Los ojos, poema objeto

Hace unos días Ernesto Pentón me regaló unas gafas que iba a tirar porque estaban algo deterioradas. Yo tenía guardada una caja de bombones que no sabía cómo ni cuándo usar. El poema de los ojos con un lipograma fuerte lo acababa de releer por el taller de poesía dedicada a OuLiPo que estamos realizando los miércoles a las 19:00.

Estos elementos se combinaron como por arte de magia para dar lugar a este pequeño objeto que ha resultado ser un obsequio para Pepe Buitrago en su setenta cumpleaños al que fui invitado la semana pasada.

Me gusta pensar que ha caído en buenas manos, manos de alguien que sabe apreciar lo poético de regalarle unas gafas en una caja que contiene un poema titulado «los ojos» a una persona que se dedica a la poesía visual realizada con hologramas.

Dudé si imprimir el poema sobre un papel especial (tenía unos restos de papel plateado), pero terminé por hacer una versión más sencilla y al mismo tiempo más legible y duradera: impreso sobre papel blanco con una lámina de papel cebolla superpuesta. La transparencia algo translúcida que se genera evoca, de alguna forma, esa evanescencia de un holograma.

Falsa Subasta

Me encantan las subastas subversivas (sub-realistas, no su-rrealistas) que ponen en cuestión o dejan de manifiesto que el valor y su relación con el precio, o el dinero, o su tasación económica es ridículo o ridícula, según hable del valor o de la relación.

Tuve la suerte de ser invitado a esta Subasta que organizaba Analía Beltrán, con quien ya realicé conjuntamente una suerte de broma sobre el precio del arte hace años.

ACCIONES Y REPRESENTACIONES. Laboratorio escénico y performativo en el COAM” (2024). Acción colaborativa de @cuarto.x en @coamadrid dentro del festival de @malasanaaescena coordinado por @ninadelpez de @estoespez

Reflexionamos sobre los límites entre el teatro y la performance, como caminos paralelos y coincidentes.
Comisariado: @monicaranegui + @analia_beltranijanes

COAM | Planta Jardín. C/ Hortaleza, 63, 28004, Madrid.
29 Abril 2024 | 19:30 – 21:30

Tras mi participación con una acción para la que logré hacerme responsable mediante mi puja (puja inversa, pues se supone que me la pagarían y no que yo habría de pagar por ella), obtuve este cheque del Art-Bank que, como buen entendedor, puedo asumir que no tendrá validez legal y, por supuesto, sin fondos.

No obstante, lo pasé fantásticamente e incluso recibí elogios (lo que no viene mal para el ego) por mi simple acción consistente en trasladar sobre una silla una pelota a lo largo del espacio por el tiempo de unos 4 minutos aproximadamente, generando un ruido muy evocador de los célebres conciertos de Stockhausen.

Viva la PEPA 6º Aniversario

Performances de los participantes en este evento que tuvo lugar el 20 de enero de 2024 en la galería Est_art Space, Alcobendas, Madrid

Tuve el honor de ser partícipe en esta fiesta-aniversario, del sexto aniversario de P.E.P.A. comisariado por Analía Beltrán i Janés junto un elenco de artistas fantástico.

Presenté una acción sencilla (de 6 minutos) titulada «Me lavo las manos» que considero actual, pero no solo.

Subscríbete al canal de PEPA (Pequeño Evento de Performance Art) si te interesa la performance.

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mis opiniones (caja)

Desde hace meses tenía pendiente terminar esta caja para darle carpetazo a un proyecto bonito, pero sencillo hasta límites inconcebibles.

Preparada para que el libro encaje a la perfección en su interior, modificada con un par de bloques de cartón, de los que suelen venir acompañando envíos demasiado pequeños para envoltorios demasiado grandes, sobre uno de los cuales está escrito: «depositar aquí».

Es un buen lugar donde guardar mis opiniones, por otro lado no escritas sino apuntadas en un apenas visible blanco sobre blanco, especialmente si tenemos en cuenta que la contraportada de la caja-libro reza: «basurero».

Romanticismo o…

Si me resisto a tirar estas cosas, ¿no será algún síndrome con nombre de griego? ¿será romanticismo?

Tengo pendiente hacer algo (aún no tengo cerrado qué hacer) con una colección de disquetes de 3 y medio y de 5 y cuarto que he ido almacenando a lo largo de mi vida. Ahora que ya no tengo disqueteras (asumiendo que lo que me importaba dentro de los mismos lo tengo almacenado en CD o en disco o en la nube (no siendo estas opciones excluyentes)), he pensado que puedo prescindir de ellos como soporte de información digital y puedo usarlos como soporte plástico (en los varios sentidos de la palabra plástico).

Estuve limpiándolos para que quedasen como si no hubiesen sido usados nunca, lo que me resulta difícil de asumir, pues sé que tienen (aún) contenido que, en ocasiones, podría ser incluso personal.

Esto no es una broma