No, no somos ni romeo ni julieta…

Como decía aquella canción, a veces algo se define por su negación. El espacio que ocupa es el espacio negación de la unión de los otros espacios.

Somos = Negación de ( Espacio de Romeos + Espacio de Julietas )

Así podría definirse y tiendo a hacerlo con la performance, que, quizá por sus antecedentes dadaístas o por su negativa a ser parte del mercado del arte, o parte de la representación, etc, cabría definirla únicamente en base a lo que no es… aunque eso acaba siendo, la mayor parte de las veces, una in-definición, pero es in- prefijo de la negación… lo que parece que puede corresponder usar.

De un tiempo a esta parte, sin embargo, se emplea para muchas «»performances«» (doble-entre-comillado) la unión como definición, unas churras-más-merinas, un espacio de Danza y Teatro, o de Instalación y Danza, o de Tango y Poesía, o de Música y Recitación, o de Música y Teatro, o de Vídeo y Danza, o de Vídeo y Teatro…

Las combinaciones son innumerables (lo cual es otra negación, que todo el mundo tiene a bien comprender) y muchas de ellas francamente interesantes, si no todas. Pero no por ser fusiones son algo distinto de lo original y, mucho menos, de la suma de los orígenes.

Son hijos que no se rebelan contra ninguno de sus padres, son evoluciones dialécticas frustradas, muchas de esas fusiones no son más (ni menos) que eso: fusiones.

fusión. (Del lat. fus?o, -?nis). 1. f. Acción y efecto de fundir o fundirse. 2. f. Unión de intereses, ideas o partidos. 3. f. Econ. Integración de varias empresas en una sola entidad, que suele estar legalmente regulada para evitar excesivas concentraciones de poder sobre el mercado. 4. f. Fís. fusión nuclear.

Somos = Espacio de los Romeos + Espacio de las Julietas.

No acabo de comprender esta necesidad de definición afirmativa, ni me parece digno de respeto para con los elementos de los que se nutre, pues ridiculiza o minimiza los lugares a los que se puede llegar con la contemporaneidad en diversas disciplinas (si no en todas). La Danza Contemporánea es tan extensa que puede ser explorada casi infinitamente, por poner un ejemplo, y ello no necesita de una nueva denominación que la enajene, que la extraiga de lo dancístico para ser llamado performativo… que, si nos atenemos a lo que debería ser su definición, sería una negación.

Obvio que poner nombres y fronteras mentales a algo que pretendía abolirlas es parcialmente ridículo, de ahí que me guste mucho las definición (difusa e indefinida) que hace mi amiga Paloma Calle de su trabajo calificándolo de Creación Contemporánea (lo que da cabida a todo tipo de cosas, tanto fusiones como las más puras y ortodoxas performances conceptuales), pero he de insistir en que, con ello, sigue siendo indefinida, convirtiéndose así en una contradicción divertida: una definición indefinitoria.

Pero las fusiones están comenzando a invadir otros ámbitos u otras mezclas, casi en la línea juguetona de la propuesta inter-media Fluxus:

Extracto de “Cuarenta Años de Fluxus”
Fluxus y Fluxfilms 1962-2002, MNCARS. ISBN: 84-8026-171-4. Ken Friedman.
De 12 Ideas Fluxus.

2.3. Inter-media

La práctica inter-media constituye el vehículo apropiado para el fluxismo. Dick Higgins introdujo en el mundo moderno el término «inter-media» en su famoso ensayo de 1966. Describía una forma de arte apropiada para las personas que afirman que no existen fronteras entre el arte y la vida. Si no hay frontera entre el arte y la vida, entonces no puede haberla entre diferentes formas de arte. A efectos de la historia, de la discusión, de la distinción, uno puede referirse a formas de arte diversas, pero el significado de «inter-media» es que nuestro tiempo, a menudo, requiere formas de arte que recurren a las raíces de distintos medios, dando lugar a nuevos híbridos.

Imaginen, tal vez, una forma de arte integrada por un 10% de música, un 25% de arquitectura, un 12% de dibujo, un 18% de manufactura de zapatos, un 30% de pintura y un 5% de olor. ¿Cómo sería? ¿Cómo se haría? ¿Cómo aparecerían algunas de las obras de arte específicas? ¿Cómo funcionarían? ¿Cómo interactuarían los elementos? Se trata de un experimento mental que genera resultados interesantes y son precisamente pensamientos como éste los que han dado lugar a algunas de las obras de arte más relevantes de nuestro tiempo.

Solo que en algunos casos no parecen más que juegos caros, juegos de los que enriquecerse, nada que ver con el espíritu Fluxus, como talleres de Arte + Terapia (las terapias unidas a cualquier cosa parece que se pueden poner a precio de terapia y no de la cualquier cosa en cuestión), el Tango y cualquier cosa, el Pilates y cualquier cosa, el Yoga y cualquier cosa, etc, etc, etc…

A pesar de que en muchos casos puedan surgir hijos sugerentes de tales fusiones, como dije antes, en muy pocos veo que el vástago tenga la más mínima independencia, la más mínima intención de superar a sus antecesores, sino la de ser un simple heredero de los bienes acumulados por sus ancestros. Herencia genética sin mutación, sin nada nuevo, suma… pero de la de suma y sigue.

Respeto, insisto, que se juegue a esta divertida química barata de mezclar en laboratorio diversas sustancias y ver qué sale de ello, yo lo hacía desde que era pequeñito.

Creo, dice mi madre que es cierto, que siendo muy muy pequeño, menor de 8 años, me dio por mezclar cola-cao con azúcar en el estrecho balcón de mi casa con fachada en Miguel Servet, y dije que había fabricado arena fina de playa. El problema surgió cuando pretendí contener el océano y el agua que añadí fue derramando la mezcla desde el cuarto piso… pero era un juego de niños, era algo que comprendí que no sería arena.

Más adelante mezclaba diversas sustancias que le hacía probar a mi hermana para ver si eran venenosas… y no murió. Con el paso del tiempo acabé, incluso, por estudiar esto de las combinaciones, tanto de materiales, en química, como de números, como de letras…

Supongo que aprendí, despacio, que no toda fusión da buenos resultados, y que mucha mucha mucha fusión, es con-fusión… jugando con las palabras, muy tontamente.

laboratorioMezclé en un laboratorio la Danza Contemporánea con la Poesía, fonética y textual, pero era un laboratorio, un lugar de experimentos (como decía una ex-compañera de trabajo, los experimentos, mejor con coca-cola), un aprendizaje, en última instancia, para mí, para los que formábamos parte del (llamémosle) grupo investigador.

Después vino un afamado profesor de Danza Contemporánea a proponerme dar un taller a partir de lo investigado, y ganar dinero con ello, después de llevar más de 2 años investigando… no solo porque se me hubiese ocurrido la brillante idea (no fue propia, de hecho, fue de Simona Ferrar a quien siempre le estaré agradecido por ello), sino porque el tiempo de investigación daba resultados que podían ser utilizables por gente que quisiese nutrirse de un digest de ese laboratorio.

Pero de un tiempo a esta parte veo cierta osadía en las propuestas de fusiones que lanza mucha gente, cierta osadía que, casi me atrevo a decir, es más que osadía, temeridad, pero quien más arriesga es quien paga, quien está dispuesto a gastar dinero en una investigación que no se ha hecho, sino que se pretende hacer. Es como cobrar al investigador para que investigue… hay algo poco honrado en esta práctica, o soy demasiado exigente, que también puede ser.

Supongo que, mientras haya gente dispuesta a pagarlo, voluntariamente, en este sistema capitalista, se justifica que se haga, puesto que es el único criterio moral que parece quedar en pie: el mercado. Si alguien lo demanda, está dispuesto a pagar por ello, es que está bien.

Vaya… pues a mí no me sirve este baremo moral, ¿y a ti?

Límites del SXX

Otra vez, mi amigo Xabi me ha hecho pensar, con una entrada en su blog que, hoy, voy a reproducir íntegramente.

También la respuesta que le hice que, en esta ocasión, no hace referencias a varias de las entradas que he ido colocando en este diario al respecto de, por ejemplo, la crisis del pensamiento racional.

Siglo XX o cuando la Física encontró sus límites

Clasificación de la Mecánica
Pocas veces la humanidad y su pensamiento han sufrido un cambio tan grande como en la primera parte del siglo XX. Tan sólo en el año 1900 se descubren el electrón, el cuanto, el gen y el inconsciente, que vendrían a revolucionar nuestra visión de la física, de los componentes de la materia, de la herencia biológica y de nuestra psique. En Física, la maravillosa construcción Newtoniana y su visión mecánica de la Realidad encontraría sus límites, dando lugar a la revolucion relativista por un lado, y a la revolución cuántica por otro. La primera cambiaría nuestro concepto del espacio y el tiempo, y la segunda traería tantos quebraderos de cabeza, que haría honor a la letra de aquel Tango: “¡Siglo veinte, cambalache, problemático y febril!… “

Y es que la Física en el siglo XX, se encontró con dos límites, insospechados totalmente para la Física Clásica, y que conllevarían un cambio profundo de nuestra visión de la Realidad. Por un lado, se descubrió que la velocidad de la luz era un absoluto. ¿Que queremos decir con ésto? Imagínate que quieres medir la velocidad de un tren con respecto a tu posición. No obtendrás el mismo resultado dependiendo si tu posición es fija o no. La velocidad es la relación entre el espacio recorrido dividido por el tiempo, así que si te mueves hacia el tren, el tren se moverá más rápido con respecto a tu posición (le costará menos llegar hasta tí), que si te alejas. Dicho de otra manera, la velocidad del tren es relativa al sistema de referencia, tú en este caso. Sin embargo, no ocurre lo mismo con la luz. Imagínate el mismo tren, con un gran foco delantero. Si ahora mides la velocidad de la luz proyectada por el foco, el resultado es independiente(!) de tu movimiento. Da igual si vas hacia el foco de luz, o si te alejas, medirás la misma velocidad de la luz. En el vacío, esa velocidad es impresionante, 300000 km/s, pero por grande que sea, no es infinita. Pero aún más, esa velocidad es la máxima que puede ser alcanzada por cualquier objeto, partícula, información o lo que sea en el Universo. Es como si en las leyes de tráfico de la Naturaleza hubiera un límite máximo de velocidad de 300000 km/s. A este límite de velocidad le denominamos c, y para respetarlo, a medida que nos vayamos acercando a él no habrá más remedio que distorsionar el espacio y el tiempo, de acuerdo a las tranformaciones de Lorenz. El espacio y el tiempo dejan de ser así, las referencias absolutas indistorsionables de la Mecánica Clásica.

En el cuadro inferior, representamos este límite intrínseco de la Naturaleza en la vertical del diagrama. Todas aquellas velocidades por encima de c, es decir, todo lo que queda por encima de la raya azúl del gráfico inferior, está prohibido en nuestro Universo. A medida que te acerques a ese límite, tendrás que considerar ecuaciones relativistas para describir tu sistema físico.

El otro límite descubierto en el siglo XX, tiene que ver con el eje horizontal del diagrama, en el que hemos representado la acción, es decir, la energía implicada en un proceso por el tiempo que dura éste. En la mecánica clásica, se consideraba que no había ningún límite en la acción que se puede ejercer sobre un sistema físico, sin embargo, esto no es cierto: existe un límite inferior, representado por la línea roja vertical del diagrama. Este límite es ? = h/2?, donde h es la constante de Planck, un número pequeñísimo, pero no cero.

Para que te hagas una idea de lo que estamos hablando, coge una manzana (que me perdonen por este verbo, aquellas personas que me leen de Latinoamerica), y lánzala 1 metro hacia arriba. Habrás utilizado aproximadamente 1 Joule (J a secas, para los amigos) de energía para realizar esta acción. Pues bien, ? es tan sólo 1.05457 10-34 J·s , es decir, esta acción consistiría en aplicar durante un segundo, la energía que has gastado en lanzar la manzana dividida por un uno con 34 ceros. La diferencia de energía de la que estamos hablando es del mismo orden que la diferencia existente entre el diámetro de todo, absolutamente todo, el Universo, y el diámetro de un virus VIH. Si quieres visualizar estas diferencias de escala, te aconsejo que pinches aquí. En definitiva, estamos hablando de un límite mínimo de acción ? pequeñísimo. Puedes pensar que es tan pequeño que para todos los efectos es como si fuera cero. Pues no. No es cero, y esto tiene unas consecuencias muy importantes en el mundo microscópico.

Haciendo un poco de historia, hay que decir que las primeras señales de la existencia de este límite inferior tuvieron que ver con la luz. Para explicar la radiación del cuerpo negro, Planck propuso que la transmisión de energía entre materia y luz no se ejercía de forma continua, sino por paquetes, a los cuales bautizó con la palabra cuanto. Más tarde, Einstein descubrió que no sólo la transmisión, sino que la propia luz, estaba compuesta por cuantos de energía. Al final, esta propiedad se extendió a toda partícula microscópica, y decimos que el mundo microscopico, en general, tiene una energía cuantizada, y no continua. De ahí el nombre de Mecánica Cuántica, la nueva física que se creó para tener en cuenta la cuantización de los sistemas físicos.

Es como si nos hubieramos dado cuenta de que en el mundo físico existe una “moneda de energía”. Los céntimos de Euro serían nuestrar porciones o cuantos de ?, y es el mínimo precio que podemos pagar por algo. Por seguir con este símil económico, digamos que la Física Newtoniana se movía en el mercado de compra/venta de pisos. En un precio de 300000 Euros, un céntimo arriba o abajo, ni se nota. Pero a medida que compramos cosas más “pequeñas”, por ejemplo caramelos, un céntimo arriba o abajo empieza a notarse. Imagínate que vas a una tienda de golosinas, y miras el precio de los caramelos. Pongamos que un par de caramelos valen 1 centimo, pero tú sólo quieres comprar un caramelo. Vas al dependiente con tu único caramelo, y ¿que te cobraría? No te puede cobrar medio céntimo, porque los precios están “cuantizados” en base a 1 céntimo. La mínima “acción” que podrías ejercer en la tienda, sería la de comprar dos caramelos. Lo que nos dice la línea roja del diagrama superior, es que la energía en la Naturaleza está cuantizada en monedas de ?, y lo mínimo que podemos comprar/vender son unidades de ?, a las que llamamos cuantos.

La Física clásica newtoniana y su visión de la Realidad, es sólo aplicable a sistemas que se sitúen lejos del límite c y el límite ?, es decir, la parte inferior derecha del diagrama. Es ahí donde normalmente los humanos nos movemos en el día a día, y es ahí donde nuestra mente ha aprendido a generar sus intuiciones “imperfectas” sobre lo que es la Realidad. Así, no es de extrañar que a medida que nos acerquemos a los límites c y ?, a medida que vayamos hacia arriba y/o hacia la izquierda en el diagrama, la Realidad de los sistemas físicos choque con nuestro sentido común. El límite c modifica nuestros conceptos de espacio y tiempo, y el límite ? nos adentra en el mundo de lo pequeño, en el mundo de la mecánica cuántica, con su cambalache de interpretaciones problemáticas y febriles de la naturaleza de la Realidad.

Xabier López, Profesor de Química-Física de la Facultad de Químicas de Donostia (Euskal Herriko Unibertsitatea)

Y, a continuación, mi respuesta en su blog a modo de comentario.


Como de costumbre, acertadísimo enfoque y entretenido. Enhorabuena.

Un par de apuntes:

A principios del SXX ocurren otro par de cosas interesantes y novedosísimas, tanto como las relacionadas con lo que mencionas en Física, Psicología o Genética.

Señoritas de Avignon
Señoritas de Avignon

1.- Se decide, conscientemente, romper con la representación basada en la ilusión de la perspectiva. Surge el cubismo (Señoritas de Avignon, 1907, de P.R.Picasso), pero no es importante por sus imágenes, sino por la propuesta, por primera vez (no tanto, pero casi) puramente conceptual de representación de la realidad. E, incluso un paso más allá, la presentación y no la representación de la misma como objeto artístico, con el celebérrimo orinal de Duchamp (Fuente, 1913, R. Mutt // Marcel Duchamp)

2.- También se revoluciona la matemática. Surgen los inquietantes conjuntos fractales, al principio como monstruos de 1000 cabezas (infinitas, más correctamente hablando), que darán lugar a un nuevo concepto de dimensión: 1919: la dimensión de Hausdorff-Besicovitch. Sin embargo, en el clasicismo más habitual, se sigue ignorando que el espacio que habitamos puede no tener una dimensión entera. Incluso desde la ciencia más avanzada: la mecánica cuántica relativista, que incluye, pretendidamente, ambas consideraciones a modo de «corrección» o replanteamiento de la mecánica clásica, no se maneja, creo, la idea de que la dimensión del espacio pueda no ser, repito, entera.

Con esta segunda revolución, además, se abrirá, un poco después, la puesta en cuestión del determinismo desde el punto de vista matemático. La famosa Teoría del Caos, con su conocido Efecto Mariposa como emblema… pero no único.

Mezclado con el principio de incertidumbre de Heissemberg, supone un reto tremendo, que es el de tener que considerar que si hay una pequeña porción de algo que no conocemos y que ese algo puede desencadenar o llevar asociado otras «consecuencias» imprevisibles en gran medida, tenemos que asumir un terrible dilema: ¿Es la ciencia, tal como está concebida, un método válido para acercarnos al conocimiento de la realidad?

Que la respuesta fuese negativa no implicaría que hay otra disciplina que sí que lo fuese, así que no hay que lanzarse en brazos de profetas que dicen saber… Pero tenemos un problema… a lo más «Houston…»

Efecto Compton
Efecto Compton
3.- (cuelo un tercer apunte) Decir que un número es muy pequeño me recuerda a cuando me sentí epsilón, pequeño y despreciable… pero he de reconocer que me gusta pensar que en los números reales, entre cualquier par de ellos, hay, no uno o dos, sino infinitos números. Es decir, que lo de que algo sea pequeño es solo una cuestión de medida. Está claro que tenemos un límite a lo observable (¿tendría que puntualizar medible?) dado que, con las formas actuales de acercamiento experimental, obtenemos un nuevo conflicto: el observador afecta a lo observado. Esto, experimentado por primera vez (creo) en el Efecto Compton, no tendría toda su explicación hasta que De Broglie lo reformulara, hablando de elementos con naturaleza «dual» dependiendo del experimento… ¿No suena un poco como a solución de compromiso?

Entre 2. y 3. hemos dado la razón, por fin, a los no-deterministas, al menos, tal como está modelizada la realidad, desde el punto de vista racional.

En cualquier caso, matemáticamente hablando, un número no es grande o pequeño. Es (y punto). Físicamente hablando… bueno, lo acepto…

Pero hay otros límites que quiero discutir contigo, querido amigo Xabi, y son esas líneas entrecortadas con las que separas las cuatro mecánicas. Obvio que entiendes que no son clasificaciones o categorías de lógica tradicional, sino que habría que hablar de conjuntos de pertenencia difusos a una afirmación dada, es decir, de lógica difusa.

Otra de esas disciplinas que también surgen en el siglo XX revolucionariamente que son las «nuevas lógicas (PDF)«, que vienen a romper con el esquema clásico de la lógica bievaluada en la cual un objeto está en el conjunto A o está en el conjunto no-A. En 1917, el filósofo, lógico, Jan ?ukasiewicz, Desarrolla el cálculo proposicional trivalente y critica el principio del tercero excluido. Abriendo paso a lo que se llamarían Lógicas Plurivalentes.

De la relación de estas cuestiones, apasionantes, pero puramente teóricas, con la democratización de la sociedad, me gustaría hablar, pero no tengo tiempo. Pero a principios de SXX (cambalache…) también se reformula el concepto de estado, surge lo que durante un siglo denominamos política (con sus ismos, etc), y hay un vuelco económico que aventura que la economía del planeta está revisándose. Quizá es la primera vez que vemos, realmente, las consecuencias de la revolución industrial y el desplazamiento del esquema en el que el trabajo era asociado a producción de objetos. Bufff… no puedo seguir. ¡Qué pena!

Muchas gracias, amigo, otra vez, por hacerme pensar.
Vuelco en mi blog tu entrada y mi comentario.

Un fuerte abrazo,
Giusseppe


Agrego, por último, a modo de epílogo, la muy bien pensada respuesta que él me dio a este largo comentario en su blog:

Primero, gracias a ti por mejorar enormemente con tu comentario esta entrada. Como bien dices, hay muchos cambios en el siglo XX, y me gusta que traigas a colación a Picasso, porque también en las artes hay nuevas maneras de “mirar” la Realidad.

Lo de la teoría del Caos, fractales, dimensiones no enteras, etc. también tiene mucha importancia en Química, aunque no se enseñe en nuestros planes de Estudio. El tema de la “emergencia” del orden, cuyo ejemplo más sublime sería el surgimiento de la vida, a partir de una sopa caótica de reacciones e interacciones es clave para entender porqué surgió la vida, y aun así seguimos pensando sobre ésta, de una manera determinista. En otros temas, como el económico, me pregunto, si las supuestas “bondades/maldades” del Mercado, a partir de una multitud de caóticas decisiones individuales es un ejemplo de orden emergente, en cambio se sigue intentando entender la economía partiendo de modelos lineales.

Completamente de acuerdo con tu gran pregunta “¿Es la ciencia, tal como está concebida, un método válido para acercarnos al conocimiento de la realidad?” y con tu añadido “Que la respuesta fuese negativa no implicaría que hay otra disciplina que sí que lo fuese, así que no hay que lanzarse en brazos de profetas que dicen saber…” Yo últimamente me guio más por ver la ciencia desde un punto de vista instrumentalista, es un modelo que nos permite “gestionar” una serie de datos sensoriales, pero que no sé hasta qué punto puede darnos información última sobre la esencia de las cosas. Quizás esta pregunta no tenga sentido así planteada. Pero ya te digo, que depende de con qué pie me levanto lo veo así o tiendo a pensar que sí, que la ciencia nos puede decir algo sobre la realidad. Precisamente, me encanta que discutamos acerca de esto en este Blog, para eso lo creé 😉

Lo del compromiso de de-Broglie, está claro que la dualidad onda/partícula y que este carácter dependa del experimento que diseñemos, va a la línea de flotación de la mecánica clásica y profundizaré en entradas posteriores.

Determinismo versus no determinismo está en el centro del debate mismo. Yo creo que en un sentido la mecánica cuantica es determinista y en otro no.

En cuanto a la evolución temporal de la función de onda es determinista. No es determinista en cuanto al resultado de una medición. Es la medición la que tiene el carácter aleatorio, y claro jejeje, esto es también muy problemático desde un punto de vista de filosofía de la ciencia, porque al final lo que podemos conocer es lo que medimos. A parte de que, ¿Que quiere decir que la Función de Onda, objeto sin sentido físico, evolucione de una manera determinista? O dicho de otra manera, aquello que conocemos su evolución “perfecta”, no sabemos lo qué es. Vale, su cuadrado es una probabilidad de ser, pero eso no nos dice nada sobre su esencia. En ese sentido, el “apellido” de Onda es muy desafortunado.

Con respecto al infinito existente entre dos números cualesquiera por muy pequeños que estos sean, totalmente de acuerdo, y tambien las divisiones del diagrama no deben ser tomadas en cuenta como fronteras rígidas, sino como conjuntos que se solapan. De hecho, uno de los debates en este campo es ver hasta donde llega la frontera entre la “lógica” cuántica y la clásica.

Por cierto, sobre nuevas lógicas debería aprender más.

Gracias por tu comentario, este es el objetivo, que surja cierta discusión sobre estos temas y que anime a la gente a pensar sobre ellos, y creo que con tu comentario lo has conseguido. Gracias!!!

Xabi

La crisis del pensamiento racional

Que el pensamiento racional está en crisis no lo pone nadie en duda, creo que es de dominio público y seguro que hay estudios enjundiosos sobre el tema. Saber el porqué de esta crisis es difícil, aunque se apuntan históricamente algunos hechos.

Me gustaba pensar que Hegel (1770-1831) tuvo la osadía de afirmar que después de él no era posible hacer filosofía, y en parte era cierto, en el sentido como se había entendido hasta ese momento.

Y, tomando de la wikipedia algunas de las reflexiones que indujo, podemos ver la trascendencia que tuvo en otras áreas como la científica o la artística, amén de la lógica y con ello la matemática y la metafísica.

todo lo que es real es también racional y que todo lo que es racional es real

Tremenda afirmación que conlleva una fortaleza asociada al ser humano, ser racional por antonomasia, la verdadera gobernanza del mundo. Habrá que esperar a la fenomenología de Husserl para encontrarse afirmaciones tan poderosas, pero esta es, sin duda, una afirmación tremenda que no deja otra opción que la introspección más platónica para llegar al conocimiento. Y el pensamiento deductivo vive así su momento de gloria. Su cima, su cúspide. En cierto modo, sí que es cierto que más allá de esta afirmación, quedaba poco que hacer, salvo razonar, para conocer la realidad.

Es una aproximación que, en ocasiones, en ciencia, podría ser comparada con la más teórica de todas, aunque no descarta la racionalidad si se implementa un método de experimentación también racional. Y así el método científico tiene, desde Descartes, a su más firme adalid.

Sobre la filosofía de la historia que deduce de esta afirmación, me reservo mi opinión, pero la influencia directa en Marx-Engels es de tal magnitud, metodológicamente hablando, y con ello uno de los más lúcidos análisis de la historia de la humanidad que se haya dado, así como el nacimiento de las antropologías sociales y otros análisis que se hicieron posible gracias a esa afirmación, que no es pensable imaginar la sociedad actual, la economía actual, sin recordar con una sonrisa a este pensador oscuro.

El principio del tercero excluido, algo o es A o no es A, es la proposición que quiere rechazar la contradicción y al hacerlo incurre precisamente en contradicción: A debe ser +A ó -A, con lo cual ya queda introducido el tercer término, A que no es ni + ni – y por lo mismo es +A y -A. Una cosa es ella misma y no es ella, porque en realidad toda cosa cambia y se transforma ella misma en otra cosa.

En lógica, va a ser explosivamente revolucionario con esta famosa teoría del tercer excluido que armonizaba, por vez primera, a Heráclito y Parménides, superando sus inmovilistas teorías de esto es así, pues no, es asá… y va este y dice… pues no, se construye una nueva cada vez, a partir de «contrarios».

Aparenta ser algo que entroncase con el pensamiento tao (yin/yang), pero está absolutamente dentro del pensamiento occidental. Esto quiere decir, entre otras cosas, que ambos pensamientos no son tan divergente como quieren hacer creer algunos aduladores vacuos de todo orientalismo como si el pensamiento occidental, el pensamiento racional no tuviese herramientas para llegar a lugares donde otros han llegado.

Sin profundizar tampoco (no da para tanto una entrada de un blog que debo terminar en menos de dos horas), cabe apuntar que todo pensamiento que se precie de serlo es racional, aunque no todas las lógicas tienen los mismos axiomas. Hegel no cuestionó la existencia de un Dios, único y, a pesar de su pretendido panteísmo, parcialmente antromórfico, heredero de un substrato judeo-cristiano. Ya vendrá Marx a poner otro término en lid y sacar de la palestra lógica a Dios.

El método del conocimiento no es una forma meramente exterior, sino que es alma y concepto del contenido.

Como decía unos párrafos más arriba, fue el adalid por excelencia del método, tanto de pensamiento como el científico. Haciendo del pensamiento la forma para llegar a todo conocimiento objetivo. A partir de la metodología compartida, y esta es la maravilla del método científico, se puede convertir una serie de experimentos subjetivos en un conocimiento objetivo. Si ese método es ignorado, o no puede usarse, no puede realizarse una extrapolación a conocimiento objetivo a partir de experiencias individuales subjetivas.

En este error incurren los que usan de la ciencia solo algunas partes, aisladas, interesándose por un bonito título sin preocuparse por el hecho de que la metodología es a la ciencia lo que las letras al discurso.

Lo bello artístico es superior a lo bello natural porque en el primero está presente el espíritu, la libertad, que es lo único verdadero.

Pero si en ciencia o en lógica fue crucial, no lo fue menos en arte, donde una afirmación como esta va a hacer saltar por encima todo el clasicismo.

Y es que no olvidemos las fechas en las que se hace semejante proposición: principios del SXIX.

Surge el romanticismo, lo que muchos opinan que es el comienzo de la contemporaneidad, aunque bien habría que esperar, desde mi punto de vista a la maduración de este sentimiento hasta mediados de siglo, cuando Baudelaire exalte la búsqueda de esa belleza artística hasta el punto de hacerla su único objetivo y generar la estética que habría de gobernar el nacimiento de todos los ismos desde el simbolismo hasta la mitad del siglo XX, por lo menos. La intención, la voluntad del artista, va a ser, a partir de él (o de ellos) lo que pueda caracterizar a una obra como artística.

Aún quedaba más de medio siglo para que lo «demuestre» con un experimento el gran Marcel Duchamp con su orinal, llamado fuente. Y había pasado un siglo desde Hegel.

Pero la revolución más evidente, más directa, se produce en la eclosión de filósofos que bien podríamos agrupar como post-hegelianos en el sentido, la mayor parte de las veces, de suponer, como quizá él habría soñado, su antítesis o, mejor aún, sus antítesis. Como en el caso de Baudelaire, surgirán varias décadas después de su muerte, como si su pensamiento hubiese necesitado un tiempo de reposo, como si fuese el guano sobre la semilla, que iba a dar lugar a un nuevo mundo.

Y en parte, ese nuevo mundo, huiría de lo racional, intentaría escapar de esa cárcel tan bien diseñada que había realizado el arquitecto mental más prolijo que hubiera existido.

Buscaría vías tan diversas como los pensadores que las concibieron, de Schopenhauer a Nietzsche, pasando por Kiérkegaard o Compte, entre otros, innumerables, que jalonan el siglo XIX con, ya no soluciones, sino quizá, nuevos planteamientos del problema: el conocimiento de la realidad.

Y en ciencia, se van a seguir los cánones racionalistas hasta bien entrado el siglo XX, pero apareció la Cuántica y puso algunas cosas patas arriba: entre otras cosas, apuntaba, por primera vez, la importancia inolvidable del observador y la afectación que ocurría sobre un experimiento al ser observado, poniéndose en cuestión la propia esencia de la metodología.

Así como imponía, según los modelos existentes (los actualmente existentes), limitaciones al conocimiento de la realidad. El principio de incertidumbre viene a ser la patada más dolorosa que le hayan podido dar en los cojones mentales al esquema presuntamente omnipotente hegeliano.

La ciencia se reconocía, por primera vez en su historia, incapaz de conocer en detalle la realidad. O planteaba temas como la dualidad onda-corpúsculo que tendrían mucho que ver con la semántica. ¿Y si encontrásemos nuevas palabras? ¿Podríamos, quizá entonces, describir mejor la realidad y, de ese modo, aprehenderla, conocerla?

Pero no se puso en cuestión su metodología, que seguía siendo su verdadero fundamento. Si se pone en cuestión, quizá la ciencia deba dejar de llamarse ciencia. Y surgen las pseudociencias, más o menos bienintencionadas, que vienen a querer explicar lo inexplicable, desde las almas, sin Dios mediante, a presuntas apariciones, por no hablar de otras cuestiones que quedan completamente al margen de cualquier posible experimento tachable de científico. Solo se verifica en tanto exista fe. O sea, renuncia explícita a convertir una experiencia individual en una objetiva.

Teniendo en cuenta que también en ética se ha llevado a cabo una revolución que privilegia lo individual, y no estoy hablando del individualismo sino más bien de un cierto relativismo moral, fruto, en parte, de la globalización que ha conducido al reconocimiento de que algunas de las afirmaciones de Hegel eran claramente erróneas, como aquella de la superioridad moral centroeuropea (diga Merkel lo que diga) y cristiana, que no puede ser muy defendida después del holocausto nazi, y también a la influencia de pensadores que han radicalizado la innecesaria existencia de Dios como garante de la moralidad, nos encontramos tan perdidos que buscamos verdades que nos sirvan de brújula en un mundo cada vez más complejo y menos comprensible.

Así, nace el New Age y sus fáciles, populistas, soluciones a problemas que, cada vez, parecen más difíciles de plantear.

Y entre las muchas «herramientas» que deciden manejar, en una pretendida seriedad que les otorga una interpretación de la ciencia, está la Cuántica. Quizá por desconocida, es utilizada con prodigalidad hasta el ridículo. Se hacen afirmaciones que la relacionan con estados mentales, con sanaciones… vaya… es la panacea.

Menos mal que hay quien es capaz de hacernos comprender que es un error, como en esta ocasión mi gran amigo Xabi, doctor en Química Cuántica de la Facultad de Ciencias de Donosti. Espero que haya quien sea capaz de leer lo suficiente como para descubrirlo. Porque se trata de esto, hay que dedicar tiempo a conocer las herramientas: la mente se cultiva leyendo, pero no cualquier cosa, igual que no se trabaja la tierra con cualquier apero. ¿Qué leer? Hummm… ¿Quién decide esta cuestión?

Método, método, método.

Propósitos

Cada año
junto al mar
Carmen y yo
nos planteamos la siguiente pregunta:
¿Cuáles son tus propósitos para el nuevo año?

Este año
tanto Carmen
como yo
no sabíamos qué responder
salvo desear cierta continuidad
cierto mantenimiento del status-quo
porque ambos
estamos satisfechos
con nuestras respectivas vidas.

Yo
le dije
tengo el firme propósito de seguir siendo feliz
y hacer de ello mi único objetivo en la vida
olvidándome de otros medios más o menos confundibles
con fines
hasta perderse en caminos tortuosos de pretendida búsqueda de la felicidad.

Tengo el propósito
algo novedoso
de comenzar a hacer algo de ejercicio físico
para no sentirme
como en algunas ocasiones
cansado e hinchado
pero es un propósito que ya tuve en verano
y quise comenzar a concretar
pero el gimnasio en el que me apunté
no había abierto sus puertas hasta diciembre
y cuando me di cuenta
las vacaciones navideñas estaban encima de mi calendario.

Tengo el propósito de leer un poco más
o más continuamente
de lo que vengo haciéndolo
pero es reforzar un propósito ya existente y en marcha
así que no sé si cuenta como un propósito nuevo.

Tengo el propósito de ver más a algunas amigas a las quiero mucho
pero tampoco es un propósito muy novedoso
porque es el de todos los años
y todos los años lo cumplo
pero sin excesos
porque también quiero hacer otras cosas
y no podría hacerlas si lo único que hago es ver a todas
mis amistades
por suerte
muy
muy
muy numerosas.

Tengo el propósito de relajarme y disfrutar
más aún
mis talleres de escritura
inculcando la necesidad de la poesía
como arma transformadora del planeta
y creo que vengo haciéndolo
desde hace ya más de una década.
Tampoco parece un propósito propio del nuevo año.

Quizá
algo más innovador en mi día a día
es la invitación
el guante lanzado
por mi amigo Xabi
de participar activamente en su blog
Función de Jota
de divulgación de la química cuántica
y sus relaciones con otras disciplinas
tan aparentemente alejadas
como la poesía
el arte
la filosofía
la política
la antropología
la sociología
o el baile.

Me apasiona esta propuesta que ha motivado
que trajese desempolvando
mis viejos libros de la carrera
desde las estanterías de la casa de mis padres
a mis estanterías.

Pero no sé ni por dónde empezar a ayudarle
a contribuir
y me parece tentador escribir un poema dedicado
a un fotón
pero me interesa más la idea de utilizar principios
mecano-cuánticos
para componer cualquier poema
como podría ser el de exclusión de Pauli
transformando versos en orbitales
y letras en electrones.

///
Hay más propósitos
pero se resumen en uno:
vivir como si me quedasen
3 meses de vida.

Estoy tentado de reescribir un shell

Es una de esas tonterías que me rondan la cabeza cada cierto tiempo.

Como la de sincronizar sin parar mis archivos… todos, todos, todos… y cada uno… y entre sistemas de archivos molestos que no dejan mantener datos adicionales del mismo, como su fecha de última modificación o su propietario y permisos.

Esta semana rehíce mi syncronizator.sh para que fuese utilizable por Carmen y su recientemente instalado Linux Tango Studio. Optimizándolo para que fuese más modular, lo desglosé en funciones más oportunas… y ahora no puedo dejar de pensar que el mío, el que estoy yo utilizando, no está optimizado… tengo que arreglarlo, aunque, si funciona, ¿qué es lo que hay que arreglar?

Puedo ahorrar, como mucho, 1024 bytes de código… y no creo que llegue… pero no puedo dejar de pensar en ello. No puedo pasar a nada más, estoy bloqueado y sé que no podré irme de vacaciones si no arreglo esto antes. ¿Es estúpido?

Por supuesto que es estúpido. Si funciona, dice el dicho en informática, no lo toques. Y quiero tocarlo. Pero ese dicho se inventó por algo: alguien tocó algo que funcionaba. Es más, sé que se hace con tanta frecuencia que asusta…

Y no tengo a quién contarle estas tonterías. Mi amiga Aída es la única que puede entender esta fijeza friki con la programación innecesaria, con un acercamiento a la informática desde la inutilidad poética. Ayer se lo contaba y ella se reía entre comprensiva y cómplice. Si le cuento esto a Carmen me mira con cara de no entender nada, y acaba por preguntarme que si eso va a ser mejor. ¿Mejor para qué? En realidad quiere decir más útil. Y yo tengo que reconocer que no, que no es más útil que lo que tenemos ahora mismo. Menos mal que, ella, mi compañera de vida, no necesita entenderme para aceptarme, para que le guste cómo soy y me dice: «pues si te apetece hacerlo, hazlo».

¡Qué maravilla! Para mí, esto es el sueño de una pareja ideal. Quien te alienta a hacer aquello que no comprende, pero que si ve que te puede apetecer, no se pregunta nada más. Su generosidad es ilimitada. Su amor es ilimitado. Me ama, aunque yo no pueda entenderlo, y lo demuestra de esta curiosa manera: me anima a hacer algo tan superfluo e inútil que un poema parece una obra de ingeniería civil.

Es la novia ideal de un poeta… pero no te la presto: búscate la tuya…

¡Qué insolidario!

Pues sí. Ya ves… voy a programar.

LAS MALAS PERSONAS

de Susana Espeleta, el jueves, 13 de diciembre de 2012 a las 12:55.


La mayoría de nosotros considera que las “malas personas” existen, pero raramente pensamos que formen parte de nuestro círculo más cercano. ¡Nosotros mismos desde luego no lo somos!, ¡y quizá no lo sea prácticamente nadie!…, todos tenemos nuestras luces y nuestras sombras, nuestros malos momentos y nuestros pecados. Así el concepto de “mala persona” cae en desuso, al fin y al cabo comprender al prójimo y ser capaz de relativizar poniéndose en el lugar del otro es un valor humano, y los psicólogos mismos nos encargamos de procurar su desarrollo. Entonces, ¿ya no existe “el mal”?

A mi modo de ver si prescindimos del concepto del mal la vida humana se desvirtúa y perdemos nuestra dignidad. Porque si no existe “hacer el mal” deja de existir “hacer el bien”, si no hay “malas personas” tampoco puede haber “buenas personas”, y si no existen los “villanos” nos quedamos de pronto sin “héroes”. Ahora que tanta falta nos hacen. Y me pregunto: ¿cómo se puede motivar a las personas a tener un comportamiento moral y arriesgado si no es para salvarnos del mal? Yo creo que “el mal” es sinónimo de destrucción y que está siempre a punto de suceder, ya que es una perpetua opción de comportamiento. La facilidad con la que se origina nos obliga a todos a hacer un esfuerzo constante de atención, reflexión y escucha.

Me gusta pensar que entre otras cosas mi trabajo está al servicio de “la lucha contra el mal”. En mi profesión “el mal” es la mayor parte de las veces fruto de la inconsciencia. La verdad es que no trato a personas que disfruten conscientemente del sufrimiento ajeno. En psicología esto recibe el nombre de perversión, son pacientes que padecen una psicopatía que les impide sentir compasión, empatía o amor. Nuestro mayor problema no son los psicópatas ni los sádicos, es cierto que desgraciadamente entre nuestros líderes hay una mayor proporción de la deseable de este tipo de personalidades, pero son muy pocos los que padecen este gravísimo trastorno. Erich Fromm (1900-1980) en su obra “El corazón del hombre: su potencia para el bien y para el mal” nos dice: “El hombre ordinario con poder extraordinario es el principal peligro para la humanidad y no el malvado o el sádico”. En este libro Fromm analiza los orígenes de la violencia y la destrucción en el ser humano, lo cual considera es la mayor amenaza para la supervivencia de nuestra especie. Así mismo nos habla de la pasividad que caracteriza al ser humano contemporáneo, y cómo tiene su origen en la identificación de este con los valores del mercado. Para Fromm nos hemos convertido en consumidores eternos e insatisfechos, devoradores de un mundo y una humanidad cada vez más agotada. El individuo orientado a la producción y el consumo que somos se siente único y libre, no sujeto a ninguna moral o líder visible, sin embargo está más dirigido y es menos libre que nunca, ya que sus deseos son subliminalmente programados y su inteligencia está atenazada por informaciones cada vez más vacías y mentirosas. Fromm considera que nuestro mayor peligro es convertirnos en “robots”, de esta manera el sistema quedaría en primera instancia protegido de una posible rebelión, pero como robots no seríamos capaces de mantenernos cuerdos, el sinsentido de nuestras vidas nos volvería cada vez más destructivos. Vemos pues que el tedio de una vida sin objetivos, autómata y “normal” es fuente de “maldad”, ya que genera una desesperación que es germen de crueldad y violencia.

Qué difícil resulta ahora entender los problemas de nuestro mundo, la mayor parte de las veces nos sentimos desorientados e impotentes, sin saber cómo juzgar las situaciones o qué posición tomar. A mi modo de ver la falta de pensamiento crítico genera la mayor parte de las “maldades”, y como decía, la inconsciencia es nuestro mayor peligro. Debemos hacernos responsables de nuestras inconsciencias, no basta con no tener mala voluntad, hay que tener la voluntad de tenerla buena y emprender iniciativas concretas que busquen el bien común, no solo el propio. Fromm en su obra “¿Tener o Ser?” nos dice: “Vivir correctamente ya no es una demanda ética o religiosa. Por primera vez en la historia, la supervivencia física de la especie humana depende de un cambio radical del corazón humano”. En otro momento asevera: “La avaricia y la paz se excluyen mutuamente”. Es muy fácil ser avaricioso inconscientemente, por ello siempre debemos preguntarnos si hacemos un uso responsable de nuestro poder, y tener en cuenta que cuanto mayor es este, mayor es nuestra responsabilidad. El “fuerte” debe cuidar del “débil”, el “sano” del “enfermo”, el “sabio” del “ignorante”, el “rico” del “pobre”.

Los ricos y los poderosos no solo deben pagar más impuestos, sino que deben ser doblemente cuidadosos con sus acciones y decisiones, pues afectan al destino de la mayoría. Pongamos un ejemplo que se me presentó recientemente, un empresario lamentaba tener que declarar en quiebra su empresa y no poder pagar a sus trabajadores, alguien dijo: “no es una mala persona”, sin embargo no pensaba responder con su patrimonio y sí emplear el dinero que hiciera falta en abogados que pudieran librarle de pagar alguna de sus numerosas facturas pendientes. Por descontado que su “patrimonio personal” era el producto de los beneficios que esa empresa ahora “quebrada” le había estado proporcionando durante los últimos años. ¿No es una “mala persona”?, quizá deberíamos preguntárselo a los trabajadores a los que debe varios sueldos y a sus familias. Otro ejemplo, una persona sumamente adinerada hereda entre otras muchas propiedades un gran piso en el centro de Madrid y decide dividirlo en “viviendas” que no llegan a los 50 metros y con menos ventanas de las deseables para sacar un mayor beneficio con su alquiler, y no son baratas, por supuesto. Esta persona no solo no necesita el dinero sino que vive en una casa de casi 500 metros también en el centro. ¿Es una “mala persona”? Pues es una persona muy agradable, sensible, educada, leída y hasta psicoanalizada… Qué miedo, porque lo que ha hecho lo ha hecho sin pensar, porque los que más pueden no piensan en nosotros, porque estamos solos, y debemos unirnos y ayudarnos más que nunca.


Con su expreso permiso, lo publico en mi diario. Le dije que me parecía una de las reflexiones más correctamente elaboradas que he leído en años. Y no miento. Ojalá se pensase mejor. Hace tanta falta…

Lo publicó en una nota en FaceBook. Poca gente usa eso de las notas de FB. Supongo que no está pensado para leer, sino para ver imágenes que pretendan valer lo mismo que mil palabras. Pero no, estas mil palabras de Susana son más que mil imágenes, en realidad, más que un millar de miles, así que, si los textos fuesen como este, si los pensamientos tuviesen esta profundidad, le daríamos sopas con ondas a las presuntuosas imágenes.

¿Cuánta gente lo leerá? ¿Importa?

Son otras preguntas…

espirales

a veces
saber matemáticas
o
intentar ser preciso
con las palabras
es visto como una agresión

el otro día
me dijeron que tenía una visión del tiempo
muy lineal
y que
quien me lo dijo
tenía una visión del tiempo
o del progreso
que no era en absoluto
lineal
sino en espiral

yo no pude estarme callado
y rebatí
que no por espiral
era no lineal
sino más bien
todo lo contrario

que ni siquiera se trataba
de líneas complejas
que estuvieran en la frontera de lo espacial
como conjunto de Mandelbrot

una espiral
de las que hablábamos
es una curva
o línea
de dimensión simple y llanamente
1

y
de hecho
es una transformación homotópica
de una simple
línea
recta

porque no todas las líneas
son rectas
aunque muchos no conciban otras

pero la espiral
es tan sencilla
tan básica
como la más simple
recta
afín

pero ya no es solo
una cuestión matemática:
es del puro lenguaje
castellano
(y remito a la
RAE
para quien quiera profundizar
en esta cuestión)

la incultura
se manifiesta
de tantas maneras
como seres humanos respiramos
sobre la tierra

pero la prepotencia
de muchas menos formas

La culpa de resfriar

El domingo asistí a un evento
convocado por Jaime Vallaure
en una galería de algo así como arte contemporáneo
en la calle costanilla de los ángeles
esquina con la calle arenal
justo junto a una bella cafetería
llamada Viena Capellanes.

El espacio se llamaba
y se llama Gotelé.

Cada domingo, él y otros artistas
a los que admiro
se reúnen a crear dibujo
sobre pizarra
interviniendo mutuamente
en el trabajo de los demás
con respeto
pero con aprieto
así que van quedando obras
cuya importancia
no reside en el objeto
sino en la acción y la concepción
del método de trabajo
y expositivo
pues cada domingo
tras su tiempo reservado para la creación
abren el local a la recreación
pública
y los asistentes pueden acudir
como Carmen y yo el pasado domingo
a contemplar las obras, charlas con los artistas
y distenderse un rato entre buenas conversaciones
nutritivas.

Durante este periodo
y haciendo un interesante llamamiento
sobre el mercado del arte y la dificultad
especial por la que está atravesando
el sector
venden las obras que se van generando
de manera que si alguna no se vende
vuelve al ciclo de la creación colectiva
repintándose
al domingo siguiente
sobre la anterior
dejando
o no
huellas de la anterior
como en un palimpsesto
del siglo XXI
que no maneje aún mucho la orientación magnética
de materiales
sino la marca abandonada de tiza sobre pizarra.

Es divertido darse cuenta de la ironía
que supone que en ciertas críticas a la comercialización
especulativa
se acabe por caer en los mismos juegos
pérfidos
de oferta y demanda
para adjudicar valor
y precio,
así,
los cuadros que pinta el ínclito
Isidoro Valcárcel Medina
se venden antes de estar terminados
y son adquiridos por gente que
como yo
le idolatran
hasta la tontería
de convertirlo en un mito viviente.

Supongo que él
se ríe de eso
y de nosotros
con mucho
mucho
respeto.

Mi preocupación
el otro día
era acercarme demasiado a él
y contagiarle esta gripe
que me ha atrapado
y
eventualmente
provocarle la muerte.

Mi inevitable bagaje católico
me hace sentirme culpable
de lo que podrían hacer mis virus
que ni siquiera son míos
salvo pensando que son inquilinos de un cuerpo
que, en cierta medida, poseo.

No adquirí ningún trabajo
pero me quedé con algo de ganas
de comprar una pieza de Jaime
el la que había jugado con el material de la tiza
usándolo como pintura de pared
realizando un cuadro de pintura blanca
sobre el negro de la pizarra
con
(¿cómo no?)
gotelé.

Una etiqueta para recordar

para recordar
Mi querida amiga María encontró esta etiqueta en el envoltorio de una lata de espárragos verdes. La tienen (ella y su chico, el simpático germano Jens, maravillosos padres de Pablo) sobre la puerta de su nevera, atrapada con imanes.

¿Dónde está la gracia?

Mi amiga es profesora de Filosofía y, de hecho, uno de sus preferidos, me consta, es ese I. Kant, a cuya memoria están dedicados estos espárragos. Espárragos que, para colmo, llevan de nombre «Sócrates».

¿Por qué unos espárragos verdes están tan intrincados con la filosofía occidental? ¿Cómo supieron elegir tan sumamente bien a los filósofos a los que dedicaban atención? Hay que recordar que podían haber sido William James o, incluso, Auguste Comte.

Me parece evidente que estos espárragos sabían bien lo que se hacían, pero, incluso, sabían con quién debían topar en una estantería de un comercio vallecano, para alumbrar un frigorífico tan apropiadamente.

Lo de que Espárragos Verdes esté escrito en 4 idiomas: Español, Inglés, Francés (con error, creo) y, por último, pero no por ello menos importante, en Alemán, hace aún más increíble esta coincidencia, pues esta amiga habla todos ellos. Y ni siquiera habría cometido el error en el francés, en el que podría decirse bilingüista.

Quise inmortalizar su etiqueta porque me pareció un sencillo resumen de ella misma. Me encanta esta fotografía, como me encanta mi amiga, por todo lo que sugiere… y lo poco que lo aparenta. Pero ella es más verdad que el pan y la tierra… que diría Serrat.

Esta entrada va, con todo mi cariño, dedicada a María.

Un bonito cumpleaños

Collage del cumple

Mi querida amiga Sylvia organizó un maravilloso cumpleaños (el suyo, por si quedaban dudas) en un restaurante japonés que, no dejando de ser una franquicia, nos sorprendió a todos con una calidez inusual.

Lo de calidez no solo va por el calor tremendo que pasé y que hizo que lamentase estar, en general, vestido, sino por el trato amable y simpático de las camareras, foráneas, posiblemente filipinas o extremo-orientales de enormes sonrisas y cuerpos menudos. El encargado o dueño es un amigo de Sylvia llamado Raúl, bastante guapete y, sobre todo, generoso en humor y cordialidad. Hace que su lugar, el Sushi Olé de la Calle Francisco Silvela, 71, sea un sitio más que recomendable para organizar fiestas de cumpleaños, o para ir a comer cualquier día, con unos platos riquísimos, servidos con una simpatía y unas salsas deliciosas.

Pero lo mejor, obvio, no fue el restaurante, aunque ayudó mucho, sino el amor que desprende Sylvia en todo lo que hace y que convierte un evento de desconocidos, pues entre nosotros los asistentes no todos nos conocíamos, en una fiesta de la que no quieres irte. Un espacio de corazones abiertos, donde todos queremos encontrarnos con otros, donde compartir el espacio no es solo compartir el espacio.

Súmale a esto que te encuentras con amigos a los que ves menos pero que quieres mucho, como Iván, mi querido Iván Araujo a quien debo tanto, Jose Eugenio Vicente Torres, el grande, Alicia, su chica, que mejora con los años, como el buen vino (que tanto le gusta ;-)) y la tierna pareja de divertidos Guzmán y Patricia, con quienes tenemos muchas cosas en común.

¡Qué delicia! Una fiesta que se te hace corta, que te quedas con ganas de más, como nosotros, que tuvimos que irnos porque la preciosidad de mi chica (¡ay, qué guapa que iba, la muy…!) tenía que ir a Ciudad Real al día siguiente a dar un curso de Tango. Me dijo que me quedara, pero quería dormir a su lado y apagar mis ojos contra su costado.

Le pedí a Sylvia que tuviera la decencia de celebrar su cumpleaños 3 o 4 veces cada año, para poder disfrutar de una noche tan bonita.

Me quedé con ganas de muchas conversaciones pendientes, como con su amiga Begoña, que tiene pinta de ser todo un cielo o un rato más con Jose, o haber podido cruzar más de una frase con Iván, pero sé que nos veremos más…

¡Qué afortunado soy de tener gente tan maravillosa a mi alrededor!

Y eso que no hablo de los otros muchos amigos (as/as/as/as) que tengo en la cabeza. Pero hoy quería hablar de ella, de su fiesta, de lo grato de su entrega, de su calidez, de su sonrisa… siempre, su sonrisa.

El mundo es un lugar tan bello…

Esto no es una broma