
Proyectos
ODA A IDA

Camiseta intervenida para descubrir un poema sobre cómo funciona Madrid este año.
Triste, pero cierto.
Realizado durante la acción poética titulada «Lavandelirium»
Lavandelirium

Lavandelirium
Génisis
En un lugar de La Mancha de nombre noble y compuesto, sentóse en torno a una mesa un grupo de Poetas a yantar y pimplar en verso. De pronto, una versificadora exclamó: «¡Diablos! ¡Me ha caído un lamparón al pantalón!» y a continuación quiso explicar a sus co-bardas (pues eran poetas féminas en su mayoría) el aprieto que dicha mancha suponía para ella. Con los violines de fondo––¿o acaso fue un arpa?––, reveló que, debido a la coyuntural crisis de suministros, se encontraba en esos momentos sin lavadora en casa por lo que se veía obligada a hacer la colada en una lavandería a la vuelta de la esquina. Y fue entonces que sonaron las maracas…
Cita
Viernes 29 de octubre a las 18:00, punto de encuentro: c/ Doctor Fourquet 24 (el huerto urbano Esta es una plaza), de ahí iremos a una Lavandería cercana
Programa
Acto poético: “Lavando versos” haremos una colada colectiva y veremos a ver qué combinación nos devuelve la lavadora… A este fin, trae retales de tela o prendas con un verso o una palabra escrita, bordada, recortada, o sugerida. Cada un@ irá leyendo sus versos/palabras antes de meter cada prenda en la lavadora.
Entre acto: “Colada collage” mientras se van lavando los versos montaremos y desmontaremos una exposición efimerísisima de collage ahí in situ (duración: 35 minutos aprox.)
Procesión solemne: “Posible homenaje a Quevedo” una vez acabada la colada, iremos en procesión, cada un@ con su cesta de ropa desde la Lavandería hasta la Plaza para tender la ropa. Posiblemente aprovechemos para hacer un homenaje a Quevedo, pero no lo prometemos (duración: 3-4 minutos)
Recital: “Tendiendo versos” una vez en la Plaza, procederemos a tender los versos de la colada, recitando sus resultados, y aprovecharemos para recitar algún que otro poema compuesto de antemano, al ser posible con temática afín al evento (duración: ¿15 minutos?)
Taller: “Collaging, que es gerundio” se ofrecerá a los asistentes un taller de collage (duración: ¿30 minutos?) (Fue suspendido el taller por condiciones climáticas adversas)
Clausura: “Volviendo a La Mancha” nos iremos a tomar cañas a un bar cercano de ese nombre (duración: ?)












La belleza del error
Escaneando
errores
preciosidad
en el ruido
un halo de negritud
recorre el lecho.
Primeras fotografías exitosas
Hoy he vuelto a experimentar con cianotipias, para el proyecto Año Añil, pero como de momento quiero ir viendo cómo funciona la sensibilización del papel, el contraste, la impresión de «internegativos» sobre acetatos que no están pensados para inyección de tinta, así que he debido comprar un nuevo paquete de cosas… con lo que esta técnica se me está poniendo en un pico. Pero bueno, todo sea por la causa…
Cuando la exposición ha alcanzado este color gris, he decidido retirarlas del sol, pero creo que ha sido poco tiempo, aunque esta vez sí han quedado más o menos bien, como puede verse en esta A con su negativo que al estar hecha con cartón opaco sobre el papel de acuarela, me daba una idea de cómo funcionaba el contraste:
Me encanta cómo ha quedado el azul, añadiéndole en la última cubeta un poco de agua oxigenada, que dicen que acentúa el tono.
Las fotografías de Carmen y mía han quedado bastante peor, pero creo que es achacable en gran parte a la impresión del negativo digital sobre un acetato no apto para impresoras de inyección. No obstante, mucho mejor y más nítidas (se distingue algo) que el fracaso de la semana pasada, al haber cambiado de impresora a la recién adquirida HP ENVY.
Es verdad que resulta ilusionante ver aparecer el positivo al sumergir el papel en la primera cubeta. Aunque creo que soy algo impaciente y seguramente tendría que esperar más tiempo para que el verde, que ha tornado a gris, de las sales metálicas no sensibilizadas se disuelvan en el agua.
La sensibilización del papel la he hecho bajo luz led, sin preocuparme por su posible veladura, pues se supone que tiene poca luz ultravioleta, aunque probaré más adelante con mi sistema casero de luz infrarroja.
Secado el papel con secador durante 2 minutos.
Montado el negativo sobre el mismo dentro de los marcos de fotos que utilizo, los tiempos de exposición al sol han sido de solo 5 minutos.
La primera inmersión en la cubeta primera ha sido de unos 2 minutos máximo.
La segunda inmersión en la cubeta segunda ha sido de unos 2 minutos máximo.
La tercera inmersión en la cubeta tercera ha sido de unos 5 minutos máximo. Este última contenía algo de agua oxigenada.
Persiguiendo rayos ultravioletas
Los primeros experimentos con la cianotipia muestran que tengo graves problemas para organizarme con los trabajos manuales.
Y que no sé si es una buena idea hacer este proyecto en un lugar en el que la luz del sol se cuela por el balcón con cuentagotas y un cronómetro encendido.
Mientras tanto, ayer hube de utilizar el sofisticado montaje de la imagen de abajo para simular una luz infrarroja bajo la que fotosensibilizar unos restos de papel adquirido para la ocasión.
Comenzando el proceso de Año Añil
Tras años dedicándome a cualquier otra cosa, he vuelto a «mis orígenes«, por decirlo así, disolviendo sales minerales varias en matraces hasta obtener otra mezcla de ambos productos que ha de ser fotosensible.
Estoy experimentando con Cianotipia, para realizar un proyecto que denominaré Año Añil que ha de ser un libro manual realizado a base de fotografías utilizando este método tradicional que darán lugar a un intenso añil.
Adquirí los productos a disolver en las mezclas iniciales en Manuel Riesco, 100 gramos de citrato férrico amoniacal (VERDE) y otros 100 gramos (no se puede comprar en menor cantidad) de ferrocianuro potásico (ROJO), así que el primero se convertirá en mi reactivo limitante.
3 Cubetas de plástico de 3L, 6 matraces de 100ml, 4 jeringuillas de 5ml, 6 botes opacos de 100ml y unos pinceles básicos los adquirí por Amazon (sí, me avergüenza, pero fue cómodo).
En La Riva compré 5 pliegos de 70x100cm de papel de acuarela Guarro de 350gsm con barbas a los dos lados.
Hoy he estado cortando un pliego en unidades de 14x17cm que me han permitido sacar hasta 28 pequeñas páginas por cada pliego y poder utilizar unos marcos de fotografía para luego realizar la exposición fotográfica.
Veremos qué va pasando este mes a medida que mi torpeza rompa los materiales, los ensucie, etc, etc, etc…
De momento, he comenzado con las mezclas: realizando 50ml de cada uno de los compuestos con la 12,5g de citrato férrico amoniacal y 5g de ferrocianuro potásico que he etiquetado respectivamente como A y B. He mezclado 25ml de cada una en un matraz bajo la luz enrojecida de mi teléfono móvil, para atenuar y eliminar la posibilidad de reacción con ultravioleta y he obtenido 50 ml de solución fotosensible. Tengo las páginas (28 papel Guarro 350gsm de 14x17cm), he forrado los mangos de 2 de los pinceles para que la parte metálica no pueda entrar en contacto con la solución fotosensible.
Mañana, con los restos del papel, comenzaré las pruebas de imprimación, etc… antes de empezar a destrozar hojas.
uno imagina irracionales…
Uno imagina cuando encuentra por primera vez números a los que llama irracionales que no lo son en el sentido que ha imaginado, sino en el hecho de que no son razones, razones entre números enteros, pero tampoco uno cae en la cuenta de que a las divisiones les llamamos razones, así, sin ton ni son o todo lo contrario, quizá no hay nada más razonable que dividir las cosas, repartirlas, incluso los números enteros para que dejen de ser tan pretenciosamente enteros y cuando uno se encuentra números que no son el fruto de una repartición siente cierta aversión hacia ellos, los repudia, los niega, los ningunea, uno intenta convencerse de que son aproximaciones de algo más «razonable», aunque uno llegue a saber que no es así por reducción al absurdo, que parece una reducción al Pedro Ximénez, pero no tiene nada que ver con ella, por muy sabrosa que pueda resultar en ocasiones.
Uno imagina cuando encuentra por primera vez números a los que llama irracionales que no son todos iguales y que el loco paralelismo prestado por el léxico filosófico sirve para clasificarlos en trascendentes, construibles, algebraicos, normales… Sí, también uno descubre que hay números normales y lo que a uno le vuelve aún más loco (que no irracional) es que todo número normal debe ser necesariamente irracional, así, como si nada, como si eso de repente explicase tantas cosas que uno nunca ha comprendido en la vida que parece una epifanía.
Uno imagina cuando encuentra por primera vez números a los que llama irracionales que no son el final de todos los números posibles y que ha de haber algo más allá, así que se emociona incluso cuando a uno le hablan de los números imaginarios que hacen realidad el hecho de que los números reales no sean tan completos como creían ser, mientras sí lo serán los números complejos, así: completos sin complejos.
Uno imagina (pues no puede parar de imaginar) cuando encuentra por primera vez números a los que llama irracionales que no son más que la puerta de entrada a la matemática de la poesía, la que descubrirá un número poético que incluirá sus números imaginarios, sus irracionales, sus enteros y sus fracciones, sus negatividades, sus nulidades, la nada, nada infinita, nada lemniscática, nada redonda y pueril, nada feliz en la que uno se pierde sin dilación en una ecuación diferencial diferente a lo esperable, una nada inestimable, incalculable, una nada que forma operaciones como versos sueltos en un cosmos ingrávido.
Uno imagina cuando encuentra por primera vez números a los que llama irracionales que el amor debe de estar escondido en el número π o que la i no es la e, pero ambas comparten la letra como signo último al que referirse, en el que habitar, en el que albergarse hasta que paren de llover decimales si es que alguna vez escampa; uno va más allá del signo reconocible objetivamente para abrazar el grafo, el signo asémico, la línea más o menos continua que un material traza sobre otro rompiendo y rompiéndose a nivel atómico, destrozándose para dar vida a la imagen: imagen que imagina uno cuando encuentra por primera vez números a los que llama irracionales que no lo son en el sentido que ha imaginado.