Curiosa la fascinación del agua sólida cayendo desde el cielo. Desde la calidez del interior de mi casa, a través de la ventana, vi la Antártida cayendo a pedazos. El cristal se hacía Siberia, la luz se opacaba, el tiempo parecía detenerse.
Ventana
El cielo
es azul
pero la explicación
siempre me resultó
soberanamente
desconcertante
pensando que podía haber sido
rosa
y que
dice el chiste que sería ridículo
aunque eso no lo entiendo
el cielo
me sostiene
cuando camino patas arriba
como hoy
que el tiempo me posee
el cielo
me obnubila
cuando el añieblo
quiebra el silencio
el cielo
el cielo
el cielo
y su secreto azul
ming
cae por mi ventana
inundando
o innundando
el olvido
El secreto del color azul del cielo esta relacionado con la composición de la luz solar -integrada por los distintos colores del arco iris- y con la humedad de la atmósfera. (El Sol es quien se encarga de procurar al aire su humedad. Con su calor, hace que parte del agua de la superficie terrestre se evapore. En corriente invisible pero incesante, la humedad se dirige hacia el cielo desde los océanos, mares, lagos y ríos; desde el suelo, las plantas y los cuerpos de los animales y del hombre). […]
El color del cielo, debería ser violeta por ser ésta la longitud de onda más corta, pero no lo es, por dos razones fundamentalmente: porque la luz solar contiene más luz azul que violeta y porque el ojo humano (que en definitiva es el que capta las imágenes -aunque el cerebro las interprete-), es más sensible a la luz azul que a la violeta. El color azul del cielo se debe por tanto a la mayor difusión de las ondas cortas.
Llueve
lluvia desintegrada en la palabra lluvia
con pétalos de simiente
en el cemento
con lágrimas de bocas enceradas
llueve silencios
entre los bastidores del poema
hasta agujerear los versos más calizos
quebrando los poros de la letra a
llueve sílabas átonas
en medio de cualquier esdrújula
como levantando el vuelo para llegar al labio
llueve remos de piel y ornitorrincos
contra la dicha inusual de un verbo impar
llueve #454545
en mitad de una página web con CSS
llueve diluvios diminutos
de hipocondría contraalta
como el rizoma genérico
que abraza párpados mojados
llueve tristeza
siempre
en el hastío
llueve desidia y duda
llueve niebla
y miseria
y anfetaminas
y números primos
y teoremas de completitud
y un transfinito
llueve interrogaciones sobre las exclamaciones
y un sinsabor de besos que hoy
no me has dado
llueve colegios de corbatas azules
con elásticos
pantalones plisados
faldas plisadas
y un plato de lentejas frías con arroz
llueve nostalgia y pasado
como llueve nieve y pasado
como sol y futuro
y Alemania
llueve Sydney
Nueva York
París y Londres
llueve sin parar y sin azogue
llueve un final imposible de vocablos
sobre un diccionario
imperturbable
llueve
y llueve
sobre los campos
sobre los chopos (medio deshojados)
llueve
sí
una tilde en la i
llueve sin tregua
sin olvido
sin lástima
sin pausa
sin hidrácidos
sin meditación
y sin motivo
llueve
una caléndula dorada
llueve un geranio ahíto
llueve un omóplato homofóbico
y un ático mojado
da rienda suelta al brío
llueve
uves
ves
es
s
llueve
almirantazgo y ataduras
un ramillete de bocetos de proyectos
una esmirriada puerta acristalada
la lavadora cargada de promesas
un orinal de una vieja casona de madera sin agua corriente
bajo el frío acuñado en alcarreño
llueve
un véneto idioma emparentado
con idiomas ilíricos o itálicos
un oficial de la marina inglesa
una niña de porcelana Ming
llueve infinito
finito
indefinido
par
y pase
llueve en el bingo y en la ducha
llueve en la dicha y en el mundo
llueve en el castro y el molino
llueve en la cesta y la canasta
llueve en mi cama
en tus senos
en mi sexo
en tus curvas
derrapando gotas hasta el fondo del abismo
sin fondo
de tu piel
llueve
sin lluvia
y sin fuelle
sin pasión
y sin pulsión
llueve sin miedo
y sin medida
sin horizonte final
y con abrigos
un centenar de paraguas arrugados
un millar de capuchas incendiarias
un millón de electrones en una millonésima de milímetro de cable
e incluso
un millón de electrones en una diezmillonésima de miligramo de carne
(sí
de carne)
llueve una pulsación de teclas de teclado
de latidos de corazones
de chasquidos de opacidades
de alteraciones de membranas gastrointestinales
llueve hasta no poder seguir escribiendo
sobre cuánto
llueve
justo
antes
de comer
A contraluz
Irregular,
la luz se desplaza en línea recta (mentira euclidiana)
desde tus ojos a los míos
pasando por un puñado de espejos
que confunden sensores inteligentes
ávidos por deslumbrarme
y se deslumbran
enturbiados por un contraluz
que bien podría ser un contraliz
de lides en nuestros lechos.
Irregular,
la imagen vuela de tu palma de la mano
a mi memoria
y de una construcción sobretejada
a una retina cansada de la niebla.
Irregular,
regulada
la regla
que rige
nuestro futuro.
Porque
tenemos futuro.
Las primeras gotas serias del otoño
Caen.
La ventana forma un ángulo de unos 45 grados con la horizontal
y las gotas de lluvia caen
balanceadas por el viento
escaso
que las escora unos 10 grados con respecto a la vertical
de modo que están goteando
sobre el vidrio
amorfo y transparente
formando un ángulo de unos 35 grados
o de 55 grados
según se mire.
Mientras tanto
la suciedad va desapareciendo
metafórica
y
rigurosamente.
Miro el sorprendente gorgoteo
de cada una de las gotas
que se me escapan
con formas imprevisibles
comunicándome algo mistérico y hermoso
fabricando un tapiz instantáneo
de moléculas de agua
desorganizadas
como una revolución de caballos desbocados
huyendo de látigos de luz
restañando aullidos negros.
Un mosquito, ahogado,
es arrastrado por la corriente
de esta desoladora
mañana otoñal.
No lamento su muerte.
¿Dónde están hoy las palomas?
¿Por qué no han venido
a despedirse de sus excrementos?
Manto hídrico
cubre el zumo de sílice
bajo el que mis ojos
buscan huecos en el asfalto celeste.
Tras las ventanas
unas nubes grises
amenazan
o invitan
lluvia
tras las ventanas
estoy escribiendo
este impoema
nadérico
que caerá en la más absoluta
de las miserias digitales
tras las ventanas
las obras de remodelación de una fachada
continúan
tras las ventanas
está la duda
a veces poco metódica
tal vez desconfianza
en el ser humano
Augurios
en nuestra cama
a través de la ventana abuhardillada
bajo las nubes con forma de crimea
acercándose
los buitres
en una espiral asintótica
con vértice
entre mis cejas
granizo
cae
Llueve
al
fin
cae
agua
desde
el cielo
una carga de gotas doloridas
un aluvión de lágrimas ajadas
una espiral de llanto derramado
sobre
nuestras
cabezas
con un gris plomo
decorando el techo
nublado como la panza de un borrico enano (va por ti, JR
denso mercurio terciopelo
lleno de moléculas
de hidrógeno
y oxígeno
en proporción de 2 átomos
por cada uno
o de unos 2 gramos
por cada dieciséis
(uno por cada 8)
en resumidas cuentas:
limpiacristales barato
nos ayuda a ver el exterior
con nostalgia
como se mira a través de la lluvia
sobre los tejados
recordando tantas
y tantas
canciones
que no puedo evitar
dejar caer algún verso
robado
en este poema (casi hasta bucólico
sobre las precipitaciones
que predijo
con acierto
la agencia espacial de meteorología
ahora que ya no parece existir
el instituto nacional de lo mismo
yo también tuve mi pequeña visión del futuro
ayer
asomándome a la ventana
entonces sucia
y contemplando la espesura de las nubes
acumulándose
calmadas y plomizas
a varios cientos de metros por encima de
las antenas
las tejas
los pararrayos
y las aceras
llueve
lluvia
gris
asfalto
y me encanta.
Ventana, M-20040216
Frente al Frío. Un silencio. Un estómago. La música de mis internas cañerías llora pidiendo justicia. ¿Os acordáis de aquellos que protagonizaron la historia?
Algunas veces gimo por carecer de una palabra que diga algo. Algo con sentido. Con un sentido para mi vida. Me obligo a escribir letras y letras una detrás de otra como si no pudiese hacer otra cosa cuando podría lanzarme a la cama a su lado y lamer su piel cálida con mis dedos a punto de estallar.
Este fin de semana, Mª Luisa salió 2 horas a la calle. Estuvo haciendo la compra y se encontró con su vieja amiga de la infancia. Agustina, que ahora es gorda (aunque siempre fue tendente a ello) y sin encanto, aunque en su risa o sonrisa aún perdure un resto ajado de coquetería…
Mueren los oligarcas de la tinta en la noche. ¿Crees que tiene algún sentido que escriba de esta manera?
Este texto será arrojado al fuego: me creeré, incluso, maldito o irreverente… cuando lo que soy sería tan triste revelarlo…
Ventana, M-20040212
Cada día se muestra distinto al anterior y al siguiente en algún detalle que nos permite comprender el significado del tiempo, de la vida, del arte, del hombre.
Podría fotografiar esa terraza cada mañana a la misma hora para llegar a la conclusión de que envejezco y moriré. Pero ¿por qué? ¿por qué moriré? No hay indicios y, sin embargo, lo creo. Otros han muerto, pero yo no, yo nunca he muerto. Morí es una de esas palabras que suenan fatal a costa de no haber sido oídas casi nunca, salvo que en relatos más o menos literarios.
Y es que, de la observación continuada de algo vivo, uno jamás llegaría a semejante conclusión (excepto dejando indefinidamente de observar, cosa que quizá propele adelante en este acto que, por tanto, guía mi vida, me vive, me devora el tiempo.
Mientras no compre
un cuaderno,
esto será una sucesión (absurda
de hojas sueltas
inconexas.
¿Compre? ¿He dicho «compre»? hummmm…. ¿qué me está pasando? Estoy relajando los músculos de la convicción.
17 prendas de tonos ocres, una rosa fondo en la hilera segunda, algunas azueles claras como la parte superior del cielo, del que son pobre reflejo.