Paso del haiku a la astrofísica, de la astrofísica al álgebra, del álgebra a la topología, de la topología a la sintaxis, de la sintaxis a la lingüística, de la lingüística a la historia, de la historia a la geografía, de la geografía a la geolocalización, de la geolocalización a la programación, de la programación al CSS, del CSS al SEO, del SEO al veo-veo, del veo-veo al velo, del velo al llanto, del llanto al canto, del canto al tango, del tango al sueño, del sueño al psicoanálisis, del psicoanálisis a las vanguardias, de las vanguardias a John Cage, de Cage a la performance, de la perfomance a la acción, de la acción a la reflexión, de la reflexión a la teoría, de la teoría a la práctica, de la práctica a la plática, de la plática a la amistad, de la amistad al amor, del amor a Carmen, de Carmen a la pasión, de la pasión a la semana santa, de la semana santa a la laicidad, de la laicidad a la moral, de la moral a Kant, de Kant a Aristóteles, de Aristóteles a Arquímedes, de Arquímedes a Siracusa, de Siracusa a los helados, de los helados a la pasta, de la pasta a la gastronomía, de la gastronomía a lo gastrointestinal, de lo gastrointestinal a la diarrea, de la diarrea a la fisura, de la fisura a la muerte, de la muerte a la palabra, de la palabra a la sílaba, de la sílaba a la letra, de la letra al signo, del signo al símbolo, del símbolo a Roland Barthes, de Barthes a la estructura, de la estructura al discurso, del discurso a la política, de la política a la guerra, de la guerra a la violencia, de la violencia al rechazo, del rechazo a la intolerancia, de la intolerancia a la tolerancia, de la tolerancia a la diferencia, de la diferencia a la distancia, de la distancia a Japón y de Japón al haiku.
amigos
Probando a los amigos
Si hay que probarlos, es que no son amigos.
Antiguos chistes
entre los textos que guardo en el cajón
de los recuerdos
está una enorme cantidad de chistes
en formato electrónico
que me envió un amigo hace tiempo.
lo interesante es la cantidad de tiempo:
fue en el año 1994
los recibí por correo electrónico
mi dirección era entonces
JMDOMIN AT IBMCCI11
no había ni punto com ni punto nada y punto.
tenía un programa de recepción de correo electrónico
de pantalla de texto verde sobre negro
y las cabeceras se distinguían del contenido con unas líneas horizontales
fabricadas con signos igual consecutivos.
se enviaba a imprimir a una impresora que estaba en otra planta
del edificio
y si se quería obtener un bonito formato
debía hacerse con un lenguaje denominado :script:
que entendían aquellos viejos IBM-3090.
tenían sesenta y cuatro megas de almacenamiento central
y una codificación pura de caracteres ASCII
así que nos olvidábamos de acentos y signos de puntuación
por no hablar de nuestra patria eñe.
los chistes son tan antiguos que han perdido hasta cierta gracia
pues la sensibilidad también se ha transformado
pero no tanto como la tecnología
y esta observación no deja de parecerme llamativa.
he recordado al amigo que me los envió
y algunos otros amigos que compartían conmigo cierta tendencia
al aislamiento mediante la tecnología
y al mismo tiempo
a compartir experiencias mediante la tecnología
y a socializar
hasta llegar a crear grupos de noticias
en un protocolo que se acabo por extinguir
porque era demasiado jerárquico, estructurado, organizado
para la avalancha que estaba por llegar a ese mundo
de información descabalada.
se terminó el sueño de que aquellas herramientas
podrían dirigir la humanidad hacia otros derroteros
más libres
más solidarios
más sociales
más informados
y fuimos
poco a poco
capitulando ante la deriva comercial
hipervigilada
de una red degenerada
y tonta
accesible, eso sí,
desde un millar de millares de dispositivos
llamados inteligentes.
antiguamente
la inteligencia era reservada para calificar
a los humanos.
Gravedad
Anteayer un amigo me preguntó que si fuera de una nave espacial en el espacio (valga la redundancia) exterior un astronauta siente la gravedad.
Era una pregunta, aparentemente, de sí o no. Pero no lo era.
Contesté que sí, sin duda, pero que habría que matizar.
Por contexto añadir que se trataba de una pregunta que le formulaban en un examen/trabajo de magisterio. Y me pareció terriblemente simplista.
Me surgieron varias preguntas (como siempre me pasa ante una pregunta que me formulan y no, no es que sea gallego, es que casi nada me parece tan simple como muchas preguntas parecen presumir).
¿Se trata de un escenario Newton-Kantiano? Es decir, ¿hablamos de un espacio absoluto en el que las masas ejercen una fuerza a distancia sin que expliquemos de qué manera?
En caso de que la respuesta a esta pregunta sea afirmativa (que ya es mucho suponer) ¿hay que considerar despreciables las atracciones gravitatorias de las masas menores a planetas? En ese panorama, ¿no sería cierto que el astronauta estaría siendo atraído por la gravedad ejercida por las masas menores que tiene en su proximidad, por ejemplo la nave? ¿habría una compensación «vectorial» de las fuerzas de gravedad ejercidas sobre el objeto astronauta que diesen un resultado próximo a cero? No estamos hablando de un «sentir» preceptivo/psicológico sino físico, ¿verdad?
Pero cómo obviar que no deberíamos, entrado el siglo XXI, ignorar las explicaciones de la Teoría de la Relatividad General de Einstein, y olvidarnos de una vez por todas de ese modelo clásico-obsoleto de la mecánica newtoniana para formular preguntas como esta a personas a quienes se están formando para formar la generación venidera.
Entonces la respuesta sería «sí», hay gravedad, puesto que es una característica del espacio (y hay espacio) que es proporcionada/producida por la presencia de las masas (sin las masas, quizá no cabría hablar de espacio), habrá, por usar «metáforas» einstenianas, curvatura del espacio por la presencia de la nave, de todos los planetas por alejados que queden, etc, aunque esa curvatura pueda ser tan inapreciable como midamos… pero habrá curvatura/gravedad.
Y luego me asalta la siguiente cuestión ¿qué pasa con la mecánica cuántica de la gravitación? Me acuerdo de los gravitones y si esa pregunta debería ser reformulada en base a si estos existen y de qué manera afectan al casi olvidado astronauta.
El gravitón es una partícula elemental hipotética de tipo bosónico que sería la transmisora de la interacción gravitatoria en la mayoría de los modelos de gravedad cuántica. De acuerdo con las propiedades del campo gravitatorio, el gravitón debe ser un bosón de espín par (2 en este caso), ya que está asociado a un campo clásico tensorial de segundo orden. […]
La teoría cuántica de campos postula que las interacciones de la naturaleza se producen por la intermediación de bosones gauge o cuantos asociados a los campos que representan dichas interacciones. La interacción de las partículas de materia con esos bosones que representan los campos de fuerza se interpreta en términos de emisión o absorción de estos cuantos.
Y ya no sigo preguntándome nada más, puesto que hasta aquí alcanza mi ignorancia, pero me sigue pareciendo algo patético que la pregunta de un futuro formador sobre la gravedad ignore esta nueva modelización de la realidad observable. Casi tanto como si hubiera tenido que definir la naturaleza divina de los astros inmóviles del cielo.
Me voy a dar un regalo
para el cumpleaños de mi amiga Aída
me voy a regalar
un viaje a verla
y compartir juntos
una cena
en un lugar fantástico
donde se puede comer
contenido y continente
llamado Oma’s Apotheke
se puede comer
hasta la bebida
hasta el mayor de los placeres
hasta la duda
y alimenta
alimenta
menta
está todo tan rico…
y mi amiga es tan mi amiga…
que me voy a hacer un regalo
sin dudarlo.
Casi, pensé en llegar andando.
Salir del almario
Mi pequeño homenaje a unos días muy especiales:
Salir del almario
Según la vigésimo tercera edición del diccionario de la lengua española:
almario 2. m. cult. Lugar donde reside el alma.
Así que serán fechas para dejar que el alma vague libre por el imperio de la materia y los sentidos, por el océano carnal de las tentaciones, por la vida oxidándose a un ritmo inexorable.
Disfrutar del hecho de tener un alma que puede salir de su lugar de residencia habitual, quizá, por ausencia de aire acondicionado.
Disfrutar
Frutar
Y a vivir que son tres días (y dos llueve).
Discurso de Graduación para 21 Poetas Sin Ánimo de Título
No sé cómo se escribe un discurso de una graduación.
Esta frase me recuerda el inicio de un libro de e.e.cummings titulado “yo, seis noconferencias”:
Permítanme advertirles – dice cummings – cordialmente de que no tengo ni la más remota intención de hacerme pasar por un conferenciante. Dar conferencias es supuestamente una forma de enseñar, y supuestamente un profesor es alguien que sabe. Yo nunca supe, y sigo sin saber. Lo que siempre me ha fascinado no ha sido tanto enseñar como aprender…
Y en ese discurso me inscribo, en el de la voluntad de aprender como hasta ahora de poetas sin ánimo de título. A los que hoy, vamos a titular.
No tienen ánimo de título pero no significa en ningún momento ni por ninguna razón que no tengan ánimo. Han demostrado hasta ahora un ánimo bárbaro, caníbal, un ánimo férreo, un ánimo … animado, incluso. Pero ánimo por ser poetas, por vivir siendo poetas, por pelear a la contra, como diría Bukowski, en un mundo que fomenta lo prosaico y lo seguro, ánimo, diríamos, por ser poetas sin ánimo de título, sin demanda de reconocimiento externo, sabiendo que ese es un lugar en el que es fácil perderse.
Hasta hoy, son poetas sin título de tal. Intrusos del verso libre, podríamos decir. Son poetas del juego, del filo del cuchillo, de la inestabilidad, de la búsqueda constante, de la experimentación, de la creación (nunca ex-nihilo), poetas del futuro, que no desdeñan el pasado. Son, sobre todo, poetas humanos, humanos, humanos, humanos, poetas humildes. Y esta humildad es la que me parece más destacable.
humildad. (Del lat. humil?tas, -?tis). 1. f. Virtud que consiste en el conocimiento de las propias limitaciones y debilidades y en obrar de acuerdo con este conocimiento.
Humildad en tanto modestia: cualidad de humilde, falta de engreimiento o de vanidad. Humildad frente a soberbia, frente a esa presunción de omnisciencia que paraliza cualquier posibilidad de aprender nada nuevo pues se da por supuesto que ya se conoce. Humildad humana que trata con equidad a los semejantes, a poetas y otros seres vivos que van saliendo adelante por el mundo, por la vida. Humildad sincera, callada, que guarda la voz para alzarla en forma de poema.
modestia. (Del lat. modest?a). 1. f. Virtud que modera, templa y regla las acciones externas, conteniendo al hombre en los límites de su estado, según lo conveniente a él. 2. f. Cualidad de humilde, falta de engreimiento o de vanidad. 3. f. Pobreza, escasez de medios, recursos, bienes, etc.
Y así vuelvo a encontrarme con el deseo de seguir viviendo como lo hago, defendiendo talleres de escritura en los que aprender, de aquellas personas que se acercan, con inquietud, con esa callada sinceridad, a formarse como poetas, como si eso fuese posible, como si yo pudiese ayudarles…
Hoy vamos a burlarnos de esa vanidad con un poco de ironía, presentando esta ceremonia de graduación a partir de la cual los poetas de ayer serán poetas mañana, pero poetas titulados, poetas que poseen un renombre o distintivo con que se conoce a alguien por sus cualidades o sus acciones en el ámbito académico.
Nos reímos del renombre, pues les vale con el nombre
Nos reímos de la distinción, pues son tan distintos que cada uno es único
Nos reímos del reconocimiento, pues buscan el conocimiento
Nos reímos de las cualidades, pues se trata de poemas
Nos reímos de la academia, pues es para lo único que sirve en poesía.
Veintiuna personas, veintiuno por ciento (RAE)
El numeral uno, una se apocopa en la forma un únicamente cuando antecede a sustantivos masculinos: un libro, un coche; o a sustantivos femeninos que comienzan por /a/ tónica: un águila, un alma, un hacha; pero no se apocopa nunca cuando antecede a sustantivos femeninos que no comienzan por /a/ tónica: una amapola, una mujer, una novela.
Consecuentemente, todos los numerales compuestos que contienen el numeral simple uno, una se comportan de la misma manera y solo se apocopan ante sustantivos masculinos y ante sustantivos femeninos que comienzan por /a/ tónica. Por lo tanto, igual que decimos una mujer, una amapola, debemos decir veintiuna mujeres, treinta y una amapolas (y no veintiún mujeres, treinta y un amapolas). Asimismo, debe decirse uno por ciento, veintiuno por ciento, treinta y uno por ciento (y no un por ciento, veintiún por ciento, treinta y un por ciento), ya que el numeral uno, una solo se apocopa ante determinado tipo de sustantivos, y por es una preposición.
Son 21 poetas sin ánimo de título
divididos arbitrariamente en 3 promociones
asociadas arbitrariamente a 3 poéticas
asociadas arbitrariamente
Son 21 poetas
Son 21 persona maravillosas
Son:
Alejandro Gallego, Ana Gesteiro, Carmen Cruz, Carmen Garrido, Diana Córdoba, Dolores Vallejo, Ernesto Pentón, Eva Obregón, José Luis González, Juan Carlos Orella, Juan Carlos Ortega, Laura Moya, Mónica Saad, Nines Cuenca, Raquel G. Figueiras, Sara Valverde, Sheila Reyes, Susana Recover, Tanja Ulbrich, Vera Moreno, Vicente Navarro-Abad
Mi amiga vive en Madrid
Un ejemplo de Literatura Definicional. Pura maravilla OuLIPIana.
D(P)
Mi maestra de escuela de niñas tiene vida en la capital
[D(P)]^2
Mi hilera de piedras para señalar la superficie que ha de llenar el empedrado del establecimiento público donde se da a los niños la instrucción primaria de las personas que han pasado de la niñez guarda fuerza o actividad interna sustancial mediante la que obra el ser que la posee en lo perteneciente a la cabeza.
[D(P)]^3
Mi orden o formación en línea de un número de personas de sustancia mineral, más o menos dura y compacta, que no es terrosa ni de aspecto metálico para rubricar la extensión de tierra que ha de ocupar por completo con algo un espacio vacío y el pavimento formado artificialmente de piedras del local de comercio del conjunto de las personas que participan de unas mismas aficiones o con preferencia concurren a determinado lugar donde se concede a los que tienen pocos años el caudal de conocimientos adquiridos esenciales de los individuos de la especie humana que han aventajado del período de la vida humana, que se extiende desde el nacimiento a la pubertad, atendiendo o mirando a lo que otro hace aplicación del poder físico o moral o facultad de obrar interior que constituye lo esencial y más importante de algo mediante la que ejecuta el modo de existir que se domina a sí mismo en lo que pertenece a la parte superior del cuerpo del hombre y superior o anterior de muchos animales, en la que están situados algunos órganos de los sentidos e importantes centros nerviosos.
¿ Imaginas un [D(P)]^27 ?
¿Sin wifi hablaríamos más?
Bueno, aparte de lo obsoleto del cartel, este que no tiene en cuenta la enorme cobertura 3G o, viniendo, 4G, lo que no me queda nada claro es que realmente hablásemos más si no tuviésemos conexión de datos desde el teléfono móvil.
Por otro lado, vía esa misma conexión de datos/Internet, no se hace otra cosa que no sea, en la mayoría de los casos, hablar o comunicarse con otras personas que no están físicamente en el espacio.
Parece evidente que la hiperconectividad a la que venimos acostumbrándonos nos «desconecta» del espacio presente, del espacio temporal y físicamente presente, pero fabrica otro «hiperespacio» en el que nos hace sentir acompañados.
¿Que esa conexión diferida se trata de una ficción?
Eso lo afirmará quien no ha sentido una tremenda desconexión estando sentado, como yo, a la mesa de un enorme grupo de comensales con los que sentir que no tengo ninguna afinidad, ninguna conexión, ningún vínculo, más allá del que en ocasiones parece el padre de todos los vínculos o la madre de todas las conexiones: ADN.
En resumidas cuentas: la tecnología no es un problema en sí, ni ayuda, ni lo contrario. Cada caso es cada caso. Simplificar es fácil, pero no resuelve. Al menos, a mí, no me sirve.
Pero el cartel es gracioso. Sí, gracioso.
El lunes quedé a comer con un amigo. Teníamos móvil. No fueron ningún inconveniente. Hoy he pasado la mañana con Carmen. Teníamos móvil. No han sido ningún inconveniente. Vivo con un aparato útil al que no demonizo y que uso acorde a mis necesidades (como todas, bastante relativas). Pero no me supone un problema. Si lo fuera, dejaría el teléfono móvil en casa o lo tiraría por una ventana. No necesito que me regulen su utilización de manera paternalista considerándome incapaz de organizar mi atención o concentración. Yo decido cuándo apago mi teléfono, que suele ser con frecuencia.
Pero bueno, supongo que habrá a quién le guste ser manipulado, para que tomen decisiones que parece que cuesta tomar.
Yo ya soy mayor para eso. Casi, diría, mayor de edad: responsable último de mis actos y asumidor de sus consecuencias.