatadas
como hoy
que tengo que preparar una
o dos
performances
y no sé por dónde empezar
aunque no hay ningún lugar especial
por el que empezar
y me atasco mentalmente
y me agobio porque estoy atascado
y ese agobio me atasca mentalmente.

A veces hay días
que es mejor dejar pasar
para que lleguen otros días
en los que el atasque se haya ido
como cuando decido ir despacio antes de llegar a un semáforo en rojo
para ver si, con suerte,
se ha disuelto casi como si fuera por intervención divina
la retención.

A veces hay días

pero lo mejor es que los hay.

Ella quiere destruir el universo por mí

Estamos viendo una serie descargada
de internet
en la tele
y un personaje está a punto de destruir
el universo por amor.

Ella me dice mirándome a los ojos
como si lo que dijese
no tuviese la más mínima importancia
que es como nosotros,
que ella me buscaría
entre universos paralelos
sin ni siquiera advertir
que destruiría el universo
por estar conmigo.

Me enternece con su inocencia
de asesina en serie
de genocida absoluta
de armagedón de amor.

Yo, tan solo sonrío,
la miro
y ardo en deseos
de besarle la entrepierna.

El universo, mientras tanto
sigue entero.

El problema de la inmigración

Hablamos de la inmigración
como si fuese un problema
pero nos olvidamos de que es un síntoma
de un problema
llamado desigualdad.

Hablamos de la desigualdad
como si fuese un problema
pero nos olvidamos de que es un síntoma
de un problema
llamado insolidaridad.

Hablamos de la insolidaridad
como si fuese un problema
pero nos olvidamos de que es un síntoma
de un problema
llamado egoísmo.

Hablamos del egoísmo
como si fuese un problema
pero nos olvidamos de que es un síntoma
de un problema
llamado humanidad.

Hablamos de la humanidad
como si fuese un problema
pero nos olvidamos de que es un síntoma
de un problema
llamado naturaleza.

Comienzos

Después del verano
y del veraneo
y de escapar de madrid
para volver a madrid
sin tener en madrid
un lugar para dormir.

Después del calor
y del recalor
de estar más quemado que una pipa
aunque no sea una pipa
o después de volver
como siempre volver
a esta ciudad
que me quiere
que quiero
que quiero tanto y duele
aunque ya no hay dolor
ni redolor.

Después de pensar en abandonar
en pasar página a pasar páginas
e incluso ayudar a pasar páginas
para pasar páginas
y páginas.

Después de todo
detodo
después
vuelvo a volver:
me revuelvo.

Y en ese giro taurino me lanzo a un nuevo invento, una nueva mirada a un mundo que siempre ha sido viejo, como yo.
En ese giro miro mi espalda y a mi espalda y me sigan o no seguiré andando.
En ese giro casi me mareo y pierdo el equilibrio y caigo
a una cascada de autocompasión absurda. Pero el casi lo es todo.
En ese giro, de 360º, nada cambia, salvo que he dado la vuelta y he mirado. Ahora, toca contar lo que vi con la cabeza girando.

De vacaciones

Escribir este diario es un trabajo y me voy de vacaciones.

Representar las palabras o las ideas con letras u otros signos trazados en papel u otra superficie esta relación histórica de lo que ha ido sucediendo por días, o día por día es una obra, resultado de la actividad humana y me voy de descanso temporal de una actividad habitual, principalmente del trabajo remunerado o de los estudios.

Despidiéndome con un texto de literatura definicional oulipiana.

escribir. (Del lat. scrib?re). 1. tr. Representar las palabras o las ideas con letras u otros signos trazados en papel u otra superficie. 2. tr. Componer libros, discursos, etc. U. t. c. intr. 3. tr. Comunicar a alguien por escrito algo. U. t. c. intr. 4. tr. Trazar las notas y demás signos de la música. 5. prnl. Inscribirse en una lista de nombres para un fin. 6. prnl. Alistarse en algún cuerpo, como en la milicia, en una comunidad, congregación, etc. ¶ MORF. part. irreg. escrito. ~ muy tirado, o ~ tirado. 1. locs. verbs. escribir muy deprisa. no ~se algo. 1. loc. verb. U. para denotar gran encarecimiento. No se escribe lo rico que es.

diario, ria. (Del lat. diar?um). 1. adj. Correspondiente a todos los días. Salario diario. Comida diaria. 2. m. Relación histórica de lo que ha ido sucediendo por días, o día por día. 3. m. Periódico que se publica todos los días. 4. m. Valor o gasto correspondiente a lo que hace falta para mantener la casa en un día, y lo que se gasta y come cada día. 5. m. Com. libro diario. diario de máquinas. 1. m. Aquel donde los maquinistas, a bordo de los buques, registran cuanto dato conviene al funcionamiento de las máquinas y al consumo de combustibles y lubrificantes. diario de navegación. 1. m. El personal y obligatorio que llevan a bordo en la mar los oficiales de marina, donde registran los datos náuticos, meteorológicos, acaecimientos, etc., que constan en el cuaderno de bitácora. diario de operaciones. 1. m. El colectivo de las unidades armadas y de los buques de guerra, donde se registran las operaciones en que toman parte y sus vicisitudes más importantes. a diario. 1. loc. adv. Todos los días, cada día. de diario. 1. loc. adv. a diario. 2. loc. adj. Dicho de un vestido: Que se usa ordinariamente, por oposición al de gala.

trabajo. 1. m. Acción y efecto de trabajar. 2. m. Ocupación retribuida. 3. m. obra (? cosa producida por un agente). 4. m. Obra, resultado de la actividad humana. 5. m. Operación de la máquina, pieza, herramienta o utensilio que se emplea para algún fin. 6. m. Esfuerzo humano aplicado a la producción de riqueza, en contraposición a capital. 7. m. Lugar donde se trabaja. Vivo muy lejos de mi trabajo. 8. m. Dificultad, impedimento o perjuicio. 9. m. Penalidad, molestia, tormento o suceso infeliz. U. m. en pl. 10. m. Mec. Producto de la fuerza por el camino que recorre su punto de aplicación y por el coseno del ángulo que forma la una con el otro. 11. m. coloq. Cuba, Ur. y Ven. Preparación por medio de poderes sobrenaturales de una persona para protegerla o para perjudicarla, y de una cosa para usarla como amuleto. 12. m. pl. Estrechez, miseria y pobreza o necesidad con que se pasa la vida. ~ de zapa. 1. m. El que se hace oculta y solapadamente para conseguir algún fin. ~s forzados, o ~s forzosos. 1. m. pl. Aquellos en que se ocupa por obligación el presidiario como parte de la pena de su delito. 2. m. pl. Ocupación o trabajo ineludible que se hace a disgusto. ~ temporero. 1. m. P. Rico. Empleo parcial. tomarse alguien el ~ de algo. 1. loc. verb. tomarse la molestia. Le agradezco que se haya tomado el trabajo de venir a visitarme. ~ le, o te, mando. 1. exprs. U. para dar a entender que es muy difícil aquello que se trata de ejecutar o alcanzar.

vacación. (Del lat. vacat?o, -?nis). 1. f. Descanso temporal de una actividad habitual, principalmente del trabajo remunerado o de los estudios. U. m. en pl. 2. f. Tiempo que dura la cesación del trabajo. U. m. en pl. 3. f. p. us. Acción de vacar (? quedar un empleo o cargo sin persona que lo desempeñe). 4. f. p. us. Cargo o dignidad que está vacante.

Esto no es una broma