Palimpsesto: Tecnocasa

Llaman al telefonillo.
Son Tecnocasa.
Abrimos.
Suben.
Comienzan a mirar por los descansillos sin tocar el timbre.
Me acerco a la puerta.
Les abro con un pedazo de zanahoria en la boca.
Me dicen que son Tecnocasa.
Ya lo sabía.
Me ofrecen valorarme el piso.
Gratuitamente.
Les digo que no me interesa.
Se sorprende (o hace el sorprendido).
Pero si es gratis…
Pero es que no me interesa.
¿No quieres saber lo que vale tu casa?
No.
Me da igual.
Mi casa vale para vivir en ella.
Pero si es gratis…
No tengo mucho más tiempo que perder.
Insisto: No, me da igual.
Preguntan si hay alguna vivienda vacía.
Les digo que no. (No les diría nunca que sí)
Me preguntan si conozco algún vecino que haya fallecido recientemente.
Es el colmo, pienso. Pero les digo que no. (No les diría nunca que sí)
Giran hacia las escaleras.
Les deseo que pasen un buen día
mientras vuelvo a mi casa a seguir haciendo la comida.

Palimpsesto: Impostura


Impostura

Imágenes de nada
Imágenes generales
Imágenes imaginadas sin imaginación
Imágenes de colores anodinos
Imágenes de colores impactantes
Imágenes que valen menos que media vocal cerrada
Imágenes sin sabor
Imágenes sin olor
Imágenes sordas
Imágenes sin gen ni generación
Imágenes de archivo
Imágenes apropiadas sin piedad de la intemperie
Imágenes captadas por ajenos
Imágenes captadas por ajenas
Imágenes sin alma y sin sentido
Imágenes de red almidonada
Imágenes sin píxeles de guerra
Imágenes con aires de grandeza
Imágenes que pretenden ser de oro y son de piedra
Imágenes con pies de porcelana
Imágenes como logos de empresas inasibles en paraíso fiscal
Imágenes de ausencia de cerebro
Imágenes de carencia de entrañas
Imágenes de tristeza calculada
Imágenes sin plomo ni desgarro
Imágenes osadas sin ositos
Imágenes que rondan la miseria
Imágenes buscando el éxito inmediato
Imágenes de luz de polvo y paja
Imágenes iguales a otras imágenes iguales a otras imágenes
Imágenes intercambiables e indisginguibles
Imágenes ya vistas ya trilladas
Imágenes absurdas y tan caras
Imágenes de caras y de absurdos
Imágenes ocaso de una civilización basada en la palabra
Imágenes azules blancas rojas
Imágenes banderas de compañías piratas
Imágenes generalistas y también generales
Imágenes de nada
Imágenes de todo y tan vacías…

Palimpsesto: Cuarto y mitad

Cuarto y mitad

Cuarto y mitad de carne picada
Cuarto y mitad de queso de cabra
Cuarto y mitad de menudillos de pollo
Cuarto y mitad de sobrasada mayorquí
Cuarto y mitad de higos chumbos
Cuarto y mitad de una naranja amarga
Cuarto y mitad de manzanas reineta
Cuarto y mitad de horizontes sin nombre
Cuarto y mitad de trigo sarraceno
Cuarto y mitad de besos amargados
Cuarto y mitad de noches en tus labios
Cuarto y mitad de asfalto rojo
Cuarto y mitad de pinos enlatados
Cuarto y mitad de abetos envidiosos
Cuarto y mitad de olor a jengibre seco
Cuarto y mitad de espárragos noctámbulos
Cuarto y mitad de sequía sentimental
Cuarto y mitad de versos inconclusos
Cuarto y mitad de tres cuarto y tres mitades
Cuarto y mitad de dígitos cobardes
Cuarto y mitad de ecuaciones entrañables
Cuarto y mitad de ocarinas sordas
Cuarto y mitad de un concierto en Re menor
Cuarto y mitad de sinfonías hipnagógicas
Cuarto y mitad de moles inhumanos
Cuarto y mitad de adverbios infundados
Cuarto y mitad de cifras enervantes
Cuarto y mitad de trescientossetentaycinco
Cuarto y mitad de espacios y de tiempos
Cuarto y mitad de cuarto y mitad
Cuarto y mitad de finales sin comienzo

Palimpsesto: Metáforas viscerales

No soy poeta de metáforas viscerales
pero noto una opresión
a unos tres centímetros a la izquierda
del esternón
aproximadamente entre el frente
y la espalda.

Una opresión que podríamos calificar de muscular
incluso sin saber lo que hay dentro de esta cavidad
denominada tórax
cuyo nombre deriva del latín
a su vez de un vocablo griego más arcaico
que significa coraza.

Siento que la expasión de la región intracostillar
está inhibida en cada inhalación
cuando ella está en casa.

Apatía de la musculatura intercostal
asternales decaídas en depresión hacia flotantes
y un diafragma inervado por frénicos de duelo
sofoco
con sensación de opresión en la región torácica o abdominal.

Podría decir (sencillamente)
que me duele el corazón de verla así
que se me encoje el alma
ánima de cañón con pólvora de silencios
que la angustia me hiere
que me puede su mal.

Pero el silencio impuesto en aras de la calma
está cerrando el paso a la voz de dolor
al grito sano
y se me pudre dentro
la contención prudente de un millar de miserias
y sus manos buscando el pomo de una puerta.

Palimpsesto: Osamenta

Osamenta

La noche. Tos. Más Tos.
Se rompen vasos capilares en el fondo de mi cráneo.
Pasan minutos. Parecen horas.
Maldita tos. Tos.
No sé qué hacer.
Intento recordar que un día no tuve tos
y era feliz.
Pasan horas. Parecen minutos.
Tos.
Tomo jarabe. Tomo miel. Tomo agua. Tomo medidas.
Tomo átomos átonos. Pero nada cambia.
Más Tos.
No quiero despertar pero estoy despierto y leo.
Leo un artículo que informa sobre un atentado en Berlín
y rebajo la importancia que le doy a mi infernal ataque de Tos.
Vuelvo a la cama. Más Tos.
Salto de la cama.
Todos los huesos crujen
pero no puedo olvidar lo de Berlín.
Han asesinado al embajador ruso en Turquía.
Alepo sigue siendo zona de guerra. Se habla de reconquista.
Tos.
Duelen los huesos. Duelen los músculos. Duelen los tendones.
Duelen los nervios. Duele la empatía y la inocencia.
Desvanezco todo intento de reconciliar el sueño.
Y veo amanecer sobre cadáveres que no veo, pero que están ahí.
Los tonos oscuros de las fachadas dejan venir el día.
Y nada cambia.

Esto no es una broma