La poesía IA IA IA…

He decidido que quiero entrenar a una IA (Inteligencia Artificial) para que escuche poesía, no para que la escriba, que eso ya lo hago yo. 😛

Harto de ver cómo la gente genera «poemas» con una IA no hago más que pensar (con esta inteligencia natural que tengo) que ¿por qué no se entrena a la IA para que escuche poesía y no para que la escriba?

En realidad, se entrena a las IA para que HAGAN cosas, pero eso está dejando claro a qué acciones no consideramos HACER, por ejemplo: escuchar, atender, aprender, respetar… y sólo son medios, caminos para conseguir fines en esta distopía maquiavélica llamada SXXI.

Voy a escribir (seguramente por carta y manuscrito en búsqueda de lo analógico anacrónico) a varias personas enviándoles un texto que diga:

Este poema está escuchado por una IA de código abierto.

La personalización del blog

Esta semana he estado personalizando el blog (este diario en el que escribo) y la web de Clave 53 con el fin de homogeneizar las 3 webs que van a estar relacionadas, que son la web de Clave 53, la web de Giusseppe.net, que a su vez es trina, así que incluye las páginas HTML hechas por mí, el wordpress en el que estoy escribiendo ahora mismo y la aplicación Piwigo que sirve como soporte a los álbumes de fotografías que utilizo en la web, y por último la aún no realizada web de la «Editorial» que está a medio camino entre la de Clave 53 y la de Giusseppe, lo que me ha condicionado a elegir una tríada de colores «armónicos» así que será con fondos verdes donde la de Clave 53 es morada y la de Giusseppe es naranja y algún juego similar con los tres colores básicos que he decidido que sean:

Giusseppe.net: Color protagonista naranja (#ff9900)
Clave 53: Color protagonista morado (#800080)
Editorial: Color protagonista verde (#008000)

Para personalizar el blog, que está realizado usando una plantilla denominada Tulsi he utilizado el siguiente código extra (extraído y adaptado desde la web de giusseppe.net):


/* Cabeceras */
.entry-header {
  padding: 30px;
  background-color: #333;
  -webkit-animation: slide-in-left 3s both;
  animation: slide-in-left 3s both;}
h1.entry-title {font-size: 2em}
h2.entry-title a {color:#ff9900;}
h2.entry-title a:hover {color:#FFF;}
a, a:visited {
  color: #ffffff;
  font-weight: bold;
}
a:hover {color:#ff9900}
/* Marco Redondeado */
/* Marcos redondeados */
main {
  padding: 10px; 
  box-shadow: 0 0 30px rgba(255,159,0,0.7);
}
/* Quotes */
blockquote {
  font-size:1em;
  color: grey
}
/* Widgets */
.widget-title {
  background-color: #333;
  font-size: 16px;
  -webkit-animation: slide-in-right 3s both;
  animation: slide-in-right 3s both;
}
.sidebar .widget {
  font-size: 12px;
  background-color: #ff9900;
  color: black;
}
.sidebar .widget a, .sidebar .widget a:visited {
  color: black;
  font-weight: bold;
}
/**
 * ----------------------------------------
 * animation slide-in-left
 * ----------------------------------------
 */
@-webkit-keyframes slide-in-left {
  0% {
    -webkit-transform: translateX(-1000px);
    transform: translateX(-1000px);
    opacity: 0;
  }
  100% {
    -webkit-transform: translateX(0);
    transform: translateX(0);
    opacity: 1;
  }
}
@keyframes slide-in-left {
  0% {
    -webkit-transform: translateX(-1000px);
    transform: translateX(-1000px);
    opacity: 0;
  }
  100% {
    -webkit-transform: translateX(0);
    transform: translateX(0);
    opacity: 1;
  }
}
/**
 * ----------------------------------------
 * animation slide-in-right
 * ----------------------------------------
 */
@-webkit-keyframes slide-in-right {
  0% {
    -webkit-transform: translateX(1000px);
            transform: translateX(1000px);
    opacity: 0;
  }
  100% {
    -webkit-transform: translateX(0);
            transform: translateX(0);
    opacity: 1;
  }
}
@keyframes slide-in-right {
  0% {
    -webkit-transform: translateX(1000px);
            transform: translateX(1000px);
    opacity: 0;
  }
  100% {
    -webkit-transform: translateX(0);
            transform: translateX(0);
    opacity: 1;
  }
}

 

Rediseñando la web de Clave 53

Previo a la instalación de un nuevo WordPress que sirva a modo de «tienda» de la editorial que poco a poco voy construyendo, me he tenido que meter a rediseñar la web de Clave 53, para que tenga colores más armónicos (esas cosas en las que a veces no creo, pero que existen a pesar mío) amén de tener elementos comunes con la web de Giusseppe.net y, de este modo, que parezca parte de un todo y no que luego esa «tienda online» puede acabar no pareciéndose a nada de lo anterior.

He decidido apostar por la Tríada Equidistante de «verde-púrpura-naranja». Unificar criterios de tipografía (todas las web usarán la font «Nunito») y algunos efectos que también incluiré en la futura sección de «Venta de libros online» que aún no he conseguido bautizar.

Hacer dinero

El lunes comencé un proyecto algo disparatado (¿acaso no lo son todos los que hago?) que se titula «Hacer dinero».

Consiste en recortar billetes poéticos con las dimensiones de los billetes de euro (5, 10, 20, 50, 100, 200 y 500) de las páginas de una de las enciclopedias que más tiempo en mi vida me ha acompañado y que, finalmente, no tiene más validez (desde el punto de vista utilitario) que la de convertirse en polvo, como yo algún día.

Es curioso que esté comenzando este proyecto (o no tan curioso, después de todo) en un periodo en el que estoy especialmente preocupado por mis finanzas.

Y hablando de finanzas, fue muy muy divertido atender a una de tantas llamadas no deseadas que preguntan por el Señor Giusseppe para ofrecerle, con una cálida voz de acento extranjero, la posibilidad de adquirir criptomonedas en el mercado financiero internacional.

No pude substraerme a la posibilidad de contarle que, justo cuando me estaba llamando, estaba midiendo la caja de texto de las páginas del diccionario donde voy a proceder a recortar mis propios billetes, que me parecen tan verdaderos como los que actualmente están en curso y sostenidos por reservas internacionales. Sí, más o menos sé en qué consiste «el dinero» y no tengo un problema con ello. Pero ¿y si todo eso que damos por incuestionable fuese cuestionable? ¿Naciones, Estados, Economía, Finanzas, Dinero, Capital, Mercado, Reservas, Patrón-Oro, Patrón-Dolar…?

Se lo comenté en serio, intentando que no se lo tomase como una burla, ni como una ridiculización de un trabajo que está haciendo que sé lo tedioso que es y lo desesperante que puede llegar a ser. Pero supongo que tiene el protocolo esperable de no perder tiempo con quien, obviamente, no va a contratar productos financieros como criptomonedas en el mercado internacional.

Otro dilema interesante que está planteándome este proyecto es el de optimizar la cantidad de papel de la caja del libro para producir la menor cantidad de papel no utilizable (aunque puedo hacer marcapáginas, posiblemente). Es un problema topológico y de optimización matemáticamente resoluble, pero no quiero afrontarlo sólo desde la perspectiva del cálculo, sino desde la optimización, también, de los cortes a realizar y algunas otras cuestiones que irán surgiendo a medida que me ponga a ello y que ahora mismo, aunque me niegue a creerlo, no puedo prever.

En 2023 quiero convertirme en un banco de dinero poético.

¿Qué es el dinero poético?

Esta cuestión la debatiré otro día.

Cena de Navidad Poética

Organizar una velada de cena navideña con las casi 40 personas que asisten actualmente a los Talleres de Poesía y Escritura Creativa de la Asociación Cultural Clave 53 es algo que parecía una tarea titánica, pues tener en cuenta las diferencias en cuanto a días disponibles, a horarios posibles, a casuísticas varias, amén de las necesidades gastronómicas de cada cual (vegetarianismo, celiaquía, intolerancias…), sin olvidar no subir de precio innecesariamente a pesar de las fechas que ocupamos.

Lo hemos conseguido después de varios restaurantes pre-seleccionados como fueron:

1.- Restaurante Portomarín, que fue el primero que se me ocurrió por si no había sitio en otros lugares. Éramos un grupo muy numeroso y los espacios en Madrid (centro) se llenan con lo que había que tener una red de seguridad de un espacio «econonómico» y grande.

2.- El precioso Nanai que se autoproclama espacio cultural y cuyo pequeño escenario nos habría brindando la posibilidad de hacer un minirrecital íntimo, pero que subió el precio (casi 60€/persona) pues no le salíamos rentables. Lógico: estas fechas…

3.- Una opción nipona: Oishii Sushi & Ramen garantizaba opciones veganas, sin gluten… buen precio, divertido, pero el lugar que nos proponían para más de 25 personas no era muy agradable para salir en fotografías con las que presumir en redes sociales y esas cosas.

Por último, me decanté casi por accidente (paso todos los días delante y ni lo había pensado) por un restaurante italiano llamado Pizza Emporio, que está justo enfrente de uno de la famosa franquicia presuntuosa.

No tenía ni siquiera página web en funcionamiento (pizzaemporio.com te lleva a un dominio inexistente), pero como podía hablar en persona con quien lo gestionaba, me personé en el local y concretamos la posibilidad de tener un menú por 23€/persona que incluía multitud de opciones.

Fue un enorme acierto y la gente estuvo encantada del encuentro que hacía más de 2 años que no podíamos organizar por motivos obvios. No sé si repetiremos, pero es bastante probable que se convierta en un lugar a tener en cuenta para eventos de estas características porque el personal fue amable, los precios estuvieron muy ajustados a lo esperado con bebidas extra, no escatimaron agua para quien la pidió, sin coste, y nos hicieron la fotografía que encabeza esta entrada en este diario, hoy, cuando puedo además agradecer a todas las personas asistentes su agradecimiento hacia mí y, también, su tolerancia con pequeños inconvenientes que siempre pueden surgir.

Les ofrecí un par de ejercicios poéticos que espero que sigan manteniendo algo de la buena energía que se generó en la cena:

Repartir un cuaderno en el que ir escribiendo poemas (o lo que se quisiese) a lo largo de la noche pasándolo a quien tuviésemos cerca.

Llevé un libro de Federico García Lorca muy personal para mí: era el primer libro de poesía que había comprado por mi cuenta en una librería en Colmenar Viejo allá por los inicios de los años 80. Me ha acompañado desde entonces, pero quería compartirlo en un proyecto de intervención que consiste en que cada persona lo tenga consigo una semana y lo «intervenga» de alguna manera hasta que dé la vuelta completa a la mesa (a quienes estuvimos en ella ese 9 de diciembre de 2022) o se pierda en sus manos que al fin y al cabo es lo más probable y son buenas manos para que un libro de poesía se extravíe de por vida.

El desapego ha sido difícil, pero también emocionante en varios sentidos de la palabra.

Vídeo de Poseía Poesía

Vídeo en formato palimpsesto audiovisual utilizado para la introducción de la presentación del libro Poseía Poesía de Giusseppe Domínguez.

El audio de fondo es una lectura de 999 palabras (pudiendo ser poseía o poesía) generadas aleatoriamente. La lectura la realizó un sintetizador de voz de linux personalizado.

Incluye vídeos de tiradas de dados, de vídeos que dejan ver lo que ocurrió en otro momento del tiempo, como por ejemplo, vídeos de Contar 88 garbanzos secos manualmente (una vídeo-acción englobada en el proyecto La Consulta Caso 30), o la escritura sobre 36 dados de madera de 2x2cm de las palabras poesía y poseía (30 y 6 veces respectivamente).

El vídeo ha sido editado utilizando kdenlive 22.04.3 sobre Linux Mint 20.3 (una)

Presentación de Poseía Poesía

Hoy presento el libro-proyecto Poseía Poesía que he estado postergando (la presentación) desde una pandemia y cuarto.

La semana pasada estuve editando un vídeo para ayudarme en la presentación y no sentirme tan solo, con un proyecto-libro difícil de presentar: No se puede leer como si fuese un poemario convencional y no es puramente un libro de artista. ¿Qué es este libro? He preparado un texto de más de 8 páginas que seguramente leeré (parcialmente) para contextualizar una rareza de estas de la Poesía Programable que, quizá, no está encontrando el nicho de personas potencialmente interesadas.

Esto no es una broma